Gustavo Pardo Valdés
LA HABANA, Cuba, agosto (www.cubanet.org) - El 12 de agosto de 1933 marcó el fin de la primera República, y fue el punto de partida para nuevas figuras que trascendieron al escenario político cubano. Estos actores serian determinantes en los acontecimientos que conllevaron al inicio de la “larga noche”, en la que Cuba se encuentra sumida desde 1959.
Gerardo Machado y Morales tomó posesión como Presidente de la República el 20 de mayo de 1925. El pueblo, hastiado de la politiquería, necesitaba de un líder que restableciera el principio de autoridad e impulsara el desarrollo económico del país.
Machado ejecutó obras tan perdurables como el Capitolio Nacional, la Avenida de las Misiones, la Carretera Central, la ampliación la Universidad de La Habana, el estadio universitario, así como acueductos y alcantarillados en todo el país. Obtuvo logros en política internacional, tales como la revisión del Tratado de Reciprocidad con los Estados Unidos; la discusión de la abrogación de la Enmienda Platt; estableció una Comisión Técnica Arancelaria para proteger y estimular la producción agrícola e industrial del país, y concertó tratados comerciales con diversos países del orbe.
Machado estuvo en el apogeo de su popularidad hasta 1929, fecha en que se reelige a un segundo periodo, provocando la reacción adversa de una parte considerable de la sociedad. No obstante, todavía no podía afirmarse que la opinión pública le fuera mayoritariamente adversa.
Otra faceta prácticamente ignorada en la vida de este hombre, es su militancia masónica. Machado fue Maestro Mason en la logia Progreso de Santa Clara, desde el 6 de enero de 1925.
Aunque es usual que para obtener el grado 33 del Rito Escocés Antiguo y Aceptado sea requisito que el masón se encuentre en posesión del grado 32, en el caso del General Machado se obvió tal situación, siendo propuesto el 2 de agosto de 1928 como Soberano Gran Inspector General de la Orden (grado 33). Su expediente fue presentado por el Sr. Enrique Elizaga Peláez, grado 33, y aprobado por los 27 asistentes a la reunión; entre los cuales se encontraban las más altas personalidades de la Masonería de esa época. La ceremonia se efectuó el jueves 17 de octubre de 1929.
Esta distinción ha sido cuestionada por personas que desconocen otro aspecto de este asunto: El Supremo Consejo del grado 33 expulsó a Machado cuando aún era Presidente.
En carta dirigida al Sr. Huge Hartensteinm, embajador en La Habana del Mahi Temple, fechada el 13 de octubre de 1933, consta que Machado fue expulsado “por conducta impropia” del grado que ostentaba. Esta misiva se encuentra archivada en el expediente de Machado en el Supremo Consejo del Grado 33 para la República de Cuba.
El Supremo Consejo de aquella época supo anteponer los intereses nacionales a los riesgos que implica enfrentar a un régimen tiránico, aun cuando quien lo encabezaba era un masón.
LA HABANA, Cuba, agosto (www.cubanet.org) - El 12 de agosto de 1933 marcó el fin de la primera República, y fue el punto de partida para nuevas figuras que trascendieron al escenario político cubano. Estos actores serian determinantes en los acontecimientos que conllevaron al inicio de la “larga noche”, en la que Cuba se encuentra sumida desde 1959.
Gerardo Machado y Morales tomó posesión como Presidente de la República el 20 de mayo de 1925. El pueblo, hastiado de la politiquería, necesitaba de un líder que restableciera el principio de autoridad e impulsara el desarrollo económico del país.
Machado ejecutó obras tan perdurables como el Capitolio Nacional, la Avenida de las Misiones, la Carretera Central, la ampliación la Universidad de La Habana, el estadio universitario, así como acueductos y alcantarillados en todo el país. Obtuvo logros en política internacional, tales como la revisión del Tratado de Reciprocidad con los Estados Unidos; la discusión de la abrogación de la Enmienda Platt; estableció una Comisión Técnica Arancelaria para proteger y estimular la producción agrícola e industrial del país, y concertó tratados comerciales con diversos países del orbe.
Machado estuvo en el apogeo de su popularidad hasta 1929, fecha en que se reelige a un segundo periodo, provocando la reacción adversa de una parte considerable de la sociedad. No obstante, todavía no podía afirmarse que la opinión pública le fuera mayoritariamente adversa.
Otra faceta prácticamente ignorada en la vida de este hombre, es su militancia masónica. Machado fue Maestro Mason en la logia Progreso de Santa Clara, desde el 6 de enero de 1925.
Aunque es usual que para obtener el grado 33 del Rito Escocés Antiguo y Aceptado sea requisito que el masón se encuentre en posesión del grado 32, en el caso del General Machado se obvió tal situación, siendo propuesto el 2 de agosto de 1928 como Soberano Gran Inspector General de la Orden (grado 33). Su expediente fue presentado por el Sr. Enrique Elizaga Peláez, grado 33, y aprobado por los 27 asistentes a la reunión; entre los cuales se encontraban las más altas personalidades de la Masonería de esa época. La ceremonia se efectuó el jueves 17 de octubre de 1929.
Esta distinción ha sido cuestionada por personas que desconocen otro aspecto de este asunto: El Supremo Consejo del grado 33 expulsó a Machado cuando aún era Presidente.
En carta dirigida al Sr. Huge Hartensteinm, embajador en La Habana del Mahi Temple, fechada el 13 de octubre de 1933, consta que Machado fue expulsado “por conducta impropia” del grado que ostentaba. Esta misiva se encuentra archivada en el expediente de Machado en el Supremo Consejo del Grado 33 para la República de Cuba.
El Supremo Consejo de aquella época supo anteponer los intereses nacionales a los riesgos que implica enfrentar a un régimen tiránico, aun cuando quien lo encabezaba era un masón.