Nació el 13 de Febrero de 1787, en el hogar formado por Don Agustín Carrión y Doña Teresa Rodríguez, en Huamachuco. Nacido para los más altos destinos al servicio de su patria, fue durante muchos años olvidado, e ignorados sus meritos y sus esfuerzos en pro de la Independencia de su patria y la consolidación de ella. Este masón, cuya mejor biografía es el libro titulado “El Prócer Olvidado” del escrito masón Luis León Pezzutti, fue el verdadero artífice de las guerras de la Independencia y el esforzado trabajo que hizo posible las victorias de la Libertad, pues fue el motor oculto que levanto ejércitos, les proporciono abastecimientos, municiones, uniformes y paga todo a costa de ignorados sacrificios y a pesar de la oposición a su labor.
Terminada la primera instrucción, en su pueblo natal, ingresa en 1804 al “Convictorio Carolino” en Lima cuyo rector Don Toribio Rodríguez de Mendoza y profesor Cisneros de la Orden de los Jerónimos, sembraron no solamente en su mente sino en toda la generación que allí estudiaba la semilla del Liberalismo.
Por el año 1812, a sus 25 años se distinguía como uno de los hombres de mayor ilustración del virreinato, Sánchez Carrión, fue de los que se descolló en Lima, como Mariano Melgar, en Arequipa en los certámenes literarios.
En los años de agitaciones subterráneas que comprende el periodo que va desde entonces hasta 1821, en que se proclamo La Independencia, la personalidad de Sánchez Carrión va creciendo a pasos agigantados para encontrarse en aquellos días convertida en la cabeza de un fuerte sector de opinión nacional.
José Faustino Sánchez Carrión, republicano de fe y realidad desde los días del convictorio Carolino, nació y murió con sus convicciones de “libertad plena para su patria, sin interferencias”, y en momentos cruciales se opone primero a San Martín y luego a Bolívar, cuando considera que estos pueden poner en peligro, la soñada autonomía.
Sánchez Carrión, como afirmación del credo republicano que profesa, combate e influye para darnos la “Republica” de sus anhelos, y ya enfermo continua haciéndolo durante su estada en ese pueblito desde donde dirigiera a sus contemporáneos ese credo de fe titulado “CARTAS DEL SOLITARIO DE SAYAN”. Gravemente enfermo de reumatismo y del llamado “dolor de hijada” se retira a Lurin a la Hacienda de la Congregación de San Felipe de Neri donde muere el 2 de Junio de 1825 a la edad de 38 años. De su autopsia se encarga esa eminencia medica llamada Cayetano Heredia quien certifica “aneurisma en el hígado” como causa de su deceso.