Por Gustavo Pardo Valdés
LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) - La Masonería Moderna, surge en 1717 en Inglaterra. Rápidamente se extiende por Europa, y llega a las colonias inglesas de Norteamérica, por Massachusetts, en 1733.
La institución masónica traía consigo nuevos conceptos sobre los derechos de los individuos; aportando un nuevo elemento: la tolerancia. No es sorprendente que numerosos masones fuesen protagonistas de los acontecimientos que llevaron a la fundación de los Estados Unidos de América.
Varios firmantes, de la Declaración de Independencia, pertenecieron a la Orden Fraternal, como por ejemplo, Benjamín Franklin, Elbridge Ferry, William Hooper, Matthew Thornton, entre otros.
De la misma forma, de los 55 delegados que firmaron la Constitución de los Estados Unidos, en la Convención de Filadelfia de 1787, veinte de ellos fueron masones o se hicieron miembros de la Orden, después de su firma.
En los acontecimientos que marcan el inicio de la vida como nación de los Estados Unidos de América y de Cuba, se produce una convergencia, relacionada con la participación que en ellos tuvieron miembros de la Masonería.
La lucha por la independencia de Cuba, iniciada en 1868, fue organizada y dirigida por masones. Su primer Presidente en Armas fue Carlos Manuel de Céspedes, Venerable Maestro de la Logia Buena Fe, de Manzanillo. La Asamblea Constituyente de Guáimaro, reunida en abril de 1869, se desenvolvió bajo los principios masónicos de Libertad, Igualdad, Fraternidad, Laicismo y Democracia, sobre los cuales se asentó la nacionalidad que pugnaba por emerger.
De los quince asambleístas, trece pertenecían a la Masonería, procedentes fundamentalmente de las logias Tinima, de Camagüey; Estrella Tropical, de Bayamo, y Buena Fe, de Manzanillo; por lo que se puede afirmar que en una gran medida fueron los principios doctrinales de esta Institución, los que produjeron los acuerdos derivados de dicha Constituyente.
Ambas naciones surgieron basadas en los sólidos principios que sustentaba una institución progresista y liberal, en cuyos fundamentos estaba propiciar que sus ciudadanos trabajasen en la búsqueda de su propia felicidad.
Pese a la crisis económica que actualmente conmueve al planeta, la nación norteamericana sostiene su liderazgo socio-político-económico, basado en la fidelidad que sus gobernantes y sus ciudadanos han guardado a los propósitos iniciales de los Padres Fundadores; en tanto que Cuba, precisamente por hacer sus dirigentes todo lo contrario, apenas es un vestigio de lo que iba en camino de ser.
LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) - La Masonería Moderna, surge en 1717 en Inglaterra. Rápidamente se extiende por Europa, y llega a las colonias inglesas de Norteamérica, por Massachusetts, en 1733.
La institución masónica traía consigo nuevos conceptos sobre los derechos de los individuos; aportando un nuevo elemento: la tolerancia. No es sorprendente que numerosos masones fuesen protagonistas de los acontecimientos que llevaron a la fundación de los Estados Unidos de América.
Varios firmantes, de la Declaración de Independencia, pertenecieron a la Orden Fraternal, como por ejemplo, Benjamín Franklin, Elbridge Ferry, William Hooper, Matthew Thornton, entre otros.
De la misma forma, de los 55 delegados que firmaron la Constitución de los Estados Unidos, en la Convención de Filadelfia de 1787, veinte de ellos fueron masones o se hicieron miembros de la Orden, después de su firma.
En los acontecimientos que marcan el inicio de la vida como nación de los Estados Unidos de América y de Cuba, se produce una convergencia, relacionada con la participación que en ellos tuvieron miembros de la Masonería.
La lucha por la independencia de Cuba, iniciada en 1868, fue organizada y dirigida por masones. Su primer Presidente en Armas fue Carlos Manuel de Céspedes, Venerable Maestro de la Logia Buena Fe, de Manzanillo. La Asamblea Constituyente de Guáimaro, reunida en abril de 1869, se desenvolvió bajo los principios masónicos de Libertad, Igualdad, Fraternidad, Laicismo y Democracia, sobre los cuales se asentó la nacionalidad que pugnaba por emerger.
De los quince asambleístas, trece pertenecían a la Masonería, procedentes fundamentalmente de las logias Tinima, de Camagüey; Estrella Tropical, de Bayamo, y Buena Fe, de Manzanillo; por lo que se puede afirmar que en una gran medida fueron los principios doctrinales de esta Institución, los que produjeron los acuerdos derivados de dicha Constituyente.
Ambas naciones surgieron basadas en los sólidos principios que sustentaba una institución progresista y liberal, en cuyos fundamentos estaba propiciar que sus ciudadanos trabajasen en la búsqueda de su propia felicidad.
Pese a la crisis económica que actualmente conmueve al planeta, la nación norteamericana sostiene su liderazgo socio-político-económico, basado en la fidelidad que sus gobernantes y sus ciudadanos han guardado a los propósitos iniciales de los Padres Fundadores; en tanto que Cuba, precisamente por hacer sus dirigentes todo lo contrario, apenas es un vestigio de lo que iba en camino de ser.