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DE DONDE VENIMOS A DONDE VAMOS

Escribe H:. VICTOR MANUEL GUZMAN VILLENA
Director de Blogs Los 33 Escalones del Conocimiento Masonico


Como una teorización del insondable origen o inicio del humano, sus ancestros homínidos o divinos el planeta que habitamos y el universo en general son tal solo teorizaciones o hipótesis sujetas a estudios e investigaciones que tal tengan o no respuesta en algún estadio.

En función de lo manifestado por la misma teorización diré que la concepción del universo es la comprensión del conjunto de la esencia, origen, valor, sentido y finalidad del mundo y de la vida humana. Esta concepción del universo u origen se entiende como la reunión y elaboración conceptual de los resultados de las ciencias naturales en una visión científica (o también filosófica-natural) de conjunto. Así supuesta; esta queda en el plano teórico, sin plantear cuestiones últimas por lo que en contraposición diremos que la concepción del universo es una superación esencial de los límites de las ciencias particulares, una toma valorativa de posición frente a la totalidad de aquel, e incluye, por lo mismo, una respuesta a las cuestiones supremas acerca del origen, sentido y finalidad del mundo. Así manifestado se puede hacer una apreciación tangible, sin embargo, debido a las cuestiones de origen y del sentido, el alcance de dicha concepción se extiende hasta el ser supremo absoluto, puesto que solo desde Él puede explicarse el mundo entendiendo como conjunto.

De conformidad con la fuente del conocimiento, hay que distinguir una concepción del universo filosófica, puramente natural, y otra cimentada en la revelación sobrenatural; según el contenido, la concepción del universo será teísta, panteísta o atea. La posibilidad de una concepción atea (materialista) o panteísta (biologista o idealista) del universo, muestra ya que la concepción del universo y la religión no son la misma cosa, así es absolutamente imposible la fijación de los límites intentada de vez en cuando, según la cual corresponde a una concepción del universo que prescinde de toda religión, el juzgar en última instancia todas las cosas terrenas, mientras a la religión le reserva sólo el más allá.

Hablando en el campo panteísta y en las corrientes del pensamiento humano vemos explicaciones de “dónde venimos” de las más diversas y ricamente fundamentadas, así por ejemplo el panteísmo se opuso racionalmente a las crudezas y supersticiones del politeísmo, como también a las tendencias antropomórficas del monoteísmo como se puede ver en el pensamiento religioso hindú, esta corriente se manifiesta por medio de los Upanishands y los brahamanes, así como por el Libro de los vedas, ordenado ocho siglos antes del Cristo por Sankara, el cual afirma la identidad del alma individual como una original y de generación espontánea, separadamente del alma universal ya que se manifestaba que el mundo exterior no más que una ilusión.

El taoísmo chino, que es monoteísta tiende al panteísmo; y el neo-confusionismo, mezcla máximas de Mao y Confucio, por los cuales se explica el mismo origen divino. En Egipto se acercaron al panteísmo por medio del sincretismo, que identificaba a todos los dioses como Ra, Isis y Osiris en uno solo, mientras que en Babilonia se decía que los dioses eran simplemente distintas imágenes de Marduck, creencia ésta que fue inicio, ejemplo y modelo para toda una creencia panteísta solar, que también en toda América India se dio, como creencia de que el origen de todo era el sol, el dios y el origen del hombre y el mundo estuvo supeditado a estos.

Con una visión más actual el origen del universo sigue en suposiciones e hipótesis desde filosóficas, materialistas hasta cuánticas que siguen sin ser completamente comprobables o comprobadas. La respuesta de “donde venimos” como hombres; está en desvelamiento actual y constante con la afirmación de la evolución de las especies originada en la teoría darwinista de conocimiento general y que hasta la actualidad sigue construyéndose como la más acertada con la ayuda supletoria de la arqueología y paleontología.

El hombre como tal, científicamente denominada homo sapiens, el animal social por antonomasia y naturaleza, inteligencia, con razón, cognición, voluntad y conciencia; tiene en su estado de permanencia como tal en la tierra el denominador común de agruparse, evolutivo renovador y creativo en doctrinas, creencias, tendencias, fuerzas, aficiones, convicciones, luchas y escuelas que como la Masonería han dado origen a profundas filosofías de estudio y vida. En este sentido la Masonería especulativa moderna y legalmente conformada como tal tiene una fecha de iniciación, perfectamente establecida y bastante reciente en la historia humana es la del 24 de junio de 1717, cuando se constituyó la Gran Logia de Inglaterra, matriz y prolífica difusora de la Institución por la faz de la tierra.

Pero la interrogante de saber de dónde venimos, sigue dilatándose en el tiempo y en el olvido. El nacimiento del universo y por ende de la tierra en que vivimos puede algún día ser calculado. En algún momento, tal vez comprobado. Quizá algún día desaparezcamos y volvamos a originarnos como materia en otras formas y energías, seremos entonces posiblemente una respuesta para saber de dónde vendrá lo que surja de nosotros, o seremos un círculo vicioso de la razón u de otras hipótesis, sujetas a estudio y comprobación, o más simplemente sin elucubrar las arcanos más insondables del tiempo, la fe, los orígenes y la vida, argumentaremos de forma más sincera y práctica nuestra evolución consciente como personas y parte de un entorno social.

Así, el nacimiento y origen del hombre se da en las palabras de Gabriel García Márquez: el hombre no nace cuando le pare su madre, sino durante la vida, a cada momento y en cada dificultad.

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