FLORENCIA, ITALIA. Después de dos años de radicales trabajos de restructuración que han revolucionado los espacios expositivos, el Museo de Historia de la Ciencia de Florencia ha vuelto a abrir sus puertas al público como Museo Galileo Galilei.
El evento coincide con el 400 aniversario de “Sidereus Nuncius”, la obra publicada en marzo de 1610 con la cual Galileo Galilei divulgó las sensacionales novedades descubiertas con su telescopio y constituye el cierre simbólico de las celebraciones del Año Internacional de la Astronomia, decretado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, (UNESCO) precisamente para recordar los descubrimientos astronómicos del científico pisano.
La reputación internacional del Museo, que alberga los instrumentos ideados y construidos por Galileo, incluidos los dos telescopios y la lente divergente en el ocular del telescopio con los cuales descubrió los satélites de Júpiter, además del inestimable patrimonio de instrumentos experimentales del tiempo de los Medici y de los Lorena y la rica biblioteca, hace de la apertura del Museo uno de los eventos culturales más importantes de los últimos tiempos.
En esta ocasión, el Museo Galileo ha decidido exponer parte de los restos mortales del grande científico, que se perdieron más de un siglo atrás y que recientemente fueron encontrados. Galileo Galilei murió en Florencia el 8 de enero de 1642 y no pudo ser enterrado en lugar consagrado por la oposición de las autoridades religiosas decididas a contrarrestar la celebración en tierra bendecida de un hombre que fue condenado por la “Sagrada Congregación de la Romana y Universal Inquisición”, (Santa Inquisición) porque “sus opiniones, tanto falsas como herróneas habían producido escándalo universal al Cristianismo”.
Durante 95 años, tanto sus discípulos como los Duques de Toscana, hicieron esfuerzos para que al grande científico pudiesen darle un entierro honorable, finalmente el 12 de marzo de 1737, al tramonto, fue posible trasladar los restos de Galileo Galiei, del depósito clandestino en el que estuvo originariamente colocado, a la tumba monumental en la Iglesia de Santa Croce de Florencia, frente al de Miguel Angel, donde se encuentran actualmente.
La erección de la tumba y la traslación de sus restos representaban una manifestación elocuente de la decidida voluntad del último descendiente de la familia florentina Medici, el gran Duque Gian Gastone de afirmar la autonomía del estado contra la interferencia eclesiástica. Darle a Galileo Galilei una honorable sepultura significaba afirmar la prerrogativa y la autonomía del gobierno civil y celebrar al científico pisano como símbolo y mártir de la libertad de pensamiento.
A la solemne ceremonia participó una numerosa delegación de hombres de cultura, representantes de familias nobles de esos tiempos y la logia masónica florentina. Naturalmente ningún representante oficial de la Iglesia Católica estuvo presente.
Para garantizar la fiel transmisión de ese acontecimiento memorable a la posteridad, un notario fue el encargado de redactar un informe escrito. Gracias a este documento se conocen actualmente todos los detalles del entierro de ese gran científico en la Iglesia de Santa Croce.
El evento coincide con el 400 aniversario de “Sidereus Nuncius”, la obra publicada en marzo de 1610 con la cual Galileo Galilei divulgó las sensacionales novedades descubiertas con su telescopio y constituye el cierre simbólico de las celebraciones del Año Internacional de la Astronomia, decretado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, (UNESCO) precisamente para recordar los descubrimientos astronómicos del científico pisano.
La reputación internacional del Museo, que alberga los instrumentos ideados y construidos por Galileo, incluidos los dos telescopios y la lente divergente en el ocular del telescopio con los cuales descubrió los satélites de Júpiter, además del inestimable patrimonio de instrumentos experimentales del tiempo de los Medici y de los Lorena y la rica biblioteca, hace de la apertura del Museo uno de los eventos culturales más importantes de los últimos tiempos.
En esta ocasión, el Museo Galileo ha decidido exponer parte de los restos mortales del grande científico, que se perdieron más de un siglo atrás y que recientemente fueron encontrados. Galileo Galilei murió en Florencia el 8 de enero de 1642 y no pudo ser enterrado en lugar consagrado por la oposición de las autoridades religiosas decididas a contrarrestar la celebración en tierra bendecida de un hombre que fue condenado por la “Sagrada Congregación de la Romana y Universal Inquisición”, (Santa Inquisición) porque “sus opiniones, tanto falsas como herróneas habían producido escándalo universal al Cristianismo”.
Durante 95 años, tanto sus discípulos como los Duques de Toscana, hicieron esfuerzos para que al grande científico pudiesen darle un entierro honorable, finalmente el 12 de marzo de 1737, al tramonto, fue posible trasladar los restos de Galileo Galiei, del depósito clandestino en el que estuvo originariamente colocado, a la tumba monumental en la Iglesia de Santa Croce de Florencia, frente al de Miguel Angel, donde se encuentran actualmente.
La erección de la tumba y la traslación de sus restos representaban una manifestación elocuente de la decidida voluntad del último descendiente de la familia florentina Medici, el gran Duque Gian Gastone de afirmar la autonomía del estado contra la interferencia eclesiástica. Darle a Galileo Galilei una honorable sepultura significaba afirmar la prerrogativa y la autonomía del gobierno civil y celebrar al científico pisano como símbolo y mártir de la libertad de pensamiento.
A la solemne ceremonia participó una numerosa delegación de hombres de cultura, representantes de familias nobles de esos tiempos y la logia masónica florentina. Naturalmente ningún representante oficial de la Iglesia Católica estuvo presente.
Para garantizar la fiel transmisión de ese acontecimiento memorable a la posteridad, un notario fue el encargado de redactar un informe escrito. Gracias a este documento se conocen actualmente todos los detalles del entierro de ese gran científico en la Iglesia de Santa Croce.