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MASONERÍA y LIBREPENSAMIENTO. ¿UNA ANTINOMIA?

 


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Muchas veces oímos o leemos, que los masones son auténticos librepensadores, y como tal se expone en casi todas las entrevistas que se hacen, sin ir más lejos está la que se le hacía al Gran Maestro electo de la Gran Logia de España: Óscar de Alfonso, hace unos días en Barcelona, donde hablaba de su objetivo como Gran Maestro «era pasar al recuerdo por haber levantado una cátedra al librepensamiento», lo cual no deja de ser una paradoja, al menos planteada desde la perspectiva de la Masonería de Tradición, también denominada como masonería «dogmática».

Sin olvidar como indica Joaquim Villalta que hay una Masonería de Tradición no dogmàtica heredera de la esencia ideológica y filosófica generadora inicial de 1717, plasmada en 1723 constitucionalmente y que se mantiene en vigor aún hoy en día tras su traspaso casi inmediato en la Europa continental del XVIII.


Esta querencia del masonismo por el librepensamiento es algo muy español, pues en general en la bibliografía masónica francesa apenas si aparece tal concepto, al menos en la bibliografía moderna del siglo XXI, tal vez porque la propia definición de masón ya tiene entidad por sí sola como para unirle otros conceptos que tiempos atrás han sido muy debatidos, sin olvidar que hablar de librepensamiento ello engloba nuevas perspectivas en la cuales la masonería, tan solo constituiría una parte.


Tampoco es que yo tenga muy claro, por ejemplo, cuando los masones se refieren a Librepensamiento a qué se están remitiendo, sí a la «corriente filosófica que reclama para el ejercicio de la razón individual independencia absoluta de todo dogma religioso», al cual le gusta ajustarse el llamado jesuitismo masónico, para sentirse cómodo en la tesis masónicas y librepensadoras.


Pero sí se está hablando de un libre- pensamiento amplio, que se expande y alcanza a otros niveles de los ámbitos de pensamiento como bien se expresa en El librepensador: «El librepensamiento es además por naturaleza un pensamiento amplio porque  abarca un extenso círculo de cuestiones teóricas y prácticas, considera los problemas desde distintos puntos y utiliza toda la imaginación parar crear algo nuevo.


Es también un pensamiento profundo porque penetra en la esencia de los problemas, llega al fundamento de los hechos, revela el sentido de lo que pasa, expone las leyes y las causas próximas y lejanas de los fenómenos, así como la variedad de relaciones y conexiones que hay entre ellos y prevé sus consecuencias últimas»


A esto del librepensamiento, se ha dedicado con amplitud un hombre como Pedro de la Llosa con un libro excepcional, como es La razón y la sinrazón. Introducción a una historia social del librepensamiento.

 

Es un texto que creo que debiera de estar en todas las estanterías de las logias y en los distintos gabinetes de los masones, el cual define el librepensamiento como algo que implica dos nociones fundamentales, «la del pensamiento como actividad racional, y la de libre como ruptura de las ataduras con las que la sociedad o más bien las autoridades, rodean y retienen la actividad racional- y para no confundirlo o que nos confundan con Spinoza, Voltaire, o Russel.


Pedro de la Llosa, nos recalca en la introducción al tema que- Librepensamiento es un pensamiento, emancipado que solo se atiene a razones y razonamientos, no acepta otros límites que los que la razón impone ni otras riendas. Y cabe perdonarle que no siempre sea estrictamente racional si al menos levanta la voz contra quienes tienen el poder».


MASONERÍA Y LIBREPENSAMIENTO

Esta es la parte que me interesa, porque en el siglo XIX, y principios del XX, ya hubo en los grandes Congresos de Librepensamiento europeos ciertas tesis sobre la no ligazón sine quanon de librepensamiento y masonería, puesto que podría tratarse de dos cuestiones diferentes y hasta encontradizas.


Es verdad que, si nos atenemos a la primera acepción como una «corriente filosófica que reclama para el ejercicio de la razón individual independencia absoluta de todo dogma religioso», pues algunas masonerías podían encajar bien en dicho presupuesto, sobre todo aquellas que se asientan sobre el axioma «del masón inserto en una masonería donde prima la libertad absoluta de conciencia» la cual deja los conceptos religiosos y políticos al ámbito íntimo de cada masón.


Bajo este concepto sí que tendría cierto encaje cierta militancia librepensadora, pero hacerlo desde una perspectiva masónica dogmática, como lo hace la llamada «regularidad masónica española» que vive más de los tópicos recuerdos que de una manifiesta realidad, pues nos salta a la cara que tales conceptos se entrechocan, pues no se puede ser librepensador, no desde la amplia perspectiva que expone Pedro de la Llosa.


Aunque pueda tener un mejor encaje en una concepción más academicista «de una independencia del dogma» , puesto que si en la Masonería de Tradición para entrar se exige una determinada creencia y trascendencia, y se obliga a jurar sobre la Biblia o el Volumen de la Ley Sagrada, y si todo ello se envuelve en un halo «cuasi sagrado y místico» en lo conceptual y se envuelve de una cierta mística ritual, como se hace en algunas ritualidades masónicas, más que en otras, pues entonces digamos que de librepensador pues más bien poco o nada, puesto que dicha masonería se encastra en la Tradición dogmática de unos Landmarks que le sujetan indefiniblemente a ella.


Tal vez por eso, los masones del 1717, profesaban una cierta actitud latitudinaria como escépticos moradores de la religión natural, los cuales tuvieron mucho cuidado en alejar los referentes religiosos. al menos en lo que podían  de su quehacer masónico, y máxime que ello pudiera insertarse a modo de sello en una cierta ritualidad masónica, a ellos les bastaba con ser lo que eran, pero tal calidad y cualidad, no podía ser parámetro para los comportamientos logiales, y menos expresarlo en la ritualidad, de ahí ese gran empeño, que ha habido siempre de querer presentar como un simple cambio de columnas y de nombres, la famosa querella de los «Moderns y los Antiens».En el fondo había mas que un cambio, habia todo un sin fin de paradigmas.


La diferencia estaba establecida, había una mirada escéptica sobre el hecho religioso al menos desde la perspectiva masónica por parte de unos, los Modernos, y en cambio había una persistente inclinación de algunos Hermanos, que volvían su mirada hacia los Olds Charges, aspirando a recuperar una masonería noaquita, dejando la mítica euclidiana de lado, era algo que no les convencía ya que era parte de la prédica racionalista, preferían una mítica que les reconciliara con una añorada cultura bíblica ancestral donde el GADU, era algo más en un «centro de unión», y de ahí esas diferencias entre los «Moderns y los Antiens».


Lo cual no deja de ser paradójico que al llegar la masonería al Continente esta se inclinara sobre modelos que hoy podemos entender como parte de una incipiente masonería liberal, y se enraizara en la raíz ritualista de los «Moderns», o sea los Modernos;

En cambio la otra masonería, la de Tradición, se entiende que se quedara apegada a la corriente  «Antiens», o sea a los Antiguos, cuya herencia volverá a ser ratifica por el Act off Unión de 1813, donde los primeros resignan armas y bagajes (Modernos) a los segundos (Antiguos), tal vez habría que entrar también en ese tema, pero ese ya es un melón amplio y antipático, entre creencias, estatus sociales, etc, porque no hay que olvidar que hay una parte de los historiadores que intentan recuperar la masonería jacobita, pero muy pocos, entran en el conjunto de las ideas religiosas y políticas y su proyección entre Modernos y Antiguos.


Por tanto, me rechina bastante cuando oigo hablar desde ciertas perspectivas masónicas de Librepensamiento, porque no es una cosa sinónima, sino más bien antinómica, por mucho que al buen Gran Maestro Óscar de Alfonso le gustará alcanzar la prestigiosa cabeza rectora de una hipotética Universidad del Librepensamiento.


Supongo que esa pretensión librepensadora, descansaría sobre la base del pertinente y persistente trabajo de Jerónimo Saavedra en la Fundación DHARMA,con conocidos problemas jurídicos y de solvencia, y de los «discretos» coqueteos del GM con dicha institución y los sujetos que la pregonan, que también parecen ser miembros de la Gran Logia de España, y cuyas motivaciones parecen más cerca de las pretensiones de un cierto corralito seudo académico al estilo de las necesidades de la Sra. Cifuentes que instituir una cierta actividad librepensadora masónica.


Recordar que las Universidades o Cátedras Librepensadoras relacionadas con la masonería, no son del siglo XX, ni del siglo XXI, sino más bien provienen del siglo XIX, cuando el combate contras la imposiciones religiosas, sobre todo las provenientes del Papado romano, que arrollaban, se imponían y se demandaban como «justas y necesarias» lo cual se llevó por delante a pensadores de talla, y a culturas que no estaban insertas en el modelo  del pensamiento único, que fue lo que llevó en 1877 a los Hermanos protestantes, frente al empuje católico, a que el GADU, en el seno del Gran Oriente de Francia, fuese una cuestión a derogar, aunque años antes lo habían hecho los Hermanos belgas.


Estos últimos, frente al fuerte posicionamiento católico, impulsaron mediante el liderazgo de Pierre-Théodore Verhaegen «la creación de una universidad libre que combatiría la intolerancia y los prejuicios». O sea, el levantamiento de lo que hoye es la Universidad Libre de Bruxelas


Es muy posible que hoy fuera necesario un marco educativo, pero tal vez no sea bajo las coordenadas de un librepensamiento clásico, sino bajo coordenadas de un crítico librepensamiento abierto, que encajaría en la expresión ultima de nos plateaba Pedro de la Llosa, y que a buen seguro que ese marco, no sería como el ideal romántico que parece tener el Gran Maestro Óscar de Alfonso en la cabeza.


Tal vez ese modelo, tuvo su momento en la España salida del franquismo recuperando la idea del establecimiento de las llamadas «Universidades Populares» que en España, precisamente la primera que se dio, fue instituida por krausistas asturianos en 1896, y que tuvo muchos epígonos como los proyecto republicanos Escuelas Neutras, o las Misiones Pedagógicas de 1931.


Pero los tiempos cambian y estos abiertos modelos educativos de impronta innovadora pronto fueron asimilados por los poderes públicos, como una herramienta más del control de la ciudadanía, y convertidos en «escuelas de ocio»


MASONERÍA Y PENSAMIENTO ÚNICO

No es tal que así, pero estamos alejados de los modelos masónicos del siglo XIX que tanto atrajeron a las clases progresistas y a los líderes obreros, anarquistas y socialistas utópicos.


Eran tiempos de duro combate externo, puesto que fuera había fuertes enemigos: la iglesia, el conservadurismo político, etc, por tanto las diferentes estructuras masónicas miraba mucho hacia el exterior, aunque no le quitaba un ojo a la labor interna sobre la propia institución, y eso lo podemos ver en instituciones, no como la española de vida corta y guadianesca, sino en organizaciones de largo recorrido como el Gran Oriente de Francia , donde el combate sobre el reduccionismo institucional masónico se palpa, en diversos períodos, en los cuales se deja entrever las problemáticas diversas que nacen de la fuerte estructuración orgánica en la que se encuadra la masonería.


Tal vez sea fuerte hablar de pensamiento único en la masonería, pero sí que se denota esa tentación hacia implantaciones de modelos en base a la estructuración de modelos masónicos cerrados y fuertemente controlados.


Para mí, este no es un tema nuevo, puesto que a tales conceptos le he dedicado varias entradas a lo largo de mi vida como bloguero y es un combate continuo en mi sen masónico, dado que siento que el modelo masónico se aleja bastante del librepensamiento en ese sentido amplio del que no habla Pedro de la Llosa.


La estructuración de las Obediencias, dio paso a un control que se ha ido haciendo cada vez más fuerte y controlador del ordenamiento intimo del masón, que está supeditado en su entrada a la acatación de una serie de Estatutos y Reglamentos que van más allá del respeto del «secreto masónico», en tanto que no solo dichas herramientas nos segrega, nos aísla, sino que conceptualmente nos plantea hasta como entes distintos a ignorar.


A este respecto me gustó mucho escuchar hace ya tiempo en el seno de Grande Oriente Lusitanos, al hermano Francisco Teixeira, cuando destripaba su libro sobre las Constituciones del Grande Oriente Lusitano. Edición anotada., en cuya exposición venía a decir que, analizando la producción de las estructuras masónica, se deba un cierto exceso reglamentario.


En ese sentido, se puede decir que la masonería como estructura ha ido perdiendo pluralidad, en tanto que los combates ya no son hacia lo externo, aunque ello depende en buena medida del tipo de Obediencias que estemos hablando, ahora los combates son hacia dentro, y es donde las herramientas masónicas, como la fraternidad, el librepensamiento, el libre-examen, quedan desarmadas ante una reglamentación que despeja la mundanidad y profanidad dentro del pensamiento masónico, persiguiendo una rígida institucionalización que atenaza a buena parte de la membresía masónica.


Las instituciones masónicas en ese reforzamiento se han vuelto no solo más celosas de sus potestad sino que se denota que tiene la piel fina ante las heterodoxias internas en busca de una tradición interna, y que el caso de las Ordenes de Sabiduría del Rito Francés, el 3º Orden, nos habla del nomadismo del Caballero Masón, cuyo objetivo, no es nada más ni nada menos, que la trasgresión del buscador-soñador que requiere un largo y doloroso trabajo, hasta ser aceptado por la estructura social y logial; por otro lado ese doloroso peregrinar es lo que más molesta más a los “institucionalistas” el hecho de hacer patente la libertad errante del buscador…


Por eso la opción de una masonería abierta, liberal y adogmática, (masonería de prospectiva) inserta en ese Librepensamiento amplio y abierto ha de dar cabida a la incertidumbre de la libertad y a la reflexión no estática de la simbología y la ritualista; debe permitir, y hasta asumir el deber de interrogación permanente.


El Masón debe ser un transgresor alejado de los gurús, de los césares, o los tribunos, y a muchas millas de distancia de los Grandes Inspectores con respuestas secretas ante tanta interrogación, y como no, de los burócratas y los institucionalistas. Como dice Michel Eynaud «un masón sin cuestionamientos es un masón alineado».


Nos habla el pensador francés en su artículo de  Les questions de l´action de los signos de esa dependencia cuasi patológica que son:



  • La monopolización del pensamiento (La elección de futuro, el color de collar, blanco o amarillo si es posible, las franjas del collar último).[los equipos, la imposición del reglamentarismo, el narcisismo vital de cada tenida]


  • Los desórdenes de la regularización de afectos (afectos negativos en las antecámara y en los pasos “perdidos” marcados por los breves alivios al hilo de los escrutinios y los golpes de mallete –y los triunfos de las estrategias. todo por la afinidad y la sumisión]


· La tolerancia (aquella que hace que se habitúen a sus efectos y aumenten sus dosis para mantener sus efectos: más fuerte, más a menudo, más alto, más tiempo en sus grados y en sus funciones hasta la eternidad]



  • Los signos del destete (en el momento que es privado de su sonajero [mallete] devienen en irritables, en angustiados…-en querer alejar todo aquello que les incomoda-.


  • La pérdida del control (ya no puede hacer lo mismo, ya ha repetido no puede ser elegido. [ pero puede rodearse de su corte de los Milagros]


  • Las repetidas tentativas por reducir o controlar los comportamientos…[no se expulsa, se crean estrategias de exclusión o auto exclusión]


  • Las repercusiones en la vida cotidiana y la salud psíquica y física….


Esa piel fina, la hemos visto traducida tantas veces, en expulsiones, irradiaciones, bajas administrativas, en virtud de un garantismo fraternal que se sostiene mal, y que lucha por perpetuarse.


Un ejemplo de ello los vimos estas semanas atrás, donde un Gran Maestro como Óscar de Alfonso , saca una Carta Abierta (publica) en respuesta a otra de Ton Sarobe, y en ella se aportaban hechos internos, datos, que creo que debieran estar bajo la ley Protección de Datos, en suma creo que se han pisado todas la líneas rojas que un masón pudiera pisar, si hubiera sido este hecho producido por un masón de a pie, a buen seguro que vería sobre su cogote la cuchilla de la fraternidad truncada.


Sin embargo la institucionalización tan aberrante que existe, es que mientras el Gran Maestro puede estar saltándose los reglamentos internos y externos, de indicar determinados hechos mediante la exposición de varios Decretos, se está pidiendo el ejercicio de la Fraternidad al resto, eso sí luego en clave interna se va a degüello contra quienes se alinean en otro pensamiento, «por no aceptar los Landmarks por los que se rige la Orden, y que parecen sustentar toda la base de la Regularidad» y todo porque se expone abiertamente, como ha estado toda esta campaña de la Gran Logia de España, ¿Qué gran Logia queremos?.


Está claro que los institucionalistas y la estructuras de las Grandes Logias a la vez que han blindado sus intereses corporativos y a veces megalómanos de las élites de poder, estas se vuelven muy sensibles ante las heterodoxias, los pensamientos abiertos y plurales.


Por tanto, cabe preguntarse como la Masonería, y en este caso concreto, por boca de su Gran Maestro, puede pretenderse Librepensador y además querer instituir una catedra de librepensamiento.


Victor Guerra. MM.:.


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