Presentación:
La Masoneria es una orden iniciática y filosófica que mediante el análisis y la aplicación programada de los símbolos, siguiendo un método ritual, fruto de una larga tradición histórica, facilita un procedimiento de crecimiento o construcción personal.
Es un método, que pone al ser humano en el camino de conocerse a sí mismo, de la búsqueda del conocimiento a través de los símbolos masónicos y de su resonancia en el interior de cada persona, en el yo más profundo, posibilita conocer el potencial que disponemos como seres humanos, utilizarlo mejor y desarrollar mejor nuestra relación con los demás, ya que la evolución individual ha de realizarse necesariamente en un contexto colectivo.
Aunque sus orígenes se remontan a la más lejana antigüedad, fue en Inglaterra, a principios del siglo XVIII, cuando la Francmasonería moderna tuvo su origen real, estructurándose con una perspectiva única y exclusivamente masculina, acorde a la época.
Posteriormente en Francia se desarrolló una Masonería de Adopción, dirigida solo a las mujeres, de carácter puramente convencional, velada a la participación de los misterios masónicos, donde la mujer no se presentaba a la Masonería por sí misma, sino en función del papel social que le otorgaba la cultura patriarcal.
A lo largo de los dos últimos siglos, con la lucha explícita e implícita de las mujeres por la igualdad y el cambio de estructuras sociales, se ha logrado la ciudadanía de pleno derecho, a ello han contribuido, como es bien sabido, hombres y mujeres que pertenecieron a la Masonería. A la vez que la mujer ha ido conquistando sus derechos en el ámbito social y político, también ha conquistado su espacios en la Institución masónica.
Actualmente existen obediencias exclusivamente masculinas, femeninas y mixtas.
Hemos elegido trabajar solo entre mujeres, porqué pensamos que el proceso iniciado de emancipación de la mujer de la tutela masculina, supone un primer paso y el siguiente es remover los cimientos de la estructura patriarcal. El método masónico nos ofrece un lugar donde profundizar en el conocimiento de nosotras mismas, como seres humanos y también propiamente como mujeres, para así trasladar ese polo que somos de la humanidad a la sociedad, para que rijan en plena equidad sus valores.
Por ello pensamos que en nuestra contemporaneidad tiene pleno sentido una Masonería Femenina.
Consideramos importante contar con un espacio propio de desarrollo intelectual y moral que se adecue a nuestra expresiva arquitectura femenina y que ello se pueda desarrollar en plena libertad. La Masonería en su proceso iniciático transmuta al ser humano de profano a iniciado, de una forma gradual.
La mujer que estudia en el silencio y quietud de nuestros Talleres, es consciente de su rol creador y formador, encuentra en la masonería una escuela donde se forman las conciencias, los caracteres, las voluntades. Por esto la mujer iniciada es portadora en potencia de Amor, Tolerancia, Respecto y Bondad.
No olvidamos el hilo invisible que nos une a nuestras congéneres que a lo largo de la historia no se les permitió expresar su voz, desde las sibilas de la antigüedad; a las beguinas, místicas y mujeres sabias del medioevo; a las espiritistas de finales del XIX y a un largo etcétra..., a todo el sentir i el pensar de mujeres espirituales i inspiradas, relegadas al anonimato.
Somos conscientes de la herencia que nos es dada y en base a ella realizamos nuestros trabajos:
La herencia simbólica de las sociedades iniciáticas que, desde la más remota antigüedad, se dedicaron a la reflexión colectiva y a la transmisión gradual del Conocimiento.
La de los compañeros que edificaron las catedrales y de las “logias” en las que se reunían para preparar la obra y transmitir a los aprendices los secretos del arte.
De dichos edificadores hemos conservado:
- El nombre, el de “Francmasón” que llevaban estos “masones” que se volvieron “francos”, habiéndose liberado de toda jurisdicción y carga correspondiente.
- Un modelo iniciático de organización y transmisión.
- Las tradiciones y símbolos vinculados con la construcción y el trabajo de la piedra.
La Tradición que invocan todas las masonas y masones no tiene que considerarse como un saber pasivo, fruto fosilizado de las inteligencias de nuestros antepasados, quienes supieron combatir las ideas recibidas, buscar la verdad, derribar los dogmas y revolucionar la ciencia de su época. Y es con este sentido de búsqueda, desde la perspectiva femenina, que nos inscribimos en una francmasonería adogmática, liberal y progresista. La tradición a la que nos referimos es una tradición humanista, formada de libertad de conciencia, de tolerancia recíproca, de progreso, de fraternidad, de concordia voluntaria y de amor.
Manifestamos una doble aspiración, tanto la de la espiritualidad de iniciadas como la de la responsabilidad de ciudadanía. Búsqueda simbólica y proyecto humanista son los dos componentes indisociables de una iniciativa, que es más que nunca, en este sentido, de actualidad.
Antecedentes històricos
En el siglo XIX la masonería de Adopción, ya se halla presente en muchos países europeos o del Continente americano.
En Francia María Deraisme, periodista y gran feminista, tras los problemas que provocaron su iniciación, crea en 1893 una nueva Obediencia mixta el “Derecho Humano”, bajo la dirección del Doctor Georges Martin.
En España con la Primera República Española, empezaron a florecer Logias de Adopción, impulsadas por la toma de conciencia que experimentaban algunas mujeres apoyadas por círculos de masones librepensadores relacionados con instituciones liberales y progresistas de la època. Los primeros datos que se pueden encontrar en los Archivos españoles, són de 1885. El Anuario de 1894 a 1895 del Gran Oriente Español, consta de siete Logias de Adopción.
Durante la Dictadura de Primo de Rivera, desaparecieron todas estas Logias de Adopción y durante la Segunda República empezaron a establecerse de nuevo en Barcelona y en Madrid.
En Francia el 1936, se constituye el Congreso anual de las Logias de Adopción de la Gran Logia de Francia, y se crea una gran Secretaria que sería el embrión de la Obediencia femenina francesa, creada en el año 1945 tras la Segunda Guerra Mundial.
En España la etapa de la dictadura franquista representó para la mujer el retorno a la esfera privada. A la muerte del dictador con la transición a un nuevo régimen democrático, se promulga en 1978 La Constitución Española, se instauran nuevamente en España Logias masculinas (1982), a la que siguieron en 1984, la instalación de la primera Logia Femenina en España, bajo el nombre de “Luz Primera” en Barcelona y posteriormente cuatro nuevas Logia Femeninas en Madrid, Gerona y Barcelona, auspiciadas todas ellas por la Gran Logia Femenina de Francia.
Actualmente La Gran Logia Femenina de Francia, es la Primera Obediencia Femenina en el mundo, reagrupa a más de 11.000 mujeres, en 386 Logias, de las cuáles 3 están en España, dos en Barcelona, Luz Primera (1984); Yetzirah de Montserrat (1995) y una en Gerona, Asiyah del Canigó (1990). Algunas otras también están esparcidas en distintos países de África, América Latina, Europa y antiguos departamentos de Ultramar franceses.
La Gran Logia Femenina de Francia ha contribuido a la creación de las Grandes Obediencias femeninas de Bélgica, Suiza, Italia, Portugal y Venezuela, reagrupadas en el seno de un Comité de Ligazón Internacional de la Masonería Femenina (CLIMAF).
El 4 de junio de 2005, la Gran Logia Femenina de Francia transmite la patente masónica a las tres Logias españolas que así devienen soberanas e independientes, bajo la constitución de una nueva Obediencia, La Gran Logia Femenina de España, que inicia su andadura con un total de 72 miembros activos de Barcelona, Gerona, Madrid, Asturias, Baleares, Valencia, Canarias,Murcia, Alicante, Huesca y Lérida. Actualmente están en proceso de constitución nuevas logias en Madrid, Asturias y Baleares.
Nuestros Valores
La Gran Logia Femenina de España se concibe como obediencia independiente, democrática y progresista, expresando su reconocimiento a la Gran Logia Femenina de Francia que nos han transmitido unas formas de hacer masonería femenina.
Fiel a los principios fundadores de la Francmasonería Universal, la Gran Logia Femenina de España hace suya la divisa de Libertad, Igualdad, Fraternidad, Tolerancia y Laicidad, con la voluntad de transmitir estos principios y posibilitar el camino iniciático de búsqueda de conocimiento, a las mujeres de nuestro país.
Tal como declara el artículo 1 de nuestra Constitución, nuestro objetivo es “la búsqueda constante y sin límite de la verdad y de la justicia en el respeto de los demás con el fin de contribuir al perfeccionamiento de la humanidad”.
El conocimiento personal, el “conócete a ti mismo” socrático, permite encontrar nuestro verdadero lugar en la sociedad y asumir totalmente nuestro papel frente a los demás. Para reavivar la fuente, la introspección, la reflexión colectiva, el intercambio, la confrontación de ideas, el desarrollo de las solidaridades, la logia masónica es el lugar en donde se puede conjugar todo ello.
Es a la vez:
Una escuela de vida basada en los valores de libertad, de tolerancia, de respeto a los demás y a la persona misma. Apoyo en su reflexión filosófica humanista, para superar las discrepancias y rechazar las medidas de exclusión y así ser “el centro de la unión”.
Una alianza universal fundada en la solidaridad, en la reunión de mujeres que optaron libremente por objetivos comunes, que trabajan y progresan juntas.
Una orden iniciática, a la que se adhiere con plena libertad, que rechazando los dogmas, respeta las creencias sin exigir ninguna.
Trabajar en las logias para llevar al exterior sus ideas y sus valores, pensar el mundo, para poder construirlo con más equidad, nutrirse de la herencia del pasado para construir el porvenir, éste es el ideal de las Francmasonas de la Gran Logia Femenina de España.
Este ideal se mantiene gracias al compromiso de cada francmasona para participar activamente en su logia a dicho trabajo de construcción y defender fuera, con más eficacia, un ideal de dignidad humana, de justicia, de democracia. Respetando formalmente las leyes del país.
La expresión de la palabra femenina
Esta elección responde entonces a la necesidad de encontrar un tiempo, un espacio de reflexión y de palabra propio, que nos permita tomar plenamente conciencia de nuestra identidad femenina y de nuestra responsabilidad en el desarrollo de nuestro papel de mujer en el mundo.
Pensamos como lo decía Jean Rostand, que “si te niegas a tu propio combate, los demás te convertirán en el combatiente de una causa que no es la tuya”.
Las Logias femeninas son un lugar privilegiado en el que las mujeres pueden desarrollar sus ideas y su genuina espiritualidad, dejar expresar su palabra de mujer y ir hasta el final de lo que se exigen.
Sin embargo, dado el nexo a los principios de apertura y de negativa a cualquier exclusión, piedra angular de la Francmasonería adogmática y liberal, recibimos en nuestras logias a todos los francmasones o francmasonas de otras Obediencias reconocidas que quieran compartir nuestros trabajos.
Un método de trabajo
Simbolismo, Ritual y Trabajos en las Logias
La Declaración de Principios de la Gran Logia Femenina de España, se reafirma en la tradición masónica de acatamiento estricto del ritual y del estudio del simbolismo como medio de acceso al contenido iniciático de la Orden, con esta finalidad trabajará con el Rito Escocés Antiguo y Aceptado.
Los símbolos son el corazón de la vida imaginativa. La imaginación, hermana gemela de la razón, con su estructura y su función simbolizante, es inspiradora de los descubrimientos y del progreso.
El símbolo posee algo más que un sentido artificialmente dado, porqué detenta un esencial y espontáneo poder de resonancia. La resonancia nos llama a una profundización de nuestra propia existencia...Opera un giro del ser.
El símbolo vivo, que surge del inconsciente creador del ser humano y su medio, ocupa una función profundamente favorable a la vía personal y social.
El eje del método es el desarrollo del pensamiento simbólico, verdadera herramienta de evolución. Se revela en el ámbito individual, íntimo, y se afirma gracias a la confrontación fraerna y colectiva de la logia.
Porque todo... ocurre en logia, donde todo está ordenado, orientado, separado, diferenciado. El ritual da ritmo y orden a todas las cosas, sitúa a cada una, constituye un espacio de aprendizaje de los vínculos entre sí mismo y sí mismo, entre sí mismo y los demás, entre sí mismo y el mundo.
Es la vivencia, día tras día, de la búsqueda permanente en el interior de las logias que permite la relación de la francmasona consigo misma, con el grupo, y luego con la sociedad, conocerse a sí misma y recabar su genuina espiritualidad. El camino de la iniciación masónica constituye una búsqueda de sentido, un deseo de progreso, de entendimiento, para actuar más allá de las opiniones partidarias, de las barreras sociales, de los tópicos reductores.
Nuestro método masónico se inspira en todo esto para que podamos encaminarnos hacia el ideal que nos hemos impuesto libremente: el perfeccionamiento espiritual, moral y material de la humanidad.
La Transmisión
Quien habla de Tradición, habla de transmisión: hemos recibido de las masonas y masones que nos precedieron un método, unos símbolos y unos rituales. Tenemos que redescubrirlos y aprender a utilizarlos para ser capaces de construir en armonía y enriquecer el patrimonio recibido, para que la cadena siga viva generación tras generación.
Cultivar lo complementario y las sinergias, aspirar a hacer retroceder los límites del conocimiento, tender a lo universal es, hoy como ayer, el fundamento del proyecto masónico.
Pero más que una sociedad sabia, la francmasonería es el fruto de una esperanza y de una apuesta: la esperanza de liberarse de dogmas y de buscar una solución a las guerras y a las peleas religiosas que desgarran los países; la francmasonería, por su ideal humanista y universalista busca sobrepasar estas fracturas y realizar “la concordia universal” y “el centro de la unión”.
Pese a que vivimos una época en la que la amnesia colectiva y el culto de lo instantáneo parecen a menudo prevalecer, la historia de la francmasonería, las circunstancias de su resurgimiento, sus valores e ideales fundadores, los combates que ha llevado, son valiosos puntos de referencia. Y sobretodo cuando el principio femenino aporta su perspectiva.
En el espíritu femenino ya no hay tentación de renuncia al protagonismo que le concedió la naturaleza. Como signo de progreso cultural, tal como sucedió en el amanecer de la evolución humana, sirve de fondo al recien nacido siglo XXI, en el alba de un tiempo nuevo, cuyo protagonismo corresponderà al principio femenino. En este contexto la mujer masona está llamada a seguir modificando las estructuras existentes en bien de la Humanidad.
El método masónico nos ofrece un lugar donde profundizar en el conocimiento de nosotras mismas, como seres humanos y también propiamente como mujeres, para recabar nuestra genuina espiritualidad. La Masoneria en su proceso iniciático transmuta al ser humano de profano a iniciado, de una forma gradual. Búsqueda simbólica y proyecto humanista son pués los dos componentes de una iniciativa, que es más que nunca de actualidad.
Trabajamos con la voluntad de transmitir y desarrollar en nosotras y en nuestro entorno los principios masónicos y posibilitar el camino iniciático de búsqueda de conocimiento, a mujeres de todos los horizontes y de todas las culturas de nuestro país que llamen a nuestra puerta, deseosas de trabajar juntas con un objetivo común de realización personal y de progreso social.
Las mujeres de la Gran Logia Femenina de España, que como francmasonas, reclamamos un simbolismo de construcción que tiene por ideal la mejora de la humanidad, tenemos una responsabilidad particular en el rechazo del odio, así como de la búsqueda permanente del diálogo, en la práctica de la solidaridad, en la identificación de una sociedad de paz y progreso.
Nosotras, cuya acción se inscribe en el seno de una búsqueda de valores espirituales y morales y que somos los eslabones de una cadena de iniciadas, muchas de las veces veladas por la historia oficial, tenemos un deber de vigilancia contra los ataques a la dignidad de la persona humana y, en primer lugar, de los más débiles y de los más despojados.
Y puesto que es necesario constatar que son las mujeres las que son las primeras en estar amenazadas y las que sufren más duramente las discriminaciones, las opresiones y todas las formas de violencia, debemos plenamente asumir nuestro compromiso y obrar para que se respeten sus derechos, se garantice su seguridad, su integridad y su libertad.
En ello va nuestra esperanza de una humanidad más solidaria y más ilustrada. En ello va nuestra capacidad de transmitir y de permitir a todas las mujeres que sean iniciadas. En ello va nuestro honor de francmasonas.
Barcelona, 4 de junio de 2005.
GRAN LOGIA FEMENINA DE ESPAÑA
lunes, diciembre 18, 2006