“SIMON BOLIVAR”
Según los historiadores Julio Mancini el Marqués de Villa Urrutia y Américo Carnicelli, el Libertador Bolívar, se inició en la masonería en 1803, en la Logia "Lautaro", que funcionaba en Cádiz, España, donde también se iniciaron José de San Martín, Bernardo O'Higgins, José Miguel Carrera, Juan Martínez de Rosas, Gregorio Argomedo, Juan Antonio Rojas, José Marra Zapiola, Carlos Marra de Alvear, Bernardo Monteagudo y Mariano Moreno, todos ellos próceres de la Independencia.
Estos tres historiadores coinciden en afirmar que el año de la iniciación masónica del Libertador Bolívar, fue 1803. Otro historiador, el español Urrutia, señala la misma fecha, pero sostiene que la Logia no se llamaba "Lautaro", sino "Caballeros Racionales".
En Cádiz, había en 1803, dos logias masónicas: "Lautaro" y "Caballeros Racionales". La confusión viene por las visitas que solÍa hacer Bolívar a la segunda de las nombradas.
La Logia "Lautaro", fue fundada en 1800 por inspiración de Francisco de Miranda, quien residía en Londres, haciendo planes para una expedición libertadora a Venezuela. Dicen que sugirió ese nombre en homenaje al caudillo araucano, que venció al conquistador Valdivia en 1554, en Tucapel (Chile).
A pesar de que Miranda nunca estuvo en la Logia "Lautaro" de Cádiz, porque su cabeza fue puesta a precio por los españoles, desde Londres a través de amigos que viajaban a la Península Ibérica, mandaba cartas y de ese modo mantenía contacto con dicho centro masónico.
Más tarde, José de San Martín, fundó en Buenos Aires, Argentina, otra Logia "Lautaro", en recuerdo de la sociedad secreta de Cádiz. Después hizo lo mismo en Santiago de Chile y Lima, donde las Logias "Lautaro" fueron semillero de patriotas en la lucha por la independencia.
EL APRENDIZ
En 1801, cuando Bolívar tenía apenas 18 años de edad, contrajo matrimonio en Madrid, con María Teresa del Toro, sobrina del Márquez del Toro, su amigo de Caracas.
Después de viajar por Francia y otros países, regresó a Venezuela con su esposa para dedicarse a la administración de sus ricas propiedades rurales. Pero la felicidad le duró muy poco.
A los diez meses de permanencia en suelo venezolano, la fiebre amarilla acabó con la joven existencia de María Teresa del Toro, sumiendo a Bolívar en la desolación.
Huérfano y viudo a los veinte años, pues había perdido a su padre, madre y esposa, a merced de la soledad, anduvo varios meses recorriendo varios lugares de Venezuela, en callada tristeza, hasta que sus familiares lograron convencerle para que volviera a Europa.
Al fin un día de 1803, abordó un barco que lo llevó a Cádiz, España. Entonces ese puerto andaluz era la puerta de entrada a Europa, por su situación ventajosa para comunicar con América y África. AIIí vivían muchos extranjeros y gozaba de un interesante ambiente liberal.
A los pocos días de su arribo a Cádiz, el joven Bolívar hizo amistad con algunos intelectuales que frecuentaban la Logia "Lautaro", con los cuales conversaba sobre las ideas de libertad y la necesidad de luchar contra toda forma de opresión.
Atraído por ese pensamiento revolucionario, decidió ingresar a la Logia "Lautaro", donde conoció a otros latinoamericanos, como José de San Martín y Mariano Moreno, quienes más tarde también serían próceres de la Independencia.
En la Logia "Lautaro", a puertas cerradas se discutía sobre los principios de "libertad, igualdad y fraternidad", sobre la dignidad del hombre y la posibilidad de convertir en Repúblicas a las colonias españolas de América.
Lo cierto es que la Logia "Lautaro", hizo germinar en la mente de Bolívar, la idea de acabar con el dominio español en Venezuela, para sembrar desde allí la semilla de la libertad por el resto de Sur América.
El mismo Bolívar, diría años más tarde, que sin la muerte de su esposa, no hubiera realizado su segundo viaje a Europa e ingresado a la Logia "Lautaro", donde la masonería le mostró nuevos caminos.
Comentando ese episodio en la vida de Bolívar, afirman algunos historiadores, que sin la temprana desaparición de María Teresa del Toro, el impetuoso caraqueño no habría podido tener las ideas que le impulsaron a la lucha por la Independencia, viviendo plácidamente en Caracas o San Mateo. Su ingreso a la masonería y sus viajes le hicieron ver a los hombres ya las cosas de un modo diferente. La muerte de su esposa le puso muy temprano sobre el camino de la política, haciéndole seguir después el carro de Marte en lugar de seguir el arado de Ceres.
Ya iniciado en la masonería, Bolívar viajó a Madrid, de donde salió rumbo a Francia en mayo de 1804, acompañado de su amigo Fernando Toro, también venezolano y primo de su difunta esposa. Joven y rico, frecuenta los salones más elegantes y traba amistad con el sabio alemán Alejandro Humboldt, otro masón, recién llegado de su viaje científico por tierras de la América Austral.
En París, alternaba sus visitas a los círculos literarios, mundanos y políticos, con su asistencia a las logias masónicas y principalmente a la Logia "Madre Escocesa de San Alejandro de Escocia”, donde se encontró con su viejo maestro y amigo, Simón Rodríguez, quien era masón y enemigo de la monarquía española.
Simón Rodríguez, salió de Venezuela en 1797, por haber participado en el movimiento revolucionario de José María España y Manuel Gual. Entonces Simón Bolívar tenía sólo once años, pero mantenía intacto el recuerdo de su profesor humanista y rebelde.
El vínculo masónico y la admiración que Bolívar siempre tuvo por las ideas revolucionarias de Simón Rodríguez, selló la amistad de maestro y alumno, con un cálido abrazo de fraternidad. Desde entonces hasta el regreso de Bolívar a Venezuela por la ruta de los Estados Unidos, en 1806, siempre estuvieron juntos, hablando de política, participando en foros, visitando pueblos y sobre todo perfeccionando la idea de libertar a Venezuela.
EL COMPAÑERO
Bolívar, recibió el grado de "compañero", el segundo en la masonería simbólica, en una logia francesa el 11 de noviembre de 1805. Sobre esa ceremonia existe un testimonio fehaciente, guardado en el archivo del Supremo Consejo del Grado 33° para la República de Venezuela.
Desde que llegó a París, Bolívar frecuentaba la Logia "Madre Escocesa de San Alejandro de Escocia", donde acumuló la asistencia reglamentaria para hacerse acreedor al ascenso respectivo.
En la masonería simbólica nadie sube de grado sin haber llenado satisfactoriamente el requisito de la asistencia y el progreso en los conocimientos propios de la Orden. En 1805, Bolívar era un joven inteligente y estudioso, pero carente de influencia para lograr grados masónicos sin las condiciones exigidas por la institución.
El documento del ascenso de Bolívar al grado de "compañero", fue adquirido en París por el escritor venezolano Ramón Díaz Sánchez, quien antes de donarlo al Supremo Consejo del Grado 33°, en Caracas, lo hizo examinar por peritos en paleografía y por historiadores bien informados sobre la actividad masónica de Bolívar. Dicho documento escrito en francés, traducido al español dice textualmente lo siguiente:
"A la Gloria del Gran Arquitecto del Universo, etc., El 11, día del mes 11° del Año de la Gran Luz 5805, los trabajos de compañero fueron abiertos al Este por el Q:. H:. de la Tour D' Auvergne. El Oeste y el Sur iluminados por los QQ:. HH:. Thory y Potu. La lectura de la última plancha trazada fue hecha y sancionada. El Venerable propuso elevar al Grado de Compañero al Q:. H :. Bolívar, recién llegado iniciado, a causa de su próximo viaje que está en víspera de emprender. El parecer de los HH:. fue unánime para su admisión y la sanción favorable; el Q:. H:. Bolívar fue introducido al Templo y después de las formalidades requeridas prestó al pie del Trono la obligación de uso, colocado entre los dos Vigilantes fue proclamado Caballero y Compañero Masón de la Resp:. Madre Log:. Escocesa de San Alejandro De Escocia. El trabajo fue coronado de una triple Houza, y el H:. habiéndolo agradecido tomó puesto a la cabeza de la Columna del Mediodía". "Los trabajos fueron cerrados de la manera acostumbrada.(Fdo.) J. La Tour D'Auvergne, Venerable Maestro; (fdo.) Thory, Primer Vigilante; (fdo.) Potu, Segundo Vigilante; (fdo.) Jura De; (fdo.) P. Vidal, G:. de J:. del 33°; (fdo.) D'Auduar, 33°; (fdo.) Simón Bolívar; {fdo.) C. Abraham; (fdo.) Jeanne de la Salle".
Días después, con su flamante Grado de Compañero, Bolívar acompañado de su amigo y maestro Simón Rodríguez, emprendió un viaje de observación y estudio por Italia y Suiza.
En Roma, hizo su famoso juramento del Monte Sagrado, porque había cuajado en su mente la idea de luchar por la independencia de Venezuela.
EL MAESTRO
El mayo de 1806, cuando Bolívar ya preparaba su viaje de regreso a Venezuela, fue ascendido al Grado de Maestro, en la misma Logia "Madre Escocesa San Alejandro de Escocia", juntamente con los compañeros Manuel Campos, Antonio Bianchi, Crussaire y el conde Jean Sérurier, según se desprende de documentos impresos conservados en la Biblioteca Nacional de París. Ese hecho fue corroborado por los historiadores Julio Mancini y el Marqués de Villa Urrutia.
La Junta de Gobierno formada a raíz del pronunciamiento del 19 de abril de 1810, nombró una comisión integrada por Simón Bolívar, Luis López Méndez y Andrés Bello, para recabar de los gobiernos de la Gran Bretaña y de los Estados Unidos su apoyo decidido, especialmente en armas y recursos económicos.
Desde su regreso a Venezuela a fines de 1806, después de visitar los Estados Unidos, Bolívar, hasta agosto de 1810, no tuvo actividad masónica, salvo la visita que hizo a una Logia de Filadelfia y los contactos esporádicos que tenía con algunos miembros de las Sociedades Patrióticas, que sin ser logias masónicas propiamente dichas, agrupaban a personas con instrucción masónica como Juan Germán Roscio, Vicente Salías y Juan José de Landaeta.
Cuando llegó a Londres, en compañía del comisionado ordenador Luis López Méndez y del oficial primero de la Secretaría de Estado, Andrés Bello, tuvo en Francisco de Miranda el fraternal hermano masón y cordial amigo. Miranda, uno de los hombres más cultos de su época, brillante militar profesional y exquisito hombre de mundo, al igual que Simón Rodríguez, era repudiado por sus ideas revolucionarias por los mantuanos caraqueños.
Según contó más tarde Andrés Bello a su biógrafo Amunátegui, la Junta de Gobierno en las instrucciones secretas que les dieron, ordenó claramente lo siguiente: "Defenderse de Miranda o aprovechar sólo su concurso de algún modo que sea decente a la comisión”.
Miranda, era revolucionario y no estaba bien visto por la Junta de Gobierno de Caracas, pero Bolívar no hizo caso de la orden secreta y entabló con él estrecha amistad.
Entre el 19 de julio y el 10 de agosto de 1810, se produjeron las infructuosas conversaciones con el ministro Wellesley. Inglaterra que tenía a España como aliada en la guerra contra Napoleón, no quería inmiscuirse en la querella que suscitaron los patriotas venezolanos.
A fines de agosto, Bolívar que visitaba en sus ratos libres la logia masónica "La Gran Reunión Americana", fundada y dirigida por Miranda, fue confirmado en el sublime Grado de Maestro, en una ceremonia especial que se salía un poco de los ritos masónicos.
En el momento de su confirmación Miranda como acostumbraba hacerlo con todos los que recibían ese honor, le tomó a Bolívar el juramento siguiente:
"Yo no reconoceré por gobernantes legítimos de mi Patria sino a los elegidos por la libre y espontánea voluntad del pueblo; y siendo el sistema republicano el más aceptable al Gobierno de las América, emplearé todos los medios que estén a mi alcance para hacerlo admitir a sus habitantes".
Este juramento que hizo Bolívar en el momento de recibir su confirmación de Maestro, es el quinto voto que exigía Miranda a los masones que llegaban a esa cumbre del simbolismo. Esta versión publicada por el historiador Américo Carnicelli, fue confirmada por el masón y prestigioso historiador argentino Bartolomé Mitre, en su libro sobre la organización de los 'Caballeros Racionales".
Miranda, con la gran personalidad que tenía, a la Logia "la Gran Reunión Americana", que funcionaba en Londres, le había impuesto algunas modalidades ajenas al ritual masónico. Por ese motivo, algunos escritores venezolanos, han tratado de cuestionar la autenticidad masónica de la confirmación de Maestro, que recibió Bolívar.
Otros escritores, han llegado al exabrupto de dudar de que Miranda fuera masón, lo cual además de ser un chocante irrespeto a la memoria de uno de los hombres más grandes que dio América, es una falacia para arrojar sombras sobre el pasado de la masonería venezolana, que tiene en Miranda no solo a su máximo mentor, sino al Padre de la Masonería Latinoamericana.
Bolívar, permaneció en Londres hasta el 25 de septiembre de 1810, fecha en que emprendió regreso a Venezuela en la corbeta "Saphire”. Miranda lo haría después el 10 de octubre en el barco "Avon".
EL GRADO 33°
En los últimos años han aparecido evidencias sobre la alta jerarquía masónica del Libertador Bolívar, la cual no se limitó al Grado de Maestro, sino que llegó a la cúspide del escocismo, que es el Grado 33°.
El Libertador Bolívar, en 1923, habla logrado indiscutible prestigio continental. Su nombre ocupaba con frecuencia la primera plana de los diarios más acreditados de los Estados Unidos, Inglaterra y Francia.
Una persona con esa bien ganada fama, siempre es merecedora de los más altos homenajes, principalmente de instituciones como la masonería que rinde culto permanente a los valores morales e intelectuales del hombre. Por eso no tiene nada de raro que el escocismo le haya otorgado los más elevados Grados Filosóficos, como hoy lo hacen las Universidades con los títulos de "Doctores Honoris Causa", con los personajes ilustres.
En el Museo Masónico de Nueva York, junto con muchas de las reliquias masónicas de los héroes de la Independencia de las América, se exhiben el mandil y el collarín del Libertador Bolívar, con los ornamentos propios del Grado 32°, Al respecto señaló un erudito masón norteamericano en una revista de la Gran Logia de Nueva York, que en los agitados años de la guerra de la Independencia, los grandes jefes, acumularon tal suma de poderes, que era perfectamente natural que les confirieran de un solo viaje los más altos grados del escocismo.
El Libertador Bolívar, no sólo era insigne héroe militar, sino extraordinario político, gran estadista, literato y pensador. Tenía méritos sobrados y brillantes para llevar en el pecho el collarín del Grado 32°. Por eso se explica que en el Museo Masónico de Nueva York, estén las referidas reliquias masónicas del Libertador.
Pero el historiador masónico venezolano, Celestino B. Romero, llegó más lejos. Después de una exhaustiva investigación, consiguió reunir suficientes pruebas, para informar en un libro que al Libertador Bolívar le fue otorga- do el Grado 33°, o sea el último del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.
Celestino B. Romero, fue Gran Maestro de la Gran Logia de la República de Venezuela y Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del Grado 33° para la República de Venezuela. Estudioso y dedicado a la investigación de la historia masónica, tenía acceso a los archivos de la Orden donde se guardan viejos y desconocidos papeles, algunos con antigüedad de más de 170 años.
En una de sus visitas al vetusto archivo, hizo un sensacional hallazgo. Encontró un amarillento documento que revela que en el año 1823, llegó a Caracas el l:. y P:. H:. José Cerneau, alto dignatario del Supremo Consejo de los Estados Unidos, con la misión expresa de conferir los máximos honores a los masones que se distinguieron en la lucha por la libertad de la Gran Colombia.
El I:. y P:. H:. José Cerneau, investido de amplios poderes, en nombre del Soberano Gran Consistorio de Jefes de la Alta Masonería de los Estados Unidos, según consta en el Boletín del Archivo Nacional en su número 2, publicación que dirigía el prestigioso historiador Vicente Dávila, en el mes de abril de 1824, instaló en diversos cuerpos a los siguientes Masones Grados 33°; Diego Bautista Urbaneja, Carlos Soublette, Andrés Narvarte, Lino de Clemente, Manuel M. Quintero, José de España, Vicente del Castillo, J. Porfirio Iribarren, José Marra Pelgrón, José Manuel Landa, Francisco Vicente Parejo, José Gabriel Lugo, José Manuel Morales, Santiago Mariño, Tomás José Sanabria, Marcelino de la Plaza, Felipe Estévez, José Remigio Martín, Ramón Landa, José Marra Lovera, Gerónimo Pompa, José Manuel Rivero, Manuel Cala, Juan José Cande, Francisco Carabaño, Judas Tadeo Piñango, Juan Bautista Monserrate, José Marra Ponce, Joaquín Tellechea, Manuel Vicente Huizi, Juan Maimó, José Santiago Rodríguez, Simón Bolívar, Rafael Lugo, Francisco Conde, José Manuel Olivares, José Cordero, Carlos Cornejo, José Marra de Rojas, Antonio Febres Cordero, José Marra del Castillo, Andrés Caballero, Juan M. Barry, George Woudwery, Leonardo Jiménez, José Tadeo Monagas, Diego Vallenilla, Manuel Maneiro, José Francisco Bermúdez, José Antonio Páez, Juan Bautista Arismendi, Manuel López de Umérez, Francisco Aranda, José Austria, Leonardo de Lorenzy, Matras Padrón, Rafael Guevara, Manuel Echeandía, Juan Escalona, Valentín Osío, José Manuel Gonell, Santos Michelena, José de Lima, Pedro Gual, Carlos Padrón, José Grau, Miguel Vargas, Esteban Escobar, Manuel Muñoz, Rafael Urdaneta, Ramón Machado, Agustín Armario, Tomás Yánez, Andrés Torrellas, Pablo de Michelli, Fernando Peñalver, Pedro Briceño Méndez, Rafael Hermoso, Juan Bautista Dalla Costa, José Freyres y José Blanco (Presbítero).
De acuerdo con esta lista publicada en abril de 1824 en el Boletín del Archivo Nacional y corroborada por las investigaciones que llevó a cabo el I:. y P:. H:. Celestino B. Romero, el Libertador Bolívar, si obtuvo el Grado 33°.