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PERU: No más sangre, no mas caras duras

Año de la amistad y de la defensa y conservación del medio ambiente
A.·. L.·. G.·. D.·. G.·. A.·. D.·. U.·.

GRAN LOGIA CONSTITUCIONAL DE LOS AA.·., LL.·. Y AA.·.
MASONES DE LA REPUBLICA DEL PERU

Hoy más que nunca la clase política, los intelectuales y “opinólogos” del país tienen que ser sinceros consigo mismos. En situaciones difíciles, los actores tienen que deponer vanidades, subjetivismos y protagonismos grandilocuentes al momento de emitir sus apreciaciones sobre el luctuoso episodio del último viernes 5 de junio, día de los mártires de la PNP.

Por más que todos ellos quieran apuntar en distintas direcciones las responsabilidades políticas, hay una verdad ineludible: gran parte del resultado sangriento se debe a los actos y omisiones del principal dirigente de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep), quien no encontró mejor manera de correrse del problema que esconderse en la embajada de la República de Nicaragua. Igualmente, le asiste entera responsabilidad a todas aquellas personas y congresistas “nacionalistas” que asesoraron, azuzaron o instigaron a quien hasta hace poco fue el presidente de Aidesep.

Durante todo este tiempo el Partido Nacionalista puso en práctica una campaña de desinformación sobre los decretos legislativos y lo hizo mediante sus representantes en el Parlamento y sus voceros; y lo que es peor, fomentó una praxis política errática, provista de un doble discurso y de operadores que acompañaron a un tal Alberto Pizango a las mesas de diálogo, a comisiones del Congreso, a conferencias de prensa y luego hasta facilitar su fuga. Existe una cantidad enorme de videos y fotografías que prueban la influencia e injerencia de ese partido político –recalcitrante- en la discusión de la problemática selvática y, en tal circunstancia, deberán asumir la responsabilidad política que les alcanza.

De este modo no cabe duda que desde esa tienda partidaria se planteó un plan dedicado a generar ruido entre el Estado y las comunidades nativas. Además pruebas y documentos que demuestran este aserto hay mil. Y pese a los antecedentes, hay parlamentarios “nacionalistas” que siguen estirando la pita para desacreditar a la democracia. Ahora, sin rubor, esa agrupación política ensaya en diversos foros la defensa de un personaje que recurre al asilo para evadir su responsabilidad no sólo por el asesinato de seres humanos que vestían el uniforme de la Policía, sino también por los millonarios daños producto del saqueo e incendio de propiedades públicas y privadas. Es lamentable que la oposición de izquierda sirva como paraguas de alguien que, a sus pergaminos de títere y traidor, ha sumado la de cobarde a su condición personal.

Fuente: Diario EXPRESO-PERU

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