I. Enséñame Maestro a desbastar mi piedra bruta, con la experiencia que aprendiste tú a desbastar la tuya.
II. Enséñame Maestro a realizar la marcha de mi grado en el gran templo masónico que es el mundo, caminando vos al frente como mi líder y enséñame las buenas maneras, la verdad y la justicia.
III. Enséñame Maestro a ser libre de las vanidades y ambiciones y de los actos serviles que someten al hombre, viendo en vos un Maestro libre de tales sensaciones.
IV. Enséñame Maestro cuando tengas que perdonar, olvidar y entender las debilidades de los hombres, enalteciendo sus virtudes, para que como tu discípulo pueda también saber perdonar, olvidar y entender las debilidades del hombre enalteciendo sus virtudes.
V. Enséñame Maestro a trabajar anónimamente, para una buena causa, haciéndolo como vos lo haces lejos de los aplausos fáciles que devienen en vulgares.
VI. Enséñame Maestro las buenas costumbres por las cuales tenemos que saber vivir y saber callar en ciertos momentos para luchar por ese pan y justicia social que todos claman.
VII. Enséñame Maestro a ser como vos sencillo y como un ladrillo fuerte para el puente de unión entre los hombres y nunca un punto de discordia entre ellos.
VIII. Enséñame Maestro a cultivar en mi corazón todo el amor y respeto que cultivas entre los hombres y principalmente en tu familia, para que pueda cada vez parecerme a vos y cultive el respeto de todos los hombres y el amor a mi familia en el completo sentido de la palabra.
IX. Enséñame Maestro todo tu valor, confianza y honor para defender la libertad y soberanía de nuestra patria, de modo que yo pueda estar en cualquier circunstancia a vuestro lado y pueda luchar y morir en su defensa.
X. Enséñame Maestro todo esto, en fin para que un día sin vanidades, ostentaciones ni palabras inútiles que se pierden en el aire, pero con vuestro ejemplo apropiado, pueda yo ser reconocido como un verdadero Maestro Masón.
