
El aprendiz fue notificado por sus hermanos que se acercaba el día en que se convertiría en Maestro; cuanto honor y orgullo debía provocar aquella noticia… cuanta alegría debía haber en su corazón al saber que sus hermanos y maestros pensaban que sus esfuerzos habían dado el resultado esperado.
Si… definitivamente era un honor… y al mismo tiempo era el culminar con éxito el primer tramo de su formación… Podría por fin ser trascendente en la formación de sus hermanos… Podría por fin devolver algo de todo lo que había recibido de su Orden… Ese debía sin duda ser un día memorable.
Una y otra vez se repetía estos y otros argumentos; pero ninguno por más lógico que pareciera, quitaba esa angustiante sensación de vacío… Parecía como si todas las frases y máximas que había recibido dentro de su instrucción se repitieran en su mente y se volvieran contra el…
“Forja hierros al vicio y teje coronas a la virtud”
“Construye tu templo interior”
“Cierra los ojos para ver mejor”
“Cuando el aprendiz está listo el Maestro aparece”
“Busca tu Maestro interior”
Que extraño que aquello para lo que supuestamente se preparó no le provocase nada más que inseguridad y angustia… que extraño no sentirse preparado… era como si el tiempo no hubiese pasado… como si aún estuviese más cerca del día de su iniciación que de aquel en que se convertiría en maestro… Aún eran más las dudas que las seguridades, más las preguntas que las respuestas… No sentía haber cambiado, no sentía haber crecido, mucho menos haber llegado a acercarse a la virtud… el camino era tan largo; sus avances tan escasos y había tanto que aprender, pero sobre todo, tanto por cambiar… tanto que había aprendido y debía olvidar… sí; desaprender aquellos conceptos que lo ataban a esa vana idea de que algo sabia… Poco a poco se fue adentrando en sus pensamientos, poco a poco fue entrando en un tiempo sin tiempo, poco a poco la maraña de sus confusiones fue dejando paso a un espacio vacío… poco a poco el silencio logro callar todo el ruido de sus pensamientos; su mente quedó en blanco… parecía que la luz lo cubría todo.
Que maravillosa sensación de silencio, que increíble sensación de vacío, su mente se transformó en un lienzo en blanco… Si… realmente todo se tornó en un espacio muy pero muy blanco, carente de color, o de cualquier sombra… O quizá no… como era posible que pudiese ver el blanco si no estuviese consiente de que para existir este, debía estar enmarcado en aquel negro que le permitía delimitarlo, enmarcarlo y hacerlo real… De pronto fue consciente de que la luz sólo es posible porque existe obscuridad… de pronto se dio cuenta de que esos conceptos antagónicos y que siempre pensó contrarios absolutos y que negaban el uno al otro, eran en sí mismos los que le permitían al otro existir; que los contrarios no son más que la misma esencia en distinta graduación…
En su mente un mosaico se convirtió en piso firme donde edificar… y se sentó solo en aquel piso ajedrezado y sintió el frio profundo que calaba sus huesos y sintió el miedo al presentir que la muerte se acercaba y sintió la angustia por pensar que nada había construido y que no habría nada porque lo recordaran…
Ser recordado, que extrañamente importante era en este instante dejar aunque sea una pequeña huella encontrar algo que lo hiciera trascender… Pero qué y sobre todo quien… quien habría de recordarlo, que intrascendente sentía su vida ahora que había logrado acallar todo aquello que creía saber; y que solo se sentía sin los recuerdos de ese pasado que lo ataba a lo mundano; de pronto recordó los rostros de sus hermanos, de aquellos compañeros de travesía con los que había compartido el caminar de su sendero… Ellos… Ellos no lo olvidarían; en ellos quedaría una huella de su paso por la vida… Si… su vida recobraba el sentido… Y entendió que es la fraternidad la que permite disfrutar de estar vivo y de pronto, esa maravillosa sensación de calidez del abrazo de su hermano confortó su espíritu.
Y entendió que esa fraternidad era lo bastante fuerte como para ser pilar que sustente aquello que pretendía edificar… Y miró a su rededor y vio ese vasto espacio vacío… Y se sintió libre… Libre de ataduras, libre de caminar y edificar su destino, libre para construirse y ser aquel que debía ser; y entendió que esa… esa libertad era en sí misma la pared que limitaba su vida, pues es la libertad propia la que permite entender el derecho a la libertad ajena y de este modo entender que somos iguales… iguales en esencia pero diversos y que eso enriquece…
Y entendió que en la igualdad y la libertad también podría cimentar aquello que construiría; teniendo ya esos tres pilares; Libertad, Igualdad y Fraternidad, y como base la comprensión de la dualidad, de que toda paradoja puede reconciliarse y que los opuestos son idénticos en naturaleza pero distintos en grado, comprendió, que la tolerancia era la justa argamasa con la que ensamblaría las piezas de su construcción.
Y sintió la muerte llegar; pero no la sintió ajena ni mucho menos mala, no sintió temor sino una extraña sensación de compañía… Ella, la digna señora Doña Muerte se acercó a él y acaricio sus cabellos y con voz dulce le dijo “Ya es hora… vamos que el camino es largo”… El aprendiz sintió una profunda pena al saber que moriría antes de alcanzar el sueño de convertirse en Maestro, pero se armó de valor y dignidad y acompaño a la Señora Doña Muerte… Recorrieron sus recuerdos; a cada paso un pasaje de su vida pasaba frente a sus ojos, la gente que conocía… las personas que amaba; fue un largo camino, le pidió a la dama un momento para sentarse y descansar, quizá cerrar los ojos por un segundo.
El sueño se hizo más profundo hasta fundirse en lo eterno, en el frio y obscuro rincón de la muerte… En el vientre mismo del Universo, poco a poco y lentamente la muerte dio paso a la vida… Un profano había muerto; nadie lo lloro ni fue acompañado… En solitario y dulcemente consiente, murió dignamente; tal vez murió de conciencia, o tal vez murió de humanidad; lo más probable es que haya muerto de amor… Y fue del amor derramado en la muerte del aprendiz, de donde nació el Maestro; y nació profundamente consiente… Nació totalmente humano, fraterno y humilde… Así fue como nació un Verdadero Maestro… Así fue como construyo un hermoso templo dedicado a la virtud… Así fue como SE CONSTRUYO a sí mismo.
Decide ser feliz y sonríe, es gratis y contagioso, convierte tu vida en una maravillosa aventura diaria, digna de ser vivida y sé la mejor versión de ti, que te sea posible.
NAMASTE, IN LAK ECH, SALAM ALEIKUM, SHALOM, o en el idioma que prefieras, TE AMO Y RESPETO.