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EL MANDIL MASONICO


Autor: Pedro Valencia Pomareda
Logia: Luis Heysen Incháustegui Nº 3

V.•.M.•.: H.•. 1er. Vig:. Os delego mi autoridad para que invistáis a nuestro H.•. con el distinguido mandil de A.•.M.•..

1ER Vig.•.: H.•…. por orden del V.•.M.•. os invisto con el distinguido mandil de A.•.M..•.es la condecoración más honrosa y más antigua de todas las condecoraciones creadas por los hombres, siendo emblema de inocencia y vínculo de amistad.

Así os exhorto encarecidamente que lo uséis siempre y lo consideréis como tal, advirtiéndoos que si vos no lo deshonráis él no os deshonrará jamás.

Son las palabras que por primera vez el A.•.M.•. recibe su primera condecoración al momento de su iniciación.

Emblema de inocencia que de acuerdo al Diccionario Español Moderno de Martín Alonso significa “estado del que está libre de culpa” llamándose inocente a la persona que no ha llegado a la edad de discreción, persona sin malicia ni doblez, limpio y transparente, posible entonces de labrarse en él, un nivel más elevado de espíritu, que le permita alcanzar sabiduría, e ir puliendo las vibraciones que hagan posible su acercamiento a la luz emanada del poder Divino, sin riesgo de enceguecer que simbólicamente le permita “desbastar la piedra bruta” acercándola a una forma que guarde relación y armonía con su propio destino.

El vínculo de amistad está estrechamente relacionado con el servicio.
“El que no vive para servir no sirve para vivir. La vida es como una escalera: si uno mira para arriba, siempre será el último de la fila, pero si mira hacia abajo ve que hay mucha gente que quisiera estar en su lugar. Deténgase a escuchar y ayudar a su amigo: El lo necesita”.

En ambientes militares se cuenta que en época de conflicto, un soldado le dijo a su teniente: Mi amigo no ha regresado del campo de batalla, Sr. Solicito permiso para ir a buscarlo.
Permiso denegado – replico el oficial no quiero que arriesgue su vida por un hombre que probablemente esté muerto.
El soldado sin hacer caso salió. Una hora más tarde regresó mortalmente herido, transportando el cadáver de su amigo. El oficial estaba furioso.

¡Le dije que había muerto¡ Dígame:¿Merecía la pena ir allá para traer un cadáver?
El soldado, casi moribundo, respondió:
¡Claro que sí señor¡ Cuando lo encontré todavía estaba vivo y pudo decirme:
“Estaba seguro de que vendrías”.

Un amigo es aquél que llega cuando todo el mundo se ha ido.

Al condecorarnos con el mandil, se recibe también el llamado desesperado de la humanidad que sufre y llora, debatiéndose en las tinieblas de la materia, presa de la red de deseos y de la materialidad, sufriendo ante la ignorancia, la pobreza y la enfermedad. Su corazón queda traspasado por la flecha de la angustia de esos seres. Ahora sabe que son su semejantes; aún más, son la expresión de la misma alma que mora en su interior, comprende que su karma está entretejido de una manera intrincada con el Gran Karma y no puede separarse del insensato y del malvado, pues ellos son los mismos a los que debe servir y formar .

El simbolismo de la masonería, no se usa para ocultar ni escribir ningún secreto, como muchas personas creen, sino más bien para ilustrar en pocas palabras o líneas artísticamente trazadas, ciertas leyes y principios que necesitas muchas palabras para explicarlos.

La razón que tuvo la masonería para adoptar símbolos de una naturaleza geométrica, se encuentra en la afirmación de que uno de los primeros filósofos dijo: “En el principio Dios geometrizó”. Con esto simplemente decía, en el lenguaje de su época, que las manifestaciones de la leyes universales se ajustan a las leyes geométricas y que por ello la mayor parte de los símbolos que usamos, como en el mandil masónico, tienen formas de cuadrados y triángulos, formando ángulos perfectos que originan círculos y combinaciones semejantes a las existentes en el universo y que representan un parecido admirable, de allí que manifestamos que en el mandil masónico se representa la creación del G.•.A.•.D.•.U.•., “para hacer lo de abajo igual a lo de arriba”.

Así como en el mundo pagano, nos ponemos un mandil para protegernos de las impurezas y no ensuciarnos, en el mundo masónico el mandil separa el bien del mal, el día de la noche, son las dos caras de una misma moneda, es la piel de cordero suave, tersa y fuerte que nos protege de las impurezas del mundo en la medida que labramos nuestro futuro.
Nota: Este trazado ocupo el Segundo Lugar en III Concurso de Trabajos Masónicos de Aprendices - 2008, de la GRAN LOGIA CONSTITUCIONAL DEL PERU

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