Escribe Pierina Vargas Cáceres
Hija de M:. R:.H:. Walter Vargas Portocarrero
Gran Maestro de la Gran Logia Oriental del Perú.
RESULTADOS DE UNA TRASCENDENTAL DECISION, O LO QUE PUEDE PROVOCAR OPTAR SER MASON
Existen en la vida eventos o situaciones que generan cambios abruptos en el rumbo que esta toma, o en la manera en la que se darán los pasos para vivirla. Hay sucesos que hacen que en adelante se mire desde diferente perspectiva y que el abanico de posibilidades al momento de tomar una decisi6n sea distinto. Quizás se generen mas sonrisas, o quizás algunas menos. Toda una vida puede depender de un simple instante o de una sola decisión. Pero existen también aquellos eventos que inicialmente son insignificantes, a los que no se les presta atención porque aparentemente tienen poca repercusi6n. Muchas veces se subestiman o simplemente no se toman en cuenta pues como no tienen ningún efecto inmediato, aparentemente no causan ningún cambio importante en nuestra vida, más aun si es que dicho suceso es producto de la decisión de otra persona. Sin embargo, puede ser que con el transcurrir del tiempo, esas simples y hasta vanas decisiones tengan más consecuencias de la alguna vez imaginada.
Hace 12 años la rutina de mi padre cambio a raíz de una decisión que tomo. Después de una ceremonia de la que nunca tuve mayor detalle de como ni cuando fue, pero para la cual hubo afanosa preparación, el nos anuncio que empezaría a ir a reuniones todos los viernes por la noche. Inicialmente pensé que no lo haría. ¿Como seria posible que mi padre con lo ocupado que vivía - y que sigue viviendo- dejaría sus labores de lado a las 7 de la noche de todos los viernes para vestirse elegantemente y asistir a esas reuniones? Yo pensé que eso duraría solo unas semanas, y quizás el pensó algo similar.
Pasaron los días y no solo cambi6 su rutina, sino que además empezaron a llegar a casa y a frecuentar a la familia mucha gente nueva, a la que en cima yo debía llamar familiarmente tío o tía, además de empezar a relacionarme con muchos nuevos primos. De la misma y casi desconocida procedencia empecé a ver en el velador de mi papa libros con palabras incompletas, parecía que solo eran las raíces de las palabras seguidas de puntitos, y se empezaron a tratar a la hora del almuerzo nuevos temas, y había todo un vocabulario nuevo: Logia, masones, venerable, todo era fraternal, a Dios se le llamaba Gran Arquitecto, etc. Ahora había que ver las cosas distintas, pues una nueva filosofía era la elegida para vivir el día a día, y para pensar el futuro.
Siguió el tiempo su inevitable trayecto y atestiguo que efectivamente mi padre iba puntual y regularmente a cada una de esas reuniones de los viernes, de las que regresaba muy contento. Decía que aprendía mucho, y que tenía que estudiar para aprender más. Creo que el mismo no esperaba que esa "nueva actividad" en la que había involucrado resultara siendo parte tan importante y estructural de su vida en pasaron los años y no se en que momento exactamente, pues nunca percibí un punta de inflexión, pero ese hombre terco, quien ya tenia definidas canas empezó a cambiar un tanto su comportamiento. Calmo los arranques coléricos que a veces tenia, manejaba mejor sus momentos de Ira y aquella forma de reaccionar ante vicisitudes o agravios por parte de alguna persona. A sus hijas siempre supo consolarlas, guiarlas, aconsejarlas y corregirlas, dulcemente unas veces y no tanto otras. Pero ya no lo hacia de la misma manera, sino que lo hacia mejor, mas calmadamente, simplemente lo hacia mas bonito. Se percibía mayor tranquilidad en sus acciones y reacciones, más sabiduría para sus decisiones y más gentileza en su trato. Gritaba menos, reía más y respiraba unos segundos más antes de responderles a las personas cuando tenía una conversaci6n. Sus palabras, las que desde que recuerdo siempre me han conmovido y arrancado más de una lagrima por ser tan precisas y apaciguantes hasta en el peor de los momentos, se volvieron aun más exactas, más sabias.
Sé que hablo por toda mi familia cuando digo que los ánimos en casa eran diferentes, iba todo siendo más armónico, y esa armonía no sólo se percibía, sino que se proyectaba. Y es que mi padre, una de las cabezas de la familia ya no sólo era un hombre de unos cuarenta y tantos años, cuya carta de presentación puede dar diversas referencias sobre sus actividades, aptitudes, defectos y virtudes. Ahora ese hombre era también un masón.
Esa nueva parte de su vida, que es la Masonería, pasó a ser parte de la vida de todos. No sólo hubo cambios en la rutina y en la gente a la cual frecuentar, sino que se vivía diferente. Yo, que era en esos momentos sólo una niña notaba que cada día el ambiente en casa era más pacífico porque mi padre era una persona más pacífica, era una persona que escuchaba más y que tenía más respuestas a las preguntas. Costó algún tiempo, pero después de unos años sin duda se percibían los cambios y mejoras en la convivencia familiar.
Recuerdo que más de una vez en momentos dificultosos o situaciones en las que se tuvo que correr a buscar ayuda, alguno de los tíos acudía. También estaban los que llegaban desde otras ciudades, quienes a pesar de ser unos desconocidos daban efusivos abrazos y tenían un trato de verdadera familia. Y es que era eso: Una gran familia, una familia solidaria, siempre dispuesta a ayudarse unos a los otros.
Comprendí después de unos años porqué mi padre se inició como masón, y porqué su alta dedicación a la masonería, el porqué de su constancia y de sus ganas de aprender más sobre esta institución fraterna. No sólo es que haya ganado hermanos en los cuales apoyarse y a los cuales desprendidamente apoyar, sino que su vida era mejor, él era un hombre mejor y hacía de cada una de nosotras en casa, una persona mejor.
Una vez llegó a casa con una piedra deforme cualquiera y una pulida con exactitud en forma de cuadrado y dijo: "Así se entra a la Logia y así se llega a ser". Y fue ahí que entendí lo que realmente era la Masonería: Una forma de ser mejor.
Mi padre hace 12 años tomó la decisión y empezó a pulir su propia piedra dando inicio a un cambio que hizo que su vida, la de mi madre, la de mis hermanas, la de sus amigos, la de sus colaboradores y hasta la de los extraños con los que día a día tiene que tratar, así como la mía propia, sea diferente. Ese es para mí el más grande ejemplo de cómo existen esos simples momentos en la Vida que carecen de gran importancia en un inicio, pero que marcan la forma en que se viven cada uno de los días siguientes y por eso yo agradezco que él haya optado por ser masón y que le haya dedicado a ese rol de su vida tanta energía, porque sé que gran parte de lo que él es ahora y de lo que será dentro de otros 12 años, así como lo que proyecte hacia las Vida de los integrantes de su familia, para que sean lo que finalmente terminen siendo, se debe a la Masonería.
FUENTE: REVISTA ACACIA – Gran Logia Oriental del Perú.
Hija de M:. R:.H:. Walter Vargas Portocarrero
Gran Maestro de la Gran Logia Oriental del Perú.
RESULTADOS DE UNA TRASCENDENTAL DECISION, O LO QUE PUEDE PROVOCAR OPTAR SER MASON
Existen en la vida eventos o situaciones que generan cambios abruptos en el rumbo que esta toma, o en la manera en la que se darán los pasos para vivirla. Hay sucesos que hacen que en adelante se mire desde diferente perspectiva y que el abanico de posibilidades al momento de tomar una decisi6n sea distinto. Quizás se generen mas sonrisas, o quizás algunas menos. Toda una vida puede depender de un simple instante o de una sola decisión. Pero existen también aquellos eventos que inicialmente son insignificantes, a los que no se les presta atención porque aparentemente tienen poca repercusi6n. Muchas veces se subestiman o simplemente no se toman en cuenta pues como no tienen ningún efecto inmediato, aparentemente no causan ningún cambio importante en nuestra vida, más aun si es que dicho suceso es producto de la decisión de otra persona. Sin embargo, puede ser que con el transcurrir del tiempo, esas simples y hasta vanas decisiones tengan más consecuencias de la alguna vez imaginada.
Hace 12 años la rutina de mi padre cambio a raíz de una decisión que tomo. Después de una ceremonia de la que nunca tuve mayor detalle de como ni cuando fue, pero para la cual hubo afanosa preparación, el nos anuncio que empezaría a ir a reuniones todos los viernes por la noche. Inicialmente pensé que no lo haría. ¿Como seria posible que mi padre con lo ocupado que vivía - y que sigue viviendo- dejaría sus labores de lado a las 7 de la noche de todos los viernes para vestirse elegantemente y asistir a esas reuniones? Yo pensé que eso duraría solo unas semanas, y quizás el pensó algo similar.
Pasaron los días y no solo cambi6 su rutina, sino que además empezaron a llegar a casa y a frecuentar a la familia mucha gente nueva, a la que en cima yo debía llamar familiarmente tío o tía, además de empezar a relacionarme con muchos nuevos primos. De la misma y casi desconocida procedencia empecé a ver en el velador de mi papa libros con palabras incompletas, parecía que solo eran las raíces de las palabras seguidas de puntitos, y se empezaron a tratar a la hora del almuerzo nuevos temas, y había todo un vocabulario nuevo: Logia, masones, venerable, todo era fraternal, a Dios se le llamaba Gran Arquitecto, etc. Ahora había que ver las cosas distintas, pues una nueva filosofía era la elegida para vivir el día a día, y para pensar el futuro.
Siguió el tiempo su inevitable trayecto y atestiguo que efectivamente mi padre iba puntual y regularmente a cada una de esas reuniones de los viernes, de las que regresaba muy contento. Decía que aprendía mucho, y que tenía que estudiar para aprender más. Creo que el mismo no esperaba que esa "nueva actividad" en la que había involucrado resultara siendo parte tan importante y estructural de su vida en pasaron los años y no se en que momento exactamente, pues nunca percibí un punta de inflexión, pero ese hombre terco, quien ya tenia definidas canas empezó a cambiar un tanto su comportamiento. Calmo los arranques coléricos que a veces tenia, manejaba mejor sus momentos de Ira y aquella forma de reaccionar ante vicisitudes o agravios por parte de alguna persona. A sus hijas siempre supo consolarlas, guiarlas, aconsejarlas y corregirlas, dulcemente unas veces y no tanto otras. Pero ya no lo hacia de la misma manera, sino que lo hacia mejor, mas calmadamente, simplemente lo hacia mas bonito. Se percibía mayor tranquilidad en sus acciones y reacciones, más sabiduría para sus decisiones y más gentileza en su trato. Gritaba menos, reía más y respiraba unos segundos más antes de responderles a las personas cuando tenía una conversaci6n. Sus palabras, las que desde que recuerdo siempre me han conmovido y arrancado más de una lagrima por ser tan precisas y apaciguantes hasta en el peor de los momentos, se volvieron aun más exactas, más sabias.
Sé que hablo por toda mi familia cuando digo que los ánimos en casa eran diferentes, iba todo siendo más armónico, y esa armonía no sólo se percibía, sino que se proyectaba. Y es que mi padre, una de las cabezas de la familia ya no sólo era un hombre de unos cuarenta y tantos años, cuya carta de presentación puede dar diversas referencias sobre sus actividades, aptitudes, defectos y virtudes. Ahora ese hombre era también un masón.
Esa nueva parte de su vida, que es la Masonería, pasó a ser parte de la vida de todos. No sólo hubo cambios en la rutina y en la gente a la cual frecuentar, sino que se vivía diferente. Yo, que era en esos momentos sólo una niña notaba que cada día el ambiente en casa era más pacífico porque mi padre era una persona más pacífica, era una persona que escuchaba más y que tenía más respuestas a las preguntas. Costó algún tiempo, pero después de unos años sin duda se percibían los cambios y mejoras en la convivencia familiar.
Recuerdo que más de una vez en momentos dificultosos o situaciones en las que se tuvo que correr a buscar ayuda, alguno de los tíos acudía. También estaban los que llegaban desde otras ciudades, quienes a pesar de ser unos desconocidos daban efusivos abrazos y tenían un trato de verdadera familia. Y es que era eso: Una gran familia, una familia solidaria, siempre dispuesta a ayudarse unos a los otros.
Comprendí después de unos años porqué mi padre se inició como masón, y porqué su alta dedicación a la masonería, el porqué de su constancia y de sus ganas de aprender más sobre esta institución fraterna. No sólo es que haya ganado hermanos en los cuales apoyarse y a los cuales desprendidamente apoyar, sino que su vida era mejor, él era un hombre mejor y hacía de cada una de nosotras en casa, una persona mejor.
Una vez llegó a casa con una piedra deforme cualquiera y una pulida con exactitud en forma de cuadrado y dijo: "Así se entra a la Logia y así se llega a ser". Y fue ahí que entendí lo que realmente era la Masonería: Una forma de ser mejor.
Mi padre hace 12 años tomó la decisión y empezó a pulir su propia piedra dando inicio a un cambio que hizo que su vida, la de mi madre, la de mis hermanas, la de sus amigos, la de sus colaboradores y hasta la de los extraños con los que día a día tiene que tratar, así como la mía propia, sea diferente. Ese es para mí el más grande ejemplo de cómo existen esos simples momentos en la Vida que carecen de gran importancia en un inicio, pero que marcan la forma en que se viven cada uno de los días siguientes y por eso yo agradezco que él haya optado por ser masón y que le haya dedicado a ese rol de su vida tanta energía, porque sé que gran parte de lo que él es ahora y de lo que será dentro de otros 12 años, así como lo que proyecte hacia las Vida de los integrantes de su familia, para que sean lo que finalmente terminen siendo, se debe a la Masonería.
FUENTE: REVISTA ACACIA – Gran Logia Oriental del Perú.