Interesante artículo sobre las cualidades que debe tener todo Masón.
Por: R:.H:. Juan Calmet Podestá
La Masonería no es una cosa material, es una ciencia del alma; no es un credo o una doctrina, sino una expresión de sabiduría universal. La posterior acción conjunta de los gremios medievales o, inclusive, la construcción del Templo de Salomón, al parecer tiene poco que ver con el verdadero origen de la Francmasonería, puesto que ella no depende de las personalidades. En su más alto sentido no es ni historia ni arqueología, sino un trascendente lenguaje simbólico que perpetúa bajo ciertos signos concretos, los sagrados misterios de los antiguos.
Sólo aquéllos que ven en ellos un estudio cósmico, el trabajo de una vida, una inspiración divina para pensar, sentir y vivir mejor, con el propósito de obtener la luz espiritual y considerar la vida diaria como un medio para lograrlo, han conseguido apenas una superficial visión interna de los verdaderos misterios de los antiguos ritos. El que emprenda el estudio de la Francmasonería sin darse cuenta de la profundidad, la belleza y el poderío espiritual de su filosofía, no podrá sacar jamás nada permanente como fruto de su estudio.
El H:. iniciado debe comprobar que sus llamados símbolos y rituales, son meras fórmulas elaboradas por la sabiduría a fin de perpetuar ideas incomprensibles para el hombre medio. También se da cuenta de que sólo algunos Francmasones saben o aprecian el místico significado que se encierra en los rituales.
La verdadera Francmasonería es esotérica, no es una cosa de este mundo concreto. Todo cuanto aquí tenemos es solo un vínculo, medio de manifestación, introducción a través de la cual puede el H:. atravesar el velo hacia lo desconocido.
El verdadero Francmasón se da cuenta de que el trabajo que en el mundo realizan las Escuelas de Misterios es de índole más bien inclusiva que exclusiva, y que la única logia suficientemente amplia para expresar sus ideales es aquella cuya cúpula son los cielos, cuyas columnas los límites de la creación, cuyo cuadriculado piso se halla compuesto por las entrecruzadas corrientes de las emociones humanas y cuyo altar reside en el humano corazón. Debe comprender que el solo hecho de ser miembro de una logia, no basta para mejorarlo en todo aspecto.
Debe comprender que su deber consiste en meditar, construir y desarrollar las transcendentales enseñanzas en su propio ser: Que nada, salvo su propio ser purificado, puede abrirle las puertas de los impenetrables arcanos de la conciencia humana, y que sus ritos masónicos deben ser eternamente especulativos hasta que los haga operantes, viviendo la vida del verdadero Francmasón.
La Orden Masónica no es una mera organización social, sino que está compuesta por todos cuantos se han comprometido ante sí mismo y ante sus HH:., a aprender y a practicar juntos los principios del verdadero misticismo que la masonería a recogido de los antiguos ritos.
Hay tres grandes pasos en la evolución del ser humano, antes de que alcance a terminar la morada de su vida material. Dichos pasos han sido llamados, juventud madurez y ancianidad o, como diría un francmasón: tiempos de Aprendiz, de Compañero y de Maestro Masón. El Francmasón debe darse cuenta que la verdadera iniciación es un rito espiritual y no material, y que su iniciación en el templo vivo de la jerarquía espiritual que regula la Francmasonería puede no ocurrir sino hasta años después de que él tome su grado material.
Acción, debe ser la palabra de orden del Aspirante a Masón de una logia. Todo adelanto es el resultado de su ejercicio y su aplicación para aumentar su salario. Para el Aprendiz, el compás se encuentra bajo la escuadra: para él, las razones que se manifiestan por medio del corazón y de la mente, los dos polos de expresión, se hallan obscurecidas y ocultas bajo la escuadra que sirve para medir la densidad de la materia. Aunque él no conoce el porqué, su trabajo consiste en seguir las directivas de aquéllos de mayor sabiduría que la suya; pero, como resultado de la aplicación de energía, por medio de acciones y reacciones, lentamente construye y desenvuelve los poderes de discriminación y el vigor de carácter que caracteriza el grado siguiente.
Para un Aprendiz, la clave de su éxito es el servicio. El no puede preguntar el porqué; él no sabe el cómo. Su obligación es hacer, actuar, expresarse a sí mismo de alguna manera, constructivamente si es posible, pero aun infructuosamente y hasta en forma negativa si es preciso, todo antes que no hacer nada. Es esencial que el H:. estudie y medite sobre temas de su grado, para que tenga una idea general de la Orden.
El Aspirante a Masón debe crecer físico, mental y moralmente, mediante la práctica de las virtudes sociales y morales. Debe buscar el desarrollo de cualidades de modestia; debe tratar de abolir todas las desigualdades que son necesarios para el trabajo armónico; debe trabajar en la búsqueda del equilibrio físico y mental que son las características de la condición del Francmasón. Cuando alcance los conocimientos básicos de estos principios en el más alto plano dentro de su propio ser, podrá aspirar alcanzar, espiritualmente por medio de las cualidades de su propio carácter, los rayos vitalizadores de otro grado. Cuando alcance este punto, puede espiritualmente aspirar ser miembro de un grado más alto, puesto que de hecho solamente entonces lo será.
Por: R:.H:. Juan Calmet Podestá
La Masonería no es una cosa material, es una ciencia del alma; no es un credo o una doctrina, sino una expresión de sabiduría universal. La posterior acción conjunta de los gremios medievales o, inclusive, la construcción del Templo de Salomón, al parecer tiene poco que ver con el verdadero origen de la Francmasonería, puesto que ella no depende de las personalidades. En su más alto sentido no es ni historia ni arqueología, sino un trascendente lenguaje simbólico que perpetúa bajo ciertos signos concretos, los sagrados misterios de los antiguos.
Sólo aquéllos que ven en ellos un estudio cósmico, el trabajo de una vida, una inspiración divina para pensar, sentir y vivir mejor, con el propósito de obtener la luz espiritual y considerar la vida diaria como un medio para lograrlo, han conseguido apenas una superficial visión interna de los verdaderos misterios de los antiguos ritos. El que emprenda el estudio de la Francmasonería sin darse cuenta de la profundidad, la belleza y el poderío espiritual de su filosofía, no podrá sacar jamás nada permanente como fruto de su estudio.
El H:. iniciado debe comprobar que sus llamados símbolos y rituales, son meras fórmulas elaboradas por la sabiduría a fin de perpetuar ideas incomprensibles para el hombre medio. También se da cuenta de que sólo algunos Francmasones saben o aprecian el místico significado que se encierra en los rituales.
La verdadera Francmasonería es esotérica, no es una cosa de este mundo concreto. Todo cuanto aquí tenemos es solo un vínculo, medio de manifestación, introducción a través de la cual puede el H:. atravesar el velo hacia lo desconocido.
El verdadero Francmasón se da cuenta de que el trabajo que en el mundo realizan las Escuelas de Misterios es de índole más bien inclusiva que exclusiva, y que la única logia suficientemente amplia para expresar sus ideales es aquella cuya cúpula son los cielos, cuyas columnas los límites de la creación, cuyo cuadriculado piso se halla compuesto por las entrecruzadas corrientes de las emociones humanas y cuyo altar reside en el humano corazón. Debe comprender que el solo hecho de ser miembro de una logia, no basta para mejorarlo en todo aspecto.
Debe comprender que su deber consiste en meditar, construir y desarrollar las transcendentales enseñanzas en su propio ser: Que nada, salvo su propio ser purificado, puede abrirle las puertas de los impenetrables arcanos de la conciencia humana, y que sus ritos masónicos deben ser eternamente especulativos hasta que los haga operantes, viviendo la vida del verdadero Francmasón.
La Orden Masónica no es una mera organización social, sino que está compuesta por todos cuantos se han comprometido ante sí mismo y ante sus HH:., a aprender y a practicar juntos los principios del verdadero misticismo que la masonería a recogido de los antiguos ritos.
Hay tres grandes pasos en la evolución del ser humano, antes de que alcance a terminar la morada de su vida material. Dichos pasos han sido llamados, juventud madurez y ancianidad o, como diría un francmasón: tiempos de Aprendiz, de Compañero y de Maestro Masón. El Francmasón debe darse cuenta que la verdadera iniciación es un rito espiritual y no material, y que su iniciación en el templo vivo de la jerarquía espiritual que regula la Francmasonería puede no ocurrir sino hasta años después de que él tome su grado material.
Acción, debe ser la palabra de orden del Aspirante a Masón de una logia. Todo adelanto es el resultado de su ejercicio y su aplicación para aumentar su salario. Para el Aprendiz, el compás se encuentra bajo la escuadra: para él, las razones que se manifiestan por medio del corazón y de la mente, los dos polos de expresión, se hallan obscurecidas y ocultas bajo la escuadra que sirve para medir la densidad de la materia. Aunque él no conoce el porqué, su trabajo consiste en seguir las directivas de aquéllos de mayor sabiduría que la suya; pero, como resultado de la aplicación de energía, por medio de acciones y reacciones, lentamente construye y desenvuelve los poderes de discriminación y el vigor de carácter que caracteriza el grado siguiente.
Para un Aprendiz, la clave de su éxito es el servicio. El no puede preguntar el porqué; él no sabe el cómo. Su obligación es hacer, actuar, expresarse a sí mismo de alguna manera, constructivamente si es posible, pero aun infructuosamente y hasta en forma negativa si es preciso, todo antes que no hacer nada. Es esencial que el H:. estudie y medite sobre temas de su grado, para que tenga una idea general de la Orden.
El Aspirante a Masón debe crecer físico, mental y moralmente, mediante la práctica de las virtudes sociales y morales. Debe buscar el desarrollo de cualidades de modestia; debe tratar de abolir todas las desigualdades que son necesarios para el trabajo armónico; debe trabajar en la búsqueda del equilibrio físico y mental que son las características de la condición del Francmasón. Cuando alcance los conocimientos básicos de estos principios en el más alto plano dentro de su propio ser, podrá aspirar alcanzar, espiritualmente por medio de las cualidades de su propio carácter, los rayos vitalizadores de otro grado. Cuando alcance este punto, puede espiritualmente aspirar ser miembro de un grado más alto, puesto que de hecho solamente entonces lo será.