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INFLUENCIA DE LA MASONERIA EN LA INDEPENDENCIA LATINOAMERICANA





A.’.L.’.G.’.D.’.G.’.A.’.D.’.U.’.
INFLUENCIA DE LA MASONERIA EN LA INDEPENDENCIA LATINOAMERICANA

Al hablar sobre el tema de la Masonería Latinoamericana, debemos en primer lugar fijar un punto de partida, y luego procederemos a analizar los procesos históricos, políticos, económicos y sociales de la región con el fin de reflexionar sobre la posición que ha tenido y la que deberá asumir nuestra Institución frente a los problemas del desarrollo social. Así, pues, la historia de América Latina, la de cada uno de sus pueblos y naciones, no puede entenderse desconociendo o negando la acción Masónica en el proceso de su construcción desde principios del siglo XVIII.
Primero vamos a comparar la colonización Norteamericana con la de América Latina. Recordemos que la colonización de Latinoamérica fue totalmente diferente a la norteamericana. Pues, la colonización de América del Norte, en lo político, fue de tendencias democráticas y en lo religioso, de carácter protestante. A aquellas tierras llegaron los rebeldes perseguidos por la monarquía inglesa, gobernada por los Torys latifundistas. Cuando se hace la restauración de la monarquía después del período republicano de Cromwell, el desarrollo industrial había adquirido tal importancia, que un nuevo sector de burgueses industriales, representados por los Whigs, reclamó su puesto en la dirección de la política, y por eso la gloriosa revolución de 1688 que restauró el Trono se hizo a base de la alianza de Torys y Whigs, con la colaboración de la Iglesia Oficial Protestante. Esto obligó a emigrar a las colonias americanas a los elementos más progresistas que quedaron al margen de aquella alianza, como los inconformes, cuáqueros, anabaptistas, librepensadores y Masones que habían colaborado con Cromwell, etc., con los que las colonias comenzaron a industrializarse, naciendo en consecuencia un proletariado que contribuyó a dar a la revolución de independencia, un signo democrático y liberal.
En cambio la colonización de los pueblos subordinados a la Corona Española, fue de corte, teológica y feudal, como consecuencia de la situación imperante de la metrópoli. A estas colonias llegaron vándalos, delincuentes y personas de la más baja idiosincrasia española, pero también llego una minoría de perseguidos por la monarquía y por la inquisición, como librepensadores, erasmitas, judíos, etc, que fueron creciente de futuras revoluciones democráticas, pero que no pudieron constituirse en clase industrial, pues la Corona cuidaba celosamente de impedir el proceso de industrialización de estas tierras. Por tal motivo, tampoco pudo desarrollarse la clase proletaria, pero sí un artesanado que, con la masa de indios y esclavos explotados, constituían el pueblo. Cuando se hace la emancipación de las colonias, se había fortalecido el criollismo terrateniente, feudal y aristocrático, que deseaba para sí el disfrute de sus bienes, prescindiendo del gobierno de la metrópoli.
Por otra parte, la Iglesia Católica también había acaparado enormes extensiones de tierra y controlaba la situación en alianza con la burocracia española gobernante.
El resultado de esta situación fue que la independencia de los países Latinoamericanos deja intacta la estructura teológico-feudal de los mismos, con una economía rudimentaria basada en la agricultura, en la ganadería y el artesanado pero sin industrias. Y puesto que la libertad política en nada había mejorado la situación económica y social, al conseguir esa libertad que mantuvo momentáneamente unidos a los criollos con el pueblo explotado, al que demagógicamente se le prometieron muchas cosas, reaparecieron inmediatamente en la realidad social los mismos problemas que los pueblos Latinoamericanos habían confrontado durante la colonia, obligando a las fuerzas que combatieron juntas por la independencia a reagruparse alrededor de aquellos, representando dos frentes en constante pugna: el liberal y el conservador. El primero estaba inspirado en doctrinas importadas de Europa, y que los propios criollos, allí educados, habían llevado a América. El partido conservador, en alianza con la Iglesia Católica, pretendía dejar las cosas como estaban, es decir, perpetuar en su beneficio la estructura feudal y la explotación de los pueblos.
Paralelamente al desarrollo económico y a los acontecimientos políticos y sociales de Latinoamérica, la Masonería que se había arraigado en el continente antes de su emancipación de las metrópolis europeas, fue adaptando diversas posturas y cambiando su modo de actuar, con una ideología también cambiante, reflejo de los intereses de los elementos que la integraron en cada época, y que eran a su vez los de los grupos sociales en pugna a que antes hemos hecho referencia.
La Institución se desarrolló en las colonias inspirada en los principios de lucha libertadora y se nutría principalmente de los perseguidos en Europa por la inquisición y por las monarquías existentes en Inglaterra y España.
Así la Masonería de las colonias inglesas estaba constituida por los perseguidos de las sectas religiosas enemigas del Anglicanismo Oficial y por los restos de los republicanos de la época Cromweliana, a los que “la gloriosa revolución de 1688” hizo objeto de implacable persecución; su ideología era la de los Francmasones Operativos, nacida desde la época de Tomás Moro, muy desarrollada durante la República y mezclada con el misticismo de los puritanos, anabaptistas, etc., compañeros de exilio de los librepensadores. Con esa base, la Masonería luchó decididamente por la emancipación de la metrópoli, de las colonias inglesas y actuó en los primeros años de su liberación con arreglo a las doctrinas progresistas de Washington, Lincoln y Jefferson, que incluso se extendieron por las colonias hispánicas influenciando la Masonería de estas últimas.
Por su parte, la Masonería de las colonias dependientes de la península ibérica, se fundó igualmente por los emigrados perseguidos, como los librepensadores, judíos y Francmasones, a los que se unieron muy posteriormente los criollos que deseaban la emancipación y la libertad de sus tierras nativas frente a España y Portugal. La Francmasonería Latinoamericana, nacida con el espíritu de la primitiva Institución, sufrió bien pronto las influencias de la inglesa, de la americana, de la francesa y de la misma española.
La inglesa, monárquica, aristocrática y religiosa, se había constituido para barrer los restos de la Operativa, de la época republicana, y ser el sostén del Trono y el Altar, llegando a constituir la avanzada del imperialismo británico. Era bien acogida en los países católicos, como reacción de los liberales ante la opresión de la política papista, y porque, además, en aquella época en la que Inglaterra quería destruir el imperio español, estimulaba todo movimiento libertario de sus colonias. La americana, como ya hemos dicho, actuaba también a través de sus agentes, apoyando la lucha por la emancipación, proclamando los principios de libertad, igualdad y fraternidad.
La Masonería francesa influyó en la Latinoamericana, con un signo francamente libertario y progresista, a través de los criollos educados en París, que traían las enseñanzas y doctrinas —prohibidas en las colonias— de la revolución de 1789 y, especialmente, de los enciclopedistas. El representante más caracterizado de la Francmasonería progresista, fue el General Francisco Miranda, criollo venezolano iniciador de la independencia de las colonias, que conviviera en París con los hombres de la Enciclopedia y que había luchado después por la revolución mandando las tropas de los sans-culottes. Miranda fue el introductor en América del Rito Primitivo, por medio de la Gran Logia Americana, con raíces en Inglaterra y España, y cuyos talleres extendió por el continente, en especial por América del Sur, donde las logias Lautaro y Lautarianas lucharon eficazmente por la liberación de las colonias. Los más conocidos héroes de esa lucha emancipadora, habían sido iniciados por Miranda en Londres o en París y, muerto el Precursor, llevaron hasta donde fue posible, las doctrinas del Maestro. En México, el cura Miguel Hidalgo y Costilla; en Cuba, José Martí fue su máximo héroe y un apóstol de la Masonería; en Chile, Bernardo O’Higgins; en Argentina, José de San Martín, héroe indiscutido e ilustre Francmasón; en Colombia, Francisco de Paula Santander y Antonio Nariño, representaban igualmente, el pensamiento de los enciclopedistas.
Francisco de Miranda, Simón Bolívar, Simón Rodríguez, José María España, Manuel Gual, José Cortés Madariaga, José Félix Blanco, Andrés Bello, Juan Germán Roscio, José Antonio Páez, Carlos Soublette, Rafael Urdaneta, Santiago Mariño, José Francisco Bermúdez, Juan Bautista Arismendi, Diego Bautista Urbaneja, Antonio Ricaurte, José Félix Ribas, Antonio José de Sucre, Daniel Florencio O'Leary, Gregorio Mac Gregor, José María Vargas, José de San Martín, Francisco de Paula Santander, José Martí, Manuel Belgrano, Bernardo O'higgins, son algunos de los masones y figuras políticas más destacadas de su tiempo, el transcurso de las décadas fue alumbrando un paisaje de expectativas democráticas y republicanas, en un marco mayor de culturas diferenciadas, enconadas luchas y desarrollos desiguales. No es casual, entonces, el curso errático que han tenido en nuestro continente los procesos del desarrollo económico, político y social, así como la vigencia del estado de derecho. No es menos cierto, también, que en los últimos años el curso de los acontecimientos nos enfrenta a situaciones de una gravedad inusitada, frente a la cual los Masones no podemos ni debemos permanecer indiferentes.
En todo caso no es en vano decir que fue mérito principal de los Masones haber logrado armonizar y hacer operativos los deseos y sentimientos más profundos del pueblo con las duras pero prometedoras exigencias de la vida en libertad. No en vano, repetimos, la divisa de Libertad, Igualdad y Fraternidad, está indeleblemente grabada en el proceso de la Independencia Americana.

Oriente de Puerto Cabello, 14 de Julio de 2011 (E.’.V.’.)
S.`.F.`.U.`.
Más allá de las intenciones de
Es todo V.’.M.’.
Trabajo elaborado por:
Q.’.H.’. Orangel Matié Parra
A.’.M.’.
Hijo de la Resp.’.Log.’. “San Juan 2000” #197

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