Rivadavia era incapaz de lealtad, honestidad o siquiera buenas maneras en sus relaciones con los hombres que lo rodeaban con quienes estaba obligado a llevar los negocios de la comunidad. Odiaba a los hombres que eran más notables o tenían más éxito que él. No encontraba nada demasiado maligno que decir sobre San Martín y Bolívar.” (Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX. H.S.Ferns. p.178).
Bernardo González Rivadavia (con “b” larga), que era su verdadero nombre, aunque el pretendía que lo llamasen como Bernardino Rivadavia o simplemente como “Don Bernardino”, sus enemigos que no eran pocos lo llamaban el “Sapo del diluvio”.
Fue un gobernante nefasto para el Libertador José de San Martín. Éste llega al país en marzo de 1812 y ofrece sus servicios al Primer Triunvirato cuya principal figura era la de Bernardino. Este primer Triunvirato fue cuestionado por la Logia Lautaro (Dirigida por San Martín) y la Sociedad Patriótica (dirigida por Monteagudo).
El 8 de octubre de 1812 un golpe de Estado dirigido por estos Jefes terminará con el “tibio” (por lo patriótico) gobierno de Rivadavia….el encono y la envidia de éste hacia San Martín serán de por vida.
Rivadavia le negará todo recurso a San Martín para la guerra de emancipación.
El Libertador formó un ejercito “a pulmón”, con mano de obra mendocina que hizo desde los uniformes y la bandera del ejército hasta los cañones en la fragua de Fray Luis Beltrán. El plan libertador de San Martín consistía básicamente en un movimiento de pinzas sobre los españoles, haciéndolo él por mar y que al mismo tiempo un ejercito auxiliar que avance por el norte. Con ese propósito mandó a Gutiérrez de la Fuente para que ofreciera la jefatura a Bustos (de Córdoba) para que forme un ejército con gente de las provincias del interior, y con la ayuda económica de Buenos Aires (del puerto). Pero Rivadavia estaba más interesado por las reformas burocráticas y las mejoras edilicias que en la suerte del país y del ejercito Libertador, de manera que Gutiérrez de la Fuente se volvió con las manos vacías.
“La guerra la tenemos que hacer del modo que podamos. Si no tenemos dinero, carne y un pedazo de tabaco no nos han de faltar. Cuando se acaben los vestuarios nos vestiremos con las bayetitas que trabajan nuestras mujeres, y sino andaremos en pelotas como nuestros paisanos los indios. Seamos libres, que los demás no importan” (José de San Martín, al negársele los recursos para la Campaña Libertadora por parte de Rivadavia y Cía.).
Finalmente San Martín no tuvo más remedio que ceder su lugar a Bolívar en Guayaquil para que concluyera la gesta libertadora. Bolívar no era partidario de la segregación del Alto Perú, pero Sucre al mando de Bolívar, formó la “República de Bolívar” (Bolivia) “liberando de argentina” ese territorio.
San Martín dejó Perú, cruzó la cordillera y se recluyó en retiro en su chacra de Coria (Mendoza). Pero ni con eso se conformó Rivadavia, y temeroso de que se designara jefe supremo a San Martín, lo hostilizó de todas maneras El propio San Martín se lo confiesa a O´Higgins en carta del 2º de octubre de 1827:
“…Mi separación voluntaria del Perú parecía me ponía al cubierto de toda sospecha de ambicionar nada sobre las desunidas Provincias del Plata. Confinado en mi hacienda de Mendoza, y sin más relaciones que algunos vecinos que venían a visitarme, nada de esto bastó para tranquilizar la desconfiada administración de Buenos Aires; ella me cercó de espías; mi correspondencia era abierta con grosería…”.
San Martín decide trasladarse a Buenos Aires a darle el último adiós a su esposa que agonizante reclamaba su asistencia. Pero San Martín debe postergar su viaje ante la certeza de un complot para interceptar su viaje para prenderlo o asesinarlo, y en carta a Guido del 27 de abril de 1828, da cuenta de ello:
“¿Ignora Usted por ventura que en el 23, cuando por ceder a las instancias de mi mujer de venir a Buenos Aires a darle el último adiós, resolví en mayo venir a Buenos Aires, se apostaron en le camino para prenderme como a un facineroso, lo que no realizaron por el piadoso aviso que se me dio por un individuo de la misma administración”.
No obstante la advertencia, San Martín pasa por Buenos Aires para irse finalmente el 10 de febrero de 1824 rumbo a Europa. (Remedios había fallecido en agosto de 1823).
San Martín, le escribe a O´Higgins el 20 de octubre de 1827:
“Me dice Ud. no haber recibido más carta mías; se han extraviado, o mejor dicho se han escamoteado ocho o diez cartas mías que le tengo escritas desde mi salida de América; esto no me sorprende, pues me consta que en todo el tiempo de la administración de Rivadavia mi correspondencia ha sufrido una revista inquisitorial la más completa. Yo he mirado esta conducta con el desprecio que merecen sus autores….ya habrá sabido la renuncia de Rivadavia. Su administración ha sido desastrosa y solo ha contribuido a dividir los ánimos.
Yo he rechazado tanto sus groseras imposturas como su innoble persona. Con un hombre como este al frente de la administración no creí necesario ofrecer mis servicios en la actual guerra con el Brasil por el convencimiento en que estaba, de que hubieran sido despreciados”.
San Martín le envía a O´Higgins el 19 de abril de 1829 otra carta, donde le refería el ofrecimiento que le hicieron los unitarios para evitar la guerra civil que ellos mismos provocaron con el salvaje asesinato de Manuel Dorrego:
“…su objeto era que yo me encargase del mando del ejercito y provincia de Buenos Aires y transase con las demás provincias a fin de garantir por mi parte y el de los demás gobernadores a los autores del 1° de diciembre (asesinato de Dorrego) …por otra parte los autores del movimiento del 1° de diciembre son Rivadavia y sus satélites y a Ud. le consta los inmensos males que estos hombres han hecho no solo a este país sino al resto a América con su infernal conducta. Si mi alma fuese tan despreciable como las suyas, yo aprovecharía esta ocasión para vengarme de las persecuciones que mi honor ha sufrido de estos hombres; pero es necesario señalarles la diferencia que hay , de un hombre de bien a un malvado…Digo a Ud. en la mía del 5 que para le próximo paquete (paquebote) de mayo me marcharía a Europa, pero lo certificaré en el que sale a fines de éste. Adiós otra vez, por siempre su invariable San Martín”.
He aquí el “misterio” del abandono de la Campaña Emancipadora y del Exilio del Libertador….y pensar que Bartolomé Mitre pretendió convertir a Rivadavia en el “Padre de la Patria”….
- Altamira, Luis Roberto: “San Martín. Sus relaciones con don Bernardino Rivadavia”
- Piccinali, Héctor Juan. “San Martín y Rosas”.
- Soler Cañas, Luis: “San Martín, Rosas y la falsificación de la Historia”
- Sulé Jorge: “La coherencia política de San Martín”
- www.lagazeta.com.ar
(*) Titulo original: El libertador y Rivadavia publicado en Corientes Opina