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“En la masonería no aceptamos delitos”


Juan José Oyarzún, Gran Maestro
Foto: Fernanda Silva

La masonería chilena pasó de ser una sociedad secreta a una discreta. Ahora tienen página web, aparecen en la guía telefónica y sus miembros, que alcanzan los 16 mil, asumen públicamente no sólo sus investiduras, sino también sus traspiés, que en el mundo académico y administrativo les han llovido en el último año.

Por Giglia Vaccani

Han sido tiempos duros para la masonería. Tiempos de cuestionamientos éticos, morales y administrativos. Todo comenzó el 2008 tras la expulsión del ex Gran Maestro Jorge Carvajal por malos manejos administrativos en la Universidad La República. Junto a él, también fue expulsada casi toda la cúpula del centro de estudios. Meses después vino otro golpe duro: la salida por la puerta chica del ex rector de la UTEM Miguel Avendaño. Otra vez se hablaba de malos manejos administrativos. La gota que rebasó el vaso se conoció hace un par de semanas: Danilo Rivas, miembro de la Logia Prometeo N 101 y uno de los gestores de la polémica licitación del Registro Civil, pidió interceder ante sus compañeros de Logia debido al alcance que estaba tomando la investigación judicial. Sin tiempo para digerir estos escándalos, las jinetas masónicas salieron a la palestra nuevamente cuando, por adelantado, tuvo que dejar su cargo el director de la Policía de Investigaciones (PDI), Arturo Herrera. Otra vez daba la sensación que el trabajo hecho por un masón estaba malhecho.

Así las cosas, no debía ser fácil para el Gran Maestro de la Masonería, Juan José Oyarzún, enfrentarse a una entrevista. Así es que un cuestionario previo antecede el encuentro.

-¿Qué le pareció el cuestionario?

-Me molestó un poco eso de que somos un grupo clandestino. Clandestino significa algo prohibido, algo ilícito y no es nuestro caso. La masonería no está prohibida en Chile.

-Pero siempre han tenido ese estigma.

-Lo que pasa es que en el siglo pasado fue una sociedad secreta. Pero desde hace 10 años pasamos a ser una sociedad discreta. Porque ha evolucionado la sociedad chilena. Ha cambiado mucho en estos últimos 30 años.

-¿Qué significa ser una sociedad discreta y no secreta?

-La secreta es aquella en que está prohibido informar sobre su esencia. No aparece a la luz pública, no figura en la guía de teléfonos, trabaja en la clandestinidad como trabajaba durante la dictadura militar el Partido Comunista. Eso es clandestinidad.

-¿Hoy se puede saber cuántos masones hay en Chile?

-No tengo la respuesta exacta, porque es una cosa que está en movimiento todo el tiempo pero estamos entre los 15 y 16 mil. Muchos piden permiso, especialmente en la etapa de la vida en que están formando familia. Hay que reconocer que en este tiempo la crisis económica nos ha afectado bastante. La institución vive de las cuotas de sus socios y la cuota no es barata.

-¿De cuánto estamos hablando? Diez mil pesos

-No, no tan barata. Normalmente se paga según el trabajo que se ejerce. Los más jóvenes pagan menos y se va aumentando la cuota hasta que jubilan. Tratamos de ser lo más racionales posible.

-Los jóvenes están alejados de la política. ¿También de la masonería?

-No. Desde que nos abrimos a la sociedad, digamos desde que tenemos página web, hemos tenido que estar frenando la entrada, porque sucede lo siguiente: para ingresar no es cuestión de llenar una solicitud. El postulante tiene que ser presentado por un miembro. Además que el que presenta necesita tener requisitos, antigüedad y ciertos pergaminos. El grado, que le llamamos nosotros. Le explico: la masonería trabaja en logias, y las logias son verdaderas escuelas de moral, de ética, entonces, eso exige hacer reuniones o debates que son internos -lo llamamos cámaras-, se hacen reuniones ampliadas, donde trabajan varios grados juntos y ahí se presentan trabajos para la discusión, entonces se va calificando a la gente por la calidad de sus trabajos.

-Y las mujeres, ¿cómo estamos?

-Las mujeres en estos momentos existe una logia femenina, paralela a la nuestra, pero no tenemos coexistencia. Tenemos muy buenas relaciones, eso sí, porque nosotros estamos adscritos a la gran logia unida de Inglaterra, y ésa, entre sus condiciones, no acepta mujeres. Entonces nosotros, por respeto a nuestra palabra empeñada, no podemos ingresar mujeres. En cambio hay centros femeninos. Cada logia tiene uno. Formado por las esposas, hijas, hermanas, hasta las madres inclusive tenemos un caso de abuela.

-Dentro del perfil que describe, he de suponer que los profesionales tienen más chances de ser aceptados en la masonería.

-No necesariamente. Hay hasta obreros. La única condición que se exige es tener la capacidad de entender el lenguaje del simbolismo.

-¿Cuántos símbolos hay que manejar?

-Le voy a regalar este libro -dice el Gran Maestro que se toma su tiempo en dedicar su libro sin evitar la oportunidad de lanzar su irónico chiste: "Tome, para cuando no pueda dormirse".

-¿Qué es ser masón en Chile?

-La masonería es un conjunto de hombres buenos que tratamos de ser mejores. No digo que nos resulte siempre.

-A propósito de hombres buenos y malos. Durante el último año han estado metidos en varios escándalos que han implicado expulsiones de la masonería. Me refiero a los casos de la Universidad La República, Registro Civil y la UTEM. ¿Están fallando los controles éticos y morales de la masonería chilena?

-Nosotros somos una escuela de ética y no aceptamos que, mientras se está en ella, intentando mejorar conductas, se cometan errores o delitos, como se llaman allá afuera, en el mundo profano. En la masonería no aceptamos delitos. Nosotros tenemos una constitución especial, con un reglamento y administración de justicia que es más severa, rigurosa, que la justicia profana. Lo que allá afuera es una falta, para nosotros es un delito; las sanciones que aplicamos son morales no cortamos la cabeza ni enterramos vivos son sanciones como la suspensión de sus derechos o la expulsión, que es la más grave de todas.

-¿La expulsión del ex Gran Maestro Jorge Carvajal provocó división de bandos internamente? Se habla de una masonería dividida.

-En la masonería no hay bandos.

-Sólo uno dirigido por usted.

-Exactamente. Ésta es una obediencia. Siendo profundamente democrática, es una institución jerárquica. Le diría que en términos sociales la ética de la democracia es la masonería, porque no existe Constitución más rigurosa que la nuestra.

-Recientemente, ustedes hicieron un foro-panel sobre una nueva Constitución para Chile, ¿hubo conclusiones?

-Fue un foro-panel organizado por una de nuestras organizaciones, el Centro de Estudios Contemporáneos, en que participaron abogados, sicólogos, sociólogos, etc. Fue bastante entretenido, muchos expusieron distintos puntos de vista. El moderador trató de sacar alguna conclusión, pero no pudo, porque había distintas corrientes de opinión.

-Lo claro que la actual Constitución no les gusta. ¿Por qué?

-Parta de la base que fue redactada como una Constitución autoritaria e impuesta. Han tratado de maquillarla, de suavizarla, pero a la gente no le gusta. Yo diría que las conclusiones a las que se llegó sería bueno mejorarlas, especialmente en el aspecto de la participación.

-¿En qué se está quedando atrás la sociedad chilena?

-Hay crisis de valores y hay falta de participación, que es lo que tiene en crisis a los partidos políticos.

-Usted ha recibido a un candidato y a un pre-candidato presidencial: Frei y MEO. ¿De qué han hablado?

-Lo que pasa es que nosotros tenemos todas las puertas abiertas para la gente que le interese mejorar esta sociedad. Puedo definir a la Gran Logia como una gran tribuna para todas las ideas y una gran trinchera para las nuestras, entonces los candidatos se interesan en venir a hablar con nosotros.

-¿Parece que Piñera no ha tenido mucho interés entonces?

-Por el momento no. Me llegó de un diputado de Linares, que es miembro nuestro, la consulta de si estaríamos dispuestos. Por supuesto que encantados.

-Tras la visita de Frei, usted lo calificó de campeón de la democracia sonó a voto seguro.

-Colocan lo que les convienen nomás. En realidad el hombre se la ha jugado por la democracia. Yo lo conocía de antes. Cuando fue Presidente, vino varias veces a conversar con nosotros y me formé un muy buen concepto de él. Pero eso no significa ni que yo lo esté apoyando ni que la masonería lo esté apoyando, porque la masonería nunca actúa como cuerpo. Dentro de las logias masónicas, en estos momentos son 216, hay gente de todos los colores políticos, como también de los distintos credos religiosos. Lo único que no hay son ateos, porque los ateos perfectos no existen. Toda persona necesita tener al menos fe en sí misma. Por eso se prohíben, desde 1623, las discusiones sobre temas políticos y religiosos porque sabemos que nunca se llega a una conclusión.

-¿Y de fútbol hablan?

- Menos.

-Lo voy a echar al agua. Usted tiene en su librero una única foto y en ella aparece con Michelle Bachelet, ¿por qué?

-Porque la respeto y la admiro. Ella hizo en cuatro años lo que no pudo hacer Salvador Allende hace 30 años: un cambio en la sociedad chilena, especialmente en el género femenino. La ayuda, el apoyo, los cambios que ha introducido son históricos, soy un rendido admirador de ella. Es una mujer con mucha personalidad y en esa foto está al lado de mi señora, que también tiene mucha personalidad para aguantarme durante 52 años de matrimonio.

-¿Tanto puede durar el amor?

-Hay que tener tolerancia. Afuera, en el mundo profano, la tolerancia es el arte de convivir en el desacuerdo. Por eso hay muchos matrimonios que no se toleran, sólo conviven. Para nosotros la tolerancia es un interés vivo y palpitante en comprender cuál es tu pensamiento y una vez que yo lo he entendido, veo si hay algo positivo del tuyo para incorporarlo al mío. Esa es la tolerancia masónica. Alguien nos llamó la religión de la tolerancia.

-Educación. Tema candente, ¿cómo lo están evaluando?

-Candente. Resulta que nosotros tratamos de mejorar al hombre y sabemos que la mejor herramienta para ello es la educación. Por eso a nosotros nos ha interesado siempre que la educación esté al alcance de todo el mundo. Creemos en la educación gratuita.

-O sea, educación estatal.

-¿Tú crees que un particular haría educación gratuita? Hay una cosa: la educación tiende a cambiar a la gente, siempre para mejor, y tú no puedes restringir a una persona, porque no tiene solidez económica, para que se eduque. Nosotros, desde tiempos inmemoriales, hemos creado, por ejemplo, las ligas de los estudiantes. A nosotros nos tiene sumamente preocupados esta tragedia que hay en la educación. No se ponen de acuerdo los sectores y los grandes perdedores en estos momentos son los estudiantes y el magisterio.

-¿No cree que los profesores son responsables también de esta crisis?

-El docente chileno debiera estar en un puesto destacado dentro de la sociedad y lamentablemente aquí pasó algo muy turbio. Hace muchos años, cuando tú eras muy niñita, era profesor en Chile el que no podía ser otra cosa. De a poco ha ido recuperando estatus social. Se les debe un gran mejoramiento de las remuneraciones y de sus condiciones de trabajo. Para ser profesor hay que ser Quijote.

-No se necesitan más buenos negociantes.

-Así es. Lamentablemente eso es lo que se llama la crisis de valores. Ahora a la gente lo único que le preocupa es tener más, no de crecer más.

-Pero esa es gente perfecta.

-Nosotros tratamos de estar siempre a la vanguardia y cuesta bastante. En el fondo, nosotros tratamos de encontrar en el mundo profano gente que sea perfectible, no perfecta. Lo invitamos a ingresar y después lo tratamos de convertir en masón, una tarea que no es fácil y que no siempre da buenos resultados. //LND

Fuente: Diario LA NACION

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