-Suena mi teléfono.
Es el QH.'. R. N., que, ya de vuelta de su visita a San Diego, me invita a continuar nuestra interrumpida charla previa. Esta vez nos reuniríamos en la Cafetería Sanborn's de la Zona del Río en Tijuana. El café es aceptablemente bueno.
-"¿En qué nos quedamos, Rogelio?" -me espetó, casi al sentarnos.
En responder a tus inquietudes con respecto al Universalismo -le contesté-.
-"¡Ah, sí! -carraspeó- Me interesa preguntarte si es en verdad cierto que en las Logias Universalistas rechazan la participación en política..."
¿Quién te dijo éso? -respondí-.
"En el Distrito Federal. El comentario surgió cuando charlaba con un importante personaje del Rito en una reunión que tuvimos el año pasado, en la que señaló que te había visitado en tus antiguas oficinas de la Zona del Río para invitarte a formar parte de una agrupación liberal que él estaba organizando..."
-Al llegar aquí lo interrumpí y le dije: Ya sé a quien te refieres. Empezaré por decirte que para nosotros, los Ritos no tienen Jefes, ni mucho menos dueños. Tienen líderes, unos más hábiles o legítimos que otros, pero nada más. Y, por lo que se refiere a la política, la entendemos y la aceptamos a la manera griega, en la cual, todos los ciudadanos -incluyéndonos a los Masones- debemos participar con nuestras opiniones y acciones, pues al no hacerlo, dejamos los destinos de la nación en manos de una reducida élite que medra a nuestras costillas y viven como potentados. Si no me crees, simplemente observa. Por el contrario a lo que te dijeron, si en efecto me excusé de adherirme al proyecto del Hermano en cuestión fue porque me pareció que lo hacía encuadrándolo en un Partido Político y, para éso, está el espacio del Partido de cada quien, no la Logia. Por otra parte, creo que es obligación del Masón participar e interesarse en todo lo que se refiera al mando y gobierno, actuando como ciudadano en la vertiente ideológica que mejor lo represente. La diferencia está en la ubicación en la cual se ha colocado a la Orden Masónica en general en nuestro país, convirtiendo las Logias en grupúsculos clientelares adscritos directa o indirectamente a un Partido Político en especial. En ese orden de ideas, la Masonería pasó de ser locomotora en el siglo XIX a cabús de cola en el XX y en el XXI, lo que nos ha llevado a perder imagen y credibilidad entre la población.
-Tomé un sorbo de café y terminé diciéndole: En el Universalismo pretendemos que nuestro modelo de Masonería no sea instrumento político de nadie, sin embargo, queremos que el Masón Universalista involucre sus energías físicas y mentales en la tarea de construirse a sí mismo, de fortalecer adecuadamente su familia, de co-participar en el desarrollo de la comunidad en que vive y de no permanecer pasivo o indiferente ante los embates que sufre la nación con todos los ingentes problemas que la aquejan, respetando el libre albedrío político de cada Hermano o Hermana y sin involucrar institucionalmente a la Orden con Partido Político alguno.-concluí-.
-Mi interlocutor cambió el tema al clima y otras cosas no relacionadas a la previa conversación y tras dos tazas más de café nos retiramos contentos, pagados y satisfechos, de todo lo cual damos fe y para constancia firmamos.
Todos libres - Todos iguales - Todos hermanos