Celebramos esta noche los masones cubanos, el acontecimiento más importante en nuestra historia: la fundación de nuestra Muy Respetable Gran Logia de Cuba. El 5 de diciembre de 1859 en una finca cercana a Santiago de Cuba se fundó la Gran Logia de Colón para Cuba y las Indias Occidentales Españolas, tres fueron las logias creadoras de tan importante acontecimiento, las Respetables y Meritísimas Logias FRATERNIDAD No. 1, PRUDENCIA No. 2 y SAN ANDRÉS No. 3, el nombre de Colón fue en honor al Descubridor del Continente. La actual Gran Logia de Cuba es legítima sucesora en el tiempo.
Representa para todos nosotros una verdadera fiesta del espíritu el celebrar en esta noche el Sesquicentenario de nuestra Gran Logia y festejarlo de la manera con que lo estamos haciendo junto a hermanos de todo el mundo demostrando una vez más el poder de convocatoria de nuestra masonería. Si alguien pudiera tener dudas al respecto, podemos comunicarles que hemos celebrado en la mayoría de las provincias del país actos alegóricos a esta fecha, actos modestos algunos, y otros de mayor envergadura, destacándose los celebrados en la provincia de Matanzas, en el municipio Guáimaro, en la imprescindible ciudad de Santiago de Cuba y el reciente acto celebrado en el Anfiteatro de Marianao donde las logias pertenecientes a los municipios La Lisa, Marianao y Playa convocaron a toda la comunidad y donde los masones con sus emblemas, estandartes y banderas salieron a las calles demostrando que la masonería está presente y con fuerza, con discursos sobrios, serios y elocuentes, dignos del acontecimiento presente. Han participado junto a nosotros en esta fiesta de la masonería cubana, hermanos de diferentes Potencias masónicas del mundo, representadas en delegaciones de países tan distantes como Rumania y Bolivia, destacamos y agradecemos la presencia de Representantes de la Gran Logia Unida de Inglaterra, nuestra Logia Madre, se encuentran presentes miembros de la Logia La Fraternidad No. 387, Taller fundado en 1855 por el Padre de la Gran Logia de Colón, Andrés Cassard, que hoy celebramos sus ciento cincuenta años de fundada, el día 2 de diciembre fueron hermanadas las logias Soles de Martí y Tropical 50 perteneciente a la Gran Logia de La Florida, momento en que hemos demostrado que la Gran Logia de Cuba se encuentra abierta al mundo con el objetivo de promulgar proyectos que propendan a la unidad y el desarrollo. Han querido los organizadores que esta convocatoria esté orientada bajo signos de reflexiones y debates sobre problemáticas que convocan a toda la comunidad masónica, por tal motivo hemos celebrado un Coloquio con el título: Masonería en el siglo XXI que comprende los temas: informática, información y masonería, la educación masónica y su influencia en las nuevas generaciones y Masonería y Sociedad. Pensamos que nuestras actividades han estado a la altura del acontecimiento que celebramos.
Agradecemos a todos ustedes por estar juntos a nosotros en este momento histórico y que será, estamos convencido de ello, un punto de partida para dar un salto cualitativo en el quehacer institucional de nuestra masonería.
Para la generación masónica contemporánea se hace necesario abordar aspectos del pasado que nos ubican en la ruta por la cual se ha transitado hasta los momentos del presente, sin los cuales no pudiéramos comprender lo que somos y lo que representamos.
Fue durante el breve período de la dominación inglesa que los habitantes de nuestra querida Isla entraron en contacto con el mundo civilizado y en que, como consecuencia, nació, por así decirlo, el pensamiento cubano, época ésta en que brilla por primera vez en nuestra Patria la Luz Masónica, con la fundación de una Logia de procedencia irlandesa, el 3 de mayo de 1763,registrada con el número 218, como un dato curioso debo decirles que algunos investigadores aseveran que fue aquí, en este mismo lugar donde nos encontramos reunidos hoy, en este sagrado lugar donde laboró la primera logia en Cuba, algo digno de destacar. A partir de ese momento los nacidos en Cuba entran en contacto con la Institución de la Escuadra y el Compás aprendiendo los principios y doctrinas de la Masonería , sufriendo este esfuerzo su primer colapso, al cese de la dominación inglesa, y no fue hasta los últimos días del Siglo XVIII, que se realiza un nuevo intento, y tenemos que en 1804, el día 17 de diciembre para ser más exactos, aparece el primer taller masónico de origen regular y de carácter cubano, bajo el nombre de EL TEMPLO DE LAS VIRTUDES TEOLOGALES NúM .103 que posteriormente se convirtió en la piedra angular de las ideas de independencia y ofreció a la Patria Cubana el sacrificio de sus mejores miembros, en las conspiraciones de Román de la Luz, Soles y Rayos de Bolívar y la Gran Legión del águila Negra, en las figuras admirables, entre otros, de Román de la Luz, Luis Bassave, Manuel Ramírez, su Segundo Vigilante y el redactor de la primera Constitución para Cuba Libre, Don Joaquín Infante. Logia ésta que en el año 1820, fue la fundadora con el número 1 de la primera Gran Logia Regular Cubana el 30 de noviembre de 1820 desaparecida pocos años después.
Debe servir este acto para recordar y rememorar otras fechas y acontecimientos que son el fundamento esencial que hicieron posible que hoy podamos celebrar llenos de júbilo la fecha gloriosa para la Masonería Cubana del 5 de diciembre de 1859.
La masonería en Cuba se revitaliza en 1857 al fundarse las logias santiagueras Fraternidad y Prudencia, las cuales señalan el inicio de un nuevo período en el proceso histórico de la institución en Cuba. Fundadas estas dos logias oficialmente, pero con carácter irregular, los masones santiagueros buscan otros horizontes y entre sus hermanos del norte encuentran el camino para regularizarse y organizarse. Juan Rafecas se dirige a los Estados Unidos y junto a Andres Cassard planean la forma de hacer práctica la idea. Cassard, masón de formación francesa brinda una concepción que al hacerla realidad chocaría con la práctica regular que se buscaba en aquel entonces. Su concepción era que la masonería simbólica debía estar supeditada a los llamados Altos Cuerpos. No obstante Albert Pike, amplio conocedor de lo que es la verdadera Masonería, al ser pedida la solicitud para el acto fundacional indica la necesidad de crear primeramente una Gran Logia Simbólica soberana para regir los tres primeros grados, pues sin éste no podrían existir otros cuerpos. Entonces recomienda dirigirse al Gran Secretario de la Gran Logia de Carolina del Sur, Albert G. Mackey quien recomienda la obtención de una Carta Dispensa y su correspondiente Carta Patente, para la fundación de una tercera logia regular que uniéndose a Fraternidad y Prudencia pudieran organizar la Gran Logia Simbólica soberana que exigía Pike.
Por tal motivo la Gran Logia de Carolina del Sur extiende la Carta Patente con fecha 17 de noviembre de 1859, para fundar la logia San Andrés en homenaje a su fundador Andrés Cassard con el número 93 de orden en los registros.
Con la existencia de la tercera logia y de carácter regular, los santiagueros fundan la Gran Logia adoptando el nombre del descubridor del continente, acto que se llevó a cabo el día 5 de diciembre de 1859, hace exactamente ciento cincuenta años, en la casa de una finca cercana a Santiago de Cuba, propiedad del hermano Juan Bernardo Bravo.
Es costumbre, en estas fechas históricas para la Gran Logia, que se evoque un acontecimiento, se hable de una figura masónica, se analicen realizaciones, en fin, se traten cuestiones que han hecho que nos encontremos en el presente sobre la base de un pasado lleno de actos dignos del mayor elogio.
Hoy se podría hablar sobre la concepción de nuestra bandera cubana en 1849, donde Narciso López, el poeta Miguel Teurbe Tolón y el escritor Cirilo Villaverde, iniciados en la masonería, la conciben según nuestro simbolismo, razón más que suficiente para que la Masonería en Cuba se vinculara a expresiones de sentimiento nacionalista. Como herederos de un ilustre legado patriótico podríamos hablar de la efectiva aplicación de los sagrados principios de la Institución, que son la Libertad, la Igualdad, la Fraternidad, el Laicismo y la Democracia. Cuba reflejó en 1901 el carácter laico de nuestra sociedad en su Constitución, antes que muchos países desarrollados lo hicieran y en eso hay una influencia masónica. Hoy podríamos hablar de nuestra labor a favor de la docencia; escuelas esparcidas por toda la República, exhibieron el más completo y moderno sistema de enseñanza, nacido al calor de los principios masónicos. No se podría dejar de mencionar el solemne momento en que la masonería cubana obtuvo su ingreso como Miembro Permanente de la Conferencia de Grandes Maestros de América en el año 1950, representada por el Muy Respetable Gran Maestro Ilustre Hermano Carlos Manuel Piñeiro y del Cueto quien influyó en forma decisiva en los participantes sobre la amplitud y progreso de las Grandes Potencias del continente, iniciándose desde ese momento un movimiento de aproximación desde el norte e ingresar la Gran Logia de Cuba como Miembro Permanente de la Confederación de Grandes Maestros de la América del Norte. Hoy se encuentran con nosotros una delegación importante de miembros de la masonería norteamericana demostrando que nuestros lazos nunca se han roto y que se potencian cada vez más. Hoy están presentes junto a nosotros, en el recuerdo, hombres tan ilustres como Pedro Ferrer y Landa, primer Venerable Maestro de la Logia San Andrés, José Andrés Puente Badell, nuestro Gran Maestro Mártir, Vicente Antonio de Castro, fundador del Gran Oriente de Cuba y las Antillas, Benjamín Odio, ideólogo y propulsor de la masonería de Costa Rica, Celestino Argudín, quien reunió a todos los criollos en un solo organismo que facilitara la conspiración por la libertad cubana, el gran planificador Aurelio Miranda González, Enrique Leccerf, José Fernández Pellón quien logra el traslado de la Gran Logia de Colón a La Habana, Calixto Fajardo, Antonio Govín y Torres, Segundo Alvarez dando las facilidades para que fuera creado el 28 de mayo de 1893, la Asociación de Veteranos Masones, que desde entonces ha venido laborando por el progreso de nuestra masonería, José Cidre quien presidió la Logia Padilla en momentos en que los trabajos masónicos estaban prohibidos, hoy debemos agradecer al Hermano Remigio López, Venerable Maestro de la Logia Fraternidad No. 387 quien navegó en el primer barco al ser suspendido el bloqueo de la armada norteamericana, siendo portador de la primera remesa de un donativo de $ 5000 que la Gran Logia de New York había acordado para socorrer a los masones cubanos y sus familiares, víctimas del bloqueo y la reconcentración de Weyler. Fernando Figueredo Socarrás, patriota a toda prueba, Enrique Llansó Simoni, Aurelio Miranda Alvarez, Francisco Sánchez Curbelo, Erasmo Regueiferos, Antonio de la Piedra, Lizardo Muñoz Sañudo, Germán Walter del Río, Antonio Iraizós, Enrique Elizaga, Carlos Mamuel Piñeiro y Crespo creador del auxilio masónico, Gabriel García Galán, fundador de la Orden Paramasónica Hijas de la Acacia y fundador del Premio Nacional José Martí, Rafael Santos Jiménez, Nuestro Gonzalo García Pedroso, firme defensor de la unidad ente los masones de Oriente y occidente y gran visionario sobre lo que constituía el fascismo sobre los pueblos libres, Francisco Miranda Varona, periodista y potente orador, pionero en la creación de un organismo internacional, que más tarde se convierte en realidad en la Confederación Masónica Interamericana, Venancio Méndez Lazarte unificador de todos los masones en la Gran Logia de Cuba, Pedro Repilado Repilado, llegando el 28 de marzo de 1949 a la figura más recordada y querida por los masones cubanos, el Ilustre Hermano Carlos Manuel Piñeiro y del Cueto, espíritu inquieto y activo, quien habría de producir un intenso sacudimiento en la masonería cubana, con este hermano que gobernó nuestra masonería de 1949 a 1958 y donde se vio coronado nuestros anhelos de más de medio siglo con la construcción del Gran Templo Nacional Masónico; hoy no se podría soslayar uno de los hechos más trascendentales de nuestra historia y es la construcción de la sede de nuestra Gran Logia, obra magna de la masonería cubana, joya arquitectónica y ejemplo de sacrificio, dedicación y esfuerzo reuniendo en 1955 la III Conferencia Interamericana de la Masonería Simbólica y colocarnos a la cabeza de la masonería a nivel continental, le siguió Juan José Tarajano González en un momento de incertidumbre producto de cambios en los social, económico y político en el seno del país.
En estos últimos cincuenta años de la masonería cubana no podemos dejar de mencionar algunos de nuestros grandes maestros que han tratado de mantener a flote nuestra nave y guiarla por buen camino como ese paladín que fue Roberto Luis Ferrer Rodríguez, Benemérito de la Orden, capaz y sagaz para dirigir en tiempos difíciles, Mario Oliva Rubio, Luis Romero Márquez, Orestes Bernal Carbonell, Francisco Hernández Morales, Juan Varela Alvarez, eficiente administrador y poseedor de una inteligencia a toda prueba, Basilio Armando Barreto, Facundo Primitivo Díaz Díaz, todo un símbolo de humildad, Raciel Martínez Andreu, Heriberto Saborit Verdecia, José Manuel Collera Vento, el siempre cordial Arnaldo González Padrón y nuestro humilde y cariñoso Osmundo Jerónimo Cabrera Pérez, todos y cada uno de ellos han tratado de obrar según su formación masónica e intelecto de acuerdo a lo que las condiciones le han permitido hacer en función de que nuestra masonería mantenga el prestigio con el que ha llegado a estos ciento cincuenta años y por supuesto nuestro agradecimiento a todos los masones cubanos, a los más de 20000 masones que con evidentes dificultades económicas y escasos referentes intelectuales contemporáneos han demostrado que con poco se puede hacer mucho cuando tenemos presentes el ejemplo de nuestros padres fundadores y el perenne anhelo de ser mejores hombres y a los que se encuentran en otras geografías y defienden y mantienen los sagrados principios aprendidos en las logias que aquí en nuestro suelo patrio les proporcionaron la luz que ilumina los valores.
Pero este momento no solo se puede emplear para regodearnos en un pasado que sirve de sostén, de raíz, de referente moral si no tenemos en cuenta la necesidad de hablarles a esa generación actual que tiene la noble responsabilidad de conducir a la institución masónica por los senderos que debe transitar en un mundo que exige cada vez más de nosotros ser paradigmas de la virtud.
A los masones cubanos no puede sernos indiferente la magnitud de lo que implica para nuestro país los eventos, proyectos y reflexiones que tienen relación con la conmemoración de los ciento cincuenta años de la fundación de la Gran Logia de Colón, hoy Gran Logia de Cuba. Debemos asumir entonces, nuestra obligación de integrarnos, dimensionando nuestro aporte en términos personales e institucionales por constituir este acontecimiento un gran desafío ciudadano.
En esta perspectiva nuestra primera preocupación y motivación es que esta conmemoración sea expresión del deseo de participación de todos los masones cubanos dondequiera se encuentren esparcidos por el mundo obviando las barreras circunstanciales. La integración y la no exclusión debe ser el común denominador de una celebración que debe estar fundada en todo lo que nos une, nos identifica y nos acoge.
Hoy el mundo vive un momento de desarrollo asombrosamente vertiginoso, el hombre es protagonista y víctima a la vez de los profundos cambios culturales, sociológicos, tecnológicos, económicos de nuestra civilización. Por lo que se hace cada vez más necesario asumir el futuro con una profunda conciencia de las consecuencias que emanan de nuestros actos. En los grandes procesos humanos suele ocurrir que el hombre no es capaz de saber percibir el carácter integral de su época. No solemos distinguir si somos parte de un final de era o de un comienzo de otra. Por tal motivo debemos tener siempre presente que se hace indispensable darle un carácter humanista a cada una de nuestras acciones ajustándonos a una ética para todos y en función de todos.
Estas celebraciones deben ser el pretexto para dar rienda suelta a la urgente necesidad de establecer un diálogo serio entre todos los masones, acerca de temas de vital relevancia para el desarrollo de un proyecto común donde tenemos el derecho a intervenir y encontrar respuestas en la solución a cuestiones que nos aquejan como hombres pensantes que somos en el siglo XXI.
Lamentamos que por cuestiones prácticas, ajenas a nuestra voluntad, esta celebración no hubiera proyectado una declaración de principios donde se de a conocer nuestro pensamiento actual y la concepción desde una perspectiva masónica acerca de los procesos en los cuales formamos parte. Sin embargo podemos plantear algunos conceptos que debe representar nuestra manera de proyectarnos en el futuro.
1. La masonería es por esencia, una entidad moral.
Se la define como tal y sus principios, históricamente, alcanzan en su acción los niveles más elevados de la ética Universal. Su obra, tanto en lo material como en lo espiritual se viene contrayendo desde un pasado. Selecciona, educa y disciplina a sus miembros. Hace que participen en la apasionante tarea individual y social de investigar en la búsqueda de la verdad.
2. Colocar al hombre en el centro de las cosas.
Debemos visualizar con perspectiva masónica el anhelado desarrollo ético en la época que se avecina. época futura preñada, como hoy y como ayer, de desafíos, que han de poner en movimiento las mayores inteligencias y capacidades constructivas de la institución.
3. Comprensión de lo que significa el ser masón cubano.
El masón cubano debe estar íntimamente ligado a las responsabilidades que emanan de nuestra condición de ser miembros de una sociedad nacional. Ser masón en la actualidad implica la plena condición de ciudadanos, con los derechos y deberes, así como la absoluta identidad con aquello que es sustancial a la cubanidad.
4. Nuestro decisivo papel en la historia del país no puede ser olvidado.
La masonería se ha destacado a través de nuestros pueblos por defender valores humanistas y racionalistas. En el siglo XIX estuvo comprometida con los ideales independentistas y posteriormente ha sido un poderoso instrumento en la construcción de una sociedad de hombres libres, que convivan impulsados por los valores de la igualdad y la fraternidad. Nuestra contribución a la historia nacional se desprende del protagonismo de nuestros miembros a través del tiempo, en lo intelectual, político y social. La diversidad de pensamientos e ideologías que existe en las logias masónicas favorece una disposición de tolerancia y respeto cívico que toda sociedad debería tener en alta estima.
5. Respeto a otras formas de asociación espiritual.
Consideramos que todas las organizaciones espirituales que tienen como ideal la fraternidad, trabajando con el propósito de lograr la redención del hombre, cumplen por igual una función necesaria en toda sociedad humana, debiendo existir una relación amistosa y fraternal entre ellas. En esto nadie está por delante de nadie, pues las comparaciones resultan injustas. Cada una es igualmente importante en los aspectos particulares que la distinguen.
6. Trabajar por el desarrollo moral de la juventud.
Debemos reafirmar nuestro compromiso de promover y trabajar junto a las organizaciones que tienen como finalidad prioritaria la juventud, sin imposición de doctrinas, en función de preparar a los buenos ciudadanos de cuyas actitudes dependerá el bienestar de la humanidad y el futuro del mundo.
7. La unidad de todos los masones cubanos.
Debemos promover un acercamiento entre todos los hermanos que por diversas circunstancias se encuentran separados, enfocados en la consecución de proyectos comunes en el marco de los Antiguos Límites.
8. La masonería es una institución progresista.
Nuestra institución no puede ser un órgano estático, debemos marchar siempre unidos al progreso, a los adelantos de la cultura, la ciencia, la técnica, trabajando por la paz y todo lo que represente progreso para la humanidad.
9. Debemos afrontar concientemente una nueva realidad.
El mundo atraviesa por su mayor crisis en la historia; el planeta se destruye a tal punto que puede llevarnos a la extinción de la especie humana. Se hace imprescindible un nuevo orden mundial para enfrentar el futuro. Este nuevo orden mundial no será posible sin la definición de una ética globalizada. Sin distinciones de raza, religión, cultura o sociedad. Todos somos responsables del destino del mundo.
10. La virtud como una meta deseada.
Ser masones no es ser perfectos; pero si ser hombres que, más allá del secreto y la discreción de las Tenidas masónicas, luchamos por ser mejores en nuestra vida de todos los días; luchamos para que nuestras familias, la sociedad y el mundo, sean cada día mejores.
Estos son algunos conceptos que deseaba compartir con todos ustedes en esta celebración que no es exclusiva. de los masones cubanos sino de todos los cubanos y de todos los que respetan la diferencia y todo lo positivo que existe en el hombre, porque puedo aseverar sin padecer de ser absoluto en mis consideraciones que no existe una sola familia cubana donde no esté presente un masón, no existe una generación donde sus descendientes no hayan estado ligados de una forma a la institución de la Escuadra y el compás. No existe un hecho en la historia de Cuba donde no esté el alcance de los principios que practicamos los masones.
A todos ustedes que comparten junto a nosotros de esta fiesta les damos las gracias y deseo finalizar esta intervención con un concepto planteado por el más grande de los cubanos, nuestro Apóstol y Hermano José Julián Martí y Pérez el 10 de octubre de 1890 en el Hardman Hall de Nueva York y que encierra el espíritu que hemos representado en estos ciento cincuenta años a los cuales hoy rendimos tributo:
...ni alardes pueriles, ni promesas vanas, ni odios de clase, ni pujas de autoridad, ni ceguera de opinión, ni política de pueblo ha de esperarse de nosotros, sino política de cimiento y de abrazo, por donde el ignorante temible se eleve a la justicia por la cultura, y el culto soberbio acate arrepentido la fraternidad del hombre, y de un cabo a otro de la Isla, sables y libros juntos, juntos los de la sierra y del puerto, se oiga, por sobre los recelos desarraigados para siempre, la palabra creadora, la palabra HERMANO.
Muchas gracias
José Ramón González Díaz
Gran Maestro
Gran Logia de Cuba