Aclaración respecto a visiones de la Masonería sajona en América
La Masonería no es una organización política ni se hace eco del pensamiento de ninguna tendencia política o social determinada.
La Masonería busca e impulsa el perfeccionamiento ético, filosófico, moral y espiritual de sus miembros, más allá de sus legítimas y personales opciones partidistas, mediante el desarrollo y pleno ejercicio del sentido crítico y la libertad de pensamiento, firmemente comprometida en la consecución de los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad.
Éstos principios conforman los pilares del ideario masónico, conformando un conjunto de referentes que la Masonería y los Masones tienen, en cada momento y circunstancia, la obligación de defender e impulsar.
Sin embargo, conscientes que, vivimos en un mundo que necesita de ideas y acciones para su progreso, algunas logias y federaciones de logias han creado instituciones paralelas para poder influir allá donde pensamos que es más importante. Así pues, muchas logias han creado fondos de solidaridad, orfanatos, hospitales, escuelas en países del tercer mundo y otras acciones sociales.
La Masonería se abstiene de opinar o de intervenir en las opciones políticas que sus miembros, en tanto que ciudadanos, puedan mantener en su esfera pública, siempre y cuando dichas opciones no se opongan a los principios éticos y filosóficos de la Francmasonería, de la defensa de los derechos humanos, el progreso social y la democracia.
Por ello, a lo largo de la historia la Masonería ha sido objeto de represión por parte de regímenes totalitarios tanto de derechas como de izquierdas, ya que los principios que la Masonería defendía suponían una amenaza para cualquier forma de opresión o de tiranía.
Se denota, así, una agrupación plural que actúa mediante la unión en la diversidad, donde el respeto a las libérrimas opiniones individuales se sublima por la asunción colectiva de un elenco de principios, los objetivos últimos, que constituyen el núcleo de la ideología Masónica.
Por tanto,’ los objetivos de la Francmasonería presuponen de sus miembros convicciones democráticas y sensibilidad social, como exigen que la Masonería deba actuar, cada tiempo y lugar, en el contexto político - social en que desarrolle su actividad.
No mediante la infiltración de miembros en la política partidaria, ni mediante la militancia activa - opción legítima de cada Masón - sino en el ámbito moral e intelectual de la reflexión y del análisis, de las ideas y el pensamiento. Es en este terreno donde el trabajo de la Masonería debe ser, además, política y socialmente influyente, ya que se trata, al fin, de transformar la realidad.
Una institución en cuyo frontispicio figuran la libertad, la igualdad y la justicia sabe que esos ideales precisan de un esfuerzo secular y, en cada momento, de un compromiso con la realidad, de un compromiso con la acción, pues día a día detecta que no es completa la democracia, que no es bastante la libertad, que es insuficiente el progreso.
La Masonería sólo puede vivir en libertad, pero la libertad es una lucha inacabada que demanda participación. La Masonería la asumió hasta el triunfo de la revolución burguesa y lo seguirá haciendo mientras no reinen la paz y la fraternidad en el planeta.
Así pues, es tan cierto que en las logias no se hace cuestión de política, en su aspecto partidista, como que la Masonería no es ni puede ser una institución apolítica, ya que la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad son conceptos universales, nuestro campo de acción es el ser humano y nada de lo que es humano nos es ajeno.
Por otro lado, en medios antimasónicos también se ha especulado largamente con una relación entre la Masonería y el poder.
Nada más lejos de la realidad, el poder político no es objetivo de la Masonería. El poder económico tampoco es un objetivo de nuestra Orden, que sobrevive exclusivamente gracias a las magras cuotas de sus miembros.
El concepto de poder, lo suelen basar en personalismos, realizando listas de políticos, empresarios y otras dedicaciones a fin de intentar una convergencia. Lamentablemente se olvidan de la inmensa mayoría de masones que en su vida diaria están muy alejados de los centros de decisión políticos y económicos, dado que están dedicados a sus trabajos comunes
Por tanto, aquellos que llamen a las puertas de la Masonería buscando poder o dinero, equivocan sus pretensiones y es mejor que desistan de un empeño que no va a satisfacer en absoluto sus aspiraciones.