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Yolanda Alba: «Las masonas lograron el voto femenino en España»










Más de dos millones de mujeres en el mundo son masonas. La periodista y escritora cacabelense Yolanda Alba, ‘deBergidum Flavium’, matiza, recorre en su nuevo libro, ‘Masonas’, la historia de la masonería femenina, desde las constructoras de catedrales a las sufragistas, y los nombres de mujeres que, como Clara Campoamor o Eleanor Roosvelt, practicaron los secretos y rituales del Arte Real. Precursora en el uso de la @, es vicepresidenta de la Red Europea de Mujeres Periodistas y presume de ‘espíritu’ masónico. La masonería no ha perdido vigencia: «enseña a pensar y sus divisas son igualdad, libertad y fraternidad»

AQUI UNA ENTREVISTA A LA ESCRITORA


Cómo surge Masonas?
—De un descubrimiento: fueron constructoras de catedrales, dinamizadoras de la cultura, insurgentes  revolucionarias, emperatrices, reinas, sufragistas, filósofas, médicas, amas de casa, pedagogas, escritoras, políticas, juristas, periodistas, músicas, dramaturgas, enfermeras, y etc. etc.  Mujeres de todos los estatus, etnias, religiones, creencias y opciones sexuales que defendieron «lo que nos une» y no «lo que nos separa» para poder construir un mundo mejor. Gracias a las masonas se consiguieron entre otras conquistas, la república portuguesa o el voto femenino en España, el laborismo británico o los sindicatos sudamericanos……
—¿Quiere decir que ha sido la masonería la propiciadora de los derechos de las mujeres? Estoy pensando en Olympe de Gouges y la declaración de los derechos de las mujeres en 1793.
—Digo que el Feminismo, como nuevo principio de la realidad (que decía Marcuse) es un movimiento social y político que se inicia a principios del XVIII (independencia de América, la Revolución Francesa y el pensamiento liberal). Es ahí cuando nombres de mujeres comienzan a aparecer en ámbitos que hasta entonces les estaban vedados y se reflexiona sobre la inscripción del género de las personas en sus acciones: ello puso en duda la supuesta universalidad del arte y la cultura, puesto que los conceptos «hombre» y «humanismo» excluían a las mujeres. La razón ilustrada se consideraba neutra y objetiva pero lo cierto es que no lo era: era una razón patriarcal cuyo único referente era el varón. La corriente feminista como discurso crítico en el contexto de la Ilustración hegemónica brotó en Francia con tal impulso que llegó a inundar los campos de la Francmasonería, en la cual aparecieron activos y denodados partidarios del reconocimiento de los derechos a la mujer para que por mérito propio pudiera entrar con plenitud de derechos en los templos masónicos (entre ellos Descartes y Condorcet). Las mujeres toman la iniciativa para su inclusión en la institución francmasónica. Es uno de los momentos históricos más importantes para el futuro de la Humanidad, estaba germinando otra revolución que trastocaría el orden social establecido: la emancipación de las mujeres. La gran Olympe —que fue salonnière— llegó después, comenzó a escribir en 1784.
—¿La pertenencia y reconcimiento de las mujeres en el gremio de constructores, etc. muestra que en la Edad Media las mujeres fueron más autónomas que en el Renacimiento?
—Desconocemos con exactitud cómo eran las relaciones de género en las cofradías de constructores pero creo que la percepción que los masones operativos tenían de la mujer (y también de sí mismos como obreros de un arte sagrado) debía estar más próxima a la excelencia que al arquetipo construido por la literatura misógina, es decir, al oprobio. De lo contrario, a las mujeres no se les hubiese permitido acercarse al oficio y aprender sus misterios. Está claro que las cofradías de constructores, en la medida que incorporaban mujeres al arte de la construcción no participaban de la mirada radicalmente misógina de sus contemporáneos. Y es cierto que a finales de la Edad Media se constató una creciente misoginia en los derechos de gremios —debida a la influencia de la iglesia romana y la doctrina de Tomás de Aquino— que culminaría en el siglo XIV con la extrema misoginia del Humanismo, lo cual supondrá la muerte intelectual y artística de la mujer. En este contexto las mujeres comenzaron a ser desplazadas de los espacios organizados del trabajo.
—¿Quién es la primera mujer que entra en una logia?
—En 1256 aparece una referencia a Gunnilda la masona de Norwich en los registros públicos. En el siglo XIII existe constancia de la pertenencia de mujeres a logias de la Masonería Operativa, entre ellas una personalidad excepcional, la Maestra Sabina Von Steinbach iniciada como pintora y escultora en las Notre-Dame de Estrasburgo y Paris. Y hubo en Buremberg entre 1439 y 1477 «nueve herreras de cobre y bronce, siete batidoras de latón y seis vidrieras», entre otras. En 1663 la viuda Margaret Wild aparece como miembro de la Compañía de Masones de Londres. A pesar de la creación de la Gran Logia de Londres que excluía taxativamente la participación de las mujeres en la Masonería Especulativa y según la mayoría de fuentes de la tradición masónica británica, la primera mujer francmasona fue, alrededor de 1720 Elisabeth Saint Ledger —por matrimonio, Elisabeth Aldworth—, una joven de una de las familias más antiguas de Irlanda. Su padre, de origen francés, el vizconde de Doneraile, era masón, llegó a ser admitida por espiar detrás de una puerta una reunión masónica y violar el secreto. Curioso. A partir de entonces, con orgullo, ella apareció en público con ropa masónica hasta su fallecimiento a los 90 años de edad, recibiendo un funeral masónico en 1775.
Masones, masonas, masonería... Mala prensa en la España creo que desde siempre y persecución en la dictadura de Franco ¿y ahora?
—Franco quería ser masón como su padre y su hermano pero fue rechazado. La primera vez siendo teniente coronel, presentó su solicitud en la logia «Lukus», de Larache. La segunda, ya en la República, y también fue rechazada su entrada en la institución. A partir de esta segunda negativa, según los testimonios de algunos de sus compañeros de armas, nació en él su obsesión antimasónica: persecución, destrucción de archivos, miedo, exilio, asesinato y 40 años de silencio, lo que produjo desconocimiento. Ser masón es, aun hoy, un enigma y masona una sorpresa. Afortunadamente comienza la visibilidad, lentamente. El pasado 8 de marzo, día internacional de las mujeres, un grupo de masonas ataviadas con sus bandas características desfilaron por primera vez como grupo en la manifestación feminista en Madrid, fue un hecho histórico.
—Dice que el voto femenino lo logran masonas. ¿No hubo movimiento sufragista en España?
—Fue la Cruzada de Mujeres Españolas, dirigida por la masona y periodista Carmen de Burgos la que protagonizó la primera manifestación callejera pro sufragio en Madrid en mayo de 1921. Y fue otra masona, Clara Campoamor, quien lo conquistó en la República del 31. El sufragismo español fue más tardío y tuvo como movimiento social una menor envergadura que en la mayoría de los países desarrollados europeos y algunos latinoamericanos.
—Clara Campoamor, Concepción Arenal, Flora Tristán... ¿Todas masonas?
—Eran masonas iniciadas todas. Sólo incluyo dos casos en los que existe duda: Mercedes Pinto y Concepción Arenal. Me parece muy sospechosa la notoria insistencia de la gallega por desmarcarse a pesar de que su nombre aparezca vinculado a las asociaciones masónicas. Participa en la orden aunque no es iniciada, pero hay evidencia de su colaboración con la Logia Femenina de Las Hijas del Sol. Es cierto que permaneció siempre próxima a la masonería y la temática de sus obras se corresponde perfectamente con el espíritu masónico y con sus ideales filantrópicos. Y su lenguaje. Como miembro de la dirección del Ateneo había sido una de las impulsoras de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, relacionada con los krausistas.
—¿Cuándo surge la primera logia masónica femenina?
—En 1903 en USA nació la organización llamada Señoras del Templo Oriental de Norteamérica y en 1913 se hizo sólo femenina La Order of Women Freemasons, que había nacido en Inglaterra en el seno de la Co-masonería de Annie Besant. Pero, en realidad, la primera Gran Logia de Mujeres creada específicamente como tal en Europa fue la Gran Logia Femenina de Rumania en 1922, y la segunda, la Gran Logia Femenina de Francia en 1945, de mucha mayor proyección y actividad internacional. La razón de ser de la masonería femenina se debe a la concienciación de las mujeres: a pesar de haberse conseguido un estatus jurídico de igualdad, la sociedad del siglo XXI todavía continúa siendo muy patriarcal.
—La sororidad no ha cundido, ¿qué influencia tiene y ha tenido la masonería femenina? ¿Se la considera de segunda?
—Las masonas practican la sororidad. Actualmente hay en el mundo un poco más de dos millones de mujeres afiliadas realizando una obra filantrópica y de ayuda social, superior, por ejemplo, a la de toda la masonería masculina de cualquier país, sumados masones regulares y liberales. Yo no creo que se las considere de segunda. Simplemente, el panorama actual de obediencias masónicas es plural: liberales, conservadoras, tradicionales, laicas, deístas, esotéricas, cristianas, de ámbito regional, nacional o internacional, masculinas, mixtas y femeninas. Viva la diversidad.
—¿Coinciden en el tiempo la incorporación de mujeres y de gais y lesbianas?
—Los primeros documentos constitutivos de la Masonería especulativa en Inglaterra y Escocia en 1723 establecían que para ser masón es preciso ser «hombre libre y de buenas costumbres» así que mujeres, esclavos y gente de «mal vivir» no podían ser iniciados. La rama inglesa que yo llamo «los irregulares» siguen en la misma postura: conozco la expulsión de un gay cultísimo, de León para más señas, que estaba de visita en una logia regular madrileña y que fue invitado a irse al conocerse su activismo público. En Francia existe el grupo intermasónico  Les Enfants de Cambacérès  que lleva el nombre de Jean-Jacques Regis de Cambacérès, segundo cónsul de la República y uno de los principales autores del Código de Napoleón, gay y masón.
—Mantienen ritos de iniciación anacrónicos... ¿Cuál es su razón de ser en el mundo actual?
—Sí, es lógico, el llamado Arte Real es una sociedad iniciática cuyo objetivo final es el trabajo iniciático para cada persona que desea utilizar esta herramienta de construcción personal. Para tal fin se utiliza el Método Masónico, instrumento que permite reunir a personas de todas clases y estatus, religiones, creencias o no creencias, ideologías y demás diversidades que trabajan juntos e individualmente en su perfeccionamiento gradual. Ese método se desarrolla a través de unos ritos específicos, en talleres donde trabaja la hermandad (Logias) que se reúnen en lugares llamados Templos. Allí, la masonería enseña virtudes morales y sociales apoyándose en el simbolismo de las herramientas y del lenguaje del antiguo oficio de constructor de edificios.
—En la sociedad actual ¿tiene sentido la masonería?
—Por supuesto. Yo creo que una institución que procura enseñar a pensar, liberar a sus miembros de cualquier prejuicio e inculcar el amor a la Sabiduría, la Belleza y al Bien es incluso necesaria. La Masonería enseña respeto a los demás y a uno mismo y la libertad absoluta de conciencia es uno de sus principios. Y de otra parte, la igualdad, la libertad y la fraternidad de su divisa son todavía una utopía necesaria.
—En León se ha acreditado la presencia de mujeres en alguna logia a finales del siglo XIX. ¿Aparece alguna en su libro?
—Sinceramente, yo no he podido constatar en los archivos ningún nombre en concreto, pero como paisana sigo investigando, será para la segunda edición. Con respecto a las masonas operativas constructoras y talladoras de las maravillas del gótico, hay que apuntar, según el profesor José Luis del Corral, que un tercio de los constructores-trabajadores de la catedral de León fueron mujeres.
—El lenguaje es calcado de la religión: templo, obediencia...
—No es calcado de la religión. La masonería existe antes de ninguna religión. Es una escuela iniciática, con determinada jerarquía. Templo es el templo de la sabiduría, el de Salomón que era un rey... —¿Las creencias religiosas son compatibles con el espíritu de igualdad, fraternidad y libertad de la francmasonería?
—No es una religión, es más, en las logias está «prohibido» hablar de religión y de política, porque se trabaja lo que une y no lo que separa. Por eso se admiten todas las religiones o no creencias. Claro que es compatible, absolutamente, las iglesias o sectas son otra cosa: Jesús el rabino judío de Galilea fue el primero en admitir a las mujeres y excluidos en pie de igualdad, otra cosa es la iglesia que se creó con su nombre cuatro siglos después.
—¿Traerá una revolución el auge de las logias femenina?
—Ojalá. Las masonas que trabajan en las logias solo para mujeres creo que lo tienen más claro. Veo más problema en las mujeres feministas de las logias mixtas que sufren también machismo, mucha igualdad en la boca de sus hermanos pero de boquilla.
—¿Es usted masona?
—Si serlo es creer en la bondad, aspirar a la equidad, amar la fraternidad, estimar el honor y la justicia, anhelar la sabiduría y respetar la razón para construir un mundo mejor, los masones me reconocerían como tal.

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