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Logia Armonía y José Martí

Gustavo E. Pardo

LA HABANA, Cuba, febrero (http://www.cubanetorg/) - Aunque en una nota publicada el 1 de septiembre de 1899 en la revista masónica La Gran Logia, el Dr. Francisco Solano Ramos afirmó que él había presentado a Martí en una logia de Madrid perteneciente al Gran Oriente Lusitano Unido, la polémica sobre la pertenencia o no de Martí a la Masonería se desato tras la aparición del testimonio Ofrenda de hermano, de Fermín Valdés Domínguez en el periódico El Triunfo, los días 19 y 20 de mayo de 1908, donde refiere la participación de ambos en los trabajos de una logia masónica que identifica como Armonía, de la que Martí era el orador.

Para aclarar esta situación, la Gran Logia de Cuba encomendó a diferentes comisiones de masones para que realizaran las investigaciones pertinentes en España, México y los Estados Unidos, países en donde nuestro Apóstol desarrolló sus más importantes actividades como exiliado.

En 1932, Victoriano Martínez de León, que fuera miembro de la logia Bartolomé Masó, y secretario del embajador de Cuba en Madrid, y a la sazón afiliado a la Logia Luís Simarro, radicada en esa capital, proporcionó los siguientes datos de la referida Logia Armonía:

El 20 de julio de 1870 se encontraba instalada esa logia, siendo su Venerable Maestro Agustín Panner.

La Logia Armonía fue inscrita en el cuadro general, en el año 1870, con el número 52, no habiéndose encontrado el documento de la instalación, pagó 18 dólares, ignorándose los motivos de ese beneficio.

Según el Rito Francés, y desde el 6 de diciembre de 1871, a 20 de marzo de 1873 efectuó 10 iniciaciones, 25 afiliaciones y regularizaciones, expidió 24 diplomas del grado 4to., 5 del grado 5to., 2 del 6to., y 8 de Rosa Cruz.

Dos veces fue suspendida por falta de pago de sus contribuciones.

Probablemente las logias de Madrid Discusión No 49, Caballeros Cruzados No 50, y "Armonía No. 52 fueron envueltas en la onda que arrastró a las que Bañares fundó en esa ciudad.

De las referencias anteriores se puede constatar que esta logia Armonía No. 52 tuvo una vida institucional incierta, y de corta duración.

Sin embargo, este informe de Martínez de León fue, y aun hoy es, utilizado por los investigadores que abordan la pertenencia de Martí a la Masonería como referencia obligada, llegando a convertirse en un verdadero mito martiano-masónico.

Recientemente, el historiador Samuel Sánchez Gálvez encontró en los archivos de la logia cienfueguera Fernandina de Jagua una documentación que data de 1871, expedida y firmada por Martí, como secretario de la logia Caballeros Cruzados de Madrid, la que se encontraba bajo la obediencia del Gran Oriente, ratificando lo que en 1899 había informado Solano Ramos.

Estos documentos avalan que en ese año Martí ya poseía el grado de Maestro Mason, pero no prueba la pertenencia de ambos amigos a la logia Armonía 52, porque Fermín Valdés Domínguez no estaba en esa fecha en España.

Entre las contradicciones en que se incurre al afirmar que una vez desaparecida la logia Caballeros Cruzados, Martí, y posteriormente Valdés Domínguez, se afiliasen a la logia Armonía 52, se puede constatar: Que Fermín Valdés Domínguez afirma en su Ofrenda de hermano que era templo de amor y caridad; auxilió a los cubanos presidiarios de Ceuta; atendía a las necesidades de los pobres de cualquier país; seguía al cubano al hospital o a su casa; fundó un colegio de niños pobres que Martí visitaba con frecuencia: hablaba a los niños con todo el cariño de su alma, y les dejaba dulces y libros.

Esta descripción corresponde al deber de la práctica de los principios de Amor Fraternal, Socorro y Verdad que todo taller masónico tiene la obligación de practicar, pero ese es un ejercicio que solo lo pueden ejercer aquellas asociaciones que gocen de una estabilidad institucional interna que les permita revertirse hacia la sociedad.

Resulta difícil de creer que una logia de las características que describe Martínez de León, “dos veces suspendida por falta de pago de sus contribuciones”, tuviese los fondos necesarios, y la disposición para realizar una obra filantrópica de tal envergadura.

Por otra parte, la referencia que se hace en el informe de Martínez de León a que esta logia trabajaba por el Rito Francés, que consta de siete grados, entra en franca contradicción con las joyas donadas por la viuda de Fermín Valdés Domínguez, exhibidas en el Museo Nacional Masónico, porque las mismas corresponden al Rito Escocés Antiguo y Aceptado, en cuyo sistema de 33 grados están incluidos el 18, o Rosa Cruz y el de Caballero Kadosh.

Precisamente, en este museo existe un diploma, lamentablemente algo deteriorado, expedido por la logia Capitular Armonía No,36, que funcionaba bajo la jurisdicción del Gran Oriente de España, emitido con fecha 22 de septiembre presumiblemente de 1872 a nombre de Fermín Valdés Domínguez, en el que se hace constar que posee el grado 18 del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.

Lo antes expuesto cambia lo que hasta este momento se había conocido sobre la presunta pertenencia de Martí y Fermín Valdés Domínguez a la logia Armonía No. 52 de Madrid, ante la evidencia que muestra el diploma hallado en el Museo Masónico, porque puede inferirse que si Fermín Valdés Domínguez, el “hermano del alma”, obtuvo el grado 18 en una Logia Capitular denominada Armonía 36, ¿a qué otra logia Armonía podría asistir Martí en España?

En el libro editado por el II Simposio de Metodología Aplicada a la Historia de la Masonería Española, celebrado en 1983 en la Universidad de Zaragoza, se expresa:
El Gran Oriente de España puede ser considerada como una de las más importantes Obediencias Masónicas del siglo XIX español, se funda el 21 de julio de 1870, resultando elegido Manuel Ruiz Zorrilla su primer Soberano Gran Comendador, y al mismo tiempo Gran Maestro.

Entre 1869 a 1881, el G.O.D.E. contaba con 236 logias, 207 en España, de ellas 27 radicaban en la capital, entre las cuales se encontraba la Logia Capitular Armonía No. 36. Además, existían 28 en Cuba y una en Filipinas.

Los masones conocen que los talleres que se caracterizan por su inestabilidad, generan malestar, inseguridad e incertidumbre en sus miembros, los cuales, y en particular los más jóvenes, al poco tiempo comienzan a abandonarlos, o en el mejor de los casos, a no asistir a sus tenidas. Este tipo de logias, por lo general, no realizan trabajos sociales, porque esta práctica es uno de los indicativos de la fuerza, estabilidad y proyección de un taller masónico. Efectivamente, de esta logia se pierden las noticias en 1873.

Por otra parte, la Logia Armonía No, 36 desarrollaba sus trabajos masónicos por el Rito Escocés, prueba de ello es el diploma extendido a Fermín Valdés Domínguez, que ha servido de basamento a todo este nuevo enfoque sobre la pertenencia de José Martí a los Altos Grados de la Masonería, así como de sus progresos en la obtención de los diferentes Gapitulares, al menos hasta el Grado 18.

Resulta evidente que la Logia Capitular Armonía No. 36 tuvo una existencia masónica de mayor duración que Armonía No. 52, prueba de ello es que la misma ya se encontraba establecida en 1869, y que se mantiene en el cuadro del G.O.D.E. hasta 18811

Además, hemos de recordar que el G.O.D.E. se hallaba constituido por los masones de pensamiento más progresista y liberal, que aquellos que se agrupaban en las restantes potencias masónicas que coexistían en la Península Ibérica durante el siglo XIX. ¿Es necesario adivinar a que Potencia Masónica se dirigirían los jóvenes cubanos residentes en Madrid?

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