Tomado del libro "La masonería" de José Antonio Ferrer Benimeli
Así concebida, la masonería quiere ser una reunión -—por encima de las divisiones políticas y religiosas del momento— de hombres que creen en Dios, que respetan la moral natural y quieren conocerse y trabajar juntos a pesar de a diferencia de rango social y de la diversidad de sus opiniones religiosas y su afiliación a confesiones o partidos opuestos. Estas son —al menos— algunas de las características de la Gran Logia de Inglaterra y de sus seguidores. No es cuestión de guerra antirreligiosa, sino al contrario, de reconciliación y de trabajo fraternal entre hombres de buena voluntad. Todo ello enmarcado en una asociación que, aunque exige a sus miembros la creencia en Dios, no por eso se convierte en una religión, aunque no han faltado autores que erróneamente, y desconociendo la más elemental historia, hayan opinado lo contrario.
La masonería tampoco es ni puede ser una doctrina filosófica como algunos masones recientes han pretendido demostrar con presuntuosos ensayos pseudofilosóficos, que en el mejor de los casos no pasan de ser meras reflexiones personales, como en su día hicieron verdaderos filósofos -- que fueron masones en algún periodo de su vida --. Como Lessing, Fichte, Herder, Goethe o Krause. Una cosa es que haya habido masones filósofos o masones eclesiásticos, y otra, que la masonería como institución se quiera confundir con una religión o una filosofía. La masonería lo que tiene es un cuerpo de reglamentos que definen la organización masónica. Un cuerpo que intenta unir a los hombres en torno a valores comunes de tolerancia y fraternidad, que, sin esa decisión tomada en Londres el 24 de junio de 1717, en el San Juan de verano, jamás se habrían encontrado y tal vez enfrentado.
La propia Gran Logia de Inglaterra, en varias ocasiones, ha tenido que salir al paso de falsas interpretaciones. Así, en 1950, en carta dirigida a la Gran Logia de Uruguay se expresó diciendo que la masonería no es un movimiento filosófico que admite toda orientación u opinión. La verdadera masonería —añadirían—- es un culto (o si se prefiere una práctica ritualizada) «para conservar y extender la creencia en la existencia de Dios, para ayudar a los masones a regular su vida y su conducta en los principios de su propia religión, cualquiera que ésta sea: cristianismo, budismo, mahometismo: pero ésta debe ser una religión que tenga un libro sagrado sobre el cual pueda el iniciado prestar juramento a la Orden». Es curioso observar que fuera en las logias de masones donde precisamente se establecieron normas, ya en el siglo XVIII, para evitar todo posible roce que rompiera la armonía y fraternidad, y donde la tolerancia religiosa permitía la convivencia de católicos y protestantes, precisamente en una nación donde los católicos eran duramente perseguidos.
La masonería no es una religión
lunes, octubre 20, 2014