La Gran Logia Unida de Inglaterra, considerada heredera de la primera gran logia del mundo, la Gran Logia de Londres, tiene marcadas diferencias con la Masonería continental. Todas las distintas Obediencias las tienen entre si, pues en Europa, en cada país, conviven varias grandes logias, orientes y federaciones; su convivencia amolda y perfila los intereses y objetivos de cada una. En el caso de la GLUI, al ser preponderante, reúne a más el 90% de los masones de Inglaterra, le ha llevado a desarrollar una maneras arrogantes y una consciencia de ser la “única” en una esfera que controla y domina.
Cada obediencia, cada federación de logias, al tener su particularidad, suele atraer a un tipo de seres humanos. En el Derecho Humano, que es la que más conozco, se ve claramente. Más de la mitad de los Grandes Maestros, desde 1892, se dedicaban a la educación, ya sea en la universidad como Njadvick, catedrático de filosofia, o Bonneviale, Grossean, Pettit, fundadores de escuelas, maestros, catedráticos, formadores en ciclos medios... El caso más destacado y de mayor influencia en la pedagogía actual, inspirador de la Institución Libre de Enseñanza, fue Ovide Drecroly, padre de la Escuela Nueva y fundador de la Federación Belga del Derecho Humano.
Por el otro lado está la GLU de Inglaterra, posicionada desde su origen en las clases más altas, cuenta entre sus grandes maestres a duques, condes, infantes y creo que algún obispo de la Iglesia de Inglaterra. Si la Masonería continental suele estar ligada a la vanguardia de la sociedad, a los que quieren que progrese y se desarrolle, en Gran Bretaña está ligada a lo que ellos llaman el “establisment”, el Sistema, la clase dirigente y sus acolitos.
Hace unos años, hablando con un amigo de origen irlandés pero establecido en Inglaterra, cuando le dije que era masón pego un salto asustado, no se lo podía creer. Para él, ligado a los movimientos progresistas, con raíces católicas, los masones eran el enemigo social. Creía que la fraternidad la constituían jueces, policías, nobles, la Orden de Orange y algunos propietarios de concesionarios de coches y agencias de seguros que se iniciaban por el negocio. Y es que para las corrientes progresistas y liberales del Reino Unido, la Masonería representaban lo más reaccionario de la sociedad. Véase si no la guerra que tiene contra la fraternidad el periódico The Guardian, que no escatima ataques contra los hermanos.
Si por un lado tenemos a la GLU de Inglaterra, que no reconoce a las hermanas masones, que obliga a sus miembros a ser, o aparentar, que son creyentes en Dios, por otro lado esta la Iglesia de Inglaterra, un conjunto de corrientes que van desde el cuasicatolicismo, al culto reformado, evangélico o metodista, que ha ordenado a mujeres obispo o acepta la homosexualidad. Dos cuerpos que muchas veces se entrelazaban: ha habido muchos sacerdotes en las logias inglesas y, en teoría, los hermanos de estas son miembros de la Iglesia. En las logias británicas se usa la Biblia como libro de eferencia, en su rito tiene oraciones y los salmos son música corriente en sus tenidas.
Recientemente, el Vaticano, pasando por encima del arzobispo de Cantembury, jefe de la Iglesia inglesa, rompiendo los acuerdos ecuménicos, humillándole en una conferencia de prensa conjunta, ha creado una estructura para acoger a los miembros de la Iglesia anglicana contrarios al sacerdocio de la mujer y de los homosexuales. Ha recogido en su seno al ala más reaccionaria de los creyentes ingleses que se suman a la Iglesia de Benedicto, junto con los seguidores de Lefebvre y todos aquellos que afirman que no hay salvación fuera de la Iglesia Romana.
Esta división en la Iglesia anglicana me ha generado varias preguntas:
¿Dónde se posicionará la GLU de Inglaterra?
¿Irán los domingos a un servicio dado por una mujer sacerdote y los viernes rechazarán la
entrada de la Mujer en Masonería?
¿O se harán católicos de tapadillo, por la puerta de atrás, y seguirán yendo a las logias aunque estén excomulgados de hecho?
Difícil situación se les plantea que solo pueden superar con honestidad.
Cada obediencia, cada federación de logias, al tener su particularidad, suele atraer a un tipo de seres humanos. En el Derecho Humano, que es la que más conozco, se ve claramente. Más de la mitad de los Grandes Maestros, desde 1892, se dedicaban a la educación, ya sea en la universidad como Njadvick, catedrático de filosofia, o Bonneviale, Grossean, Pettit, fundadores de escuelas, maestros, catedráticos, formadores en ciclos medios... El caso más destacado y de mayor influencia en la pedagogía actual, inspirador de la Institución Libre de Enseñanza, fue Ovide Drecroly, padre de la Escuela Nueva y fundador de la Federación Belga del Derecho Humano.
Por el otro lado está la GLU de Inglaterra, posicionada desde su origen en las clases más altas, cuenta entre sus grandes maestres a duques, condes, infantes y creo que algún obispo de la Iglesia de Inglaterra. Si la Masonería continental suele estar ligada a la vanguardia de la sociedad, a los que quieren que progrese y se desarrolle, en Gran Bretaña está ligada a lo que ellos llaman el “establisment”, el Sistema, la clase dirigente y sus acolitos.
Hace unos años, hablando con un amigo de origen irlandés pero establecido en Inglaterra, cuando le dije que era masón pego un salto asustado, no se lo podía creer. Para él, ligado a los movimientos progresistas, con raíces católicas, los masones eran el enemigo social. Creía que la fraternidad la constituían jueces, policías, nobles, la Orden de Orange y algunos propietarios de concesionarios de coches y agencias de seguros que se iniciaban por el negocio. Y es que para las corrientes progresistas y liberales del Reino Unido, la Masonería representaban lo más reaccionario de la sociedad. Véase si no la guerra que tiene contra la fraternidad el periódico The Guardian, que no escatima ataques contra los hermanos.
Si por un lado tenemos a la GLU de Inglaterra, que no reconoce a las hermanas masones, que obliga a sus miembros a ser, o aparentar, que son creyentes en Dios, por otro lado esta la Iglesia de Inglaterra, un conjunto de corrientes que van desde el cuasicatolicismo, al culto reformado, evangélico o metodista, que ha ordenado a mujeres obispo o acepta la homosexualidad. Dos cuerpos que muchas veces se entrelazaban: ha habido muchos sacerdotes en las logias inglesas y, en teoría, los hermanos de estas son miembros de la Iglesia. En las logias británicas se usa la Biblia como libro de eferencia, en su rito tiene oraciones y los salmos son música corriente en sus tenidas.
Recientemente, el Vaticano, pasando por encima del arzobispo de Cantembury, jefe de la Iglesia inglesa, rompiendo los acuerdos ecuménicos, humillándole en una conferencia de prensa conjunta, ha creado una estructura para acoger a los miembros de la Iglesia anglicana contrarios al sacerdocio de la mujer y de los homosexuales. Ha recogido en su seno al ala más reaccionaria de los creyentes ingleses que se suman a la Iglesia de Benedicto, junto con los seguidores de Lefebvre y todos aquellos que afirman que no hay salvación fuera de la Iglesia Romana.
Esta división en la Iglesia anglicana me ha generado varias preguntas:
¿Dónde se posicionará la GLU de Inglaterra?
¿Irán los domingos a un servicio dado por una mujer sacerdote y los viernes rechazarán la
entrada de la Mujer en Masonería?
¿O se harán católicos de tapadillo, por la puerta de atrás, y seguirán yendo a las logias aunque estén excomulgados de hecho?
Difícil situación se les plantea que solo pueden superar con honestidad.