El servicio es una de las cosas que distingue al Mason. ¿Pero hasta donde llega ese compromiso de servir? De esta pregunta nos llega el recuerdo de nuestra iniciación y la regla de 24 pulgadas. ¿Hasta dónde llega el servicio a los demás? ¿Como divido mi tiempo? ¿Como ayudo a un hermano angustiado? Aunque debemos recordar que un hermano angustiado no siempre es un hermano que necesita ayuda material. Estas cosas son parte de la lección de la regla de veinticuatro pulgadas, una gran enseñanza que nunca escapará de nuestro recuerdo.
Es tan importante el estudio de la regla de veinticuatro pulgadas que al estudiarla es posible alcanzar una filosofía completa dentro de sí misma. No se puede guardar el tiempo, es decir, no podemos guardar unas horas de hoy y gastarlas mañana. El tiempo solo puede ser utilizado. Tampoco podemos tomar cuatro horas de una parte del medidor y usarlo ventajosamente al llevarlo a una parte y uso completamente diferentes. La felicidad derivada del estudio de la regla de veinticuatro pulgadas depende de la aplicación del total en sus partes correctas e iguales. Al alejarnos del GADU y nuestros hermanos, puede parecer que estamos muy ocupados en nuestros asuntos, pero el hecho es que estamos trabajando en contra de la Regla. El GADU y el hombre se unen en el estudio de la regla de 24 pulgadas, porque el servicio desinteresado a nuestros semejantes es el único camino verdadero dentro el servicio que nos pide el GADU.
Ahora, si llegamos a posiciones de liderato como Venerable Maestro, Gran Maestro o Gran Hierophante la regla de 24 pulgadas se torna mucho más difícil de comprender pues en este tipo de posición nos convertimos en verdaderos sirvientes de nuestros Hermanos ya que con la aceptación de los Grados aceptamos todas las responsabilidades que estos conllevan y el servir se multiplica. Lo hacemos con Amor y dedicación no obstante es sumamente difícil y debemos buscar más de nuestra enseñanza sobre la regla de 24 pulgadas, aunque quisiéramos que la regla fuera de 36… y tener unas horas más.
