Por Aldo Mariátegui
El 3 de octubre es una fecha muy  aciaga en la historia del Perú, dado que ese día fue derrocado el gobierno  constitucional de Fernando Belaunde en 1968 por el dictador "chino" Velasco, a  tan sólo seis meses de unas elecciones donde el hiperfavorito Haya iba a  arrasar. 
Cuartelazo inexcusable porque Belaunde había tenido un gobierno  impecable en términos democráticos y los comicios estaban a la vuelta de la  esquina. 
¿Quiénes demonios eran los militares para meterse a intervenir  en la vida política y decidir en lugar del voto popular qué era lo correcto para  el país? Si el pueblo elegía a Haya en 1969, pues enhorabuena. Velasco ahogó  implacablemente las libertades democráticas, llegando a extremos nunca vistos,  como la purga del Poder Judicial y la confiscación de absolutamente todos los  medios de comunicación, donde muchos "periodistas" e ¿intelectuales? que hoy por  allí pontifican sobre democracia colaboraron con el dictador (Lauer, Neira,  Roncagliolo, Carlos Franco, Bernales, Jaworsky, Thorndike, Pásara y varios,  varios más que por allí ahora pasan "caletas"). 
Ese Pásara incluso dio  la idea de pasar la prensa confiscada a las organizaciones de base y ahora  escribe en un medio de los Miró Quesada. 
Y de hecho fue una dictadura  bastante corrupta. Lástima que nunca se le investigó a fondo porque el timorato  segundo belaundismo decidió no remover nada en 1980. De todas formas, hubo casos  paradigmáticos, como el de "Súper Epsa" y el de la sospechosa explosión  inmobiliaria de "Chacarilla". Hubiera sido interesante investigar sobre las  fabulosas comisiones que deben haberse pagado con las gigantescas compras de  armas hechas en esa época. 
De otro lado, se destrozó al agro con una  Reforma Agraria revanchista y pésimamente ejecutada. Pasamos de tener uno de los  agros más competitivos a esta galaxia actual de improductivos jardineros  minifundistas (el 70% tiene menos de cinco hectáreas), en donde se concentra la  pobreza extrema. Ahora justifican ese desastre con el argumento que eso impidió  repotenciar a Sendero... Se estatizó la mayor parte del aparato productivo y se  generaron un sinfín de organismos deficitarios, burocráticos, corruptos e  ineficientes, a los que se les colocaba el sufijo "Perú" (Sider-Perú,  Pesca-Perú, Petro-Perú, Minero-Perú, Indu-Perú, etc.). Se espantó a la inversión  privada con disparates como la estabilidad laboral absoluta, la propiedad social  y la comunidad laboral, amén de confiscaciones gratuitas de propiedades  equivalentes a vulgares robos (por eso se le apodaba la "robolución"). Se vivió  una fantasía de proteccionismo elevadísimo, precios controlados, dólar congelado  y subsidios indiscriminados en base a una deuda externa de la que no salimos  aún. La demagogia llegó a extremos estridentes como prohibir las historietas de  Mickey Mouse y el Pato Donald, encarcelarte por tener dólares o tratar de  obligar a todos a hablar quechua. Y casi nos meten en una guerra con Chile. En  fin, para qué seguir. Sólo un pobre imbécil o alguien que medró puede defender  ese desastre prepotente que fue el velasquismo.
 







 


