Es el sentimiento que nace de la conciencia íntima de la Unidad de la Vida, o sea del Único Principio Espiritual y Divino que anima, inspira, guía y sostiene de adentro a todos los hombres, y se manifiesta progresivamente en el más elevado Ideal que cada cual sepa concebir en su fuero íntimo, y al que pueda aspirar.
Ese Ideal interior es el Logos viviente en cada hombre, que expresa en él la Vida Elevada de su ser más verdadero, el Arquitecto del templo de suvida, que en ésta se esfuerza por realizar los planes perfectos de la Infinita Sabiduría Creadora o constructora, la que tiene su asiento en el Oriente Eterno, o sea en el origen primordial e inmanente de todas las cosas.
Este mismo Logos lo simboliza, en su aspecto tradicional, el Libro Sagrado —la Biblia, para los masones occidentales, sea cual fuere su versión— dispuesta en el centro del "punto geométrico" de la Logia, sobre el ara, simbólica del estado de "elevación" en el cual únicamente puede recibirse e interpretarse correctamente, aun con el auxilio de los instrumentos del Juicio y de la Comprensión que necesitamos aplicarle, para que su estudio y su lectura sean realmente provechosos.
La Tradición Universal (de la cual cada sagrada escritura, recibida en estado de éxtasis o inspiración, es un aspecto) es, pues, también una expresión de ese Gran Logos viviente que preside como Gran Arquitecto la Gran Obra del Universo y de la Vida; y su valor estriba principalmente en su poder de inducirnos y conducirnos hacia la mística Comunión con la Presencia Inspiradora que es la vida de la Palabra y de toda palabra.
Y al final de todos los trabajos masónicos tendremos que sincerarnos de la "justeza" o ajuste de nuestra interpretación actual de la Palabra de la Eterna Verdad que constituye nuestra perenne inspiración, juzgando de Ella por medio del carácter constructivo y satisfactorio de sus efectos o resultados:
Tanto en el Oriente, que es el asiento natural de la Luz y de la Sabiduría del Principio Creador, como en el Occidente, en donde se asienta la inteligencia o Fuerza realizadora; e igualmente en el Sur, en donde tiene su trono el criterio de la Belleza y Armonía de la obra, que hacen fecundos los resultados de toda actividad.