¡VOLVIMOS!
Visitenos en nuestra nueva dirección web
FENIX-news Desde 1992

LAS CONSTITUCIONES MASÓNICAS


Las tres formulaciones del segundo y del tercer Deber referentes, respectivamente, al magistrado civil supremo y subordinado y al comportamiento de los masones no presentan diferencias de relieve.
Antes de pasar al análisis de la organización por grados de la Masonería, codificada en las Constituciones de Anderson, es conveniente una breve referencia a los llamados Land-marks.


¿En qué consisten los Landmarks y cuál es su relación con las Constituciones?
El significado del término Landmark es el de señal de límite. En lo referente a la Masonería, Landmark indica una línea de demarcación pasada la cual se pierde la identidad masónica. En mi opinión, para comprender correctamente los Landmarks es necesario hacer una dis-tinción entre Landmarks antiguos y Landmarks modernos, tomando las Constituciones de Anderson como línea divisoria. El mismo Anderson hace referencia a los Landmarks, al establecer, mediante la norma XXXIX de las "General Regulations", que toda Gran Logia tiene el poder y la autoridad para crear nuevos reglamentos o para modificar los existentes, siempre que los antiguos Landmarks sean cuidadosamente preservados.
Un atento y documentado análisis de los Landmarks modernos (posteriores a las Constitu-ciones de Anderson) se encuentra en el volumen IV del "Templo Escocés" (colección del Rito Escocés Antiguo y Aceptado), que puede consultarse para ulteriores informaciones. De las quince colecciones de Landmarks consideradas, y a título de ejemplo, presentaré la for-mulada por Luke A. Lochwood (1833-1905), Gran Maestro de la Gran Logia de Connecti-cut. Consta de diecinueve Landmarks que refiero integralmente.
l. Creencia en la existencia de un Ser Supremo, en una cierta revelación de su voluntad, en la resurrección del cuerpo y en inmortalidad del alma.
2. Las obligaciones y modos de reconocimiento y la leyenda del tercer grado.
3. La enseñanza. de las virtudes morales, de la benevolencia y de las doctrinas de la religión natural, por medio de símbolos derivados del Templo del Rey Salomón y de su tradición, y de los usos y costumbres observados y de los instrumentos y materiales empleados para su construcción.
4.Que los Masones deben obedecer a la ley moral y al gobierno del país en que viven.
5.Que el Gran Maestre es el jefe de la Corporación.
6.Que el Venerable Maestro es el jefe de la Logia.
7.Que la Gran Logia es el supremo cuerpo gobernante dentro de su jurisdicción territorial.
8.Que toda Logia tiene un derecho natural a estar representada en la Gran Logia por sus tres primeros oficiales y por sus delegados.
9.Que toda Logia tiene el poder de crear Masones y de administrar sus propios asuntos.
10.Que todo candidato debe ser un hombre, mayor de edad, nacido de padres libres, no sometido a restricciones de libertad, sano y vigoroso como debe ser un hombre.
11.Que ningún candidato pueda ser admitido más que por votación unánime, previa la correspondiente información acerca de su demanda y previa la debida investigación de sus cualidades.
12.Que la votación es un secreto inviolable.
13.Que todos los Masones, como tales, son iguales.
14.Que todas las Logias son iguales.
15.Que todas las Grandes Logias son iguales.
16.Que nadie puede ser nombrado Venerable Maestro de una Logia si no es un ex Vigilante, salvo dispensa del Gran Maestre.
17. Que las obligaciones, los modos de reconocimiento y las formalidades y ceremonias observadas en la atri-bución de los grados son secretos.
18. Que ninguna innovación puede ser efectuada en el cuerpo de la Masonería.
19. Que los antiguos Landmarks son la ley suprema y no pueden ser cambiados o abrogados.
Un examen de las mencionadas colecciones de Landmarks pone de relieve algunas carac-terísticas esenciales y comunes a todos, y que se refieren a: a) la integración de las Constituciones con aportes de contenido religioso; b) una difusión circunscrita, con la consiguiente limitación de su alcance.
Por 10 que se refiere al punto a), ya en el primer Landmark de la colección mencionada aparece una referencia específica a contenidos de la fe religiosa cristiana, cuando se afirma la "creencia en la existencia de un Ser Supremo, en una cierta revelación de su voluntad, en la resurrección del cuerpo y en la inmortalidad del alma". Pero, como se desprende de la lectura del citado "Templo escocés", contenidos análogos pueden encontrarse en otras colecciones. En relación con el punto b), es evidente que las diversas colecciones de Landmarks son expresión de las convicciones que profesan los masones sometidos a la autoridad de una determinada Gran Logia. No es casualidad que el volumen citado comprenda las colecciones emanadas por las Grandes Logias de Connecticut, de Massachussets, de Kentucky, de Nevada, de Minnesota, de Tennesee, de New Yersey, de Florida, de Nueva York, de West Virginia y de Vermont. Junto con estas colecciones, caracterizadas por el hecho de haber sido promulgadas y adoptadas por jurisdicciones regulares, el texto comprende igualmente dos colecciones de Landmarks propuestas por estudiosos aislados pero que, naturalmente no tienen la autoridad que puede conferir una Gran Logia. A este respecto, cabe subrayar el hecho de que, mediante la promulgación de versiones de los Landmarks, las Grandes Lo-gias, al fijar los límites entre lo masónico y lo que no lo es, ponen de manifiesto la exigencia importantísima de definir la dimensión perenne e inmutable del pensamiento masónico. Sin embargo, los resultados alcanzados se han revelado poco satisfactorios, dado que a los dife-rentes Landmarks incluidos en las colecciones corresponden diferentes interpretaciones del pensamiento masónico. En definitiva, las diversas colecciones de Landmarks proporcionan límites diversos al único pensamiento masónico; de su multiplicidad procede su insuficien-cia. Esto se observa, principalmente, en aquellos aspectos en los que la Masonería oscila entre posiciones diversas como, por ejemplo, la posición a adoptar con respecto a la religión o a la ritualidad (basta pensar en la leyenda del tercer grado).
En este punto se impone la pregunta: ¿tienen los Landmarks una autoridad comparable a la de las Constituciones de Anderson? Considero, al respecto, que la segunda característica de las colecciones de Landmarks mencionadas más arriba, es un elemento lo bastante importante como para intentar una propuesta de interpretación de los Landmarks y de su alcance. Siendo emanación de determinadas Grandes logias, los Landmarks transforman las convicciones compartidas por todos sus miembros en principios de la Masonería. Es ahora cues-tión de establecer si tales principios generales son válidos no solamente para los masones' que los han formulado, sino también para todos los masones. Consideremos a este respecto, aquellos Landmarks que se ocupan de contenidos religiosos compartidos por todos los masones sometidos a la obediencia de aquella determinada Gran Logia, y preguntémonos si los mismos son principios constitutivos de la Masonería en general. La respuesta es negativa, por cuanto ciertos principios referentes a contenidos de una determinada religión (como, por ejemplo, la resurrección de la carne o la inmortalidad del alma) no valen necesariamente para todos los masones. Como ya se ha demostrado en los Capítulos precedentes, se puede ser masón sin creer en la resurrección de la carne o en la inmortalidad del alma. Si, por el contrario, se impone dicha creencia como requisito esencial para el masón, el resultado es que se delimita grandemente el ámbito de validez del pensamiento masónico y, por consi-guiente, de la Masonería entendida como sociedad de hombres. Por otra parte, los Land-marks testimonian el hecho de que la pertenencia a la Masonería no excluye la posibilidad de adhesión a una fe religiosa. Lo esencial es no confundir el derecho individual del masón (por ejemplo, el derecho a creer en la resurrección de la carne) con el deber del masón en cuanto tal (que no está obligado a creer en la resurrección de la carne). Conviene evidente-mente evitar esta confusión si deseamos entender el pensamiento masónico siguiendo las líneas trazadas por mí en este libro. Por lo tanto, no se pueden colocar en el mismo plano las Constituciones masónicas y los Landmarks.


Volvamos a las Constituciones de Anderson y consideremos la parte que se refiere a los tres grados simbólicos, o sea, los de aprendiz, compañero y maestro.
Parece ser que, antes de la constitución de la Gran Logia de Londres en el año 1717, exist-ían uno o dos grados masónicos (los historiadores no han logrado alcanzar conclusiones ciertas e inequívocas sobre la existencia y naturaleza del segundo grado). En todo caso, la articulación de la Masonería en tres grados fue reconocida oficialmente en 1738 con la pu-blicación de las nuevas Constituciones de Anderson.
El desarrollo de la Masonería en el siglo XVIII se caracteriza por los intentos de proporcio-narle una estructura definitiva y estable. Y precisamente en este marco se sitúa el problema de los grados iniciáticos: ¿cuántos y cuáles grados constituyen la Orden? Las respuestas no son siempre unívocas. Hay masones que, considerando insuficientes los primeros tres gra-dos, proponen, por consiguiente, la introducción de otros grados. De esta forma se crea la base no sólo para el establecimiento de los Ritos, sino también para la profundización que caracteriza particularmente el nacimiento del Arco Real (Sobre las referencias históricas acerca del Arco Real, véase el autorizado trabajo de B.E. Iones, Freemasons' Book of the Royal Arch, que utilizaré en las reflexiones que siguen).
¿Cuál es la idea que caracteriza al Arco Real? ¿En qué sentido debemos entender el término "arco"? Si bien se han propuesto interpretaciones diferentes, parece que el término "arco", tal y cormo se emplean en la Masonería del Arco Real, tiene un significado arquitectónico, que indica simbólicamente la fuerza, la belleza y la habilidad requeridas para la construcción. En efecto, éste se construye utilizando una serie de piedras cuneiformes que se colocan una sobre otra partiendo de una primera situada a ambos lados sobre un pedestal. Las otras piedras se fijan una a otras con calo cemento en las juntas. Pero, la verdadera fuerza que permite al arco soportar el enorme peso que presiona sobre el mismo viene dada por la piedra clave que descarga uniformemente el peso sobre los lados, y que es independiente de la argamasa y del cemento. Este arco, precisamente, se convierte en el símbolo del Arco Real.
Pero, ¿qué es lo que expresa este símbolo? Conviene precisar, ante todo, que la finalidad principal del Arco Real es la de "remediar una pérdida". Para poder entender esto, debemos mencionar la leyenda del Arco Real que, en su interpretación inglesa, se refiere a la reconstrucción del Templo de Salomón. Esta se refiere al descubrimiento accidental de una cripta subterránea cerca del Templo y al encuentro en ella del Libro de la Ley Sagrada. En el Arco Real, la cripta se convierte en una bóveda en forma de arco, y sirve de entramado a su ritual.


El Arco Real se difunde rápidamente en Inglaterra gracias a una serie de importantes facto-res, entre los cuales cabe mencionar los siguientes:
Ante todo, hay el rechazo de la autoridad de la Gran Logia de Londres que, proponiéndose reglamentar las actividades de las Logias sobre la base de las Constituciones de Anderson, no había logrado asegurarse la obediencia y fidelidad de todas las Logias inglesas. Otras Logias, por su parte, lejanas de Londres ni siquiera conocían su existencia, dada la dificul-tad de las comunicaciones. Por lo tanto, y por razones diversas, estas Logias eran irregula-res. Podemos suponer, por consiguiente, que tales Logias adoptasen Rituales que, bajo cier-tos aspectos, eran diferentes de los impuestos por la Gran Logia de Londres, siendo posible que algunas variantes incluyeran el Arco Real, que estaba considerado, como una verdadera ceremonia y como la expresión más auténtica de la antigua Masonería.
Sin embargo, la razón más importante del desarrollo del Arco Real está quizá en sus conte-nidos cristianos. En efecto, en sus primeras manifestaciones y durante más de medio siglo, éste tuvo un carácter decididamente cristiano. Los Deberes contenidos en los Antiguos Manuscritos, conocidos por los masones operativos desde el siglo XIV, transmitieron a la Masonería especulativa sentimientos cristianos que encontraron una expresión incluso en el siglo XVIII, a pesar del proceso de descristianización iniciado con las Constituciones de Anderson en 1723. Puede, por lo tanto, suponerse que, en las Logias que no reconocían la autoridad de la Gran Logia de Londres y que practicaban la ceremonia del Arco Real, los Rituales tuvieran contenidos fuertemente cristianos. Pudo también ocurrir que se viera en el Arco Real un enérgico intento de restaurar las bases cristianas de la Masonería operativa. En todo caso, durante todo el siglo XVIII, el Ritual del Arco Real expresó contenidos cristianos. También en la revisión de 1835, hecha necesaria por la exigencia de uniformar los Rituales del Arco Real con los de la Orden, la mayor parte de ellos desaparece, mientras que otros se han mantenido hasta nuestros días.
Uno de los motivos principales que provocaron disputas y conflictos entre Moderns y An-tients fue la divergencia de actitudes que asumieron en relación con el Arco Real. Mientras los Antients lo adoptaban y lo consideraban un pilar del edificio masónico, los Moderns lo ignoraban oficialmente y lo hostilizaban, aunque sí, de hecho lo practicaran.
No obstante, el Arco Real se difundió con creciente rapidez, anotando en su activo algunas etapas importantes caracterizadas por la constitución de los Grandes Capítulos. (El término "capítulo", que tiene una connotación típicamente religiosa, indica el lugar donde se reúnen los masones del Arco Real, cuyo lugar de reunión no es, por lo tanto, la Logia).
El primer Gran Capítulo del mundo fue constituido en 1766 por Lord Blayney, Gran Maes-tre de los Moderns. Lord Blayney, junto con los más excelentes compañeros (así se deno-minan los hermanos del Arco Real), promulga la Carta de Constitución, la Charter of Com-pact, en base a la cual se crea el Gran y Real Capítulo del Arco Real de Jerusalén, con la mi-sión principal de legitimar los Capítulos ya existentes y los de nueva creación.
La reacción de los Antients no se hizo esperar: cinco años más tarde crean su Gran Capítulo que, por otra parte, comienza su actividad sólo en 1783.
Mientras tanto, los tiempos están madurando para la reunificación de las dos Grandes Lo-gias de los Moderns y de los Antients y, en las negociaciones, el Arco Real se convierte en un problema que exige una solución satisfactoria, sin la cual naufragaría toda esperanza de reconciliación. Dado que los Moderns se declaran dispuestos a su reconocimiento oficial, el Acta de Unión de 1813 "declara y proclama que la pura Antigua Masonería está compuesta por tres y no más grados:
Aprendiz, Compañero de Arte y Maestro Francmasón, incluyendo la Suprema Orden del Sacro Arco Real". A partir de ese momento, la Masonería del Arco Real es reconocida ofi-cialmente como complemento y coronación del Tercer Grado.
Siguiendo el ejemplo de la unificación de las dos Grandes Logias, en 1817 se procede a la constitución del Supremo Gran Capítulo de los Masones del Arco Real de Inglaterra (The Supreme Grand Chapter 0f Royal Arch Masons of England), formado mediante la unión de los dos Grandes Capítulos, a saber, el Gran Capítulo de los Moderns de 1766 y el Gran Capítulo de los Antients de 1771.








Giuliano Di Bernardo<br /><br/>LAS CONSTITUCIONES MASÓNICAS<br /><br/>PARTE 2<br /><br/>Las tres formulaciones del segundo y del tercer Deber referentes, respectivamente, al magistrado civil supremo y subordinado y al comportamiento de los masones no presentan diferencias de relieve.<br /><br/>Antes de pasar al análisis de la organización por grados de la Masonería, codificada en las Constituciones de Anderson, es conveniente una breve referencia a los llamados Land-marks.<br /><br/>¿En qué consisten los Landmarks y cuál es su relación con las Constituciones?<br /><br/>El significado del término Landmark es el de señal de límite. En lo referente a la Masonería, Landmark indica una línea de demarcación pasada la cual se pierde la identidad masónica. En mi opinión, para comprender correctamente los Landmarks es necesario hacer una dis-tinción entre Landmarks antiguos y Landmarks modernos, tomando las Constituciones de Anderson como línea divisoria. El mismo Anderson hace referencia a los Landmarks, al establecer, mediante la norma XXXIX de las "General Regulations", que toda Gran Logia tiene el poder y la autoridad para crear nuevos reglamentos o para modificar los existentes, siempre que los antiguos Landmarks sean cuidadosamente preservados.<br /><br/>Un atento y documentado análisis de los Landmarks modernos (posteriores a las Constitu-ciones de Anderson) se encuentra en el volumen IV del "Templo Escocés" (colección del Rito Escocés Antiguo y Aceptado), que puede consultarse para ulteriores informaciones. De las quince colecciones de Landmarks consideradas, y a título de ejemplo, presentaré la for-mulada por Luke A. Lochwood (1833-1905), Gran Maestro de la Gran Logia de Connecti-cut. Consta de diecinueve Landmarks que refiero integralmente.<br /><br/>l. Creencia en la existencia de un Ser Supremo, en una cierta revelación de su voluntad, en la resurrección del cuerpo y en inmortalidad del alma.<br /><br/>2. Las obligaciones y modos de reconocimiento y la leyenda del tercer grado.<br /><br/>3. La enseñanza. de las virtudes morales, de la benevolencia y de las doctrinas de la religión natural, por medio de símbolos derivados del Templo del Rey Salomón y de su tradición, y de los usos y costumbres observados y de los instrumentos y materiales empleados para su construcción.<br /><br/>4.Que los Masones deben obedecer a la ley moral y al gobierno del país en que viven.<br /><br/>5.Que el Gran Maestre es el jefe de la Corporación.<br /><br/>6.Que el Venerable Maestro es el jefe de la Logia.<br /><br/>7.Que la Gran Logia es el supremo cuerpo gobernante dentro de su jurisdicción territorial.<br /><br/>8.Que toda Logia tiene un derecho natural a estar representada en la Gran Logia por sus tres primeros oficiales y por sus delegados.<br /><br/>9.Que toda Logia tiene el poder de crear Masones y de administrar sus propios asuntos.<br /><br/>10.Que todo candidato debe ser un hombre, mayor de edad, nacido de padres libres, no sometido a restricciones de libertad, sano y vigoroso como debe ser un hombre.<br /><br/>11.Que ningún candidato pueda ser admitido más que por votación unánime, previa la correspondiente información acerca de su demanda y previa la debida investigación de sus cualidades.<br /><br/>12.Que la votación es un secreto inviolable.<br /><br/>13.Que todos los Masones, como tales, son iguales.<br /><br/>14.Que todas las Logias son iguales.<br /><br/>15.Que todas las Grandes Logias son iguales.<br /><br/>16.Que nadie puede ser nombrado Venerable Maestro de una Logia si no es un ex Vigilante, salvo dispensa del Gran Maestre.<br /><br/>17. Que las obligaciones, los modos de reconocimiento y las formalidades y ceremonias observadas en la atri-bución de los grados son secretos.<br /><br/>18. Que ninguna innovación puede ser efectuada en el cuerpo de la Masonería.<br /><br/>19. Que los antiguos Landmarks son la ley suprema y no pueden ser cambiados o abrogados.<br /><br/>Un examen de las mencionadas colecciones de Landmarks pone de relieve algunas carac-terísticas esenciales y comunes a todos, y que se refieren a: a) la integración de las Constituciones con aportes de contenido religioso; b) una difusión circunscrita, con la consiguiente limitación de su alcance.<br /><br/>Por 10 que se refiere al punto a), ya en el primer Landmark de la colección mencionada aparece una referencia específica a contenidos de la fe religiosa cristiana, cuando se afirma la "creencia en la existencia de un Ser Supremo, en una cierta revelación de su voluntad, en la resurrección del cuerpo y en la inmortalidad del alma". Pero, como se desprende de la lectura del citado "Templo escocés", contenidos análogos pueden encontrarse en otras colecciones. En relación con el punto b), es evidente que las diversas colecciones de Landmarks son expresión de las convicciones que profesan los masones sometidos a la autoridad de una determinada Gran Logia. No es casualidad que el volumen citado comprenda las colecciones emanadas por las Grandes Logias de Connecticut, de Massachussets, de Kentucky, de Nevada, de Minnesota, de Tennesee, de New Yersey, de Florida, de Nueva York, de West Virginia y de Vermont. Junto con estas colecciones, caracterizadas por el hecho de haber sido promulgadas y adoptadas por jurisdicciones regulares, el texto comprende igualmente dos colecciones de Landmarks propuestas por estudiosos aislados pero que, naturalmente no tienen la autoridad que puede conferir una Gran Logia. A este respecto, cabe subrayar el hecho de que, mediante la promulgación de versiones de los Landmarks, las Grandes Lo-gias, al fijar los límites entre lo masónico y lo que no lo es, ponen de manifiesto la exigencia importantísima de definir la dimensión perenne e inmutable del pensamiento masónico. Sin embargo, los resultados alcanzados se han revelado poco satisfactorios, dado que a los dife-rentes Landmarks incluidos en las colecciones corresponden diferentes interpretaciones del pensamiento masónico. En definitiva, las diversas colecciones de Landmarks proporcionan límites diversos al único pensamiento masónico; de su multiplicidad procede su insuficien-cia. Esto se observa, principalmente, en aquellos aspectos en los que la Masonería oscila entre posiciones diversas como, por ejemplo, la posición a adoptar con respecto a la religión o a la ritualidad (basta pensar en la leyenda del tercer grado).<br /><br/>En este punto se impone la pregunta: ¿tienen los Landmarks una autoridad comparable a la de las Constituciones de Anderson? Considero, al respecto, que la segunda característica de las colecciones de Landmarks mencionadas más arriba, es un elemento lo bastante importante como para intentar una propuesta de interpretación de los Landmarks y de su alcance. Siendo emanación de determinadas Grandes logias, los Landmarks transforman las convicciones compartidas por todos sus miembros en principios de la Masonería. Es ahora cues-tión de establecer si tales principios generales son válidos no solamente para los masones' que los han formulado, sino también para todos los masones. Consideremos a este respecto, aquellos Landmarks que se ocupan de contenidos religiosos compartidos por todos los masones sometidos a la obediencia de aquella determinada Gran Logia, y preguntémonos si los mismos son principios constitutivos de la Masonería en general. La respuesta es negativa, por cuanto ciertos principios referentes a contenidos de una determinada religión (como, por ejemplo, la resurrección de la carne o la inmortalidad del alma) no valen necesariamente para todos los masones. Como ya se ha demostrado en los Capítulos precedentes, se puede ser masón sin creer en la resurrección de la carne o en la inmortalidad del alma. Si, por el contrario, se impone dicha creencia como requisito esencial para el masón, el resultado es que se delimita grandemente el ámbito de validez del pensamiento masónico y, por consi-guiente, de la Masonería entendida como sociedad de hombres. Por otra parte, los Land-marks testimonian el hecho de que la pertenencia a la Masonería no excluye la posibilidad de adhesión a una fe religiosa. Lo esencial es no confundir el derecho individual del masón (por ejemplo, el derecho a creer en la resurrección de la carne) con el deber del masón en cuanto tal (que no está obligado a creer en la resurrección de la carne). Conviene evidente-mente evitar esta confusión si deseamos entender el pensamiento masónico siguiendo las líneas trazadas por mí en este libro. Por lo tanto, no se pueden colocar en el mismo plano las Constituciones masónicas y los Landmarks.<br /><br/>Volvamos a las Constituciones de Anderson y consideremos la parte que se refiere a los tres grados simbólicos, o sea, los de aprendiz, compañero y maestro.<br /><br/>Parece ser que, antes de la constitución de la Gran Logia de Londres en el año 1717, exist-ían uno o dos grados masónicos (los historiadores no han logrado alcanzar conclusiones ciertas e inequívocas sobre la existencia y naturaleza del segundo grado). En todo caso, la articulación de la Masonería en tres grados fue reconocida oficialmente en 1738 con la pu-blicación de las nuevas Constituciones de Anderson.<br /><br/>El desarrollo de la Masonería en el siglo XVIII se caracteriza por los intentos de proporcio-narle una estructura definitiva y estable. Y precisamente en este marco se sitúa el problema de los grados iniciáticos: ¿cuántos y cuáles grados constituyen la Orden? Las respuestas no son siempre unívocas. Hay masones que, considerando insuficientes los primeros tres gra-dos, proponen, por consiguiente, la introducción de otros grados. De esta forma se crea la base no sólo para el establecimiento de los Ritos, sino también para la profundización que caracteriza particularmente el nacimiento del Arco Real (Sobre las referencias históricas acerca del Arco Real, véase el autorizado trabajo de B.E. Iones, Freemasons' Book of the Royal Arch, que utilizaré en las reflexiones que siguen).<br /><br/>¿Cuál es la idea que caracteriza al Arco Real? ¿En qué sentido debemos entender el término "arco"? Si bien se han propuesto interpretaciones diferentes, parece que el término "arco", tal y cormo se emplean en la Masonería del Arco Real, tiene un significado arquitectónico, que indica simbólicamente la fuerza, la belleza y la habilidad requeridas para la construcción. En efecto, éste se construye utilizando una serie de piedras cuneiformes que se colocan una sobre otra partiendo de una primera situada a ambos lados sobre un pedestal. Las otras piedras se fijan una a otras con calo cemento en las juntas. Pero, la verdadera fuerza que permite al arco soportar el enorme peso que presiona sobre el mismo viene dada por la piedra clave que descarga uniformemente el peso sobre los lados, y que es independiente de la argamasa y del cemento. Este arco, precisamente, se convierte en el símbolo del Arco Real.<br /><br/>Pero, ¿qué es lo que expresa este símbolo? Conviene precisar, ante todo, que la finalidad principal del Arco Real es la de "remediar una pérdida". Para poder entender esto, debemos mencionar la leyenda del Arco Real que, en su interpretación inglesa, se refiere a la reconstrucción del Templo de Salomón. Esta se refiere al descubrimiento accidental de una cripta subterránea cerca del Templo y al encuentro en ella del Libro de la Ley Sagrada. En el Arco Real, la cripta se convierte en una bóveda en forma de arco, y sirve de entramado a su ritual.<br /><br/>El Arco Real se difunde rápidamente en Inglaterra gracias a una serie de importantes facto-res, entre los cuales cabe mencionar los siguientes:<br /><br/>Ante todo, hay el rechazo de la autoridad de la Gran Logia de Londres que, proponiéndose reglamentar las actividades de las Logias sobre la base de las Constituciones de Anderson, no había logrado asegurarse la obediencia y fidelidad de todas las Logias inglesas. Otras Logias, por su parte, lejanas de Londres ni siquiera conocían su existencia, dada la dificul-tad de las comunicaciones. Por lo tanto, y por razones diversas, estas Logias eran irregula-res. Podemos suponer, por consiguiente, que tales Logias adoptasen Rituales que, bajo cier-tos aspectos, eran diferentes de los impuestos por la Gran Logia de Londres, siendo posible que algunas variantes incluyeran el Arco Real, que estaba considerado, como una verdadera ceremonia y como la expresión más auténtica de la antigua Masonería.<br /><br/>Sin embargo, la razón más importante del desarrollo del Arco Real está quizá en sus conte-nidos cristianos. En efecto, en sus primeras manifestaciones y durante más de medio siglo, éste tuvo un carácter decididamente cristiano. Los Deberes contenidos en los Antiguos Manuscritos, conocidos por los masones operativos desde el siglo XIV, transmitieron a la Masonería especulativa sentimientos cristianos que encontraron una expresión incluso en el siglo XVIII, a pesar del proceso de descristianización iniciado con las Constituciones de Anderson en 1723. Puede, por lo tanto, suponerse que, en las Logias que no reconocían la autoridad de la Gran Logia de Londres y que practicaban la ceremonia del Arco Real, los Rituales tuvieran contenidos fuertemente cristianos. Pudo también ocurrir que se viera en el Arco Real un enérgico intento de restaurar las bases cristianas de la Masonería operativa. En todo caso, durante todo el siglo XVIII, el Ritual del Arco Real expresó contenidos cristianos. También en la revisión de 1835, hecha necesaria por la exigencia de uniformar los Rituales del Arco Real con los de la Orden, la mayor parte de ellos desaparece, mientras que otros se han mantenido hasta nuestros días.<br /><br/>Uno de los motivos principales que provocaron disputas y conflictos entre Moderns y An-tients fue la divergencia de actitudes que asumieron en relación con el Arco Real. Mientras los Antients lo adoptaban y lo consideraban un pilar del edificio masónico, los Moderns lo ignoraban oficialmente y lo hostilizaban, aunque sí, de hecho lo practicaran.<br /><br/>No obstante, el Arco Real se difundió con creciente rapidez, anotando en su activo algunas etapas importantes caracterizadas por la constitución de los Grandes Capítulos. (El término "capítulo", que tiene una connotación típicamente religiosa, indica el lugar donde se reúnen los masones del Arco Real, cuyo lugar de reunión no es, por lo tanto, la Logia).<br /><br/>El primer Gran Capítulo del mundo fue constituido en 1766 por Lord Blayney, Gran Maes-tre de los Moderns. Lord Blayney, junto con los más excelentes compañeros (así se deno-minan los hermanos del Arco Real), promulga la Carta de Constitución, la Charter of Com-pact, en base a la cual se crea el Gran y Real Capítulo del Arco Real de Jerusalén, con la mi-sión principal de legitimar los Capítulos ya existentes y los de nueva creación.<br /><br/>La reacción de los Antients no se hizo esperar: cinco años más tarde crean su Gran Capítulo que, por otra parte, comienza su actividad sólo en 1783.<br /><br/>Mientras tanto, los tiempos están madurando para la reunificación de las dos Grandes Lo-gias de los Moderns y de los Antients y, en las negociaciones, el Arco Real se convierte en un problema que exige una solución satisfactoria, sin la cual naufragaría toda esperanza de reconciliación. Dado que los Moderns se declaran dispuestos a su reconocimiento oficial, el Acta de Unión de 1813 "declara y proclama que la pura Antigua Masonería está compuesta por tres y no más grados:<br /><br/>Aprendiz, Compañero de Arte y Maestro Francmasón, incluyendo la Suprema Orden del Sacro Arco Real". A partir de ese momento, la Masonería del Arco Real es reconocida ofi-cialmente como complemento y coronación del Tercer Grado.<br /><br/>Siguiendo el ejemplo de la unificación de las dos Grandes Logias, en 1817 se procede a la constitución del Supremo Gran Capítulo de los Masones del Arco Real de Inglaterra (The Supreme Grand Chapter 0f Royal Arch Masons of England), formado mediante la unión de los dos Grandes Capítulos, a saber, el Gran Capítulo de los Moderns de 1766 y el Gran Capítulo de los Antients de 1771.




COMICs