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EGREGORA MASÓNICA

Por R:. H:. Arturo Ayanz
Miembro de la G:.L:.P:.

Según la etimología más admitida, la palabra Logia deriva del sánscrito loca o loga que significa el mundo. Esta etimología es más acogida precisamente por el parentesco que existe entre el sánscrito y las lenguas griega y latina de las que han derivado casi todos los idiomas modernos.

En la tesis masónica, la Logia tiene las dimensiones incalculables del propio universo: su longitud se extiende de Oriente hasta Occidente; su anchura del Norte al Sur; su profundidad, de la superficie hasta el centro de la Tierra y su altura hasta la bóveda azul sembrada de estrellas. Siendo el universo una única Logia, los masones congregados en su templo son una fracción de ella y, bajo el aforismo hermético de “cómo es arriba es abajo”, seguimos que “como es el todo es la fracción”, con la diferencia que en el Taller se materializará la función de mantener la vigencia de la doctrina masónica, su difusión y aplicación en bien de la humanidad. Consecuentemente, es en el Taller que los masones deben reunir, fortalecer y concentrar en ese recinto consagrado sus energías mentales y espirituales para generar aquel ambiente solemne, místico y etéreo que conocemos como la “Egrégora Masónica”.

La acción de reunir, fortalecer y concentrar las energías mentales y espirituales de los masones en su templo, se consigue mediante la ejecución de un cierto repertorio de mantras según las enseñanzas de un Ritual que combina los efectos favorables de la presencia divina, la voz humana, los vocablos usados para expresar voluntad, sentimiento y deprecación, el silencio, los rayos de luz y la vibración propicia producto del batir sincrónico de las palmas.

Al declarar que todos los puestos están cubiertos y en ellos los hermanos debidamente condecorados, esperando las órdenes del V:.M:., se ha dado el primer atributo para la floración de la Egrégora ya que anuncia la paz y unidad de voluntades. Sellado el ámbito contra la irrupción de cualquier elemento negativo y patente el homogéneo nivel moral de los presentes, cada quien formula su deber y se purifica la atmósfera al rogar se expulse el verbo blasfemo. Con las debidas luces, la secuencia de frases rituales propias del diálogo de apertura y la identificación con el Salmo 133, convoca la presencia de huestes divinas y llena el templo de entidades superiores; a su llamado acuden aquellos hermanos que ya no vemos y que nos transmiten su sabiduría, nos autorizan a vivir esa experiencia y nos brindan su protección y su guía para la perfección de los trabajos, dándoles validez y permanencia. Tal estado de gracia se conserva hasta el momento de deshacer la Cadena y despedirnos sobre la Escuadra.

En el Rito de York no se contempla la posibilidad de abrir los trabajos en Segundo Grado o Tercer Grado porque la Egrégora es constituida por medio del Ritual de Primer Grado y, ya formada, será vitalizada con los rituales de los otros Grados.

En ausencia de la Egrégora, el Taller o Logia abierta con golpes de mallete es una fraternal reunión de masones para tratar asuntos administrativos o intercambiar conocimientos, pero carece de la fuerza esotérica y mística esencial para revelar misterios y conferir grados.

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