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Hiram Llorando y la Acacia Suspirando.

Por H:. Antonio Palomo-Lamarca,
Royal Arch Mason. Minnesota – U.S.A.

Me gustaría poder ver el día donde el Misterio Masónico Universal vuelve a su unión. Aquellos que han estudiado Masonería saben a qué me refiero, pero aquellos que no han leído más de los típicos panfletos, andaran pensando qué es eso de la “Antigua unión.” Decir que “cualquier tiempo pasado fue mejor” es cosa de neuróticos, pero decir que en el pasado a la Masonería se la entendió mejor y se la llevó a efectos mejor aún, no es cosa desmedida. Hay dos palabras malditas que han nacido en el mundo Masónico de los últimos 100 años, me refiero a los apelativos de “regular” e “irregular.”

Al lado parejo de tales términos se ha cavado un pozo sin fondo donde yace muerta de hambre la fraternidad. Donde existe falta de fraternidad existe falta de entendimiento con respecto a los pilares de la Divina Franc-Masonería, es como intentar hacer Matemáticas sin entender el significado de los números: es posible, pero sólo de memoria, como robots, sin aprehender el núcleo pulposo del asunto. Históricamente hablando un Masón no le puede negar nada a otro hermano Masón, con la excepción del crimen y de la corrupción política.

En nuestros juramentos juramos fidelidad a nuestros hermanos, pero un hermano es solamente tal cuando él se comporta y se gana tal título. La vida nos ha enseñado cuántos hermanos hay con tan abyectas mentes y líquidas intenciones. Por supuesto, los hay aquellos que tampoco han escapado de las zarpas indomables de la torpeza fanática y del snobismo inglés. No podemos dar dinero a un hermano si actualmente no lo tenemos, ni tampoco podemos ofrecer ayuda cuando no existe modo racional para nosotros en el modo de cómo darla.

Empero, todo esto pertenece al reino pedragoso del sentido común—aún así sobrevienen múltiples malentendidos. Hubo un tiempo cuando existía una verdadera fraternidad Masónica, pero esto, gracias a los dos términos de “regularidad” y de “irregularidad” (y a la supresión ideológica llevada a cabo por la Masonería Norteamericana) se ha ido perdiendo. Dicen por mi tierra, que a la historia no llegan los cobardes, y que sólo los que se toman el riesgo llegan a la cima. La cobardía de ciertos masones, y el fanatismo malvado de otros, ha borrado la excelencia e historicidad mitológica de la palabra fraternidad, y se la ha substituído (maliciosa e inconscientemente) por aquella de solidaridad haciendo del corpus masónico un legado sordo y ab-surdo. La solidaridad no es, ni ha sido jamás, Masónica: la fraternidad sí.

La solidaridad es común, del pueblo profano, pertenece al sentido común de lo-humano. La solidaridad es un sentimiento de empatía, una ad-hesión hacia una determinada circunstancia o acción. La raíz de la palabra se encuentra en “sólido,” o sea, algo contundente, algo que como tal se puede ver o percibir: solidus en Latín significa “compacto.”

La solidaridad, por tanto, es la compacticidad que caracteriza un sólido, y para ello ha de existir una unión, que la lengua Latina transcribe como conpingere, es decir, “unir.” ¿Es esto Masónico? No. Esto es algo de sentido-común, como el no hacer daño, el no robar lo ajeno, el no matar, etc… La solidaridad pertenece al ámbito moral de la Política, y siempre y cuando exista una buena política ha de existir solidaridad. Se es solidario con un preso, con una ley, con una norma, con un sistema de pensamiento, pero un Masón no ha de ser solidario, sino que ha de poseer de antemano esa cualidad para pasar a aprender a ser fraternal.

En consecuencia, un Masón solidario es un Masón cojo, un Masón desprovisto de un miembro, y por eso no ha de ser iniciado: si deseamos entender esa cláusula Masónica desde un punto de vista esotérico tal y como la entendió el H:. W. L. Wilmshurst. Otrosí, el Masón ha de poseer fraternidad, y este concepto sí es Masónico, aunque su historia se hunde en las páginas de la Etica Occidental y Oriental. Una vez alguien me dijo que el verdadero Masón sólo tiene obligaciones y no derechos—siempre he llevado esa leyenda en mi corazón. Pero, ¿quién es Masón? Esto no posee una fácil respuesta, pero mi respuesta es que el Masón es un filósofo que vive en las cimas, un ser con ojos de águila, un guerrero y, ante todo, un hermano

Segundamente, la exasperada pregunta qué sea un hermano es legítima; ahora es necesario examinar los documentos históricos, repasar antiguas tenidas, biografías, artículos y libros y ver por nosotros mismos cómo nuestros antepasados entendían y usaban tal término. Si hacemos esto, tarea larga y casi innumerable, veremos que el llegar a ser un hermano era asunto de pocos y no de muchos; y que esto se ganaba con ardua labor, ya desde la solicitud que se presentaba a la logia a la cual se deseaba pertenecer.

Un iniciado era ya un hermano, pero aún tenía por delante un largo camino donde demostrar su fraternidad. ¿Dónde quedaba la solidaridad? Esta quedaba en la solicitud de entrada, el candidato había de ser de buenas costumbres, es decir, solidario; en otras palabras, la sociedad de los siglos XVI y XVII entendía como un hombre de buenas costumbres no aquel que iba a la iglesia y volvía, ni aquel que sonreía y regresaba un saludo, sino aquel que vivía y practicaba aquello que demostraba en su vida—siempre y cuando esa vida era una vida vivida por el bien ajeno.

Con ello, un hombre de buenas costumbres era solidario, o sea, sólido en su forma de pensar y de actuar, y esto solamente podía tener lugar fuera de la logia, fuera, allí en el mundanal ruído donde las cohortes de las pruebas existenciales se alinean al ataque. Ahora existía una nueva entrada al mundo, algo que el candidato había de aprender: la entrada hacia la Fraternidad.

Tres golpes en la puerta del Conocimiento abren hacia el Templo de la Fraternidad; tres golpes que simbolizan la solidez del triángulo, y las líneas que unen los dos riñones con el corazón formando una conexión vital imprescindible. Los riñones, keyalot en Hebreo, aparecen en el Antiguo Testamento como centro de la anatomía humana. Paralelamente a estos, se traza el corazón, y con ellos el triángulo que los abraza. El rito de York, clave y esencia de la Masonería, posee ese triángulo como símbolo fundamental. El profeta Isaías[1] grita martirizado: Justicia será el ceñidor de su cintura y Verdad el cinturón de sus riñones. O bien el Salmo[2] que embute: Por eso se me alegra el corazón, sienten regocijo mis riñones. El pedestal del Tabernáculo en el rito de York está formado por un triángulo igualmente. Tradicionalmente se ha aducido el motto Nil nisi clavis deest como la leyenda magistral del rito yorkino: “Nada excepto la llave se necesita.” Ahora bien, si tenemos un triángulo que va desde los dos riñones hasta el corazón, por otro lado, el rito yorkino aduce otro triángulo—mucho mayor—que va por encima del otro[3]:

Siempre se ha pensado que la palabra Latina clauis sea “llave,” con lo cual, y aunque estando en lo cierto, se desprovee fatíticamente de misticismo tal palabreja. El rito de York, el más antiguo y la esencia natal de la Masonería, usa la palabra no sólamente como “llave,” posiblemente del conocimiento, sino como algo más esotérico que sólo el iniciado aprende a discernir: las clavículas humanas. Clavis, además de llave, es una parte ósea de la anatomía humana, prudentemente, la clavícula—y huelga decir la proximidad de los vocablos. Si miramos a la foto, tenemos las dos líneas menores que unen los dos riñones con el corazón, y encima, casi pegado, a este la línea que se dibuja pareja las clavículas humanas, las cuales, se desparalelan bajando para formar un punto común definitorio de este segundo, y muy importante: el triángulo. El punto menor, aquel que mira hacia abajo es el ombligo humano, o sea, la fuente natural, que fue, de alimentación de hombre/mujer que se formó en su momento. El lector puede investigar por sí mismo la muchedumbre de mitologías y cabalísticas que encierra el triángulo y el número 3. Este símbolo de York, está ahí para recordar al Masón de las excelencias de la creación divina, de la emanación de Gran Misterio, y de la mortalidad del Hombre. Cuando se iniciaba, en los siglos XVI y XVII, al candidato Masón se hacía bien patente que este comprendiera y estudiara la simbología alquímica, y la razón es bien simple: la aunténtica Masonería no es sino Alquimia. En este proceso de educación el candidato estudiaba el triángulo como esencia del Templo de Salomón. Leonardo da Vinci recogió la esencia del rito de York en su fundamental dibujo El Hombre Vitruviano:

Volvamos, por favor, al tema inicial: la fraternidad. El Masón que aprehende al “hombre vitruviano,” al triángulo yorkino ha de saber el significado de qué sea fraternidad. Y digo “aprehender” porque esto es bien distinto que “comprender.” Aprehender significa “asir,” “coger con las manos sin soltar,” mientras que comprender es “aprender algo momentáneamente.” El que aprehende, aprehende para siempre. Esto no quiere decir que el Masón yorkino sea perfecto ni mucho menos, sino que el ritual de York es el que primariamente aparece en la historia de Masonería que nos ha llegado. Sin embargo, existe un nuevo énfasis en el rito de York que unas nuevas Gran Logias—ahora auto-llamadas “regulares”—han puesto. Estas nuevas logias Neo-regulares[4] dicen poseer la “exacta” y “aunténtica” tradición Masónica—lo cual a mi modo de parecer no es minúsculo trabajo. Efectivamente, si eso fuere así, podríamos estar en uno de los períodos históricos para la Masonería más importantes de toda su historia. Y la razón es bien simple: una serie de Masones—neo-regulares—dicen el haber rescatado a la Masonería de las fauces de la UGLE para plantarla donde meritoriamente ha de estar: en la tradición aunténtica de York tal y como se dió en el Manuscrito Yorkino del año aproximado de 926. El único problema que veo, y no es un gran problema para nada, es que estas Constituciones, al igual que muchas otras Masónicas, sólamente consideraban como Masón a aquel que seguía la religión Cristiana y no otra. A parte de este pequeñísimo problema, tenemos otro aún más pequeño, y es el hecho de que estas constituciones son para albañiles o canteros que estaban trabajando al servicio de un Rey soberano de cualquier país del reino Cristiano. Sin entrar en premisas y deducciones, la verdad es que UGLE no posee la verdad Suprema, pero también es cierto que jamás ha pronunciado el hecho de tenerla. UGLE es una Gran Logia que surgió de la unión de dos grandes logias que estaban enemistadas entre el siglo XVIII y los primeros años del XIX. Estas dos grandes logias se reunieron y decidieron formar lo que se conoció, y aún se conoce, como la Unida Gran Logia de Inglaterra. Esto sucedió en el año 1813, concretamente el 27 de Diciembre. Las dos grandes logias que se unieron fueron la Antient Grand Lodge y la Grand Lodge of England, los primeros clamaban ser yorkinos y de tradición “antigua,” mientras que los segundos poseían sus propios reglamentos que se fundamentaron en las Constituciones de Anderson (1723). Ahora, como digo, una serie de Masones desean recuperar la tradición que se quebró en 1813 y volver a levantar las columnas de lo que fue la tradición de la Antigua Gran Logia. Por supuesto, esta tradición se funda en el rito de York y, por ende, en la Constitución de York. Unos de los mejores libros que jamas he leído sobre Masonería se publicó en el año 1756 (por primera vez y luego en 1764 la segunda edición), y este libro recogía las principales disidencias que los Antiguos tenían con estos, los Modernos. El libro en cuestión se llamó Ahiman Rezon, y su autor fue el Reverendo Hermano Lawrence Dermott—quien por aquel tiempo era el Gran Secretario los Antiguos.

Este H:. pertenecía a la Antient Grand Lodge, la cual se había formado en 1751, y la cual se había formado por diferencias y desacuerdos con la Gran Logia de Inglaterra de entonces. Con esto hemos llegado al tema vital y más vergonzoso, y es, que la Masonería ha vivido en disenciones y desacuerdos y batallas ideológicas desde un principio legalístico. Cierto es, que la mujer en la Masonería es un tema relativamente—subraya esa palabra—moderno. Se dice, aunque no existen pruebas contundentes, pero se dice que ya hubo iniciaciones a Masonas en el siglo XVI. ¿Qué logia o qué tipo de logia? Eso no lo sabemos. ¿Poseían una tradición más aunténtica? Pues no. ¿Más inaunténtica? Tampoco. La auntenticidad, o “regularidad,” dentro de la Masonería es algo inventado, preparado—como el cebo de una caña de pescar—para atrapar al pescadillo de turno que abre la boca—y de estos hemos sido muchos los que hemos mordido. Es un buen invento—no cabe duda. Pero, ¿es legítimo? No, no lo es. Pero claro, como en música, todo punto ha de poseer un contra-punto, y la “regularidad” encontró esposo, y su nombre fue “Irregular.” Todo esto es, como los Ingleses dicen, rubbish, es decir, basura. Que seres humanos que se han jurado lealtad y fraternidad se enemisten por temas de “auntenticidad,” o de “regularidad” parece asunto pueril. Yo soy Masón regular, siempre lo menciono, pues me siento orgulloso de serlo. Claro, que digo “regular,” no me refiero al hecho de que yo sea mejor ni más aunténtico, sino al hecho de que me inicié y afilié a una Gran Logia que estaba reconocida por UGLE, y este reconocimiento se basaba en el hecho, principal, de que no se admiten mujeres, ni se discute política ni religion en las tenidas. Lo segundo me parece perfecto; lo primero: una vergüenza.

Dicho esto paso a lo siguiente: el hecho de que una serie de HH:. se reúnan para crear una nueva Gran logia creo interesante, pues eso dice que están descontentos con la Gran Logia principal y ha decidido—tristemente—partir. Esto es algo muy humano, todos poseemos diferencias y todos nos molestamos cuando nos llega nuestro turno—nadie es santo. Ahora, una Gran Logia (neo) Regular se forma, y como tal pues, desea esparcirse por el mundo, y desea adeptos e iniciados, y desea implementar las constituciones que el Príncipe Edwin ideó para los albañiles de la Inglaterra del siglo X. Desean llevar la Masonería al pedestal que ellos piensan se merece, y como tal, está muy bien la nobleza de tal gesto. Empero, el océano es más amplio de lo que parece en los mapas, y otrosí, tiene agua, salada que molesta a los ojos y es perjudicial para la salud. No es tan fácil. No existe una Masonería aunténtica-regular ni jamás ha existido, es así de simple; como tampoco existe superman ni ha existido jamás—con excepción de los tebeos y las películas. Lo que a nosotros nos han vendido como “regular” y como “irregular” es un invento del orgullo imperialista inglés de los siglos XVIII y XIX. Los franceses, que eran más snobs, no tuvieron prisa en aceptar ninguna denominación, y se quedaron con su humilde “oriente francés.” Analicemos lo siguiente: el término “regular” tiene distintas acepciones, en primer lugar—y usando el Oxford English Dictionary. Second Edition, Volume XIII; Oxford: 1989.—un tono eclesiástico donde la palabra denota la “regularidad” de un monje, o sea, una persona, un religioso que pertenece a una “orden religiosa” determinada. Por otra parte, en segundo lugar, posee la acepción que nos dice que “regular” es algo que posee “una estructura, forma, o un orden que sigue, o al cual es reducible.” Por último, “regular” es aquello que se presenta como “conforme,” es decir, aquello que acepta ciertas reglas. Evidementemente, el religioso es un “regular” de la Iglesia, mientras que en oposición estamos los que pertenecemos a lo “secular.” Esta terminología tan protestante en su origen, fue la adoptada por la Masonería inglesa del siglo XIX, mientras que a aquellas logias que se presentaban de distinta forma, sin aceptar aquellas reglas, eran denominadas “irregulares.”

Nadie posee la Verdad a excepción de Dios o de los Dioses. Somos una partícula cósmica en el espacio ancestral de la existencia. Las constituciones que el Hermano Anderson produjo no son la verdad de la Masonería, son un documento que se produjo en una época y que sirvieron para una época determinada y con un fin propio en aquella sociedad. El primer punto mantiene algo que aún ha de calificar toda empresa Masónica: la libertad a creer en el dios que cada cual considere oportuno:

I. Concerniente a DIOS y a la RELIGIÓN.

Un masón viene obligado por su forma de ser a obedecer la ley moral; si comprende bien el Arte, jamás será un Ateo estúpido ni un Libertino irreligioso. Pero, aunque antiguamente se consideraba que los masones tenían que profesar la religión propia del país o de la nación que en la que habitaban, hoy se considera más práctico obligarles sólo a profesar aquella en la que todos los hombres se ponen de acuerdo, dejando a cada cual las opiniones que le son propias; es decir, deben ser hombres de bien y leales, hombres de honor y honrados, sean las que fueren las denominaciones o confesiones que los distingan; es por esto que la Masonería se convierte en Centro de Unión y el medio de creación de una amistad sincera entre unas personas que de otra forma no se hubieran conocido jamás.

Este mismo punto también el Ahiman Rezon pronuncia sus palabras aún mucho más explicitamente. En verdad, la vida ha cambiado y muchos enfoques que el Hermano Anderson sostuvo no tendrían sentido el sostenerlos hoy en día: como por ejemplo, el tema de la mujer en la Masonería. La misma UGLE reconoce como “regular” la Masonería Femenina, pero la reconoce desde un punto de vista formal, pero no legal:

Declaración lanzada por UGLE- 10 de Marzo de 1999

Existe en Inglaterra y Gales al menos dos Grandes Logias solamente para mujeres. Exceptuando que estas corporaciones sólo admiten a mujeres, son, por lo demás que pueda verse, regular en sus practices. Hay también una que admite ambos, hombres y mujeres a membresía. No son reconocidas por esta Gran Logia y la visita mutual no puede tener lugar. Existen, sin embargo, discusiones de tiempo en tiempo con las Grandes Logias de mujeres para discutir materias de interés común. Los hermanos son pues libres de explicar a los no-Masones, si preguntan, que la Masonería no está confinada a los hombres (aunque esta Gran Logia misma no admite mujeres). Para mayor información sobre estos cuerpos se puede obtener escribiendo al Gran Secretario.

El Comité está también consciente de que existen otros cuerpos no directamente imitativos de la Antigua Masonería, sino que los cuales por deducción la Masonería es introducida. Tal y como la Orden de la Estella del Oriente. Membresía en tales cuerpos, asistencia a sus reunions, o participación en sus ceremonias es incompatible con la membresía de esta Gran Logia. (Traducción de Antonio Palomo-Lamarca).

Por otra parte, la misma UGLE ha tomado acción en relación a estos neo-regulares que han nacido, y aunque muchos estemos de acuerdo o en desacuerdo con tal acción, una carta patente fue repartida a las Grandes Logias como medida preventiva:

Gran Logia Unida de Inglaterra
Querido Hermano y Gran Secretario:


La Gran Logia Regular de Inglaterra

Puede usted tener conocimiento que un cuerpo irregular que se auto-denomina “Gran Logia Regular de Inglaterra” ha ganado publicidad mediante su propio sitio de internet, el sitio de otros cuerpos irregulares y una cierta cantidad de mala información y habladurías de “chats” masónicos.


Se ha dicho que la formación de la “Gran Logia Regular de Inglaterra” es el resultado de una escisión importante dentro de la Unidad Gran Logia de Inglaterra que ha llevado a un significante número de Logias y de miembros a salirse de la Gran Logia Unida de Inglaterra. Estas afirmaciones son maliciosas mentiras, y no tienen fundamento en la realidad. De los conocidos miembros de est enuevo cuerpo irregular sólo dos aparecen haber tenido alguna conexión con la Masonería regular en Inglaterra. Más que logias habiendo abandonado ésta, aparece que existe solamente una logia active, auto-constituída este año. Su sitio de internet muestra otras logias irregulares, auto-constituídas logias en India y en Europa, incluyendo la Gran Logia de Francia, cuyo Gran Canciller, Michael Singer, ha sido nombrado el representante de la “Gran Logia Regular de Inglaterra” para Francia.

Estaría agradecido si usted podría advertir a sus miembros que puedan estar en vísperas de visitor Inglaterra que este nuevo cuerpo es irregular, y que para asegurarse no contacten ningún cuerpo irregular cualquier contacto Masónico ha de hacerse a través de nuestra oficina.

Suyo Fraternal y Cordialmente,

RA H Morrow
Gran Secretario
(Traducción: Antonio Palomo-Lamarca).


En estos casos siempre recuerdo el Maestro Masón Hiram Abiff, siempre en medio del compás y al lado de la escuadra. Tras él, la acacia, planta sagrada que ya lo fue para los mistéricos Egipcios. Hiram no es sino una leyenda, pero aún así su realida es patente, pues él es algo que todos poseemos: el cráneo humano, la osamenta que todos llevamos como recordatorio de nuestra mortalidad.

Hiram es el ejemplo Masónico de sacrificio y de paciencia, una leyenda, una fantasía de la mente humana con unas enseñanzas tan nobles que imposible el departir de ellas: la Muerte. Pero muchos masones de pacotilla, de mentira, de boca-para-afuera, olvidan esto, o quizá jamás lo aprendieron: que somos seres efímeros, seres de un día, como decían los antiguos Griegos.

La Masonería también posee su propia historia fanática—prácticamente como todo en la vida. En el año 1877 el Gran Oriente de Francia cree factible que una persona sin creencias religiosas algunas pueda ser Masón, más aún, comienza a iniciar a futuros hermanos que eran abiertamente ateos. Esto causó un estruendo permeable en la Masonería inglesa, sin embargo, esto ha sido tomado—erróneamente—como el bastión de corte entre las relaciones de UGLE y del Gran Oriente: evidentemente es falso. Jamás existió una relación cordial entre ambos, y supinamente la Masonería inglesa despreciaba al Gran Oriente francés como no-masónico y desleal a la tradición que ellos orgullosamente se jactaban de saber, poseer y promover. Yo mismo, como Masón regular, pienso que la creencia en Dios o en un Ser Supremo es tan ridícula como si se pidiera la creencia en Santa Claus. Una simple creencia no hace a nadie ni más digno, ni menos aún más ético. Falsa y fanáticamente se ha creído que la creencia en Dios garantiza la eticidad del individuo, y esto, como la misma Historia de la Humanidad demuestra es precisamente todo lo opuesto: los peores crímenes contra la Humanidad se han hecho en el nombre de Dios, y aún se continúan haciendo. Franklin D. Roosevelt ordenó en 1945 el uso de la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki. Roosevelt creía en Dios, y también era Masón. En el mundo moderno asesinos como Pinochet han traído más vergüenza al mundo Masónico.

Yo propongo la confección de una lista de aquellos “masones” que han traído descrédito y vergüenza al Templo de la Sabiduría. Propongo que se les desvista de sus mandiles y se les expulse de las páginas de la Masonería. La Masonería es una Fraternidad de Paz y de Igualdad, y jamás ha de tener espacio ni para el dictador, ni para el asesino.

Escudo de Armas del Gran Oriente de Francia.


Una vez que Inglaterra percibió el nuevo movimiento intelectual del Gran Oriente francés, una nueva guerra de fanatismo y de desprecio se inició. Formado en 1733, el Gran Oriente, verdad sea dicha, entendía la Masonería de distinto modo en que la entendió Inglaterra. Lo interesante es, que el Gran Oriente de Francia fabricó su propio escudo de armas, el cual, poseía la ideología de lo que ellos entendían como esencia de la Masonería francesa. Por otra parte, Inglaterra también tenía el suyo, y aún lo tiene; sin embargo, el escudo de armas de UGLE es el mismo escudo de armas que la Antigua Gran Logia usó, es decir, la Gran Logia con la que ellos estuvieron enemistados en lo largo del siglo XVIII y principios del XIX.

Escudo de Armas de UGLE.

Es sorprendente e interesante que este escudo haya sido adaptado, aunque existen en el centro algunas variaciones que el escudo tradicional de los Antiguos no poseían:

Escudo de Armas de la Antigua Gran Logia de Inglaterra.

Como ya veníamos diciendo ambas Grandes logias poseían filosofías distintas, mayoritariamente en referencia al modo en que ha de constituirse una logia. Trivialidades como estas pueden, literalmente, romper los lazos de unión de hermanos con hermanos; no se antepone—desgradiadamente—la razón mística a la razón legalística: todos somos humanos y como tales poseemos lazos de hermandad; en cambio, se nutre la pasión anímica de las pequeñeces, de las diferencias en el modo ritual y legal. Precisamente por este tipo de legalidades se da una falta de fraternidad, de unión. Una de mis frases favoritas, recogida de los manuscritos Masónicos tradicionales, viene del Manuscrito de Essex[5]. Ahí la Masonería cobra un legado espiritual y lo lleva a la práctica, es más, el iniciado es un místico en busca de la Verdad. La frase a la que me refería viene dada en forma de pregunta-respuesta, algo tan tipificado en la Masonería. Al candidato se le pregunta “¿Cuál es la logia perfecta?” y como respuesta da: “El interior de un corazón sincero.”

Se ha dicho en muchas ocasiones que la logia—o la Masonería—no es una “agencia de contactos,” sin embargo yo he de estar en desacuerdo con ello. La Masonería ha de ser una “fraternidad de contactos,” un lugar (la logia) donde seres humanos se ayudan los unos a los otros en la medida de lo posible. La fraternidad de un Masón para/con otro Masón es proverbial. Si un Masón es incapaz de ayudar a otro Masón un pesar siempre inunde su alma, y siempre se ha de hacer algo en la medida de lo factible. Si un Masón no desea ayudar a otro, entonces, los juramentos Masónicos se rompen, se inabilitan y el caos reina. La sociedad America (USA) ha hecho de la Masonería un club de desayunos, cenas y entierros; el Masón Americano normalmente sólo se reúne con otro bien cuando comen o bien cuando entierran a alguien.

El sentido fraternal se ha perdido, y la frialdad y el neuroticismo que caracteriza a la sociedad Americana ha impregnado la logia también. Hay logias más buenas que otras, como en todo el mundo, pero en líneas generales, el sentimiento es que la Masonería Americana es la “mejor,” y los “favores” de hermano para/con hermano son mal vistos. Se ha reducido la logia a un lugar de aburrimiento, a una especie de “Mcdonals” donde el conocimiento-rápido también es parte de una sociedad que cree en la comida-rápida. Ritos como el de los Caballeros Templarios, que en Europa como Masones no son considerados un grupo Cristiano, en Estados Unidos son un grupo de Cristianos fundamentalistas que incluso piden como condición para ser aceptado el abrazar la religión Cristiana como la mejor de todas. Dicho esto, solamente a modo introductorio, vivimos en un momento muy delicado para la Masonería; un momento histórico donde las disenciones, las diferencias, los odios, las rivalidades, los celos y las venganzas han formado ya parte de ella. Jamás ha existido tanto odio entre logias como el odio tan peligroso que estamos viviendo hoy en día. Cierto, el odio—como cualidad humana—siempre ha estado ahí, y siempre han existido las rivalidades; cierto, la rivalidad histórica más cercana a nosotros es la que dejaron los Antiguos y los Modernos de la Masonería decimonónica y atrás. Cierto también, que la rivalidad entre el Gran Oriente y los “regulares” de Inglaterra es parte de nuestro folklore; sin embargo, vivimos en un momento histórico-masónico donde las mismas logias “regulares” han comenzado a rivalizarse con otras “regulares,” y estas a su vez, con las “irregualres,” y estas con otras “irregulares,” y así sucesivamente. Este ambiente de rivalidad y egoísmo ha dado lugar a otro mal: la separación de logias; esta separación ha comenzado con miembros dejando sus antiguas logias y entrando en otras nuevas, o bien dejando completamente la Masonería en la cual habían sido iniciados. Las nuevas formaciones de neo-regulares son el producto más patente de este patético escenario que la Masonería inglesa ha legado. Y la razón es bien simple: la Masonería es como un cuerpo humano, exactamente con el mismo tipo de organización anatómica; así, la Unida Gran Logia de Inglaterra es como el cerebro, mientras el resto de grandes logias repartidas por el mundo son como los miembros. Al igual que en el cuerpo humano, cuando el cerebro no funciona apropiadamente el resto del cuerpo se ve forzado a sufrir las consecuencias. Los mismo ocurre con la formación de una logia, el Maestro de la misma es el cerebro, el portero la boca, y los vigilantes son los miembros; si el cerebro no funciona bien, el resto de la anatomía lo sufre.

Notas
[1] Isaías 11: 5.
[2] Salmo 16 (15):9.
[3] Imagen tomada de: http://www.bradford.ac.uk/webofhiram/?section=lectures_royal_arch
[4] Este término debe su nacimiento a la mente humorística de nuestro Hermano Juan Orrego, quien en una de nuestras multiples conversaciones vino con la audacia de mencionar tal verbum; yo, ahora y con su venia, decido acunar el término que espero (y esperamos) sea tomado con buen sentido del humor.
[5] El texto en su completed puede leerse en: http://www.grupoalianzaempresarial.com/manuscritoessex.htm

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