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PUBLICACIONES ESTUDIOS SOBRE LA MASONERÍA

 



En 2010 la Editorial PNL-Books publicó la obra de Ernesto Milá, "Estudios sobre la masonería" que recogía los artículos que el autor ha ido publicando en los últimos 25 años sobre este tema en diversas revistas convencionales. La obra, agotada desde hace tiempo, ha sido reeditada en marzo por EMInves. Hemos mantenido una breve conversación con el autor.


MD.- Un nuevo libro sobre la masonería. ¿No hay muchos?


– Es posible, pero habitualmente estos libros, o bien son tratados escritos por los propios masones elogiando a la orden, o bien por detractores que suelen copiarse y repetir unos a otros los mismos errores. Por otra parte, unos libros estudian el simbolismo masónico, otros la conspiración masónica, otros la historia de la masonería mundial. Este es una interpretación de conjunto que sitúe a la masonería dentro de la historia.





Ernesto Milá
Ernesto Milá


MD.- ¿Cuál es su tesis?


– Se resume en una sola frase: la masonería es el motor de las revoluciones liberales del siglo XIX y del XX. Ese fue su papel histórico y ahí están concentrados sus méritos y sus límites.


MD.- Entonces, nada de “conspiración judeo-masónica-bolchevique…”


– La masonería tiene similitudes con el judaísmo porque ambas aceptan el Antiguo Testamento y remiten a leyendas como la del Templo de Salomón y su arquitecto Hirán Abí. En los primeros años de constitución e la Gran Logia de Londres la masonería inglesa estaba solamente abierta a cristianos y no se admitía a judíos. En cuanto a su relación con el bolchevismo, hay que desmentirla también: desde 1921 la Internacional Comunista condenó la pertenencia de sus miembros a la masonería. Salvo en Cuba y por razones históricas muy concretas, en los países comunistas la masonería estuvo siempre prohibida.


MD.- ¿Hay judíos en la masonería?


– Si, hay logias en Israel y judíos en logias españolas. También hay agrupaciones para-masónicas formadas exclusivamente por judíos como la B’nai Brit’. Lo que no puede sostenerse es que la masonería sea una “organización judía” o “controlada por judíos”.


MD.- ¿Tiene hoy la masonería más o menos poder que ayer?


– Menos que hace 50 años, desde luego, al menos a nivel mundial. Solamente es decisiva en algunos organismos bien conocidos como el Pentágono en los EEUU, por ejemplo, donde ser masón ayuda a ascender en la jerarquía militar; o en Scotland Yard que tiene una tradición masónica desde su fundación. En general, la masonería mundial está en crisis y en recesión.


MD.- ¿Y a qué se debe esta crisis?


– Las revoluciones liberales que protagonizó quedan muy atrás en la historia y desde los años 60 la masonería ha dejado de ser un laboratorio de ideas. A la masonería moderna le falta un “tema estrella” para reclutar. Sin olvidar que la sociedad moderna es, en buena medida, un reflejo a dónde pueden llevar los ideales masónicos.


MD.- ¿Pero sigue siendo una organización influyente?






– Depende de los países, la masonería está repartida irregularmente. En España, actualmente, habrá no más de 5.000 masones divididos en media docena de obediencias rivales. Y de ellos una parte sustancial, en torno a 2.000-2.500, son jubilados ingleses, holandeses y alemanes, masones, que tienen logias propias en la Costa del Sol, Canarias y Baleares. No hay políticos de primera fila comprometidos “a muerte” con la Orden.


MD.- ¿Zapatero era o no era masón?


– En absoluto. Su abuelo si lo era, pero él jamás tuvo participación activa en ninguna logia masónica. Sus ideas, por peregrinas que sean, no coincidían completamente con las de la masonería. En el tema de la mujer, por ejemplo, el sector mayoritario de la masonería española, la Gran Logia de España, es una logia “masculina” que solamente admite a mujeres en logias “de adopción”, separadas. Poco que ver con la “ingeniería social” zapateriana que es de matriz humanista-universalista al estilo de la UNESCO.


MD.- ¿Hay políticos masones?


– En general en España hay presencia de todos los partidos políticos en las filas masónicas, desde el PNV hasta el PSOE pasando por UDC, CDC, IU y el PP, con algo más de densidad en el PSOE. Hay que hacer una salvedad. La masonería española no tiene muy buena prensa dentro de la masonería internacional. Los masones españoles más conocidos, suelen estar afiliados a logias extranjeras. Caso, por ejemplo de Ernest Lluch, asesinado por ETA. La Gran Logia Alpina de Suiza, tiene fama entre los masones de garantizar confidencialidad y buenos negocios.


MD.- ¿Quién ha sido el masón más conocido de la historia reciente de España?


– Sin duda Mario Conde que asumió la reconstrucción de la Logia Concordia nº 3 e Madrid, que debía convertirse en el portaviones de la masonería de obediencia inglesa en España. Subvencionaba la “logia de investigación” Duque de Wharton, y otras iniciativas. Conde se vio beneficiado por el Gran Maestre del Gran Oriente d’Italia, Di Bernardo, para su venta de Antibióticos SA a la multinacional italiana Montédison.


[pullquote]Siempre ha existido una masonería catalanista. ERC, tradicionalmente era un partido con una influencia determinante de la masonería. Sin embargo, a partir de la llegada a la secretaría general de Ángel Colom, los masones perdieron el control del partido[/pullquote]


MD.- ¿Y la masonería catalana? ¿Tiene algo que ver con el proceso independentista?


– Allí siempre ha existido una masonería catalanista. ERC, tradicionalmente era un partido con una influencia determinante de la masonería. Sin embargo, a partir de la llegada a la secretaría general de Ángel Colom, los masones perdieron el control del partido. En Febrero, los independentistas presentaron a Ramón Viñals, de ERC, como candidato a presidir la Gran Logia de España… pero fue reelegido Gran Maestre Oscar de Alfonso con el 92% de los votos.


MD.- ¿Por qué te interesa la masonería?


– Durante mi período de exilio en Francia me relacioné con el movimiento gremial de los Compagnons, restos de lo que era la “masonería operativa”, de carácter mayoritariamente católico; el proceso de transformación de la “masonería operativa” en “masonería especulativa” que se produjo a principios del siglo XVIII y que culminó en 1789 con el estallido de la revolución francesa me ha interesado desde entonces. Así mismo me interesa mucho la hermenéutica, el simbolismo masónico y su origen. Así que decidí investigar por mi cuenta para hacerme una idea más concreta de la temática. Este libro es hijo de esas investigaciones.


MD.- En el índice de tu libro dices se alude a la “responsabilidad masónica en la pérdida del imperio español”, ¿a qué aludes?


– La masonería cubana y la masonería indígena filipina declararon una guerra a muerte a España que costó a la masonería de nuestro país el desaparecer prácticamente por completo a partir de 1898 y hasta la caída de la monarquía. Hoy la masonería alega que no tuvo nada que ver con este proceso y para ello se basa en que no había logias masónicas en Filipinas…


MD.- ¿…Y no las había?


– Esta es la parte más graciosa de la cuestión. Tradicionalmente las razas no europeas estaban segregadas de la masonería. A finales del XIX, los masones filipinos existían, pero no estaban dentro de la masonería regular europea, sino en una masonería autóctona, el Katipunán, estructurado y organizado como la masonería pero que admitía solamente a indígenas.


MD.- ¿Cuál es el principal reproche que haces a la masonería?


– Que haya sido motor de las revoluciones liberales; y, en la actualidad, que haya rebajado hasta tal punto el listón de admisión que sea, en gran medida, el receptáculo de oportunistas de todos los pelajes, preocupados solamente por “trepar” socialmente.


MD.- ¿La masonería es anticristiana o también es un mito?


– La Iglesia condena la “iniciación” masónica. Existe una polémica histórica que se remonta al siglo XVIII entre el papado y la masonería. El hecho de que la Iglesia se alineara con las monarquías y la masonería con los regímenes republicanos, conspirara contra los primeros e instigara a los segundos, fue el resultado de los dos enfoques diferentes. Ahora bien, hay que recordar que en las ceremonias del Rito Escocés Antiguo y Aceptado de la masonería sigue estando abierta la Biblia, por tradición, por los primeros versículos del Evangelio de San Juan.


MD.- ¿Cómo es posible que haya esta doble actitud?


– Lejos de ser una estructura única y unitaria, la masonería está dividida en Grandes Logias y en “ritos”. En general hay ritos que son más beligerantes contra la Iglesia. La masonería dependiente del Gran Oriente de Francia, es laica, atea, republicana y de izquierdas. La que sigue a la Gran Logia de Inglaterra, es más bien conservadora y teísta. Aquí en España los equivalentes son la Gran Logia Simbólica y la Gran Logia de España, respectivamente.


MD.- ¿Alguna relación con el satanismo?


– Ninguna. Eso fue una exageración de un tal Leo Taxil que en el siglo XIX tomó el pelo tanto al Vaticano como a los masones. Un masón, en general, tiene el aspecto, hoy en España, de un burgués medio, en busca de promoción social. Se siente atraído por la masonería, en general, porque ha oído que ahí se pueden hacer buenos contactos.


MD.- ¿Y es verdad…?


– En mi opinión no más que si participas en un club de ajedrez o en un círculo de empresarios.


MD.- ¿Has sido o eres masón?


– Conozco muy bien a la masonería y tengo varios amigos masones, algunos de los cuales proceden de formaciones de extrema-derecha. Nunca he ingresado en logia. He dado conferencias en la Biblioteca Arús de Barcelona, biblioteca masónica. Mis contactos se han orientado más bien hacia el movimiento gremial francés que, como he dicho antes, precedió a la masonería y aún subsiste, los Compagnons. En España hay muy pocos que hayamos tenido una relación directa con el “compagnonnage” que emite a lo mejor de la tradición europea, anterior a las revoluciones liberales.


MD.- ¿Véndenos tu libro obra?


– Si el lector quiere tener una fotografía exacta de lo que es la masonería en este momento, que lo lea. Si quiere tener una idea completa del simbolismo masónico, ahí está reflejada. Si desea poder hablar de la masonería con conocimiento de causa y sin caer en el ridículo, en exageraciones inasumibles o en patinazos patéticos, debe necesariamente leer esta obra. Y si, finalmente, tiene curiosidad histórica y considera a la masonería como un enigma, este libro le resolverá sus dudas. Si quiere seguir con mitos, exageraciones, falsificaciones o distorsiones, no hace falta que lo compre…

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