Por Gustavo Pardo Valdés
LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) - En Masonería, la palabra derecho simboliza lo recto, es decir, el ejercicio de un comportamiento sujeto a las leyes. Según Kant, el derecho es la limitación de la libertad de cada uno en su correlación con la de todos.
Por Estado de Derecho se entiende al poder que se encuentra limitado por leyes. En el caso de los estados, la separación de poderes es su esencia y garantía. El concepto de democracia se encuentra íntimamente relacionado con la existencia del Estado de Derecho.
La Constitución de la Gran Logia de Cuba, establece un gobierno basado en una estructura que garantiza la existencia de: 1) La tripartición de los poderes; 2) Un régimen de gobierno democrático.
Estas características institucionales proveen a los masones, entre otras facultades, del derecho a la igualdad ante la ley y el de la alternancia en el ejercicio del poder. La Alta Cámara o Gran Logia, es el más alto cuerpo legislativo de la Fraternidad. A ella corresponde hacer y derogar las normas jurídico-doctrinales que regirán a la asociación; estos acuerdos se convierten en leyes de obligatorio cumplimiento para todos.
Antes de ser iniciado en la Masonería, es preciso prestar ciertos juramentos que son los que confieren el carácter de masón; entre los cuales se encuentra el de respetar y acatar las leyes, acuerdos y reglamentos adoptados por la Gran Logia. Estos juramentos son el lazo de unión que cohesiona a los masones.
Violar uno solo de estos compromisos libremente adquiridos, implica romper el vínculo fraternal establecido; de ahí la gravedad que las leyes judiciales masónicas conceden al delito de perjurio: un perjuro es un traidor.
La institución masónica cubana, no está pasando por los mejores momentos de su historia, debido a la política jurídico-doctrinal adulterada seguida durante años por quienes detentaban el poder; lo cual trajo como resultado las actuales desavenencias existentes en el seno de la Fraternidad.
Hay quienes consideran que el Gran Maestro, Sr. José Ramon González, no ha hecho todo lo necesario para resolver los asuntos pendientes en la Institución; no obstante, es preciso reconocer su decisión de poner a disposición de la justicia masónica a quienes reiteradamente violaban las Leyes y tradiciones de la Masonería Regular Universal; hechos cometidos por quienes estaban más obligados a preservarlas y defenderlas.
Si bien es cierto que aun no se ha “sacudido la mata” con el vigor que se requiere para que caigan otros que aun se consideran impunes, la medida asumida por el Gran Maestro, reafirma que en un Estado de Derecho democrático, regido por los principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad, nadie está por encima de la ley.