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¿Es correcto asumir que G:.A:.D:.U:. y Dios son sinónimos?


Por Hugo Rubín

Frecuentemente leemos salutaciones entre masones en espacios profanos donde incluyen la fórmula GADU (desde aquí ya no incluiré la puntuación correspondiente) en frases de corte religioso, muchas veces en sentidos específicos de ciertos credos, como en Navidad o Pascua, además de otras conmemoraciones. Este fenómeno es frecuente en los países donde ciertas religiones predominan por sobre otras y, en general, donde las sociedades están culturalmente más entrelazadas con algunos cultos ancestrales que -según se observa fácilmente-, la propia visión masónica, visión tal vez nublada por el filtro de la fe teológica en el subconsciente.

En términos más sencillos: algunas personas necesitan aferrarse a la figura de un ser superior que reúne los requisitos sobrenaturales que los libros sagrados indican, por lo tanto, atribuyen a ese mismo Ente la figura de lo que en nuestra Orden se conoce como Gran Arquitecto del Universo.

A simple vista nada tendría de errado en cuant\o al trato entre francmasones, no obstante, si consideramos que se trata de una asociación a nivel universal, podríamos encontrarnos ante la paradoja de un masón procedente de una nación donde la religión predominante es animista o politeísta (como la hindú) que, ante nuestra aproximación monoteísta se sienta rechazado o no vea en nosotros la Tolerancia que se supone nos caracteriza; o por el contrario, algún devoto de una fe occidental podría sentir que el otro, siendo su hermano, es poco menos que un hereje.

En su diálogo socrático Timeo (360 A.C.), Platón hace relatar a su personaje que la creación del Universo responde a una causa y esa causa es un “demiurgo”, un benevolente artesano divino, pero no omnipotente. El gnosticismo se refiere a los “notzrim”, una secta judía helenizada de la Israel conquistada por Roma – que terminó volviéndose cristiana-, alrededor del año 30 de nuestra era, que sostenía que un Conocimiento de la Vida Personificado guiaba la vida terrenal diseñada por el Gran Arquitecto del Universo, todo bajo el influjo del Mänä Rabbä o Gran Espíritu.

Ya Santo Tomás de Aquino, siguiendo los pasos del filósofo judío Maimónides, en el siglo XIII hablaba de una Primera Causa de la creación, el GADU, a quien él consideraba Dios. Calvino en Institutos de la Religión Cristiana, de 1536, repetía constantemente el término Gran Arquitecto para referirse a lo que él llamaba el Dios cristiano. Los rosacruces hablan de un Ser Supremo que proviene de Lo Absoluto, a quien designan también con la denominación citada.

En la Tradición Hermética se habla de un dios interno, se dice que creamos nuestra propia realidad, somos cada uno el Arquitecto.

El recordado ministro calvinista escocés James Anderson, en su famosa obra Las Constituciones Masónicas (del nombre original The Constitutions of the Free-Masons) en 1723 plasmó el nombre y su abreviación. El “martinismo” derivado del rito creado por Jacques de Livron Joachim de la Tour de la Casa Martinez de Pasqually, y más adelante el Rito Escocés Rectificado, han utilizado la forma GADU también desde el siglo XVIII .

Lo que es indiscutible es que hubo una corriente masónica continental europea que, principalmente desde antes, durante y después de la Revolución Francesa, basa sus principios en un concepto alejado del teísmo tradicional inglés. Con el cisma de 1877 el Gran Oriente de Francia se alejó de la Gran Logia Unida de Inglaterra con el principal argumento de la exigencia para el ingreso a la Orden de personas que se declaren creyentes. Es un error frecuente creer que la rama francesa promueve el ateísmo, pues a lo único que apuntaba originalmente era a la libertad de conciencia, al laicismo. Más delante de allí surgieron otras derivaciones polémicas en el ámbito masónico, como el reemplazo de la Biblia por la Constitución, la posibilidad de discutir en logia cuestiones políticas o religiosas, la admisión de mujeres.

Aunque siempre hubo un ala dentro de la francmasonería que ha sostenido una postura abiertamente atea es importante recordar el argumento del francés André Roussell en uno de los momentos más candentes de ese momento de separación de los orientes británico y continental: “La masonería no es teísta, atea, ni siquiera positivista.

Es nada menos que una institución que afirma y aplica la solidaridad humana, es extraña a todo dogma religioso u orden religiosa. Su único principio es el respeto por la libertad de conciencia”.

Por eso debemos recordar que el GADU es un principio que nos debe unir y no separar, podemos ser solidarios, tolerantes, luchar contra la ignorancia y trabajar honestamente teniendo una mentalidad abierta, cada uno pondrá en su mente, en su corazón, el rostro,nombre o principio que ha diseñado la trama del mundo, todo es cuestión de Geometría

Revista FENIX del Paraguay

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