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EL HOMBRE, ANIMAL INICIADO

Por el Q:.H:. Jorge Tachauer Sebök
M:.M:.
Logia Wolfgang Amadeus Mozart Nº206
Gran Logia de Chile


I) INTRODUCCIÓN.
El Hombre, el ser humano, es indudablemente un animal, pero un animal que ha desarrollado gradualmente su conducta estrictamente animalesca hasta ubicarla dentro de ciertos límites que le permiten manejar y desarrollar su vida en forma medianamente más evolucionada y mejor adaptada a las solicitaciones cotidianas que el común de los animales.
Así, el animal Hombre vive de manera tal que, amén de tratar de cubrir sus necesidades bio-zoológicas (cosa que no siempre suele lograr del todo) tiende a cubrir necesidades producidas específicamente por derivación de su proceso evolutivo: placeres, gustos, juegos, etc., y una vez satisfechas estas tiende a mirar hacia el lado, hacia abajo y hacia lo alto.
En general, el Hombre que ha superado la etapa de cobertura de sus necesidades básicas se mueve dentro de pequeños márgenes de búsquedas materiales, sensoriales o de índole espiritual. Al avanzar en el camino de su desarrollo evolutivo, el Hombre comienza un proceso de investigación o búsqueda de explicación del sentido de su mundo personal y de su vida en particular, de la vida y del gran mundo en general. Busca explicación, sentido y dirección a aquellas etapas del existir que son comunes a todos los Hombres, aunque bajo el único prisma que puede utilizar: su reflexión personal y su experiencia particular, para, de ahí, inferir conclusiones de tipo universal. Hay un cuestionamiento de las situaciones básicas que cimentan la existencia de ése Hombre, de todos los Hombres.
Creemos que en el Hombre existe una permanente aspiración a estructurar una concepción general, racional y lógica del mundo, de investigar y compenetrarse de los prin-cipios y leyes generales del mismo, de reencontrar su conciencia mediante el enlazamiento de los eslabones sueltos del conocimiento, en especial aquellos que no son evidentes a los sentidos.
Aparecen ciertas preguntas comunes a todos los humanos y que, como masones, forman parte de nuestro acervo más conocido de reflexión:
¿DE DÓNDE VENIMOS?,¿QUÉ SOMOS?, ¿A DONDE VAMOS?
Al buscar respuesta a esta interrogante y a las innumerables de ella derivadas, el Hombre coincide con las conclusiones y respuestas a que otros antes que él han llegado. Se adscribe más informal que formalmente a líneas de pensamiento que pueden abarcar globalmente al ser humano y a su deambular por el mundo, p.ej., una doctrina religiosa, o una concepción política.

II) DESARROLLO.
Existen ciertos aspectos derivados directamente de la percepción personal e ínti-ma de ser un ente distinto por parte del Hombre, y son aquellos que le permiten comenzar su búsqueda de respuestas a ciertas interrogantes trascendentales.
Hay algunas ideas que pueden servirnos para ir tejiendo esta plancha en torno al fenómeno iniciático que rodea al Hombre, y que una vez que empieza a desarrollarse lo diferencian claramente de cualquier especie animal y lo transforman también en integrante de una elite entre los Hombres mismos. El Hombre, al plantearse interrogantes y propo-nerse vías de explicación de las mismas pasa por ciertos estados o hitos; fenómenos cons-cientes que, al planteárselos, simultáneamente va siendo objeto de los mismos. Hé aquí al-gunos de esos hitos importantes:
a) Nacimiento en Sabiduría;
b) Despertar de Conciencia;
c) Punto de Partida;
d) Camino de Auto-Conocimiento;
e) Síntesis Axiológica.


II.a) Nacimiento en Sabiduría.
Queremos destacar que, en algún momento del devenir humano, un acontecimiento (casual o buscado), por ejemplo: una ceremonia (el caso de una de Iniciación), el falleci-miento de un ser querido, un fenómeno de la naturaleza, etc., como punto de inflexión de-sencadena un proceso muy gradual, casi nunca súbito, de morir para una forma de vivir y de ver la vida y nacer para una renovada y distinta manera de existir.
Esta experiencia o acontecimiento es una marca al rojo en nuestra conciencia asertiva; nos señala caminos para superar la superficialidad de las cosas e introducirnos en lo más profundo de ellas y nos guía en la búsqueda de enlazar la experiencia originante con la fuente primigenia de nuestra mismidad. Nos presenta un intento de compenetrarnos de la realidad en que vivíamos y de su diferencia con esta realidad nueva que está naciendo y que empezamos a percibir.

II.b) Despertar de conciencia.
De ser individuos inermes en nuestra pequeñez y en nuestra simplicidad, y autómatas guiados fundamentalmente por los instintos animales, comenzamos a ser personas distintas luego del shock que es el punto de inflexión. Nuestro yo comienza a transformarse gradual e individualmente, de acuerdo a nuestro propio “tempo”. Comen-zamos a ser más íntegros y coherentes de lo que fuimos y menos de lo que potencialmente seremos en el futuro. Empezamos a comprender que aunque posiblemente mejores, somos aún abrumadora y permanentemente perfectibles. Esta conciencia de perfectibilidad es una de las grandes diferencias entre un iniciado y un no-iniciado, entre un Masón iniciado de hecho y un profano.

II.c) Punto de Partida.
Es indudable que si nuestra razón nos indica en un momento dado de nuestra vida que hemos obtenido ciertos logros aparentemente valiosos, nuestra intuición emotiva se presenta para indicarnos que siempre hay un escalón más que subir en nuestra ruta de vida. No se trata de ambición desmedida por bienes materiales. Una característica del Hombre Iniciado es su inconformismo positivo hacia la relación entre su esencia y su existencia. Tratar de ser siempre mejores, de estar en situación de proporcionarnos mejores respuestas a las preguntas claves, que en cada escalón nos den cierta tranquilidad para poder seguir trabajando en desentrañarlas más agudamente. Por ende, si hemos sido de alguna forma iniciados y, concretamente, si como masones hemos pasado por la Ceremonia de Iniciación, debemos tener prístinamente claro que la Iniciación es sólo un Punto de Partida, algo muy importante, pero no más que eso: el comienzo de algo que depende de nosotros solamente.

II.d) Camino de Auto-Conocimiento.
El Hombre Iniciado transita por un camino muy singular. Es un camino que no tiene fin y que se dirige especialmente hacia su interior, hacia su conciencia y hacia su emoción. Pero en la medida que va conduciéndose más hábilmente en su camino al Yo, paulatinamente va capacitándose para comprender mejor a sus prójimos, ganando en empa- tía y así saber ayudarlos y serles útil. El camino del Auto-Conocimiento del Hombre Inicia-do, del Masón por antonomasia, permite transitar simultáneamente por dos pistas en sentido inverso. No hay contradicción alguna; mientras más nos perfeccionamos como individuos, mejores entes sociales somos. Somos Yo pero formamos parte del Nosotros.

II.e) Síntesis Axiológica.
En el Hombre Iniciado, en el Masón propiamente tal, su vida se transforma en el ejercicio de ciertas normas de convivencia y de acción, que son básicas para nuestra Augus-ta Orden aunque no necesariamente para la profandad en general.
La Iniciación Masónica señala una vía de estudio y práctica de cierto tipo de com-portamiento peculiar y distintivo de sus integrantes. A través de la vivencia del ritual trata-mos de desenvolver nuestras capacidades para desarrollarnos de acuerdo a lo que cono-cemos como virtudes masónicas, que no son otra cosa que realizar nuestros actos en torno a ciertos valores que, además de sernos muy caros, permiten una interrelación mejor entre quienes conforman la sociedad. Podemos mencionar: la Caridad, la Tolerancia, la Fraterni-dad, la Solidaridad, el Sentido de Justicia, el Amor al Prójimo, la Honradez, etc.

III) CONCLUSIONES.
El Hombre Iniciado – cuyo arquetipo es el Masón – forma parte de un grupo selec-to que desea y necesita sobreponerse a la simple satisfacción de necesidades básicas y estre-chas y a la mediocridad en todo sentido que de ella emana; en general deberá sobreponerse al conformismo. La Orden le exige que sea perseverante en sus esfuerzos por lograr la ca-pacidad para una explicación global de la realidad y su traducción en una acción que busca siempre mejorarlo a él y a la sociedad, y le proporciona medios de reflexión conducentes a un comportamiento que signifique permanentemente un proceso irreversible de perfectibi-lidad.
El Hombre Masón Iniciado siempre va ascendiendo por las escarpadas laderas de la montaña; cada uno según su propia posibilidad y resistencia, con perseverancia y dedica-ción. Nunca se da por vencido, aunque sabe que la montaña tiene una cima que, a medida que creemos acercarnos a ella se va alejando de nosotros. Pero los Masones no somos Prometeos sin esperanza. Por el contrario, estamos convencidos de que, cada vez que ascendemos un trecho, nuestra piedra bruta va teniendo más pulidas sus aristas. Por ende, nuestra explicación del mundo y nuestro comportamiento con los demás estará más lleno de virtudes y puede (o debiera) ser ejemplo para que todas las hebras que se entrelazan for-mando la trama del tejido social vean que es posible que, siendo individualmente mejores, podemos mejorar las relaciones entre quienes la integran. La sociedad adquiere así estabi-lidad sana y con permanencia en el tiempo cronológico, basada en Equidad y Justicia, en fin, en Amor.

Un verdadero Hombre Masón Iniciado ha llegado a tener:

i) Conocimiento de sí mismo y conocimiento del mundo;
ii) Dominio de sí mismo y decidida capacidad de acción en el mundo; y
iii) Ennoblecimiento de sí mismo transformado en aspiración a la dicha en la vida de la Humanidad en todos los ámbitos.

Debemos recalcar que el Hombre Iniciado no necesita ser adoctrinado; su cambio de nivel de conciencia ocurre cuando él devela por sí mismo la relación entre el Yo y el Universo.
Podemos resumir que la gran visión del Iniciado emana de su explicación coherente del AYER, practicada en el HOY, lo que le da firmes esperanzas en un MAÑANA mejor, a partir de la absoluta convicción de la necesidad imperiosa de SER MEJORES CADA DÍA PARA QUE CADA DÍA LA HUMANIDAD SEA MEJOR.

BIBLIOGRAFÍA.

  • Lehnhoff, Eugen. “Los Masones ante la Historia”, México, 1979.
  • Planchas varias, diversos autores.
  • Apuntes personales del autor.

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