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LA INMORTALIDAD DEL ALMA EN EL GRADO DE AP:.

Por el Q:.H:. Pedro Moreno Sarmiento.
R:.L:.S:. “Trabajo y Honradez” Nº 17
Oriente del Peruano

La Gran Tradición Iniciática de la Humanidad, primordial y perenne, que aparece desde la protohistoria, concibe al Hombre como una unidad ternaria compuesta de cuerpo, alma y espíritu. El cuerpo es perecedero y sus elementos constitutivos deben cumplir el ciclo de vida y muerte. El alma es inmortal y manifiesta una imperiosa necesidad de evolucionar hacia un estado de perfección que posibilite su reintegro al origen, al Padre, impulsada por el espíritu. Hablaremos De la parte material o corporal. Funciones propias del cuerpo: todos los movimientos que hacemos sin que la voluntad contribuya ( como a menudo sucede cuando respiramos, andamos, comemos etc.). Cuando hacemos todas las acciones que son comunes con los animales. Solo dependen de la conformación de nuestros miembros y del espíritu. De la misma forma que el movimiento de un reloj es producido únicamente por la fuerza de su resorte y la forma de sus ruedas. Las funciones propias del cuerpo no dependen por tanto de ningún principio externo de animación, sino de su propia fuerza, su propia forma. Nuestro cuerpo puede moverse sin la presencia de alma alguna. Son solo maquinas que al haber estado hechas por Dios, poseen unos movimientos más perfectos que las maquinas inventadas por los hombres. El cuerpo funciona de un modo mecánico y el alma es algo pensante independiente del cuerpo.

La muerte es el fin de la vida, pero el nacimiento de algo grandioso. Morir no es otra cosa que cambiar de residencia y el alma inmortal es el milagro más grande de la creación. El simbolismo de la Masonería tiene por centro verdades referentes a Dios y a la inmortalidad del alma. Al G:.A:.D:.U:. , no es posible considerarlo separado de la materia o mundo de las formas, que es su cuerpo de manifestación. Por lo tanto, se configura así un par de opuestos. El primero, entre otras cosas, es infinito y eterno, el otro es limitado y temporal. Sin un cuerpo no podemos experimentar la realidad material. Muchas veces buscamos solamente complacer nuestros sentidos, nuestros deseos y pasiones. La materia no es un fin en sí mismo. Pero es hipócrita decir que hay que despojarse de todo lo material. La creación es abundancia. Es para todos. Hay suficiente para todos si se administra bien. Es correcto disfrutar de los placeres materiales ya que son regalos, bendiciones de la providencia. Por ejemplo el sexo .Distinto es vivir por los placeres permitiendo que sean el objetivo de la vida. Vivir es una misión del hombre, vivir es acumular experiencias, vivencias, esto es adquirir sabiduría. Ambas existencias se conocen comúnmente como espíritu y materia.

En cuanto al espíritu este se manifiesta temporariamente por medio de su equipo de carne, nervios y huesos, que es su instrumento de trabajo en el aprendizaje concienzal en el ambiente del planeta. Jamás el espíritu humano se desvincula de la conciencia cósmica que lo origino y le garantiza su existencia.

De qué forma el espíritu se encarna en la materia ? El espermatozoide en su recorrido instintivo en dirección al ovario es un detonador psíquico, especie de eslabón o conmutador automático; que funciona ligando al mundo astral con lo físico, es decir al espíritu con la materia. Esto se encuentra simbolizado en la escala de Jacob, que une el cielo y la tierra. El ADN también en su constitución es como una escalera de caracol.

El espíritu, en verdad se encarna, no nace, no crece, no envejece y no muere con respecto a la carne. Es una centella cósmica de la llama creadora, que es el GADU; por lo tanto no renace ni es destruido. El espíritu desciende al mundo carnal para desenvolver la conciencia y tener noción de sí mismo, pasando a existir como entidad emancipada, pero subordinada a las leyes del creador, pues, aunque sea un espíritu eterno y disponga de su libre albedrío, jamás se aísla del todo.

En cuanto al alma, es esa cosa que nos pregunta si ella existe.Dios es uno y trino. El es el padre, el hijo y el espíritu santo. El hombre como imagen y semejanza de Dios, es materia, alma y espíritu. No hay un Dios para el espíritu, otro para el alma y otro para el cuerpo. Es un solo Dios para los tres. Si la masonería es un organismo viviente, tres la hacen una: el VM y los VV. Todo esto está representado en nuestro taller es solo cuestión de interpretarla, la columna de la izquierda representa la materia y la de la derecha el espíritu; falta el alma. ¿Por dónde ingresa el que se inicia? Ingresa entre las dos columnas y ¿a qué viene? a pulirse, a ser mejor. El alma en consecuencia está representada por el masón que ingresa entre el espíritu y la materia y que está en constante perfeccionamiento.

El alma para entrar al cuerpo, se contrae, ejemplo: si quisiéramos llevar un globo aerostático dentro de un carro, no podríamos si estuviera inflado. Desinflado sigue siendo el mismo y se transportaría mejor.

De la relación entre espíritu y materia surge el alma, existencia siempre en formación, como síntesis de ambos opuestos y cualidad que distingue a un ser de otro. Nadie esconderá un objeto precioso de valor dentro de un recipiente costoso, sino que muchas veces se ha guardado algo con valor incontable en un recipiente que valía una miseria. Así es con el alma, algo precioso ha llegado a estar en un cuerpo humilde. El cuerpo es el útero del alma.

El alma es como un hombre que va dentro de un carro blindado sin ventanas a una velocidad constante. No ve por donde va pero cuando choca corrige su camino.

Todo en el universo se encuentra en movimiento. Debido a este movimiento, los planetas al girar sobre un núcleo son de forma esférica. No hay planetas en forma de cubo. Por eso si el alma tuviera forma, esta sería esférica.

Qué hay del circulo limitado por dos grandes paralelas, no será que una representa la materia, otra el espíritu y el circulo representa el alma?

Siendo cuerpo y alma autónomos y pudiendo subsistir ambos de una manera autónoma, están unidos en el compuesto que es el hombre, y se da un paralelismo entre lo que sucede entre ellos. Están juntos y se comunican.

La inmortalidad es el fundamento de todo el sistema masónico y lo que da sentido al mismo; Como todos los demás límites, no se funda en una mera creencia. La continuidad es una realidad indiscutible en el universo. Nada pasa sin dejar huella.

Los textos del antiguo Egipto repiten incansablemente que debemos escapar a la segunda muerte, la del alma; para lograrlo es indispensable acceder a los misterios que se celebran en el secreto de los Templos. No hay nada en la Masonería que se refiera a un paraíso o a un infierno en el más allá. La inmortalidad en que se funda la Masonería lejos de ser un escapismo, como piensan algunos, es la realidad suprema. No se basa, por tanto, en una creencia sino en un hecho natural y comprobable. La masonería y sus principios hace que la vida se haga digna de ser vivida.

Para la Masonería es soberana la ley sagrada de causa y efecto y la evolución bajo esta ley para llegar a esa perfección que está simbolizada por el paso del hombre de la piedra bruta a la piedra pulida; realización ésta que le es imposible lograr en el lapso de una vida, por lo que se hace indispensable una continuidad de mayor envergadura.

Es evidente que si no existiera esta continuidad de vida que llamamos inmortalidad, no podría existir la evolución en conciencia, ni tendría tampoco sentido. Tampoco sería posible, en otro plano, el de la evolución biológica, si no existiera la preservación de la especie y el fenómeno de la herencia. La ley de causa y efecto y el proceso evolutivo aseguran la continuidad.

Debido a esta continuidad, que no se puede separar en segmentos, y que se observa en todo lo creado, es indispensable que exista una continuidad entre una manifestación de esta vida y la otra. La vida no comienza con el nacimiento ni termina con la muerte. Comienza y termina una manifestación de vida, pero no la vida en manifestación. La muerte misma es una simple manifestación de una etapa de la vida. Mientras tengamos miedo a la muerte, no podremos vivir una buena vida. La espiritualidad no es una escapatoria de la realidad.

Negar la inmortalidad es negar nuestros símbolos. Los masones debemos tener la convicción de que la muerte física no puede detenernos. El alquimista dice: cuando me levanto de la muerte, mato a la muerte que me mata. Para cumplir con los ciclos evolutivos es necesario, que muera el “viejo hombre” para que nazca el nuevo. Este es el mensaje sublime que nos transmite toda la naturaleza, al igual que la Masonería a través de su simbolismo.

El ave Fénix es el emblema de inmortalidad y resurrección. Ave fabulosa. Entre los egipcios era el emblema del alma. Se decía que vivía cerca de seiscientos años y entonces formaba una pira de resinas aromáticas y de especias, la encendía con el batir de sus alas y en ella se consumía; y que resurgía de sus cenizas vigorizada y rejuvenecida. Pero creo que debería ser cambiada por una medusa originaria de los mares del Caribe llamada Turritopsis Nutricola con un ciclo de vida en que se revierte a pólipo después de llegar a su madurez sexual. Es capaz de realizarlo a través de un proceso celular de transdiferenciació n. Teóricamente este ciclo puede repetirse indefinidamente, presentándose como biológicamente inmortal.

Lo real es que la masonería es una opción frente a las religiones, es una doctrina de salvación sin Dioses. Capas de liberar al hombre de los miedos que lo acosan. Enseña al hombre a superar los miedos que le impiden vivir bien, vivir mejor, más libre, despojado de temores. La masonería busca el bien común.

Podría retirarme de esta vida sin ceremonias y si todo terminara con la tumba, nada en la Masonería tendría sentido.

Concluyo diciendo que soy un humilde mortal que cree en un ser superior y que su alma seguirá en un lugar sin espacio ni tiempo. El alma no usa reloj.

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