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PALABRAS DE IVÁN HERRERA MICHEL EN LA CEREMONIA DE PRESENTACIÓN DEL LIBRO “EL VALLENATO” ESCRITO POR EL Q:. H:. CARLOS GUZMÁN BUSTILLO

FEDERACIÓN COLOMBIANA DE LOGIAS MASÓNICAS 

Resp:. Logia Mixta Obreros de la Libertad Nº 11    

   Or:. de Barranquilla Diciembre 6 de 2008 (E:. V:.) 

   (saludos Protocolarios) 

   Queridos Hermanos y Hermanas, en sus grados y dignidades, 

   Hoy contamos con una noche afortunada, en la que a la par de que tres nuevos Hermanos Masones se inician en nuestras preocupaciones constructivas, acompañándonos en el permanente viaje de la oscuridad a la luz, nuestro Querido Hermano Carlos Guzmán Bustillo nos regala, para nuestras horas de lectura de fin de año, un libro extraordinario, fruto de su conocimiento ilustrado sobre uno de los ritmos colombianos de mayores alcances a nivel mundial, como es el del Vallenato en sus diferentes variaciones y modalidades. 

   Y no es raro que en la Masonería la música se encuentre a cada paso, hasta constituir una Columna Logial denominada “De la Armonía”.  En muchos de los Templos Masónicos de Estados Unidos se observa un Órgano de Tubos, generalmente ubicado al lado de la Primera Vigilancia, que es la encargada de la belleza de los trabajos.   

   Y ya desde desarrollo de la llamada Masonería Operativa, es decir, desde antes del siglo XVIII, existía entre los gremios constructores una música que fue escrita para celebrar a los santos patrones de los diferentes cuerpos del oficio, así como para animar a los albañiles durante la ejecución de sus trabajos. 

   De aquella producción melódica aún se pueden encontrar rezagos en los trabajos de las Logias alrededor del mundo entero. Sin embargo, es necesario esperar hasta 1723, con la promulgación de las Constituciones de Anderson, para descubrir las primeras canciones impresas de la Masonería Especulativa. 

   Después de 1723 la música y la canción Masónica florecen destinada a recrear y ambientar las historias y las leyendas de la Masonería, y sobre todo a animar los ágapes y masticaciones como estas posteriores a la culminación de los Trabajos. Estas canciones están compuestas de acuerdo con los aires de moda y son esencialmente destinadas al disfrute y el regocijo, celebrando de paso las cualidades de los directivos de la Logia (algunas veces la de sus damas) culminando generalmente con una invitación a brindar por ellos. 

   Se destacaron en el siglo XVIII como compositores de música Masónica Jean Christophe Naudot, Luis Nicolás Cleramboult, François Girourt, y sobre todo Wolfgang Amadeus Mozart, quienes otorgan a la música Masónica carta de nobleza componiendo verdaderas obras maestras. En el extremo Masónico productivo se encuentra W. A. Mozart, con once piezas magistrales compuestas especialmente para la Orden. 

   Pero, ¿Qué características debe poseer una buena canción Masónica? La respuesta es sencilla: Que el autor, sea Masón o no, brinde en su composición un aire portador de emoción y que gracias a la letra, a la música y/o la voz del cantante, se trascienda las diferentes fases de una ceremonia Masónica. 

   Las letras siempre hacen referencia a los valores morales o a las cualidades Masónicas. Los principios de libertad, igualdad y fraternidad, al tiempo que se convertían en la divisa de la República Francesa eran promulgados en las Logias y se encuentran en el texto de innumerables de sus canciones, al lado de símbolos esenciales de la Masonería, tales como el compás, la escuadra, la piedra bruta y tallada, el cincel, etc. 

   Los estudiosos han encontrado que existen modos musicales Masónicos. Por ejemplo: la tonalidad de Mi bemol mayor portando tres bemoles, sería Masónica bajo la explicación de que el simbolismo de la Orden hace a menudo referencia al número tres. 

   Es evidente que los compositores Masónicos, Mozart en particular, introdujeron con éxito alusiones simbólicas relacionadas con la Masonería en sus composiciones. Por ejemplo: No existe duda de que dentro del adagio de la obertura de La Flauta Mágica, cuyo libreto escribió el también Masón Emmanuel Schikaneder, Mozart, con la repetición de tres veces tres acordes, ha querido representar rítmicamente la batería del Grado de Aprendiz del Rito Francés, que practican algunos Talleres de la Federación Colombiana de Logias Masónicas. 

   No obstante lo anterior, los especialistas reconocen que no se puede componer música Masónica haciendo a un lado la inspiración melódica para elaborar una construcción matemática o geométrica, so pretexto de reflejar el simbolismo Masónico, ya que así solo se logra un penoso ensamblaje musical del más curioso efecto; y eso contradice el principio general de que la música, durante las Tenidas, debe, ante todo, llevar al oyente una emoción que complemente los contenidos del método de construcción Masónica. 

   Muchos músicos de renombre han sido Masones, entre ellos además de los nombrados: I. J. Pleyel, Johan Christian Bach, Jean Sibelius, Franz Joseph Haydn, Felix Mendelssohn Bartholdy, Hector Berlioz, Nicolo Paganini, Franz Liszt y John Philip Souza, entre los clásicos, así como cultores de la música popular de la talla de Duke Ellington, Nat “King” Cole, Louis Armstrong y, al parecer, Carlos Gardel, a quien se le celebró un ceremonial Masónico de honras fúnebres en Medellín al día siguiente de su trágico accidente aéreo, el 24 de junio de 1935 (e:. v:.). 

   Muchos de los músicos que han pasado por la Iniciación Masónica no compusieron obras para ser interpretadas con fines Logiales, aunque con frecuencia deleitaron a los asistentes a los ágapes con el ejercicio fraternal de su talento. 

   En Barranquilla, se deben resaltar las reuniones fraternales en el patio de la casa del Q:. H:. Cipriano Guerrero Basanta (En Or:. Eter:.), localizada en el barrio El Recreo, quien no solo deleitaba a los Masones con la práctica maestra del saxofón sino que además compuso un “Himno al Oriente de Barranquilla”, grabado bajo la batuta de la orquesta de los Hermanos Martelo.  Uno de ellos,  Alberto Martelo, es hoy nuestro H:. Masón y Director de la Orquesta Filarmónica de la Federación Colombiana de Logias Masónicas. 

   Los que tuvimos la feliz oportunidad de ser Masones de la Muy Resp:. Gran Logia Nacional de Colombia, en la década de los 80s del siglo pasado, cuando la Masonería barranquillera era una y única, y no existían las absurdas acciones antifraternales que conocemos, disfrutamos las maravillosas animaciones que en las Tenidas de Masticación hacia con su guitarra el Q:. H:. Diego Bustillo Bustillo (hoy en Or:. Etern:.), tío carnal de nuestro Q:. H:. Carlos Guzmán Bustillo que hoy continua por la senda de su antecesor en la Orden. 

    QQ:. Hermanos y Hermanas: 

    Hace unos cuantos años fui testigo de excepción de cómo entró el Vallenato en la Muy Respetable Gran Logia del Norte de Colombia, gracias a que este mismo y Q:. Hno:. Carlos Guzmán Bustillo, que hoy nos hace el honor de presentar su libro, tuvo la impertinencia, el atrevimiento y la volada de escuadra, recién iniciado, de alegrarnos la masticación de  una Colación del Grado 4º interpretando con su acordeón reconocidas canciones de Escalona, Leandro Díaz, Buitrago, etc.  Las mesas  del banquete se convirtieron en cajas, las hieleras metálicas en guacharacas, y los elegantes Masones de smoking en alegres ayomberos.  Naturalmente, al día siguiente, ardió Troya.  

    Para “deshacer agravios y enderezar entuertos”, como decía El Quijote, se organizó una Tenida blanca, seguida de un elegante coctel, con la asistencia de nuestras esposas, para que el Q:. H:.Carlos Guzmán, esta vez con saco y corbata, nos dictara una brillante charla académica, sin baile ni ayomberos, sobre el origen, escuelas, aires y modalidades del vallenato,. 

    Como consecuencia de este ingreso con alfombra roja del Vallenato en nuestros Talleres, se fue conformando un conjunto musical con Hhnos:. que hoy adornan las Columnas de la Resp:. Logia Mixta Obreros de la Libertad Nº 11, cuyo Ven:. Maest:.. Q:. H:. Jorge Arciniegas Molina, es y ha sido siempre su cantante oficial. 

    Hoy, asistimos de nuevo a una convocatoria más que nos hace el Q:. H:. Carlos Guzmán Bustillo para, como en un viaje iniciatico, dirigirnos de la banalidad de la música popular a su esencia intima y esclaredora de lo que realmente somos como pueblo caribe. 

    Queridos Hermanos y Hermanas, 

    Que la lectura de estas páginas, nos ayude en la construcción de una sociedad que urge el aporte de los Masones a partir de la asimilación real de sus dimensiones étnicas y culturales. 

    Muchas gracias a todos. 

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