
Revisando algunos artículos en internet encontré un cuento que poderosamente distrajo mi atención llevaba por título la escuadra y el compás, el cuál creo conveniente compartirlo con ustedes.
-Ya es viernes, pensó el compás.
Un viernes cualquiera, de una semana cualquiera, de un mes especial, de un año especial.
Hoy tengo un gran reto por delante, hacer los arcos más perfectos que lo permitan las manos que me dirigen.
Dicho esto, apareció la escuadra y le lanzó las únicas palabras que su naturaleza le permitía articular:
-Amigo Compás. Se que te sientes desgraciado por tan gran defecto. Tu punta te impide ser libre y estás condenado a rotar sobre ti mismo, produciendo esas rectas tan imperfectas.
-Querida escuadra, replicó el compás mientras hundía su afilada extremidad en la alfombra de celulosa:
Desgraciado es aquel que desconoce su naturaleza, aquel ciego que aspira a ser vigía, aquel vigía que aspira a ser barco, aquel barco que aspira a ser mar, aquel mar que aspira a ser desierto.
Conócete a ti mismo. Busca tu naturaleza. Haz de tus defectos tus virtudes. Exfuerzate por mejorar día a día
V:. de Lima 14 de noviembre de 2009
Q:. H:. Edgard Daniel Ibáñez Alvarado