El historiador inglés John Lynch acaba de publicar una valiosa biografía. NEUTRALIDAD. La distancia le permite elaborar una obra equilibrada y alejada de las comunes interpretaciones maniqueas.
John Lynch es uno de los especialistas en historia latinoamericana más reconocidos del mundo. Es profesor emérito de la Universidad de Londres y autor de diversos ensayos sobre historia argentina y latinoamericana (uno de ellos integra la prestigiosa Historia de América latina de la Universidad de Cambridge) y de celebradas biografías sobre Juan Manuel de Rosas y Simón Bolívar. Recientemente, la Universidad de Yale editó San Martín. Soldado argentino, héroe americano, su último libro. La versión castellana de la biografía, publicada por la editorial española Crítica, acaba de llegar a las librerías argentinas.
La distancia geográfica le permite a Lynch elaborar una biografía equilibrada, alejada de interpretaciones maniqueas y de los intentos por justificar posiciones políticas del presente a través de lecturas forzadas del pasado (propias de muchos historiadores locales), en la que sobresalen la precisión propia de un investigador sólido y la claridad expositiva de un divulgador ágil.
El autor considera que la identidad de San Martín se forja por la conjunción de dos factores: el desmoronamiento de España y el nacimiento de los estados americanos. Al analizar el período de los cuatro meses que pasa San Martín en Londres antes de desembarcar en el Río de la Plata en 1812, destaca la tesis de Rodolfo Terragno que conecta el plan Maitland (quien somete al gobierno británico un proyecto para atacar al imperio español que implica establecer una base en Mendoza para cruzar los Andes, conquistar Chile y luego enviar una expedición a Perú) con las hazañas sanmartinianas. Cuando describe el proceso de liberación de Chile, Lynch deja en claro, exponiendo detalles tácticos y cifras, el debatido papel que jugaron O'Higgins y sus tropas y el que tuvieron San Martín y su ejército. Lo resume en una escena, que tiene lugar en el final de la batalla de Maipú, en la que O'Higgins cabalga hasta donde está San Martín y grita: "¡Gloria al salvador de Chile!".
El historiador inglés se concentra en las ideas políticas de San Martín, a las que les otorga tanta relevancia como a sus acciones militares, y marca las vicisitudes que sufría un liberal que propugnaba una monarquía constitucional en sociedades conservadoras con movimientos revolucionarios republicanos. La visión y los valores políticos de San Martín se ponen a prueba en Perú, cuando infiere que la victoria requiere un ejército que él no tiene junto a una dictadura que se niega a implementar, y se confirman en la entrevista de Guayaquil, al cederle el protagonismo a Bolívar.
La biografía resalta las tres escenas borgeanas que definen a San Martín, los tres momentos en que defiende tenazmente sus convicciones contra la corriente de los acontecimientos: el salto hacia América en 1812, la insistencia en el plan continental en 1816 y el exilio en 1822. San Martín creía que la independencia era sencilla, en términos relativos, porque lo que representaba un desafío mayúsculo y aparentemente simple era que los pueblos eligieran gobiernos que ampararan las libertades y respetaran las leyes, algo que en buena parte de América latina sigue siendo una meta difícil de alcanzar.
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