Enero es un mes especial en lo que respecta a las efemérides sanmartinianas relacionadas con Mendoza, pues fue precisamente un mes de enero de 1817 cuando se inició en forma escalonada la partida del Ejército de los Andes, aquella monumental máquina independentista creada, armada y liderada por el genio sanmartiniano que logró, gracias al esfuerzo y contribución del pueblo cuyano, llevarla a la gloria dando libertad a medio continente. Juan Marcelo Calabria - Presidente de la Asociación Cultural Sanmartiniana “Mi Tebaida” de General San Martín. Mendoza
Enero es un mes especial en lo que respecta a las efemérides sanmartinianas relacionadas con Mendoza, pues fue precisamente un mes de enero de 1817 cuando se inició en forma escalonada la partida del Ejército de los Andes, aquella monumental máquina independentista creada, armada y liderada por el genio sanmartiniano que logró, gracias al esfuerzo y contribución del pueblo cuyano, llevarla a la gloria dando libertad a medio continente.
Así Mendoza se constituyó en la “Ínsula Libertaria” desde la cual se expandió el espíritu de libertad hacia toda América, pues mientras Buenos Aires había constituido la llama ardiente de la Revolución que logró mantenerse encendida aún cuando muchos focos revolucionarios eran avasallados por las fuerzas realistas, Cuyo, a partir de la llegada de San Martín como Gobernador Intendente, se transformó en el baluarte desde donde se lograría llevar esa llama de libertad hacia todo el continente.
Fue aquí desde donde San Martín impulsó la reunión del Congreso de Tucumán y la Declaración de la Independencia, la consolidación del Poder Nacional en Buenos Aires, la formación del Ejército, la guerra de zapa que mantuvo el espíritu revolucionario en Chile y desde donde inició su gloriosa gesta que culminaría con la consolidación de la libertad de Argentina, Chile, Perú y Ecuador, además de contribuir al renacimiento de los ímpetus independentistas bajo los auspicios de las tropas bolivarianas.
Y así como en aquel enero Mendoza lo vio partir hacia su gran destino americano, un mes de enero, pero esta vez de 1823, esta misma tierra cuyana lo vio regresar luego de su renunciamiento ejemplar pero tan incomprendido en su época.
Según la tradición sanmartiniana el 29 de enero de 1823, al pie del paso del Portillo (hoy Manzano Histórico) San Martín de regreso del Perú, se encontraba con el coronel Manuel Olazábal quien, en conocimiento de su llegada a Mendoza, había salido a su encuentro para recibirlo. El monumento “Retorno a la Patria” (obra del escultor argentino Luis Perlotti, que fuera erigido entre 1949 y 1950) recuerda aquel emotivo encuentro y es un símbolo eterno de la grandeza y humildad del Gran Capitán.
Por lo general los monumentos sirven como símbolo o recordatorio de las glorias o acciones de quienes son sus protagonistas. Así pues, estamos acostumbrados a encontrarnos en distintas ciudades del mundo con la estatua ecuestre del Gral. San Martín con su uniforme, caballo de batalla y sable en mano como muestra de sus glorias militares y epopeya trasandina. Sin embargo el monumento enclavado en el Manzano Histórico representa un valor mucho más trascendente y necesario de rescatar en estos días: el cumplimiento de la palabra empeñada y el renunciamiento del Padre de la Patria.
Así como la estatua ecuestre que citamos anteriormente representa al San Martín victorioso luchando por un sueño: la independencia de América; el Manzano Histórico trasunta al hombre que logra vencerse a sí mismo, aquel que renunciando a todo poder, honores y riquezas decide autoexcluirse voluntariamente de la vida pública, pues al decir de sus propias palabras: “Presencié la declaración de la independencia de los estados de Chile y del Perú, existe en mi poder el estandarte que trajo Pizarro para esclavizar el imperio de los Incas, y he dejado de ser un hombre público; he aquí recompensado con usuras diez años de revolución y guerra. Mis promesas para con los pueblos en que he hecho la guerra están cumplidas: hacer su independencia y dejar a su voluntad la elección de sus gobiernos... mi existencia misma la sacrificaría antes de echar una mancha sobre mi vida pública que se pudiera interpretar por ambición... “
El hombre que había decidido la suerte de estados opulentos vuelve sin más afán y ambición que descansar en su ínsula cuyana luego de tantos años de sacrificios y desvelos. Mostrando de esta forma nuevamente el estoicismo de sus principios y la coherencia de sus pensamientos.
En ésta, su última travesía del cruce del coloso andino, montado en una mula zaina, cubriendo sus sienes un guarapón de paja de Guayaquil (sombrero aludo) y cubierto su cuerpo cansado por un chamal (poncho chileno), símbolos casuales de su “Patria grande americana”, se vislumbra y representa la magnitud de su gesta independentista.
He aquí la importancia de las fechas y monumentos a los que referimos. Su recuerdo y contemplación deben ser un llamado a recordar y practicar los altos valores cívicos sanmartinianos que podríamos resumir en una frase: “Serás lo que debes ser, o no eres nada”.
Este mes es un buen momento para recorrer cada uno de estos lugares históricos y en ellos reflexionar sobre los valores y principios sanmartinianos para que en nuestra vida cotidiana nos comprometamos cada uno desde nuestro lugar a llevar adelante el ideal de unión americana que visionaron nuestros fundadores de la identidad latinoamericana: Bolívar, O’Higgins, Sucre, Belgrano y nuestro Libertador, José Francisco de San Martín.
Juan Marcelo Calabria
Presidente
Asociación Cultural Sanmartiniana “Mi Tebaida”
de General San Martín. Mendoza