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¿El bus ateo llegará a Latinoamérica?

Escribe el Hno:. Christian Gadea Saguier

Cuando te encuentres leyendo esta nota de seguro que ya te habrás cruzado con alguna publicidad en la vía pública que hacía referencia a una doctrina religiosa. Esto es natural en nuestras sociedades. En la ciudad en que vivo existen varios letreros de sanatorios evangelistas donde Jesús aparece detrás de un cirujano que se encuentra operando a una señora. El mensaje no es necesario escribirlo, ya tú sabes…

Pero desde el último trimestre de 2008 se encuentran circulando por Londres, Washington, Barcelona y próximamente en Madrid autobuses (ómnibus de pasajeros) que también transportan la siguiente publicidad: "Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de tu vida". 

La frase tiene ese delicioso toque escéptico tan del gusto de los ingleses; ni siquiera hace una declaración taxativa, sino que se limita a indicar una probabilidad, puesto que si la existencia de Dios fuera una evidencia, no sería motivo de fe, ni de apuesta. Se trata por lo tanto de un terreno propio de la libertad de cada uno, y su plausibilidad debe discutirse y respetarse en el ámbito de la sociedad civil.

«Choca esas cinco, ateo». El bus ateo inició su marcha hacia todo el mundo con un artículo titulado así en el diario británico The Guardian. Ariane Sherine, una periodista inglesa de 28 años, se había topado con un autobús en Londres decorado con citas bíblicas y una referencia a una web evangelista con la advertencia: «El que no sea creyente se quemará en el infierno». 

Indignada, escribió en esa columna de opinión: "¿Por qué no recaudar 5.500 libras para pagar una publicidad atea en un autobús londinense durante dos semanas?" Lo planteaba medio en broma, pero empezó a recibir apoyos. ¡Tantos que se le fue de las manos! "No sabía qué hacer", reconoce en una entrevista que le hizo el madrileño El País este fin de semana. Pero gracias a la ayuda de la Asociación Humanista Británica empezaron a recaudar mucho dinero y 800 buses empezaron a circular por todo Londres, cuestionando la existencia de Dios. 

La campaña según el sitio busateo.org, tiene el objetivo de sensibilizar a los ciudadanos ateos, no creyentes y librepensadores en general sobre la necesidad de "hacerse visibles" para reivindicar los mismos derechos y libertades que se reconocen a los demás ciudadanos por el mero hecho de poseer o manifestar unas creencias religiosas.

No considero que haya nada de incorrecto en que los negadores toda forma de teísmo publicitemos nuestras opiniones y las defendamos argumentadamente en el ámbito de la sociedad civil, del mismo modo que lo hacen las diferentes opciones religiosas, por cierto, de manera mucho más masiva. No es competencia de los poderes públicos en una sociedad abierta y democrática pronunciarse sobre cuestiones de esa índole, sino garantizar la convivencia de todos en un marco de derechos y deberes equitativamente establecidos.

Con la publicación editorial de ilustres cruzados antirreligiosos como Richard Dawkins (El espejismo de dios, Los enemigos de la razón), Christopher Hitchens (Dios no es bueno), John Dupré (El legado de Darwin), Sam Harris (The end of faith), Piergiorgio Odifreddi (¿Por qué no podemos ser cristianos?), Michael Onfray (Tratado de ateología), la discusión sobre el ateísmo ha vuelto a despertar el debate en Latinoamérica, al punto que durante los primeros días del último mes de 2008 la argentina ciudad de Mar del Plata acogió al último encuentro internacional sobre Ateísmo. 

Pero, ¿estamos listos para tomar el bus ateo? Hablando con personas libres de todo dogma me expresaron que el tema es delicado, puesto que temen ser discriminados no ya socialmente sino profesionalmente. Nuestras constituciones garantizan la libertad de pensamiento e intimidad, pero parte de la práctica social aún no tomó en consideración este postulado y como ya no pueden rechazarnos abiertamente, utilizan la discriminación laboral para agarrarnos del cuello. Un ejemplo: cuando obtuve mi certificado de apostasía le invité a un amigo próximo a esta convicción a que emulara mi decisión, pero triste fue mi reacción cuando me dijo: "mira, no puedo, en mi familia sería un escándalo, e inclusive pondría en riego mi trabajo". 

Me resta imaginar la reacción de la iglesia Católica, y más en mi país que tenemos a un obispo de Presidente. Por ejemplo, la cúpula anglicana no se hizo problema. Rowan Williams, el arzobispo de Canterbury, se tomó con evangélica deportividad esa campaña, celebrando el interés, al menos dialéctico, que Dawkins se tomaba por la idea de Dios. No fue así en España, donde los evangelistas están preparando su bus a favor de Dios, bajo el lema «Dios si existe, disfruta la vida en Cristo» Parece que no están muy convencidos puesto que su afirmación no es tal, sino una condicionante –me refiero a la falta de acento a la "i" de si–

La democracia administrada por el poder político, como forma de organización de la convivencia, no puede proponer una determinada opción religiosa o metafísica, ni permitirse ninguna clase de adoctrinamiento, creyente o increyente, sino que debe hacer posible la convivencia entre personas que tienen interés real en cooperar de una manera equitativa, de generación en generación, a pesar de hallarse divididas en sus concepciones del mundo y de la vida. 

Pero… esta declaración teórica podría hacer agua en nuestras sociedades puesto que la presencia de Dios es muy poderosa en todos los ámbitos. ¿Encontraremos algún empresario del transporte que desee en sus ómnibus tal proclama? ¿Estarían dispuestos a hacer frente a la indirecta demanda de las iglesias? Y si el transporte fuera público, ¿nuestros gobernantes se atreverían a autorizar la circulación del bus ateo? Si apelamos a la ley es posible, pero también conoces lo ligero de su peso en estas latitudes.

Desde la laicidad latinoamericana aún nos queda mucha distancia por recorrer para llegar a la parada de los buses ateos europeos, pero si estás dispuesto a colaborar es posible que entre todos los laicistas logremos reunir el suficiente esfuerzo para comprar el boleto de algún bus. Estamos a tiempo, puesto que para los creyentes Dios es eterno. 

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