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KRAUSE: FILÓSOFO VISIONARIO,MASÓN INCOMPRENDIDO.

Krause es uno de esos personajes sobresaliente del siglo XIX ahora mejor conocido gracias a la magnífica biografía del profesor Enrique Ureña (1). De esta figura del idealismo alemán cabe destacar cuatro aspectos principales: su alta conciencia moral; su capacidad como filósofo; su entusiasmo por la Masonería y su meritorio e inagotable «propósito vital», con el que afrontó las dificultades de su vida y con el que abordó el estudio y la práctica de las múltiples materias que despertaron su interés: filosofía, masonería, matemáticas, lingüística, mineralogía, música, magnetismo animal, derecho, estética, etc.

Krause nació el 6 de mayo de 1781 en Eisenberg, Alemania, y falleció en 1832 en Munich a la edad de 51 años, habiendo dejado una obra muy importante de la que sólo una pequeña parte publicó en vida.

Mención aparte merece su profunda y particular religiosidad; su conmovedor espíritu religioso; su concepción de un Dios personal. Krause entendía la religiosidad como adoración del Infinito y unión con él. Definió la religiosidad como «amor activo a los ideales de la razón» (2). En la cúspide de su sistema filosófico Krause ubicó al «Ser» (Dios), al tiempo que rechazaba «las religiones» y sus aspectos dogmático y estatutario, llegando a perseguir la superstición filosóficocristiana:

"No he sido nunca creyente en el sentido eclesiástico del término (...). Vi muy pronto que la verdad tiene que mostrarse por sí misma (...). Esto no fue sin embargo óbice para que buscase ardientemente en esa fe la verdad que ella me ofrecía."

En cuanto a la Masonería, clave en su biografía intelectual y personal, Krause pensó que «en los Misterios de los antiguos y en la Hermandad masónica podrían encontrarse comienzos de aquella Asociación puramente humanista» que definió como la piedra angular de su filosofía práctica. El 5 de abril de 1805, Krause era recibido como Aprendiz en la logia «Arquímedes de los TresTableros». Después se afilió a la logia de «Las Tres Espadas y Verdaderos Amigos», donde pronunció un discurso que causó gran impresión según F. A. Peuckert:

"... dio muestras del celo con el que quería penetrar con su espíritu investigador y agudo, en las profundidades de la doctrina de nuestra Asociación y en la historia de la masonería..."

De la Masonería, Krause decía:

(es) «... la única institución histórica que tiene como finalidad y razón de ser el cultivo del hombre en su pura y completa humanidad», (la definió como) «El arte de educar pura y polifacéticamente al hombre en cuanto hombre, y a la Humanidad en cuanto Hurnanidad, es decir, el arte de despertar, dirigir y formar plenamente su vida; el arte de alcanzar todo aquello a lo que el hombre está llamado. Y es a la vez la totalidad (le todos los conocimientos y artes que pertenecen necesariamente a esa tarea). (3)

«tú darás a la Humanidad lo que el Estado, la Iglesia, la familia y la amistad no le pueden dar: el perfeccionamiento multiforme, equilibrado y armónico de toda la naturaleza humana, alcanzado en una paz definitiva, en una sociedad hermosa y llena de amor...»

Junto con otros Hermanos, Krause emprendió una lucha abierta contra el oscurantismo, promoviendo la publicidad de escritos masónicos impresos para dar a conocer los verdaderos orígenes y objetivos de la Hermandad. Krause criticaba duramente el secretismo y la sed de poder de los grados superiores al de Maestro, y defendía la estricta cientificidad de la investigación histórica en el terreno de la Hermandad masónica.

Algunas de sus investigaciones se dirigieron a demostrar que la masonería no se originó a partir de ninguna Orden de Caballeros, sino a partir de los gremios de constructores de la Edad Media. Su talante innovador le llevó a enfrentarse a los sectores más conservadores de la masonería alemana de su tiempo, lo que le costó su expulsión de la Orden y la enemistad de muchos Hermanos, entre los cuales surgieron verdaderos enemigos que influirían negativamente en su carrera -masónica y profesional- a lo largo de toda su vida. Todo ello le llevó a decir años después:

"Ya me ocupo poco de la masonería y lamento de corazón el largo tiempo que le he sacrificado. Los masones alemanes quieren ser engañados; hay en ellos una tendencia a la mística que sojuzga a la sana razón"

Ante la polémica publicación de «Los tres documentos más antiguos de la Hermandad Masónica», Krause argumentaba así en su favor:

«Sí, yo también he dado mi palabra de honor de no hacer público nada de la masonería en contra de mi conciencia. Y esta palabra la he de cumplir. Pero más no pude haber prometido (...) Yo tampoco puedo silenciar nada en contra de mi conciencia ( ...) ya que ninguna sociedad tiene el derecho de hacerme abjurar de mi carácter racional y de mi obligación como ser humano, ni aun en el caso de que yo hubiese sido tan imprudente como para haber querido hacer tal promesa.» Para Ureña, Krause valoró filosófica e históricamente a la Masonería como quizás nadie lo había hecho hasta entonces, a la vez que trató de transformarla en base a su ideal poniendo verdaderamente en peligro la existencia misma de la Hermandad mucho más de lo que lo hubiera podido hacer cualquier otro reformador.

En este punto nos parece oportuno subrayar que el nacimiento de la Masonería especulativa en 1717, sesenta años antes del nacimiento de Krause, desafiando el ambiente de luchas de religión en que se encontraba sumergida Europa y reclamando la unión fraternal de los hombres por encima de sus diferencias religiosas o de otro tipo, contenía como idea fundacional central la permanente superación de todo aquello que separara a los hombres y la búsqueda de la verdad, a las que Krause fue estrictamente fiel hasta su muerte.

Krause dedicó grandes esfuerzos a la filosofía, que más que un ejercicio de especulación entendía como fundamento de todas las ciencias. Muy pronto sentó las bases de su propio sistema filosófico: El Panenteísmo, cuya base es «la idea de un Dios personal e infinito, inmanente v trascendente a su creación, el mundo».

El profesor Ureña califica a Krause de visionario en relación con el influjo que habrían de tener sus ideas en el futuro, entre otras cosas porque anotó en su diario: «mirad dentro de 2.000 años si mi doctrina no ha echado raíces, y cuánto ha influido». Para Ureña, el krausismo no es ciertamente la filosofía de nuestra era pero sí tiene elementos que la hacen actual.

Dos de sus ideas «fuertes» fueron el concepto de sociabilidad como impulso básico en el ser humano así como su propuesta de grandes alianzas planetarias para el desarrollo y ordenamiento de la sociedad.

FERNANDO DE YZAGUIRRE

(1) Enrique M. UREÑA: Krause, educador de la humanidad. Una biografía. Universidad Comillas, Unión Editorial, Madrid, 1991. Excepto otra indicación, todas las citas utilizadas provienen de este libro.
(2) Rafael V. ORDEN JIMENEZ : «El sistema de la filosofía de Krause». Universidad Comillas, Madrid, 1998.
(3) Pedro ÁLVAREZ LÁZARO: "La Masonería, escuela de formación del ciudadano. La educación interna de los masones españoles en el último tercio del siglo XIX". Universidad Comillas, Madrid, 1996.

Artículo aparecido en el número 15 de la revista La Acacia, refundada por la Logia Miguel Servet: http://perso.wanadoo.es/lomise/acacia1546.htm 

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