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Desvelando secretos

Documentos de la masonería en Canarias

El Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife acoge hasta el 8 de mayo la exposición Desvelando secretos. Documentos de la masonería en Canarias, a través de la cual se pretende acercar al visitante a la variada tipología documental generada por las logias de las islas, empleando para ello de forma preferente los documentos pertenecientes al fondo del catedrático de Historia de América de la Universidad de La Laguna, Manuel de Paz, y que han sido depositado recientemente en el Archivo Histórico Provincial por el profesor, constituido a su vez por donaciones de masones y familiares de masones canarios.

Esta muestra, que cuenta con el asesoramiento de Manuel de Paz, también ha contado con la colaboración de la Asociación Cultural Masónica Nueva Era nº. 93, quien aportado objetos litúrgicos y simbólicos masónicos.

En palabras del profesor, se trata de una exposición donde se revela documentación relacionada con las logias canarias, principalmente de Tenerife y La Palma, aunque también se muestran otros materiales singulares, como por ejemplo algunos ejemplares de revistas masónicas que tienen gran valor patrimonial, ya que ni siquiera figuran en el gran archivo masónico de Salamanca. 

El título de la exposición, explica, se refiere a la necesidad de difundir, entre el público general e, incluso, entre los estudiosos este tipo de documentos -muchos de ellos originales- que se salvaron milagrosamente de la destrucción, y que por supuesto aluden "al carácter "secreto" o "discreto" de la masonería." 

Desvelando secretos. Documento de la masonería en Canarias cuenta también con el respaldo del Ayuntamiento de San Cristóbal de La Laguna y a La Caixa, que se sumaron a un proyecto que pretende "ayudar a comprender nuestro pasado y, de paso, también a nuestro presente. Por otro lado, buscamos igualmente arrojar un poco de luz sobre un tema como el de la masonería, sujeto a no pocas sombras derivadas del devenir reciente de la historia", informa el tríptico editado de la muestra.

Para el historiador Manuel de Paz, una de las escasas voces autorizadas del territorio nacional sobre masonería, ahora se "trata de recuperar, clasificar y custodiar en un centro adecuado, como es el Archivo Provincial de Santa Cruz de Tenerife, este tipo de fuentes que, si no se pone el debido cuidado, se perderían irremisiblemente." Añade, además, que algunos documentos son cuadros lógicos (estadillos) de logias americanas, de Filipinas, etc, cuyo objeto es el de resaltar la relevancia internacional del archipiélago, ya que se pone de relieve a través de organizaciones de carácter internacional como es la propia masonería.

La exposición tiene un marcado carácter didáctico, y en su visionado se contempla la posibilidad de realizar visitas convenientemente guiadas por personal conocedor de la documentación y la materia que refiere.

Haciendo un poco de historia, y tomando como fuente la página web de la Gran Logia Provincial de Canarias, la primera logia masónica canaria se documenta en los albores del siglo XIX, bajo los influjos de la masonería llamada bonapartista: Les Commandeurs du Teyde, establecida en Santa Cruz de Tenerife, se constituyó el 16 de diciembre de 1816 bajo el patrocinio del conde de San Lorenzo, y si bien se conservan algunos escasos documentos, el más importante es el cuadro lógico fechado el 20 de mayo de 1817, donde figuran miembros como Diego de Tolosa, Pablo Franchi Alfaro, Antonio Álvarez Rafael Guezala, Vicente Ortiz, José Guezala, Juan de Megliorini, Manuel Álvarez, Nicolás Massieu, José Sansón, Matías del Castillo, Antonio Primo de Rivera, Gilberto Stuart Bruce, José Crosa y Domingo Madán.

En Gran Canaria los indicios documentales apuntan cierta actividad hacia 1815, sin que conste organización expresa alguna. En La Palma la documentación evidencia alguna actividad masónica hacia 1824, año en el que fueron encausados por este motivo varios ciudadanos. En el resto de las islas no costa nada semejante durante el primer tercio de esta centuria. En todos los casos, empero, la política represora de Fernando VII trastocó el desarrollo de este tipo de sociedades, apunta el profesor de la Universidad de La Laguna.

La masonería canaria no se reorganizaría hasta después de la revolución de 1868, donde alcanzó un papel significativo de implantación entre la burguesía liberal y republicana de las islas. Es ente periodo, cuando se aprecia un notable dinamismo en todo el Archipiélago, aunque es década de 1870 la que puede considerarse, desde el punto de vista de la implantación y del desarrollo de la masonería en Canarias, como uno de los más importantes. En Gran Canaria comienza a operar la logia Afortunada, a la que el Grande Oriente Lusitano Unido anotó en su registro con él numero 36; mientras que en Santa Cruz de Tenerife nace la logia Teide, con el número 53, y cuya asamblea fundacional presidió un veterano de la masonería, el tinerfeño José Sierra, cuyo grado 32º del Rito Escocés Antiguo y Aceptado le había sido conferido el 16 de marzo de 1865 por una logia de Santiago de Cuba.

En los inicios de 1874, se dieron los pasos para levantar columnas de la logia Taoro, que fue registrada por el Grande Oriente Lusitano Unido con el número 90. También en este mismo año solicitó Carta Patente a Lisboa para legalizar en La Laguna el taller Nueva Era con el número 93, cuyo documento les fue concedido a finales de noviembre. En 1875, los masones de Santa Cruz de Tenerife promovieron la fundación en la misma capital, de una nueva logia, que fue registrada con el número 94 en la obediencia lusitana y que se llamó Hijos del Teide, mientras comenzaba a trabajar un nuevo taller en esta misma capital, Nirvana, numero 96, perteneciente a la misma obediencia portuguesa.

La masonería a lo largo de esta década prospera por diferentes rincones de la isla. En el norte de Tenerife aparece Esperanza de Orotava, Nº 103, radicada en el Puerto de la Cruz, mientras que en Santa Cruz de La Palma, la logia Abora Nº 91 y en Arrecife de Lanzarote, Atlántida Nº 92.

Según las fuentes, entre 1870 y 1878, la masonería canaria estuvo integrada por once logias, incluyendo Fe Masónica, con un total de unos 250 miembros, la gran mayoría perteneciente a la obediencia portuguesa.

EL SIGLO XX
Durante el primer tercio del siglo XX nuevas sociedades vinieron a engrosar la nómina logias. No obstante, la masonería canaria sufrió una reestructuración interna notable, esta vez bajo los auspicios de las dos organizaciones más importantes de España: el Grande Oriente Español y la Gran Logia Española. En 1920 se constituyó la Gran Logia de Canarias, organismo supremo y coordinador de la masonería canaria, con sede en Santa Cruz de Tenerife, integrado por Añaza, número 1, Abora, número 2, Andamana, número 3 y Acacia, número 4, logias situadas en Tenerife, La Palma y Gran Canaria. 

Durante los años veinte y hasta la proclamación de la II República (1931), los masones canarios llevaron a cabo un proceso de unidad que alcanzó su apogeo con la constitución de la Gran Logia Canaria, apogeo que quedó truncado en verano de 1936 con el alzamiento de las tropas rebeldes, siendo ocupados el 18 y 19 de julio de ese mismo año los locales de las logias de Las Palmas y de Santa Cruz de Tenerife.

El Templo masónico de Añaza, situado en la calle de San Lucas de la capital tinerfeña y todavía en pie, pasó a manos del Gobierno y sería convertido en Depósito de Farmacia Militar. La casa que sirvió de lugar de reunión a la logia Abora Nº 2 de Santa Cruz de La Palma, fue objeto de los desmanes de los marineros del cañonero Canalejas el día 25 del mismo mes. Las logias de Las Palmas, por su lado, fueron "completamente deshechas" el mismo día 18 de julio, si bien parte de la documentación y de los enseres se remitió, mas tarde, a la Delegación de Servicios Especiales de Salamanca, actual Sección "Guerra Civil" del Archivo Histórico Nacional. El día 19 de julio también se procedió a la incautación de los archivos y bienes de las logias de Santa Cruz de Tenerife.

Tras 40 años de dictadura franquista, y desarticuladas las instituciones masónicas, la llegada de la democracia recuperó estas organizaciones discretas aunque en la actualidad no disfrutan de la implantación del pasado. Desvelando secretos. Documentos de la masonería en Canarias es una buena oportunidad para conocer lo que hasta ahora estaba velado a ojos profanos, y de paso quitar esa cortina de miedos y silencios que el régimen de Franco impuso sobre unas sociedades que se constituyen gracias a la unión de hombres y mujeres libres.

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