Por Ángel Jorge Clavero (*)
A la masonería hay temas que no la escandalizan, la llaman a la reflexión y la motorizan a trabajar. En las últimas semanas se instaló el tema de la pobreza.
A la masonería hay temas que no la escandalizan, la llaman a la reflexión y la motorizan a trabajar. En las últimas semanas se instaló el tema de la pobreza.
No queremos ingresar en la polémica sobre sus porcentajes. Nos rebela que exista aunque sea una sola persona indigente. Si bien todos hablaron de la pobreza, sacaron de la discusión un tema fundamental: la concentración económica y la distribución del ingreso. Temas caros para hablar de una sociedad justa y fraterna. Para erradicar la pobreza y disminuir la concentración económica hay varias soluciones que aplicar y que provienen de diferentes campos. Hay respuestas desde lo económico, lo social y lo educativo.
Sobre lo educativo, la masonería tiene una rica historia a favor de la educación laica, pública y gratuita como herramienta de equilibrio social, movilidad social, desarrollo económico e integración entre los hijos de católicos, judíos o musulmanes que eran pobres o ricos. Y esta fructífera historia tiene su mayor antecedente en la Ley 1420, de educación obligatoria, laica y pública. Cuando se sancionó, en 1884, el 80% de la población era analfabeta. Veinte años después, el 80% de la población sabía leer y escribir. Esta ley y la reforma universitaria del año 18, hicieron brillar a la Argentina en materia educativa y de movilidad social en el siglo pasado, en el concierto de las naciones de América latina. Cabe recordar y destacar que los que se opusieron a este avance fenomenal por la integración y contra la pobreza fueron los sectores religiosos reaccionarios.
En las últimas décadas, tanto gobiernos dictatoriales como políticas foráneas implementadas por gobiernos democráticos debilitaron la educación pública, aunque todavía conserva en parte el esplendor de herramienta de nivelación social.
Para recuperar ese terreno perdido y contribuir a erradicar la pobreza, la masonería trabaja para fortalecer y defender la enseñanza pública y gratuita para que todos aquellos que no tienen herencia económica sólida puedan prosperar a partir del conocimiento y el esfuerzo.
Sobre lo educativo, la masonería tiene una rica historia a favor de la educación laica, pública y gratuita como herramienta de equilibrio social, movilidad social, desarrollo económico e integración entre los hijos de católicos, judíos o musulmanes que eran pobres o ricos. Y esta fructífera historia tiene su mayor antecedente en la Ley 1420, de educación obligatoria, laica y pública. Cuando se sancionó, en 1884, el 80% de la población era analfabeta. Veinte años después, el 80% de la población sabía leer y escribir. Esta ley y la reforma universitaria del año 18, hicieron brillar a la Argentina en materia educativa y de movilidad social en el siglo pasado, en el concierto de las naciones de América latina. Cabe recordar y destacar que los que se opusieron a este avance fenomenal por la integración y contra la pobreza fueron los sectores religiosos reaccionarios.
En las últimas décadas, tanto gobiernos dictatoriales como políticas foráneas implementadas por gobiernos democráticos debilitaron la educación pública, aunque todavía conserva en parte el esplendor de herramienta de nivelación social.
Para recuperar ese terreno perdido y contribuir a erradicar la pobreza, la masonería trabaja para fortalecer y defender la enseñanza pública y gratuita para que todos aquellos que no tienen herencia económica sólida puedan prosperar a partir del conocimiento y el esfuerzo.
*Gran Maestre de la Gran Logia de Libres y Aceptados Masones de la Argentina.
(Editorial de la ultima Revista Simbolo del Muy Respetable Gran Maestre, Angel Jorge Clavero, en su edición del dia Sábado, pueden verla en su versión web en el siguiente link: PERFIL.com)