El Gran Maestro de la Gran Logia de Chile, Juan José Oyarzún, aludió directamente al nuevo libro del escritor estadounidense Dan Brown “El Símbolo Perdido”.
El Gran Maestro de la Gran Logia de Chile, Juan José Oyarzún, aludió directamente al nuevo libro del escritor estadounidense Dan Brown “El Símbolo Perdido” para profundizar sobre el verdadero sentido que posee este gravitante simbolismo espiritual y dijo que ella, la Palabra Perdida, “será encontrada cuando el pensamiento humano pueda transformar el mundo físico”.
En una exposición realizada el jueves 5 de noviembre, comenzó citando las palabras del Oráculo de Delfos:
Te advierto, quien quiera que fueres, ¡oh! Tú que deseas sondear los arcanos de la Naturaleza, que si no hallas dentro de ti mismo aquello que buscas, tampoco podrá hallarlo fuera. Si tú ignoras las excelencias de tu propia casa, ¿cómo pretendes encontrar otras excelencias? En ti se halla oculto el tesoro de los tesoros. ¡Oh! Hombre, conócete a ti mismo y conocerás el Universo y a los dioses.
DISERTACION GRAN MAESTRO
La siguiente es la intervención del Gran Maestro de la Gran Logia de Chile, Juan José Oyarzún:
“Discurrimos traer de obsequio para ustedes algo diferente y de consistente actualidad, por cuanto recibimos en Chile la semana recién pasada el libro “El símbolo perdido” del escritor norteamericano Dan Brown, editado por Planeta Internacional y precedido de una vasta publicidad por los medios de comunicación electrónicos y escritos. Sobre eso nos vamos a extender, por cuanto lo estimamos contingente e importante, más para nosotros que para la sociedad profana.
“Se trata de un volumen de 622 páginas, con un párrafo en el prefacio asaz elocuente, que expresa Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, acontecimientos y hechos que aparecen en la misma son producto de la imaginación del autor o bien se usan en el marco de la ficción. Cualquier parecido con personas (vivas o muertas) o hechos reales es pura coincidencia.
“La advertencia es categórica y sincera, pero por definición uno sabe que al abrir un libro se está asomando a un mundo creado por el escritor, y la única forma de disfrutar la lectura es con una suspensión voluntaria de la incredulidad. Caso contrario, es un acto fallido del diario vivir.
“El escritor irlandés Oscar Wilde, francmasón de la Logia ‘Apolo University Lodge’ de Oxford, enunciaba que no hay libros malos ni buenos, sino libros mal escritos o bien escritos. Nuestra primera impresión es que se trata de un libro muy bien escrito, con un rico vocabulario descriptivo sin caer en el rebuscamiento, y cuyos traductores cuidaron mucho de no incurrir en el conocido adagio Traduttore é traditore. No pudimos encontrar alguna contradicción histórica como tampoco errores de forma en el simbolismo y los rituales masónicos descritos, como no sean las variables existentes entre las logias del Rito de York o de Emulación con respecto a nuestro Rito Escocés Antiguo y Aceptado.
“Con todos esos elementos el autor entretejió una trama de ficción inteligentemente diseñada de acuerdo a las normas vigentes para confeccionar un buen best seller, que logra su objetivo de cautivar y entusiasmar con hechos inverosímiles y personajes también inverosímiles.
PERSONAJES ADINERADOS
“Una crítica formal que nos permitiremos elaborar sería el alarde de elevado nivel socioeconómico de los protagonistas, donde todos los masones que aparecen son personajes adinerados y relevantes, de alto perfil social, y adictos al consumismo. Sus automóviles son Lexus o Mercedes Benz, cuando no Rolls Royce, y sus hábitos en alimentación y trajes parece escapados de las páginas de Ian Fleming, el autor de James Bond. Sus relojes son Cartier, excepto uno comprado en Disneylandia donde aparece Mickey Mouse como una concesión a la infancia de uno de los protagonistas, por cuanto se lo regalaron al cumplir nueve años.
“El escenario de los hechos es la ciudad de Washington (D. C.) en los EE. UU. y todos los hechos ocurren a alta velocidad en una noche, desfilando por sus páginas una serie de personajes de antología, pertenecientes al mundillo de la política nacional e internacional, con el recurso de historias retroactivas que tejen una trama alucinatoria y percuciente, por decir lo menos.
“Retratan sus párrafos los edificios más característicos de la ciudad capital de la nación más poderosa del planeta, y su descripción es una apología a la memoria de los que ellos llaman los Padres Fundadores, todos pertenecientes a la Francmasonería Universal.
“Destaca también la descripción de elementos tecnológicos tan avanzados que provocan nuestra sana envidia de miembro de una sociedad emergente, por no decir sub desarrollada, y que llegan siempre con algunos años de retardo a nuestro entorno, obligándonos a recurrir a nuestros nietos, ejemplares característicos de la generación digital, para intentar sus manejos y resultados.
“Revisando la parte masónica, no es fácil entrar en sus detalles sin orillar la frontera que, de acuerdo a nuestro juramento personal, no nos permite revelar algunas materias, pero trataremos de ser lo más discretos posible como también todo lo ilustrativos en lo que estimemos pertinente informar.
“Así, como ejemplo, indicamos que la cantidad de capítulos de la obra es de 133, coincidente con el número del Salmo de David en que se abría el Libro de los Libros hace cincuenta años atrás, lo que estuvo en vigencia hasta el 25 de Marzo de 1999, siendo substituido por el Versículo inicial del Evangelio según San Juan.
“Y por otra parte, en el final de la obra se estudia, especula y analiza la terminología de la página en que se abre en la actualidad: En el Principio era el Verbo y el Verbo era Elohim – y resulta que Elohim significa en hebreo los dioses – Y es que los pasajes iniciales de la Biblia se refieren al Creador como un ser plural. En el Génesis, el Todopoderoso aparece descrito no como Uno sino como Muchos, y esta es una fascinante perspectiva de las derivaciones de la expresión La unidad en la diversidad, aludiendo al concepto de noosfera creado por el jesuita Pierre Teilhard de Chardin, y abriendo la instancia que cuando nuestras mentes piensan al unísono, el efecto de los pensamientos se multiplica exponencialmente.
OSWALD WIRTH
“Se deben conocer los elementos que integran este pensamiento.
“Nos es preciso subrayar algo sobre la tradición esotérica de nuestra vieja Orden. Desde el siglo pasado se entrega un libro de Oswald Wirth, cuyos derechos de autor están cedidos a la Gran Logia de Chile. Todos lo habrán leído y con seguridad se han asombrado por lo críptico de su contenido. ¿Alguno ha tenido la curiosidad de averiguar por la personalidad de su autor?
“Oswald Wirth nació en Suiza el año 1860, y en 1887 conoció y empezó a trabajar como secretario del marqués de Guaita, ocultista y poeta francés, graduado en ciencias químicas, y uno de los Fundadores de la Orden Cabalística de la Rosa-Cruz. A su vera Wirth estudió el simbolismo, el magnetismo, la astrología, el hermetismo y el ocultismo hasta superar a su maestro. Iniciado en 1892 en la Logia ’Trabajo y Verdaderos Amigos Fieles’, se aplicó a escribir manuales de instrucción, vigentes hasta los días de hoy.
“En sus obras anticipa en forma genial las teorías que difundió un cuarto de siglo después el paleontólogo y filósofo francés jesuita Pierre Teilhard de Chardin, y cuya esencia podemos resumir en cuatro puntos:
“(1) El tiempo es una cuarta dimensión del pensamiento, ya que antes de la aparición de la teoría de la evolución, predominaba la imagen de un universo estático, formado totalmente desde sus lejanos comienzos. Por el contrario, con la evolución aparece la dimensión “tiempo”, como un actor principal, ya que el cambio es lo esencial y lo estático es lo inexistente.
“(2) Para Teilhard, no sólo la vida, sino la materia y el pensamiento están también involucrados en el proceso de la evolución. De ahí que es necesario atribuirle a dicho proceso un sentido.
“(3) Principio de complejidad-conciencia: El sentido de la evolución, que involucra tanto a la materia, como la vida y el pensamiento (o el espíritu), está comprendido en un principio descriptivo de la mayor generalidad: la tendencia hacia el logro de mayores niveles de complejidad y, simultáneamente, al logro de mayores niveles de conciencia.
“(4) Omega: la meta de la evolución. A partir de la tendencia del universo, guiado por la Ley de complejidad-conciencia, Teilhard vislumbra el Punto Omega, que lo define como '…una colectividad armonizada de conciencias, que equivale a una especie de super conciencia. La Tierra cubriéndose no sólo de granos de pensamiento, contándose por miríadas, sino envolviéndose de una sola envoltura pensante hasta no formar precisamente más que un solo y amplio núcleo de pensamiento, a escala sideral. La pluralidad de las reflexiones individuales agrupándose y reforzándose en el acto de una sola reflexión unánime'.
“En los textos de Wirth se puede hallar su genial presunción de esta revolucionaria idea, combatida por el Vaticano hasta el punto de prohibir la publicación de las obras de Teilhard de Chardin por muchos años hasta bien entrado el siglo XX.
“Nos dice Wirth: Nuestro planeta es una geósfera, rodeada y envuelta por una atmósfera con una hidrosfera (que son los océanos), sobre cuyo conjunto deambula una biosfera configurada por todos los seres vivientes. Lo más importante es la teoría de la existencia de una noosfera que contiene la energía mental de todos los miembros de la especie humana.
TRADICIÓN ESOTÉRICA
“Entre las Palabras Perdidas en la tradición esotérica de masonería moderna, y que aluden a nuestro mundo de cada día se encuentra el concepto que Todo está contenido en el universo, que en su conjunto es un ser viviente.
“Tal es por lo menos la idea que tenían los antiguos iniciados, de quienes nos interesa recoger las tradiciones, no para aceptarlas ciegamente como ciertas, sino para sacar de ellas nociones sugestivas, y también materias de fecundas meditaciones.
“Representémonos el Universo como un organismo que encierra todos los otros en su propia unidad orgánica. En el seno de este gran organismo, la nebulosa a la cual pertenece nuestro sistema solar, se nos aparecerá como un órgano, del cual los cuerpos celestes son los elementos constitutivos.
“He aquí nuestro globo terrestre, este mundo que nos parece tan vasto, reducido a un átomo o más exactamente a una célula orgánica del Cosmos verdadero.
Pero nosotros, que nos debatimos en la superficie de este ínfimo glóbulo sideral, ¿qué podemos ser en relación a él?
“Como todo individuo, este cuerpo celeste posee su vitalidad propia, bajo la forma de calor interno; pero sufre de las influencias exteriores, sobre todo las del Sol y de la Luna, que determinan los efectos fisiológicos de que se ocupa la Meteorología.
“El calor planetario interno gobierna esencialmente aquello que podríamos llamar la vida mineral, pues en sus capas profundas la sustancia terrestre está viva. No toma un aspecto inerte sino en la superficie, semejándose en esto a las células muertas de nuestra epidermis.
“Nuestro sistema piloso corresponde en este mismo orden de ideas a los vegetales. Los animales presentan analogías con los glóbulos que circulan en la sangre y en la linfa.
“Estos parecidos no implican, desde luego, ningún paralelismo riguroso, pues, si las leyes necesarias y fatalmente uniformes se imponen a toda arquitectura, cada construcción vital particular toma en cuenta las necesidades a las cuales debe adaptarse.
“Un globo que rueda mecánicamente en el espacio exento de todo cuidado de locomoción, de nutrición, etc., no tendría qué hacer con un órgano del pensamiento inmóvil como el nuestro, bajo una bóveda craneana y unido por sus nervios a los órganos, sensitivos unos, motores otros. Si la tierra piensa, goza de la inapreciable ventaja de poder olvidarse de sí misma.
LA TIERRA PIENSA
“Pero, ¿es posible suponer que un cuerpo celeste pueda pensar?
“Se puede admitir que vive mineralmente; pero, ¿con qué pensaría la Tierra?
“Simplemente con el cerebro de los hombres, responde la tradición o si se prefiere, la Paleosofía. Este término, desaparecido de los diccionarios modernos, sería una de la Palabras Perdidas que subyacen en el esoterismo de los rituales masónicos.
“Todo individuo pensante, no sería así más que una célula cerebral de la Tierra.
“Esta concepción no ha sido hasta aquí formulada en esos términos, pero ella fluye lógicamente de las antiguas tradiciones iniciáticas, según las cuáles la Humanidad, en su conjunto, aparece como el órgano pensante del planeta.
“Esto conlleva que de seres creados devenimos en creadores, y la aurora de la especie llegará cuando el hombre sea el dios (o los dioses) del hombre.
“No necesitamos decir que esto presupone un cambio en la ubicación de las joyas simbólicas, en que la materia es la escuadra y el espíritu es el compás.
“La Palabra Perdida será encontrada cuando el pensamiento humano pueda transformar el mundo físico”.
En una exposición realizada el jueves 5 de noviembre, comenzó citando las palabras del Oráculo de Delfos:
Te advierto, quien quiera que fueres, ¡oh! Tú que deseas sondear los arcanos de la Naturaleza, que si no hallas dentro de ti mismo aquello que buscas, tampoco podrá hallarlo fuera. Si tú ignoras las excelencias de tu propia casa, ¿cómo pretendes encontrar otras excelencias? En ti se halla oculto el tesoro de los tesoros. ¡Oh! Hombre, conócete a ti mismo y conocerás el Universo y a los dioses.
DISERTACION GRAN MAESTRO
La siguiente es la intervención del Gran Maestro de la Gran Logia de Chile, Juan José Oyarzún:
“Discurrimos traer de obsequio para ustedes algo diferente y de consistente actualidad, por cuanto recibimos en Chile la semana recién pasada el libro “El símbolo perdido” del escritor norteamericano Dan Brown, editado por Planeta Internacional y precedido de una vasta publicidad por los medios de comunicación electrónicos y escritos. Sobre eso nos vamos a extender, por cuanto lo estimamos contingente e importante, más para nosotros que para la sociedad profana.
“Se trata de un volumen de 622 páginas, con un párrafo en el prefacio asaz elocuente, que expresa Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, acontecimientos y hechos que aparecen en la misma son producto de la imaginación del autor o bien se usan en el marco de la ficción. Cualquier parecido con personas (vivas o muertas) o hechos reales es pura coincidencia.
“La advertencia es categórica y sincera, pero por definición uno sabe que al abrir un libro se está asomando a un mundo creado por el escritor, y la única forma de disfrutar la lectura es con una suspensión voluntaria de la incredulidad. Caso contrario, es un acto fallido del diario vivir.
“El escritor irlandés Oscar Wilde, francmasón de la Logia ‘Apolo University Lodge’ de Oxford, enunciaba que no hay libros malos ni buenos, sino libros mal escritos o bien escritos. Nuestra primera impresión es que se trata de un libro muy bien escrito, con un rico vocabulario descriptivo sin caer en el rebuscamiento, y cuyos traductores cuidaron mucho de no incurrir en el conocido adagio Traduttore é traditore. No pudimos encontrar alguna contradicción histórica como tampoco errores de forma en el simbolismo y los rituales masónicos descritos, como no sean las variables existentes entre las logias del Rito de York o de Emulación con respecto a nuestro Rito Escocés Antiguo y Aceptado.
“Con todos esos elementos el autor entretejió una trama de ficción inteligentemente diseñada de acuerdo a las normas vigentes para confeccionar un buen best seller, que logra su objetivo de cautivar y entusiasmar con hechos inverosímiles y personajes también inverosímiles.
PERSONAJES ADINERADOS
“Una crítica formal que nos permitiremos elaborar sería el alarde de elevado nivel socioeconómico de los protagonistas, donde todos los masones que aparecen son personajes adinerados y relevantes, de alto perfil social, y adictos al consumismo. Sus automóviles son Lexus o Mercedes Benz, cuando no Rolls Royce, y sus hábitos en alimentación y trajes parece escapados de las páginas de Ian Fleming, el autor de James Bond. Sus relojes son Cartier, excepto uno comprado en Disneylandia donde aparece Mickey Mouse como una concesión a la infancia de uno de los protagonistas, por cuanto se lo regalaron al cumplir nueve años.
“El escenario de los hechos es la ciudad de Washington (D. C.) en los EE. UU. y todos los hechos ocurren a alta velocidad en una noche, desfilando por sus páginas una serie de personajes de antología, pertenecientes al mundillo de la política nacional e internacional, con el recurso de historias retroactivas que tejen una trama alucinatoria y percuciente, por decir lo menos.
“Retratan sus párrafos los edificios más característicos de la ciudad capital de la nación más poderosa del planeta, y su descripción es una apología a la memoria de los que ellos llaman los Padres Fundadores, todos pertenecientes a la Francmasonería Universal.
“Destaca también la descripción de elementos tecnológicos tan avanzados que provocan nuestra sana envidia de miembro de una sociedad emergente, por no decir sub desarrollada, y que llegan siempre con algunos años de retardo a nuestro entorno, obligándonos a recurrir a nuestros nietos, ejemplares característicos de la generación digital, para intentar sus manejos y resultados.
“Revisando la parte masónica, no es fácil entrar en sus detalles sin orillar la frontera que, de acuerdo a nuestro juramento personal, no nos permite revelar algunas materias, pero trataremos de ser lo más discretos posible como también todo lo ilustrativos en lo que estimemos pertinente informar.
“Así, como ejemplo, indicamos que la cantidad de capítulos de la obra es de 133, coincidente con el número del Salmo de David en que se abría el Libro de los Libros hace cincuenta años atrás, lo que estuvo en vigencia hasta el 25 de Marzo de 1999, siendo substituido por el Versículo inicial del Evangelio según San Juan.
“Y por otra parte, en el final de la obra se estudia, especula y analiza la terminología de la página en que se abre en la actualidad: En el Principio era el Verbo y el Verbo era Elohim – y resulta que Elohim significa en hebreo los dioses – Y es que los pasajes iniciales de la Biblia se refieren al Creador como un ser plural. En el Génesis, el Todopoderoso aparece descrito no como Uno sino como Muchos, y esta es una fascinante perspectiva de las derivaciones de la expresión La unidad en la diversidad, aludiendo al concepto de noosfera creado por el jesuita Pierre Teilhard de Chardin, y abriendo la instancia que cuando nuestras mentes piensan al unísono, el efecto de los pensamientos se multiplica exponencialmente.
OSWALD WIRTH
“Se deben conocer los elementos que integran este pensamiento.
“Nos es preciso subrayar algo sobre la tradición esotérica de nuestra vieja Orden. Desde el siglo pasado se entrega un libro de Oswald Wirth, cuyos derechos de autor están cedidos a la Gran Logia de Chile. Todos lo habrán leído y con seguridad se han asombrado por lo críptico de su contenido. ¿Alguno ha tenido la curiosidad de averiguar por la personalidad de su autor?
“Oswald Wirth nació en Suiza el año 1860, y en 1887 conoció y empezó a trabajar como secretario del marqués de Guaita, ocultista y poeta francés, graduado en ciencias químicas, y uno de los Fundadores de la Orden Cabalística de la Rosa-Cruz. A su vera Wirth estudió el simbolismo, el magnetismo, la astrología, el hermetismo y el ocultismo hasta superar a su maestro. Iniciado en 1892 en la Logia ’Trabajo y Verdaderos Amigos Fieles’, se aplicó a escribir manuales de instrucción, vigentes hasta los días de hoy.
“En sus obras anticipa en forma genial las teorías que difundió un cuarto de siglo después el paleontólogo y filósofo francés jesuita Pierre Teilhard de Chardin, y cuya esencia podemos resumir en cuatro puntos:
“(1) El tiempo es una cuarta dimensión del pensamiento, ya que antes de la aparición de la teoría de la evolución, predominaba la imagen de un universo estático, formado totalmente desde sus lejanos comienzos. Por el contrario, con la evolución aparece la dimensión “tiempo”, como un actor principal, ya que el cambio es lo esencial y lo estático es lo inexistente.
“(2) Para Teilhard, no sólo la vida, sino la materia y el pensamiento están también involucrados en el proceso de la evolución. De ahí que es necesario atribuirle a dicho proceso un sentido.
“(3) Principio de complejidad-conciencia: El sentido de la evolución, que involucra tanto a la materia, como la vida y el pensamiento (o el espíritu), está comprendido en un principio descriptivo de la mayor generalidad: la tendencia hacia el logro de mayores niveles de complejidad y, simultáneamente, al logro de mayores niveles de conciencia.
“(4) Omega: la meta de la evolución. A partir de la tendencia del universo, guiado por la Ley de complejidad-conciencia, Teilhard vislumbra el Punto Omega, que lo define como '…una colectividad armonizada de conciencias, que equivale a una especie de super conciencia. La Tierra cubriéndose no sólo de granos de pensamiento, contándose por miríadas, sino envolviéndose de una sola envoltura pensante hasta no formar precisamente más que un solo y amplio núcleo de pensamiento, a escala sideral. La pluralidad de las reflexiones individuales agrupándose y reforzándose en el acto de una sola reflexión unánime'.
“En los textos de Wirth se puede hallar su genial presunción de esta revolucionaria idea, combatida por el Vaticano hasta el punto de prohibir la publicación de las obras de Teilhard de Chardin por muchos años hasta bien entrado el siglo XX.
“Nos dice Wirth: Nuestro planeta es una geósfera, rodeada y envuelta por una atmósfera con una hidrosfera (que son los océanos), sobre cuyo conjunto deambula una biosfera configurada por todos los seres vivientes. Lo más importante es la teoría de la existencia de una noosfera que contiene la energía mental de todos los miembros de la especie humana.
TRADICIÓN ESOTÉRICA
“Entre las Palabras Perdidas en la tradición esotérica de masonería moderna, y que aluden a nuestro mundo de cada día se encuentra el concepto que Todo está contenido en el universo, que en su conjunto es un ser viviente.
“Tal es por lo menos la idea que tenían los antiguos iniciados, de quienes nos interesa recoger las tradiciones, no para aceptarlas ciegamente como ciertas, sino para sacar de ellas nociones sugestivas, y también materias de fecundas meditaciones.
“Representémonos el Universo como un organismo que encierra todos los otros en su propia unidad orgánica. En el seno de este gran organismo, la nebulosa a la cual pertenece nuestro sistema solar, se nos aparecerá como un órgano, del cual los cuerpos celestes son los elementos constitutivos.
“He aquí nuestro globo terrestre, este mundo que nos parece tan vasto, reducido a un átomo o más exactamente a una célula orgánica del Cosmos verdadero.
Pero nosotros, que nos debatimos en la superficie de este ínfimo glóbulo sideral, ¿qué podemos ser en relación a él?
“Como todo individuo, este cuerpo celeste posee su vitalidad propia, bajo la forma de calor interno; pero sufre de las influencias exteriores, sobre todo las del Sol y de la Luna, que determinan los efectos fisiológicos de que se ocupa la Meteorología.
“El calor planetario interno gobierna esencialmente aquello que podríamos llamar la vida mineral, pues en sus capas profundas la sustancia terrestre está viva. No toma un aspecto inerte sino en la superficie, semejándose en esto a las células muertas de nuestra epidermis.
“Nuestro sistema piloso corresponde en este mismo orden de ideas a los vegetales. Los animales presentan analogías con los glóbulos que circulan en la sangre y en la linfa.
“Estos parecidos no implican, desde luego, ningún paralelismo riguroso, pues, si las leyes necesarias y fatalmente uniformes se imponen a toda arquitectura, cada construcción vital particular toma en cuenta las necesidades a las cuales debe adaptarse.
“Un globo que rueda mecánicamente en el espacio exento de todo cuidado de locomoción, de nutrición, etc., no tendría qué hacer con un órgano del pensamiento inmóvil como el nuestro, bajo una bóveda craneana y unido por sus nervios a los órganos, sensitivos unos, motores otros. Si la tierra piensa, goza de la inapreciable ventaja de poder olvidarse de sí misma.
LA TIERRA PIENSA
“Pero, ¿es posible suponer que un cuerpo celeste pueda pensar?
“Se puede admitir que vive mineralmente; pero, ¿con qué pensaría la Tierra?
“Simplemente con el cerebro de los hombres, responde la tradición o si se prefiere, la Paleosofía. Este término, desaparecido de los diccionarios modernos, sería una de la Palabras Perdidas que subyacen en el esoterismo de los rituales masónicos.
“Todo individuo pensante, no sería así más que una célula cerebral de la Tierra.
“Esta concepción no ha sido hasta aquí formulada en esos términos, pero ella fluye lógicamente de las antiguas tradiciones iniciáticas, según las cuáles la Humanidad, en su conjunto, aparece como el órgano pensante del planeta.
“Esto conlleva que de seres creados devenimos en creadores, y la aurora de la especie llegará cuando el hombre sea el dios (o los dioses) del hombre.
“No necesitamos decir que esto presupone un cambio en la ubicación de las joyas simbólicas, en que la materia es la escuadra y el espíritu es el compás.
“La Palabra Perdida será encontrada cuando el pensamiento humano pueda transformar el mundo físico”.