El Museo tiene exhibiciones que muestran la conexión entre el comercio de la ciudad y la Orden Masónica. Sus responsables tampoco tienen ningún problema en explicar lo que los Francmasones pueden ofrecer en cuanto a términos de amistad, integridad, o sus éticas caritativas.
En la tradición masónica la historia y el patrimonio cultural van íntimamente ligados, y sus leyendas vienen desde los tiempos de la construcción del Templo del Rey Salomón. El nuevo Centro Masónico en Limerick se encuentra situado en medio del área turística de la ciudad, justo frente al King John's Castle y junto al Bishop's Lady's Palace.
Una de las "atracciones" del museo masónico es una porción reconstruida del muro original de los establos usados por el Obispo de Limerick alrededor de 1740, de piedra grisácea y que pertenecia al Bishop's Palace cuando era utilizado por el Obispo (Ahora es el Limerick Civic Trust). Otras partes del edificio original se conservan también aquí.

La Escuadra, junto al Compás, es uno de los símbolos de la masonería que recuerdan sus raíces del gremio de albañil, y dicho símbolo es visible en la fachada del edificio.
La francmasonería es una de las sociedades fraternales más antiguas y ha florecido en Irlanda durante más de 300 años, reuniendo a hombres de buena fe e integridad y tolerancia en las creencias de otros, con disposición a la caridad y esfuerzo en conseguir altos standares morales en cada aspecto de la vida diaria.
Hacia el final del siglo XVIII el número de nuevas logias se incrementó. El éxito de la Guerra de Independencia Americana y la Revolución Francesa crean nuevos ideales democráticos en Irlanda, y siguiendo la fundación de la Sociedad de Irlandeses Unidos, algunas logias, especialmente las del norte, proclamaron públicamente en la prensa la necesidad de una reforma en la Constitución. La mayoría de Logias repudiaron la violencia como medio para un fin, y algunos re rebelaron en sus proclamaciones. Otras Logias se desvincularon del todo de sus Hermanos.
Cuanto más leo sobre la masonería, más me gustaría ser masona, pero por desgracia he nacido con el sexo equivocado. Contrariamente a lo que muchos piensan (tal vez pensando en el Rotary Club), no hace falta ser millonario para ser masón. Las únicas normativas a cumplir para solicitar membresía son la creencia en un Dios (sea cual sea), y tener buen carácter y reputación, sin importar la raza o la religión. Sus miembros deben cumplir unos requisitos y observar cierta discrección hacia algunas reglas, de ahí esos "secretos" que son puramente ceremoniales. Eso sí, se espera que el francmasón sea un ciudadano que respete la ley -cualquier persona con antecedentes penales es automáticamente rechazada-, y si un miembro es convicto de alguna ofensa criminal, estará sujero a la suspensión o expulsión de la Orden.
Cualquier persona de a pie puede convertirse en miembro, sin importar su cuenta bancaria, y se les tratará con igualdad en cualquier logia del país o extranjera reconocida por la Gran Logia Irlandesa. No es una religión, ni una mezcla de religiones, ni es un sustituto para la religión. Espera que sus miembros se adhieran a sus propia fe, y no permite discusiones de tipo religioso en sus encuentros Masónicos, como ya se ha dicho.
Los Masones han de adherirse a tres principios básicos:
Mostrar tolerancia y respeto por las opioniones de los demás y comportarse con amabilidad y comprensión hacia los otros.
Se les enseña a practicar la caridad, y a atender, no sólo a sus propios miembros, sino a la comunidad como un todo, dando caritativamente y con el esfuerzo voluntario.
Los masones luchan por la verdad y requieren una alta moral en sus miembros.
Y sin embargo, y a pesar de lo dicho más arriba, hay algunos casos documentados de mujeres que fueron miembros de Logias Masónicas (existen algunas órdenes femeninas asociadas a la francmasonería, como la Orden de las Mujeres Freemasonas, la de Eastern Star o la Orden de el Amaranth, pero en general, no están reconocidas por las Grandes Logias ordinarias). Estos casos excepcionales de mujeres en órdenes propiamente masónicas son debatidas por los historiadores. Uno de ellos es el caso de Elizabeth Aldworth, admitida en el siglo XVIII, que clandestinamente presenció los procedimientos de una reunión privada en casa de su padre (en esos tiempos, las reuniones se llevaban a cabo en propiedades privadas), en el Condado de Cork. Al descubrir la Logia que conocía sus secretos, decidieron admitirla y obligarla a aceptar el voto de silencio, y así Elizaberh apareció con orgullo en público con vestiduras Masónicas.
El Libro de la Corte Masónica muestra también los nombres de dos viudas en 1696 y en 1713-14 se puede encontrar a una Mary Bannister, hija de un barbero.
Fuente: Lo que dice Candela