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LOS DOCE DEFECTOS DEL SER HUMANO. HERMES TRISMEGISTOS

Entre la Escuadra y el Compás


Hacia la Formación del Hombre Nuevo


En la mayoría de los casos fallamos en la preparación para la vida y para el mejor desenvolvimiento de los individuos que van a conformar una sociedad justa y perfecta. Esta preparación debe comenzar desde el núcleo familiar y luego en las instituciones que escojan los padres para preparar a ese individuo. Luego por escogencia propia ese mismo individuo y de acuerdo a su libre albedrio, se adhiere a las instituciones políticas, religiosas y filosóficas que considere acorde con su modo de pensar y de actuar.


Es por ello que algunas Escuelas Iniciáticas (de las cuales hablaremos hoy) fallan en la preparación de los candidatos a la iniciación. Olvidamos enseñar con propiedad los doce defectos de los cuales deben desprenderse los mismos antes de emprender el camino iniciático escogido por ellos. Estos doce defectos señalados por Hermes Trismegisto son: La ignorancia, la tristeza, el libertinaje, la lujuria, la injusticia, la avaricia, el error, la envidia, la astucia, la violencia, la imprudencia y la maldad. Doce en totalidad, aunque son muchos más, pero en este caso serán analizados los señalados por Hermes. Cito lo siguiente: “Son doce y tienen a sus ordenes un número mayor. Por la prisión de los sentidos, someten al hombre interior a las pasiones de los sentidos. Se alejan poco a poco del que Dios ha compadecido y en esto consiste el miedo, la pasión y la razón del renacimiento. El conocimiento de Dios ha entrado en nosotros y la ignorancia ha desaparecido. Llega el conocimiento de la alegría y ante ella hijo mío, la tristeza huira hacia los que todavía la pueden experimentar. La potencia que yo evoco, después de la alegría, es la temperancia, virtud encantadora”. (Hermes Trismegisto).


Cuando comenzamos a centrarnos y a moldear nuestro carácter, damos inicio a la comunicación con nuestro Dios interno. Indiscutiblemente que la peor ignorancia es el desconocimiento de sí mismo y si no nos conocemos ¿Cómo podemos iluminar a otros con la llama de nuestro Dios Interno? Ahora bien, aquel que ha encontrado a su Dios interno queda cargado de energía y conocimiento, comprendiendo con ello la relación existente con la naturaleza y los mundos inferiores y superiores, a su vez, desconoce la soledad y no necesita entregarse a los placeres de los sentidos porque su espíritu ya no estará vacio. Queda poseído de una fuerza opuesta a la lujuria. Cuando todo esto se articula estamos en armonía y donde ésta habita, reina la paz y donde hay paz surge el amor y es allí donde la injusticia no encuentra lugar.


En el mismo orden de ideas, la Avaricia puede estar oculta muy sutilmente tanto en los seres más ricos y con mejores títulos como en los más sencillos y humildes. Esta nace debido a que la sociedad de masas ha identificado a la felicidad con todo aquello que se obtiene con dinero. La vieja alternativa del ser y tener confunde al ser con los títulos académicos o profesiones y las ocupaciones exitosas que se traducen en bienes materiales que se encuentran muy distantes de la esencia del individuo.


El Error es la falsa convicción de que se tiene la razón. Cuando se piensa que somos los únicos que la poseemos, se ignoran los puntos de vista contrarios y las diferentes formas de pensar.  Esto sucede cuando se desconoce que la verdad es una sola y que poseemos tan solo una parte de ella. Se sale del error mediante la práctica de la tolerancia, superando la infantil idea de que somos el centro del universo y superando el orgullo y la vanidad de creernos que somos seres superiores a los demás.


La Envidia es otra debilidad que obstaculiza nuestro camino al crecimiento interno. Es una suerte de disgusto por el bien ajeno, un vicio del alma que surge en el mundo material y que se traduce como la incapacidad de comprender que la vida es una sola y que todos los seres vivos somos parte de ella. Cuando esto se internaliza el verdadero sentido de la fraternidad universal se comprende y se instruye igualmente que el bien ajeno es el propio bien. Entonces no es necesaria la astucia propia de la competencia del mundo globalizado.


Por otro lado, La Violencia es un movimiento desordenado del alma, una emoción surgida por la falta de estudio y conocimiento de las leyes de la vida y de la forma como se comportan las fuerzas de la naturaleza en el hombre. Forma parte de nuestra naturaleza inferior.


La Imprudencia; es un atrevimiento precipitado que suele confundirse con el valor. El ignorante que se atreve es imprudente, el sabio que se atreve intenta. La imprudencia surge de la ignorancia del peligro, de aquel que actúa mecánicamente, impulsado por la pasión, aquel que intenta es motivado por su conciencia.


La Maldad es el resultado de la exaltación de los once defectos y sus aliados enunciados por Hermes. El ignorante carece de la percepción de si mismo. Cuando se ignora que en las leyes naturales reside oculto el misterio del mismo Dios, transitamos en el vehículo conductor hacia la desarmonía que no es más que la esencia de la maldad. El ser se hace esclavo de las pasiones y se comete la injusticia, se estimula la avaricia, se cae en el error, la envidia, la astucia, la violencia, la imprudencia y como consecuencia se alcanza la perversidad, la desarmonía, la calamidad y todo aquello que se traduce como la maldad. Estas enseñanzas deben ser impartidas desde el mismo momento de una iniciación.


EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA



Cuando en las Escuelas Iniciáticas se comience a instruir verdaderamente desde el mismo momento de la iniciación en las enseñanzas herméticas, el sendero comenzará a despejarse desde ese mismo instante. Entonces el iniciado estará en la capacidad de reflexionar sobre los principios herméticos o leyes naturales. El espíritu podrá internalizar que todo es mente y que todo es “Así en la tierra como en el cielo” por correspondencia una ley natural perfecta como todas las demás. Que todas las cosas están en movimiento porque todo vibra, todo es energía y esta se manifiesta en la polaridad, en un ritmo universal y en la fuerza de acción y reacción porque toda causa tiene su efecto y la generación se manifiesta en todo.


Según la enseñanza hermética, la reflexión diaria sobre estos principios se constituyen en la llave para abrir todas las puertas, el pacto fraternal para adquirir el despertar de la conciencia tan necesaria hoy día. “Usted controla aquello de lo cual es consciente; aquello de lo cual no es consciente lo controla a usted.”


LO OPUESTO AL AMOR NO ES EL ODIO, ES EL MIEDO



La verdadera tragedia de la vida, es que vivimos como vampiros y como tal le tememos a la luz. Existe demasiada indiferencia en el ser humano y ella nos impide asumir responsabilidades. Existe igualmente demasiado miedo y este es el peor impedimento para ser libres, para amar incondicionalmente y para el despertar. El mejor ejemplo de ello lo representa la religión, la mismas siempre ha querido inculcarnos el miedo, el temor a algo o a alguien y esto por supuesto ha quedado impreso en nuestro inconsciente. La religión en general, está llena de dogmas, tabúes, de falsas ideas, de falsos ídolos que nos programan y acondicionan negativamente para apoderarse de la personalidad del individuo a través del miedo.


Las leyes naturales confirman que el miedo como el mal no existe originalmente. Tampoco existen los seres humanos malos, sino mal programados. Es por ello que los guías deben enseñar a amar como lo hizo el último Avatar enviado a la tierra (Jesús) pues el amor es la fuerza transformadora del universo que nos permite crecer y distinguirnos como seres humanos.


REFLEXIONES


-El mayor mal estriba en la gente ignorante, en la gente dormida.


-No le pida al mundo que cambie; cambie usted primero.


-Todos estamos aquí con una sola misión: evolucionar y trabajar con amor y en acción para realizar el ciclo en la tierra.


-La vida no observada, no examinada, no vale la pena vivirla porque no es vida.

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