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Los tres Grandes Orientes de la Masonería que constituyen el ESPACIO MASÓNICO de ARGENTINA se manifiestan ante los desórdenes sociales

Tiempos violentos




Los tres Grandes Orientes de la Masonería que constituyen el ESPACIO MASÓNICO de ARGENTINA se manifiestan ante los desórdenes sociales




Ante las aciagas circunstancias vividas en la provincia de Tucumán en el marco del desarrollo de una contienda electoral, como miembros del Espacio Masónico Argentino, consideramos imperioso es destacar algunos tópicos al respecto.


¿Por qué será que los Argentinos, en forma cíclica, caemos, irremediablemente en formas harto violentas de relacionarnos, cual plano inclinado, que nos lleva a un oscuro derrotero, de difícil y agria estancia?.


En gran parte consideramos que ello tiene asidero, cuando en respuesta a nuestras inseguridades, empezamos a sostener, como verdades absolutas, nuestras posiciones, o las de nuestro sector, ya sean políticas, filosóficas, religiosas, deportivas, etc., en desmedro de lo que sostiene “el otro”, “el distinto”, “el circunstancial adversario”, trasformando en un dogma de fe nuestra “parte de verdad”, situación, que cuando va acompañada de “poder explicito” o “institucional” desemboca en segregación, discriminación, intolerancia, y por último en violencia concreta.


¿Por qué motivo reincidimos como sociedad y como personas en dichas miserias morales?


Persuadidos nos encontramos en considerar, que los “valores” de la Democracia (Gobierno del Pueblo a través de distintos sistemas representativos, delegativos o asamblearios) y la República (Res Pública, signada por el Imperio de La Ley ideada y sancionada en democrática forma y la Igualdad ante esa Ley, por parte de todos los habitantes que conviven en una sociedad) hoy en día se encuentran en marcada falta de consideración por la población en general, en razón de una situación de anomia social, donde se va perdiendo la referencia de los grandes paradigmas que forjaron nuestra nación.


Ahora bien, podría presentarse la situación social en donde nos encontremos en un proceso de revisión de nuestros viejos “paradigmas”, descritos en el parágrafo precedente (como personas y como sociedad), a los fines de forjar otros superadores a los existentes, ello es sumamente comprensible. Lo que no es comprensible, es que en dicho proceso se sostenga a superficiales referentes que propalan como principal objetivo de vida el baladí principio de la obtención del lucro a cualquier costo, la condición de “exitoso” como el valor a alcanzar, la persecución de la conveniencia personal, como lo único atendible. Ya que ello, desde nuestro punto de vista es manifiestamente regresivo.


Como también es regresivo, que sigamos sosteniendo, como ciudadanos, a coterráneos vinculados a la representación política, que personifican “mágicos” crecimientos de sus patrimonios, funcionarios públicos que envían a sus hijos a establecimientos de educación privada, porque saben que la “Escuela Pública" que ellos gestionan, está cada vez menos asistida, o aquellos representantes del pueblo que se hacen atender en sofisticadas Clínicas Privadas, porque no aguantan “la mugre” de los hospitales públicos que dirigen o conducen, etc. Como asimismo, que como habitantes, busquemos “el atajo” a la soluciones de nuestros problemas colectivos, buscando sobornar al Policía, o al inspector municipal, o al agente de retención de impuestos, a los fines de evadir “nuestros deberes”.


Estimados compatriotas, les instamos a que nos reencontremos con nuestras escasas virtudes, que como sociedad nos queda, a los fines de poder reensamblar los lazos de igualdad, libertad, fraternidad, y tolerancia, que necesariamente deben ser mayoritarios en toda conglomerado humano, a los fines de lograr el progreso personal y social.


Hacer lo contrario, convencidos estamos que nos seguirá llevando en este camino de violencia institucional en que nos encontramos inmersos, que solo le conviene a los que nunca cumplieron con su “deber”, ya que a lo único que se han comprometido es a satisfacer su “ganancia”.


Hoy nuestro deber, estriba en convertirnos en personas más virtuosas, entendiendo lo dicho como la tendencia habitual, en el hombre de la práctica del bien, del deber y la justicia, a los fines de aceptarnos como seres únicos y irrepetibles con distintas formas de pensar, relacionarnos, amar, etc., sin que una u otra forma sea la única y verdadera, motivo por el cual no quede otra manera que respetarnos, mas allá de las naturales diferencias.

Luis Acebal

Representante de la Orden del Derecho Humano

 

Nicolás Dursi

Gran Maestre del GONAr

 

Marcelo F. Puertas

Gran Maestre del GOFRA

 

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