Por: kadyr
Los masones escoceses herederos modernos de la Orden del Temple La filiación templaría de Beaujeu
El Manuscrito de Estrasburgo de 1760, en la sección duodécima, titulada Acerca de la Masonería entre Cristianos, relata la Historia de la Orden Templaría, y el papel que jugaron los canónigos del Santo Sepulcro, establecidos en Jerusalén, tras la conquista de la Tierra Santa por los cruzados y depositarios de los conocimientos secretos recibidos tanto de la sociedad de los esenios, como de los sufís, de los que descendían directamente.
Estos textos determinan que:
Aquellos místicos de Medio Oriente, al unirse a la Orden Templaría, habían iniciado a sus fundadores en los Grandes Misterios y restituido la Orden Primitiva, en decadencia después de la destrucción de Jerusalén por el Emperador Tito.
Los templarios sobrevivientes a la muerte del Gran Maestre de la Orden Templaría, Jaques de Molay, viendo la iniquidad del proceso instituido por la Iglesia Católica, y que no quedaba ninguna esperanza para la Orden tal como era, buscaron los medios para perpetuar los sublimes conocimientos y los principios ocultos de la Orden, en otra organización secreta, la que posteriormente fue llamada Francmasonerí a.
Se pensó en el conde Francisco de Beaujeu, sobrino del Gran Maestre J. B. de Molay , que desde hacía largo tiempo había dado testimonio de una vocación decidida por entrar en la Orden, y le mandó bajar a la cripta reservada para la sepultura de los Grandes Maestres del Temple y tomar, de debajo de uno de los sepulcros, un cofre de cristal montado en plata que contenía el índice de la mano derecha de San Juan Bautista, entregado por Balduino rey de Jerusalén a Hugues de Paynes, varios templarios habrían iniciado acto seguido al conde de Beaujeu.
Éste y nueve caballeros instituyeron un rito en el que las ceremonias eran tomadas a la vez de las costumbres de los antiguos herederos de la Orden Templaría y las cubrían con el emblema del Templo de Salomón y jeroglíficos relacionados.
A la muerte del conde templario Beaujeu, la Gran Maestría templaría recayó en Aumont, que se había refugiado en Escocia.
Algunos expertos afirman que éstos personajes son el vínculo entre la Orden del Temple y la Masonería Escocesa, cosa que hace remontarnos a una tradición que liga a ambas ordenes como una sola, y la Orden Templaría así misma ligada con sociedades secretas del Medio Oriente como los Esenios y el Sufismo islámico; el vínculo que reivindica con la tradición mística islámica de los Sufíes con nosotros los masones, parece más que probado por el gesto de admisión en la Orden Sufí de los aprendices o murids, también por la utilización de ritos con caracteres iniciáticos, su creencia en un Ser Supremo Allah, y tanto más por su liberalismo y anti-dogmatismo.
Los masones escoceses herederos modernos de la Orden del Temple La filiación templaría de Beaujeu
El Manuscrito de Estrasburgo de 1760, en la sección duodécima, titulada Acerca de la Masonería entre Cristianos, relata la Historia de la Orden Templaría, y el papel que jugaron los canónigos del Santo Sepulcro, establecidos en Jerusalén, tras la conquista de la Tierra Santa por los cruzados y depositarios de los conocimientos secretos recibidos tanto de la sociedad de los esenios, como de los sufís, de los que descendían directamente.
Estos textos determinan que:
Aquellos místicos de Medio Oriente, al unirse a la Orden Templaría, habían iniciado a sus fundadores en los Grandes Misterios y restituido la Orden Primitiva, en decadencia después de la destrucción de Jerusalén por el Emperador Tito.
Los templarios sobrevivientes a la muerte del Gran Maestre de la Orden Templaría, Jaques de Molay, viendo la iniquidad del proceso instituido por la Iglesia Católica, y que no quedaba ninguna esperanza para la Orden tal como era, buscaron los medios para perpetuar los sublimes conocimientos y los principios ocultos de la Orden, en otra organización secreta, la que posteriormente fue llamada Francmasonerí a.
Se pensó en el conde Francisco de Beaujeu, sobrino del Gran Maestre J. B. de Molay , que desde hacía largo tiempo había dado testimonio de una vocación decidida por entrar en la Orden, y le mandó bajar a la cripta reservada para la sepultura de los Grandes Maestres del Temple y tomar, de debajo de uno de los sepulcros, un cofre de cristal montado en plata que contenía el índice de la mano derecha de San Juan Bautista, entregado por Balduino rey de Jerusalén a Hugues de Paynes, varios templarios habrían iniciado acto seguido al conde de Beaujeu.
Éste y nueve caballeros instituyeron un rito en el que las ceremonias eran tomadas a la vez de las costumbres de los antiguos herederos de la Orden Templaría y las cubrían con el emblema del Templo de Salomón y jeroglíficos relacionados.
A la muerte del conde templario Beaujeu, la Gran Maestría templaría recayó en Aumont, que se había refugiado en Escocia.
Algunos expertos afirman que éstos personajes son el vínculo entre la Orden del Temple y la Masonería Escocesa, cosa que hace remontarnos a una tradición que liga a ambas ordenes como una sola, y la Orden Templaría así misma ligada con sociedades secretas del Medio Oriente como los Esenios y el Sufismo islámico; el vínculo que reivindica con la tradición mística islámica de los Sufíes con nosotros los masones, parece más que probado por el gesto de admisión en la Orden Sufí de los aprendices o murids, también por la utilización de ritos con caracteres iniciáticos, su creencia en un Ser Supremo Allah, y tanto más por su liberalismo y anti-dogmatismo.