En Masonería se entiende por "tallar la piedra", el intentar, a partir de una profunda reflexión simbólica, ir mejorando moral y personalmente.
Implica que debemos ser muy exigentes con nuestra propia voluntad, pues a menudo, el acomodarse en ábitos poco fraternales, es parte común de nuestra existencia.
La moderna Francmasonería utiliza las herramientas del antiguo masón operativo como parte de una analogía, en la cual las piedras brutas serían los seres humanos comunes y corrientes, que a través de un proceso de trabajo sobre sí mismos, deben llegar a retirar sus partes mas toscas para acercarse a algo mas fino y delicado, tanto en lo estético como en lo moral.
El masón Aprendiz, tiene justamente la tarea de desbastar su piedra bruta, de educarse y de quitar de sí sus partes más toscas y torpes. Es su deber el silencio dentro de la logia, y en la búsqueda de aumentar la precisión de sus trabajos, debe observar al detalle la labor de los Compañeros y los Maestros de su Taller.
El Compañero masón, ya ha pasado por la etapa del Aprendiz y ahora su responsabilidad aumenta. Observando y aprendiendo de quienes tienen mayor experiencia ha desbastado su piedra, y puede comenzar con el tallado. Tallar su propia piedra es la tarea del Compañero, pero ya no hablamos de una piedra bruta, sino una piedra con forma y volúmenes bien determinados.
Dijimos antes que muchas veces las piedras para los edificios no se pulían, sino que se usaban solamente talladas.
Esa es la gran importancia del grado de Compañero. Su piedra tallada, su trabajo culminado, ya es útil para la edificación de la Sociedad.
El Maestro masón, tiene un grado que por mucho tiempo no se utilizó en la moderna Francmasonería.
Las logias o talleres de los antiguos masones operativos, estaban generalmente integradas por Aprendices y Compañeros, ya que los Maestros venían a ser los “contratistas” de las obras, y configuraban la parte patronal.
Sin embargo el grado de Maestro apareció en las logias especulativas, y su trabajo sobre la piedra tallada es simplemente pulirla, hacerla suave, eliminar las rugosidades y retocar los pequeños errores que pudiera haber dejado el Compañero.
Para desbastar la piedra hay que pegarle fuerte y quitarle grandes trozos sin contemplación alguna, con el único objetivo de llegar a la piedra perfecta. Tratada con demasiada suavidad y desidia a la hora del desbaste, quizá apenas acariciada a la hora del tallado, no importa la energía que se le ponga a la hora del pulido.
Entonces a no olvidar.
a) La piedra bruta no se pule, se desbasta (tarea del Aprendiz).
b) Luego la piedra debe ser tallada (tarea del Compañero)
c) Finalmente la piedra se pule (digna tarea del Maestro masón).
Y TU QUE ESTAS HACIENDO?