Ferrer Benimeli, el mayor estudioso de esta organización, ha visitado este fin de semana la Isla
R.I.J.
«Menorca fue pionera en el nacimiento y desarrollo de la masonería, así como en el surgimiento de las logias femeninas». Esto es lo que opina José Antoni Ferrer Benimeli, doctor en Filosofía y Letras y director del Centro de Estudios de la Masonería Española. Benimeli, que este fin de semana ha estado en la Isla impartiendo una conferencia para las dos logias locales, recuerda que esta doctrina «ha tenido en la balear menor hasta 800 integrantes en su etapa de esplendor, que fue el siglo XIX». En la actualidad, sin embargo, los grupos se encuentran «en fase de reestructuración» después de siglos de persecución por parte de la Iglesia católica o los regímenes autoritarios.
En la Isla, todo empezó en los albores de 1700, cuando el territorio se encontraba bajo dominación británica. «En aquel momento nacieron cuatro logias, todas integradas por británicos», explica el también profesor de historia. Después, los masones estuvieron presentes en las épocas bajo yugo francés y español, aunque su verdadero esplendor se alcanzó en las etapas liberales en la Isla. Por ejemplo, en 1889 se formó la primera comunidad de mujeres, hecho inédito hasta entonces en el Estado.
Este acervo histórico sigue, junto con los objetivos primeros de la masonería, plenamente vigente. «En julio de 1902, es decir, hace más de cien años, la Gran Logia CatalanoBalear estableció que las comunidades tenían como objetivo hacer el bien, combatir el mal, amparar al desvalido y luchar contra las injusticias y desigualdades». De este modo y bajo su parecer, el también sacerdote jesuita valora que «ellos consideran que estas metas son perfectamente válidas en una época en que la injusticia está demasiado presente y la convivencia, demasiado poco».
Jornadas
Todas las reflexiones las ha vertido el investigador en las primeras Jornadas Masónicas de Es Mercadal, que el pasado fin de semana han repasado la historia de la organización en Menorca. En el acto central, una conferencia impartida por Benimeli el viernes en el Teatre de Fornells, se recordó la democracia es el primer período de oxígeno que goza la masonería desde hace muchos años. «Los ideales de fraternidad, de derechos del individuo o de igualdad no encajan con las dictaduras de ninguna clase. Por ello, a lo largo de la historia las logias han sido perseguidas por Salazar, Petáin o Franco, pero también por Stalin y Lenin».
Quizás por ello, el doctor admite que aún persiste la desconfianza en torno a una organización no secreta pero sí discreta. «Hay que tener en cuenta que la frase del contubernio judeo-masónico lo repitió el anterior Jefe de Estado hasta los últimos estertores del régimen. Buscaba alguien a quien culpar, y esa sentencia también se instaló en la educación. Muchos españoles han sido educados bajo esa premisa». En el mismo sentido, el profesor también dirige sus dardos a la actualidad. «Hay algunos medios de comunicación, algunos periodistas, que intentan azuzar el sensacionalismo contra la masonería. Están perfectamente identificados pero siguen obsesionados con el tema». Precisamente, el acoso social causó que en 1983 el profesor Ferrer Benimeli sufriera un atentado en su despacho de la Universidad de Zaragoza, donde imparte clases.
Masones e Iglesia
No todo son malas noticias. Tras períodos de virulentas relaciones, la convivencia con la iglesia católica ha mejorado. «A nivel social coexisten, cuando antes la Inquisición perseguía y aniquilaba a los masones. Incluso en la Guerra Civil ser masón era castigado con la muerte sin juicio», explica el entendido. La tensa ligazón la explica «el anticlericalismo de la masonería española, que en el siglo XIX tuvo enfrentamientos muy virulentos con la jerarquía eclesiástica». Buena prueba de ello es el periódico menorquín El liberal, fundado doscientos años atrás por un masón y que era furibundamente antireligioso.
Sea como fuere, los masones «entienden que en el siglo XXI tienen que abrirse a la sociedad para cercenar la desconfianza». Buena prueba de ello son las logias isleñas, que organizan actos como el de este fin de semana.
Atriles, biblias, espadas o vestidos son algunos de los elementos que se han podido observar este fin de semana en una exposición sobre regalia masónica en Es Mercadal. Unos bajos en la plaza Constitució han servido a la logia Sol de Levante para exponer los materiales usados en la organización. «Nosotros practicamos los ritos de emulación, que son los que usa la masonería inglesa». Así, el color azul es el que identifica la logia Sol de Levante, la principal de Menorca. Lo acompañan de guantes blancos -por la pureza- o escuadras y cartabones -por la rectitud moral-. Cerca de 200 personas se han interesado por esta muestra, que concluyó ayer.
R.I.J.
«Menorca fue pionera en el nacimiento y desarrollo de la masonería, así como en el surgimiento de las logias femeninas». Esto es lo que opina José Antoni Ferrer Benimeli, doctor en Filosofía y Letras y director del Centro de Estudios de la Masonería Española. Benimeli, que este fin de semana ha estado en la Isla impartiendo una conferencia para las dos logias locales, recuerda que esta doctrina «ha tenido en la balear menor hasta 800 integrantes en su etapa de esplendor, que fue el siglo XIX». En la actualidad, sin embargo, los grupos se encuentran «en fase de reestructuración» después de siglos de persecución por parte de la Iglesia católica o los regímenes autoritarios.
En la Isla, todo empezó en los albores de 1700, cuando el territorio se encontraba bajo dominación británica. «En aquel momento nacieron cuatro logias, todas integradas por británicos», explica el también profesor de historia. Después, los masones estuvieron presentes en las épocas bajo yugo francés y español, aunque su verdadero esplendor se alcanzó en las etapas liberales en la Isla. Por ejemplo, en 1889 se formó la primera comunidad de mujeres, hecho inédito hasta entonces en el Estado.
Este acervo histórico sigue, junto con los objetivos primeros de la masonería, plenamente vigente. «En julio de 1902, es decir, hace más de cien años, la Gran Logia CatalanoBalear estableció que las comunidades tenían como objetivo hacer el bien, combatir el mal, amparar al desvalido y luchar contra las injusticias y desigualdades». De este modo y bajo su parecer, el también sacerdote jesuita valora que «ellos consideran que estas metas son perfectamente válidas en una época en que la injusticia está demasiado presente y la convivencia, demasiado poco».
Jornadas
Todas las reflexiones las ha vertido el investigador en las primeras Jornadas Masónicas de Es Mercadal, que el pasado fin de semana han repasado la historia de la organización en Menorca. En el acto central, una conferencia impartida por Benimeli el viernes en el Teatre de Fornells, se recordó la democracia es el primer período de oxígeno que goza la masonería desde hace muchos años. «Los ideales de fraternidad, de derechos del individuo o de igualdad no encajan con las dictaduras de ninguna clase. Por ello, a lo largo de la historia las logias han sido perseguidas por Salazar, Petáin o Franco, pero también por Stalin y Lenin».
Quizás por ello, el doctor admite que aún persiste la desconfianza en torno a una organización no secreta pero sí discreta. «Hay que tener en cuenta que la frase del contubernio judeo-masónico lo repitió el anterior Jefe de Estado hasta los últimos estertores del régimen. Buscaba alguien a quien culpar, y esa sentencia también se instaló en la educación. Muchos españoles han sido educados bajo esa premisa». En el mismo sentido, el profesor también dirige sus dardos a la actualidad. «Hay algunos medios de comunicación, algunos periodistas, que intentan azuzar el sensacionalismo contra la masonería. Están perfectamente identificados pero siguen obsesionados con el tema». Precisamente, el acoso social causó que en 1983 el profesor Ferrer Benimeli sufriera un atentado en su despacho de la Universidad de Zaragoza, donde imparte clases.
Masones e Iglesia
No todo son malas noticias. Tras períodos de virulentas relaciones, la convivencia con la iglesia católica ha mejorado. «A nivel social coexisten, cuando antes la Inquisición perseguía y aniquilaba a los masones. Incluso en la Guerra Civil ser masón era castigado con la muerte sin juicio», explica el entendido. La tensa ligazón la explica «el anticlericalismo de la masonería española, que en el siglo XIX tuvo enfrentamientos muy virulentos con la jerarquía eclesiástica». Buena prueba de ello es el periódico menorquín El liberal, fundado doscientos años atrás por un masón y que era furibundamente antireligioso.
Sea como fuere, los masones «entienden que en el siglo XXI tienen que abrirse a la sociedad para cercenar la desconfianza». Buena prueba de ello son las logias isleñas, que organizan actos como el de este fin de semana.
Atriles, biblias, espadas o vestidos son algunos de los elementos que se han podido observar este fin de semana en una exposición sobre regalia masónica en Es Mercadal. Unos bajos en la plaza Constitució han servido a la logia Sol de Levante para exponer los materiales usados en la organización. «Nosotros practicamos los ritos de emulación, que son los que usa la masonería inglesa». Así, el color azul es el que identifica la logia Sol de Levante, la principal de Menorca. Lo acompañan de guantes blancos -por la pureza- o escuadras y cartabones -por la rectitud moral-. Cerca de 200 personas se han interesado por esta muestra, que concluyó ayer.